martes, 30 de junio de 2009

Eventos: AsturCon 2009


Durante el fin de semana del 11 y 12 de julio tendrá lugar la AsturCon, que este año está dedicada a la piratería.







miércoles, 24 de junio de 2009

Reseña: El Pozo de la Ascensión

El Pozo de la Ascensión.
Nacidos de la Bruma 2.

Brandon Sanderson.

Reseña de: Santiago Gª Soláns.

Ediciones B. Col. Nova. Barcelona, 2009. Título original: The Well of Ascension: Book Two of Mistborn . Traducción: Rafael Marín Trechera. 790 páginas.

El Pozo de la Ascensión, volumen segundo de la trilogía Nacidos de la Bruma, bebe directamente de los sucesos acaecidos en El Imperio Final, así que si el lector de estas líneas todavía no ha disfrutado de esa primera entrega le recomiendo no seguir leyendo esta reseña ya que sin duda es imposible hablar del que nos ocupa sin desvelar importantísimos detalles que destripan parte del argumento y las sorpresas de aquel. Advertido queda quien continúe adelante.

Ha pasado un año desde los acontecimientos que llevaron al derrocamiento del Lord Legislador y Elend Venture, con el apoyo de Vin y el resto de la Banda de Kelsier, se ha convertido en rey de la ciudad de Luthadel y ha empezado a aplicar sus peculiares ideas sobre el ejercicio del poder (igualdad y justicia para todos los súbditos) sacadas de sus muchas lecturas. Pero las cosas no son en absoluto sencillas. La guerra ha estallado por todos los territorios del Imperio Final, dos ejércitos se apresuran a sitiar Luthadel buscando el ansiado atium del antiguo tirano, los nobles complotan para poder mantener su particular parcela de poder, los antiguos esclavos skaa comienzan a cuestionarse su estatus y en remotas partes del extinto Imperio las nieblas no terminan de desaparecer al terminar la noche y, lo más terrible, aparentemente han empezado a matar personas. En este oscuro contexto, Elend y Vin mantienen una extraña relación sentimental, donde ambos, cada uno a su manera, llenos de dudas se cuestionan los sentimientos del otro y los suyos propios; y el ferruquimista Sazed hará un sorprendente descubrimiento que podría cambiar todo lo que piensan saber sobre el Lord Legislador, lo sucedido en el Pozo de la Ascensión hace ya 1000 años y la identidad y el sentido de la profecía del llamado Héroe de las Eras.

El Pozo de la Ascensión comienza de forma lenta, excesivamente lenta, dando mucha predominancia a las cuestiones y discusiones políticas, al romance Vin – Elend y a la investigaciones de Sazed (que por muy interesantes no dejan de ser un personaje rebuscando entre viejos legajos). Las incursiones de vigilancia nocturna de Vin por los tejados y callejones de Luthadel podrían animar la narración, si los enfrentamientos alománticos no se antojasen algo ya leído con anterioridad, por muy espectaculares que los describa el autor. Además, el gran protagonismo adquirido por Elend, en detrimento de otros secundarios de la Banda que apenas tienen importancia en este volumen, tampoco ayuda, dado la alarmante falta de carisma del personaje sobre todo cuando lo comparamos con el fallecido Kelsier, de quien aparentemente ha heredado el liderazgo de sus seguidores y su gente. La narración avanza despacio, no exenta de interés en absoluto, pero sí es cierto que se hubiera agradecido algo más de emoción. Se dedica entonces Sanderson a explorar los papeles que desempeñan las creencias, profecías o leyendas en la creación y el destino de los reinos, de cómo las personas que adquieren el poder político en tiempos de crisis pueden ver modificadas sus intenciones, incluso convirtiéndose en malvados, por la fuerza de las circunstancias adversas o por las decisiones que deben tomar obligados por la simple y dura realidad del día a día. De cómo, en definitiva, los ideales deben adaptarse al contexto en que deben ser aplicados.

De ese modo surgirá la duda sobre si el propio Lord Legislador no fue en verdad un héroe que venció a las brumas, rechazó a la Profundidad y se convirtió en un tirano para salvar al Imperio Final de males mayores. Juega así el autor con la propia idea del «héroe», aunque en esta ocasión se centra más las dificultades y realidades prácticas del ejercicio del liderazgo, y menos en el desarrollo de la propia leyenda heroica, encarnada por el legado de Kelsier entre los skaa. Elend, que intenta instituir una especie de monarquía parlamentaria, ve como sus ideas de igualdad y justicia para todos se ven amenazadas desde dentro por los nobles y la propia Asamblea que él ha creado y desde fuera por la presencia de los ejércitos acampados a sus puertas, uno de ellos dirigido por su propio padre, Straff Venture, quien ansía quitarle la corona de Luthadel aunque sea a costa de la vida de su vástago.

