miércoles, 5 de noviembre de 2008

Reseña: La plaga

La plaga.

Jeff Carlson.

Reseña de: Santiago Gª Soláns.

Minotauro. Barcelona, 2008. Título original: Plague Year. Traducción: Ana Guelbenzu. 319 páginas.

Hubo un tiempo, cuando su destino lo regía las manos de Francisco Porrua, en que la “marca” Minotauro era sinónimo de mimo, de apuestas arriesgadas, de autores quizá minoritarios (siempre bajo el paraguas de las “firmas” emblema de la editorial como LeGuin, Tolkien o Bradbury) pero con algo interesante y, normalmente, transgresor que ofrecer. En la actualidad, Minotauro lleva camino de perder a marchas forzadas todo el crédito acumulado de aquellos años “gloriosos” (con honrosas excepciones, casi siempre asociadas a autores hispanos) apostando en sus novedades por libros mucho más digamos supuestamente “comerciales”. Y eso no tiene porque ser algo malo per se, ni La plaga es una mala novela en si misma, sino simplemente algo floja para todo lo que promete.

Amparada bajo una apabullante campaña publicitaria (con sorteo de viaje a Aspen incluido), se ha rodeado a la novela de una aura de best seller de contenido de tecno-thriller en un futuro cercano donde la arrogancia y la estupidez humana causa un desastre de proporciones planetarias. Y parece ser que la jugada le ha salido bien a la editorial y que el éxito de ventas le están acompañando. Sin embargo, ni Carlson tiene la agilidad estilística (entre otras muchas cosas) de los habituales autores de best sellers, ni la trama de investigación nanotecnológica termina por tener un pulso o intensidad que impliquen al lector avezado en lo narrado. Termina La plaga siendo así un relato más post catastrofista con el seguimiento de los sufrimientos y padecimientos de los supervivientes.

Más allá de lo que anticipa la sinopsis de contraportada (y que como es demasiado habitual en este sello adelanta datos y hechos que el lector debería descubrir mediante su lectura bien entrado en la narración, robándole así una buena parte de la satisfacción del descubrimiento y resolución del misterio sobre el origen y causas de la plaga), la novela comienza con un heterogéneo grupo de personas que sobrevive en lo alto de una montaña californiana, y es que pronto se descubrirá que la misteriosa plaga nanotecnológica que ha asolado la Tierra no tiene efecto más allá de los 3000 metros de altura. De improviso, el grupo recibirá la visita de un superviviente de una montaña vecina, que se ha jugado la vida para hacerles una importante proposición. Esta visita, a la par que da al lector idea de la existencia de la plaga de origen desconocido que ha acabado con el grueso de la población del planeta, pondrá en marcha una serie de sucesos que provocarán la desmembración del grupo original y el inicio de un desgraciado periplo para alguno de ellos.

Es aquí donde el lector conocerá a dos de los principales actores de este drama. Por un lado aparece Cam Najarro, personaje aparentemente destinado a causar la empatía del espectador con sus crisis de conciencia, sus dudas existenciales y sus contradictorias reacciones (a veces rozando lo abiertamente absurdo) ante lo que les va sucediendo. A su lado surge la figura de Albert Sawyer, también lleno de contradicciones, violencia encubierta y un secreto que parece atormentarle e impulsarle a partes iguales; superviviente nato, no tiene dudas ni remordimientos por hacer lo necesario para seguir viviendo un día más.

Un poco más adelante del libro, en paralelo y confluencia con esta trama, el lector asiste a la historia de los habitantes de la Estación Espacial Internacional, en especial a la de la doctora Ruth Goldman, autoridad mundial sobre nanotecnología, persona un tanto maniática y “rarita”, enviada al espacio para preservar su vida al tiempo que busca una cura para la plaga y que cual vedette vanidosa tan sólo sueña con poder volver a pisar la Tierra donde cree que sus esfuerzos se verán mejor recompensados.

En torno a estos dos grupos se construye una historia de aventuras, con ciertos toques (muy leves) de gore (la referencia al canibalismo, supongo que enfocada a epatar ya de inicio al lector, se encuentra en la primera línea del libro), con un marcado carácter militarista, con una mínima reflexión sobre el abuso del poder y de los que hacen mal uso de él y están dispuestos a aferrarse al sillón a cualquier precio, dispuestos a sacrificar al resto de la humanidad incluso en las situaciones más dramáticas, y de aquellos otros cuyo altruismo sin embargo los lleva a arriesgar su propia vida por el bien común. Sin embargo la escasa caracterización sicológica de los personajes protagonistas y secundarios hacen que cualquier reflexión quede muy mermada.

Es de agradecer, sin embargo, que aunque el grueso de la narración se centre en personajes y territorio estadounidense, Carlson se acuerde de que existe todo un mundo fuera de sus fronteras y las continuas referencias a la situación de los supervivientes de otras naciones (Europa, China, Rusia, La India…) creen una visión más global y mucho más interesante que si se hubiera circunscrito tan solo a los EE.UU. Esta circunstancia le sirve, además, para dar sentido a ciertas actuaciones ciertamente reprobables que llevan a cabo algunos de los secundarios y que dan algo de vidilla a la narración.

La plaga, pues, no es un mal libro, dentro de sus características. Ofrece una historia de acción, un pequeño misterio a resolver en el origen de la plaga (menos para los que se hayan leído con anticipación la sinopsis) y una búsqueda un tanto desesperada de una cura para la infección, búsqueda no exenta de persecuciones, enfrentamientos, tiros y explosiones. Sin embargo, el estilo fragmentario, atropellado a veces, con continuos acelerones y bruscos frenazos en la trama, no invita precisamente a su disfrute. Mención especial aparte merece la desastrosa inclusión al inicio del volumen de dos mapas que con sus “anotaciones” no hacen sino anticipar (chafar más bien) algunas de las escasas sorpresas que el lector debiera descubrir conforme avanza la historia sin tener conocimiento de antemano. Dos mapas que en realidad no aportan nada al disfrute de la novela, pero que si era obligatorio haberlos incluido al menos se podrían haber colocado al final del libro, donde la consulta hubiera sido más voluntaria que encontrándoselos de sopetón nada más abrirlo.

No le doy a La plaga un suspenso en absoluto, incluso me atrevo a calificarlo con un aprobado alto por ciertos detalles relacionados con el desarrollo de la nanotecnología, perfecta e interesantemente desarrollada (al menos para un lego como yo mismo), y el escenario que su contagio provoca y que, no obstante, sin duda daba para más (y supongo que es lo que podremos ver en las posteriores entregas, de las que ya está anunciada la tercera, sino me equivoco), pero tampoco es un libro que me vaya a apresurar a recomendar a los amigos. Que cada cual saque sus propias conclusiones…

2 comentarios:

Vic dijo...

Pues mira tú por donde me lo has aclarado todo, tenía pensado pillarme el libro, pero viendo que no te ha gustado... y es que tanta publicidad te puede hacer caer alguna vez, pero después ya te lo piensas mucho. Me reservaré para otros libros.

Santiago dijo...

Como ya digo, no es mal libro del todo. Decepconante sí, seguramente porque deja la sensación de que daba para mucho más.
Por eso mismo, creo que yo picaré y me compraré el segundo; a ver si la cosa remonta.
Pero, desde luego, si tienes otras lecturas pendientes...
;-b