Sanderson envuelve a la historia, poco a poco, de un sentimiento de inevitable catástrofe, de un camino sin retorno hacia el abismo y la muerte, que va atrapando la atención del lector y subiendo conforme pasan las páginas el interés de lo narrado. Le cuesta entrar en materia, pero cuando por fin las cosas se aceleran la verdad es que lo hacen a fondo. Como ya sucediera en el anterior volumen, lo que aquí se encuentra el lector es una historia de superhéroes, de una clase especial de personas con increíbles superpoderes (incluso llega a aparecer un trasunto de Hulk, pero que no cambia de personalidad ni pierde la cabeza al trasformarse) que están llamados a defender a la gente corriente, a los débiles e indefensos, de las fuerzas del mal, mientras se enfrentan a su vez a otros supervillanos. Uno casi espera oír de boca de alguno de los personajes aquello de «todo gran poder conlleva una gran responsabilidad». Si en El Imperio Final se asistía a la historia de cómo unos héroes derrocaban a un tirano, aquí de lo que se trata es de ver cómo esos mismos héroes intentan construir un reino después de su victoria, enfrentándose a cantidad de fuerzas adversas, demostrando, tal vez, que la construcción y mantenimiento de algo nuevo es una tarea mucho más complicada que la de derrocar a un enemigo, y que el trabajo y los reproches comienzan justo después de las celebraciones.

Junto a los antiguos miembros de la Banda de Kelsier, algunos de ellos bastante desaprovechados en esta ocasión dada su poca relevancia o participación en la narración, Sanderson da un mayor protagonismo a algunos que apenas lo habían tenido anteriormente, como el ferruquimista Sazed, cuya investigación será el desencadenante de inesperados sucesos, o el kandra OreSeur, cuyo contrato ha heredado Vin a la muerte de su anterior propietario, Kelsier. Precisamente, la presencia de OreSeur como una especie de guardaespaldas de Vin en sus escapadas a través de la noche y las brumas de Luthadel, establece entre ellos una especial relación que el autor aprovecha para profundizar en la psicología de la joven, en sus dudas y motivaciones… algo que será especialmente interesante cuando entre en la ecuación, Zane, un Nacido de las Brumas de uno de los ejércitos enemigos que provocará en ella confusas reacciones. Zane es un personaje ambivalente, bastante desequilibrado, que parece tener una agenda propia, más allá de lo que su amo y señor, Straff Venture, planea para él. Estos «nuevos» personajes, junto a otros como la también ferruquimista Tindwyl, llamada para educar “regiamente” a Elend, desplazan de alguna manera a los antiguos, que de estar aparentemente destinados a regir el futuro del reino (función que sí que cumplen, de todas maneras) quedan de alguna manera un tanto apartados del foco de la atención del lector y sirven más que nada para dar cuerpo a la sospecha de que hay un suplantador entre sus filas, un kandra que habría adoptado el aspecto de uno de ellos, dispuesto a espiarlos y traicionarlos. También hay que constatar, por otro lado, que a Sanderson no le tiembla la mano en absoluto y, como en otros ejemplos de la fantasía moderna en los que el lector puede fácilmente pensar, los protagonistas no tienen garantizada su continuidad para la próxima entrega y caen como moscas.

Después de un comienzo titubeante y lento, centrado en las tramas políticas y amorosas de los protagonistas, el libro se embarca más directamente en la trama propiamente que da título al libro, la del Pozo de la Ascensión, y la narración se acelera y aumenta de interés a grandes pasos, sumergiendo por fin al lector en la lucha por la asediada Luthadel y la búsqueda del Pozo. La terrible batalla y la traición que se avecina conducen la historia a un sorprendente (esta vez sí) final; aunque al contrario de lo que sucediera en El Imperio Final, en que todo quedaba bien atado como si de un volumen unitario se tratase, aquí quedan muchos hilos abiertos y preparados para El Héroe de las Eras. Aunque es cierto que El Pozo de la Ascensión comienza demasiado lentamente, superada la mitad del libro el ritmo es tan arrollador y el final tan explosivo que su lectura bien merece la pena.

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Reseñas de otras obras de Brandon Sanderson:

Elantris.

El Imperio Final. Nacidos de la Bruma 1.

El Héroe de las Eras. Nacidos de la Bruma 3.



sábado, 20 de junio de 2009

Reseña: Coraline

Coraline.

Neil Gaiman.

Reseña de: Lyrenna.

Salamandra. Barcelona, 2009. Título original: Coraline. Ilustrado por Dave McKean. Traducción: Raquel Vázquez Ramil. 157 páginas.

Hacía ya mucho tiempo que quería leer Coraline, así que con la excusa de que con motivo de la película basada en el libro Salamandra ha aprovechado para reeditarlo me decidí por fin a hacerlo; y no me arrepiento en absoluto después de haberlo disfrutado de la primera a la última página. Coraline es un libro de terror dirigido a los más pequeños que puede ser disfrutado a cualquier edad. Una historia de miedo sin ningún edulcoramiento, sin ñoñerías, pero que de alguna forma llega al corazón.

Neil Gaiman, reconocido autor de comics sobre todo por su magna obra Sandman, hace tiempo que se sumergió en una igualmente exitosa carrera literaria con títulos como Neverwhere, American Gods, Buenos presagios (escrito al alimón con Terry Pratchett) o Los hijos de Anansi, pero con Coraline consigue el más difícil todavía al auto-retarse a escribir un libro de terror para niños y salir triunfante en el empeño.

Y es que es una pequeña delicia el sumergirse en sus páginas y disfrutar de una prosa aparentemente sencilla y asequible a cualquier lector, pero que a través de sus poderosas y cautivadoras “imágenes” posee el poder evocador de transportar la imaginación a otros mundos que se encuentran muy cerca del nuestro, tan solo al otro lado de una puerta tapiada.

Coraline (y no Caroline, como se empeñan en llamarla sus nuevos y estrafalarios vecinos) es una niña de diez años que acaba de mudarse de casa; como buena exploradora en un territorio virgen, pronto descubre que su nuevo hogar tiene catorce puertas, trece que se abren (o cierran) con total normalidad, pero la decimocuarta no puede abrirse ya que está cerrada con llave. Cuando le pregunta a su madre, esta le explica que la puerta está tapiada debido a unas antiguas reformas y que ya no lleva a ningún sitio. Pero lo que su madre no puede sospechar es que sí que lleva a algún lugar, y así comienza la escalofriante aventura de Coraline.

Cuando la pequeña cruza al otro lado se encuentra en un principio con una realidad que le parece mucho mejor que la suya, pero pronto descubrirá que no todo es tan bueno como parece y que siempre hay que pagar un precio por las transgresiones. Pero Coraline es una chica valiente, o al menos así se lo repite a sí misma, y con ayuda de un misterioso gato se enfrentará de cara a todos los problemas y miedos que surjan en su camino.

La historia es simple, muy lineal, fácil de seguir a través de la narración con una cercana tercera persona que sigue en todo momento a la protagonista, haciendo partícipe al lector de sus sentimientos y de las cosas que va haciendo, pero sin entrometerse en lo que sucede dentro de su cabeza, consiguiendo así no dar lugar a ningún tipo de ambivalencia, salvo tal vez con el gato, personaje curioso donde los haya.

La narración parece beber en muchos momentos del lenguaje del cómic, con escenas y descripciones muy visuales que provocan inevitablemente imágenes en la mente del lector. Una sensación acentuada por las ilustraciones que abren cada capítulo debidas al lápiz de Dave McKean, habitual colaborador gráfico de Gaiman en su faceta de guionista y que ponen en cierto contexto la historia que se nos está relatando.

Peca, quizá, de una excesiva rapidez en ofrecer soluciones a los problemas que Coraline se va a encontrar en su particular descenso a los infiernos; dotándola ya de antemano y sin venir del todo a cuento de los mecanismos u objetos mágicos que luego habrá de necesitar para poder desfacer los entuertos en que se verá envuelta. Algo que tampoco reviste una mayor importancia visto que el público objetivo al que se dirige el libro no va a pedir mayores explicaciones. De esta manera el libro también se ve libre de páginas innecesarias y encuentra la concreción y la longitud perfectas que la historia demandaba.

Una historia de terror con mucha humanidad, llena de escenas espeluznantes, que podrían habérsele escapado de las manos a Gaiman en cualquier momento, pero que dotadas de una especial sensibilidad en ningún momento se convierten en truculentas o desagradables a pesar de los personajes extraños con los que se encuentra Coraline o las situaciones oscuras a las que se enfrenta. La magia de esa realidad paralela se convierte así en algo natural, con su propia coherencia interna, algo que fluye sin rechinar en la mente del niño (o el adulto) que acompaña a Coraline al otro lado de una puerta que decían que no se podía traspasar o detrás de unos espejos que ocultan terribles revelaciones.

Después de leer el libro se entiende perfectamente, y no podemos dejar de felicitarnos de ello, la elección de Henry Selick (responsable máximo, aunque a la sombra de Tim Burton, de la inolvidable Pesadilla antes de Navidad) para llevar el libro a la gran pantalla. El ambiente y la historia son perfectos para este realizador y, aunque habiendo visto tan solo el trailer de la película ya se intuye que ha introducido unos cuantos cambios en el argumento, la expectación no puede ser mayor. Además, gracias a ellos (por internet está el video) he descubierto el significado de «koumpounofobia» (miedo a los botones) y las causas, o al menos una de ellas, que pueden motivarlo.

Para mí, Gaiman se ha convertido por meritos propios en uno de los grandes. Recomendable para niños y para los que todavía recuerdan lo que era ser niños.

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Otras reseñas de obras del autor:

Los hijos de Anansi.

El libro del cementerio.

El cementerio sin lápidas y otras historias negras.


miércoles, 17 de junio de 2009

Reseña: Tratamiento invasor

Tratamiento invasor.

Orson Scott Card y Aaron Johnston.

Reseña de: Santiago Gª Soláns.

Ediciones B. Col. Nova. Barcelona, 2009. Título original: Invassive Procedures. Traducción: Rafael Marín Trechera. 365 páginas.

Según explican los propios autores, la génesis de esta novela es, más o menos, la siguiente: Card encarga a Johnston que escriba un guión cinematográfico basándose en uno de sus cuentos, una vez escrito lo mueven para ver si alguien se interesa en trasladarlo a la gran pantalla, pero ante el “fracaso” en conseguirlo y para no dar por perdido todo el trabajo deciden convertir el material en una novela. Así, Tratamiento invasor se “jacta” de ser la adaptación de ese guión cinematográfico y lo cierto es que se nota en exceso, por ejemplo en la enorme predominancia de los diálogos dentro del texto, o en el abuso de las explicaciones, tanto científicas como de lo que está sucediendo en la escena, dentro de las conversaciones entre los diversos protagonistas, o en la descripción de algunas escenas de una forma totalmente “cinematográfica”, casi esquemática, más orientada a lo visual buscando la espectacularidad que a la introspección o la reflexión. Pero, ¿es eso algo malo en sí mismo? Pues la verdad es que a priori no, lo único es que viene bien el saberlo de antemano para que el lector se adentre en la lectura sabiendo lo que va a encontrarse y no se lleve la sorpresa al no encontrar exactamente lo que se espera de un libro de Orson Scott Card.

Pero, y he aquí otro de los interrogantes que puede suscitar la novela aún antes de comenzar su lectura, ¿es esta una novela de Card, del guionista Johnston metido a novelista o de ambos a cuatro manos? Por lo comentado un poco más arriba, el lector ya podrá sospechar que Tratamiento invasor debe más, por lo que se intuye, a Johnston que a Card. Sí, el cuento original es suyo, los personajes son bastante típicos de su producción, y el tema y sus ramificaciones se encuentran dentro de lo que se podría esperar de este autor; pero la plasmación de la historia, el desarrollo de la misma, el “tempo”, las descripciones cuando las hay y el tipo de escritura, por muy supervisada que haya sido, es evidente que debe más al joven colaborador que al “maestro” que pone el nombre en letras bien grandes para, supongo, aumentar las ventas.

Sin abundar mayormente en la autoría compartida, el tema que han elegido para su colaboración se encuentra, sin duda, de la máxima actualidad (a pesar de que el cuento original, «Negligencia», en que se basa la novela fuera publicado por primera vez en la revista Analog Science Fiction en 1976). La manipulación genética para “mejorar” al ser humano, para curar las enfermedades o para seleccionar ciertos atributos del ser humano por encima de otros, se encuentra actualmente sobre la palestra y es de sospechar que será tema de discusión científica y ética de los próximos años. En Tratamiento invasor el lector se va a encontrar con la aparición de un virus, aparentemente adaptado al genoma de ciertos individuos para curar sus enfermedades, que resulta terriblemente mortal cuando alcanza a otras personas que no sean sus destinatarios originales. Al mismo tiempo, una especie de secta religiosa de bienhechores amantes del prójimo, de los enfermos, los desahuciados y los más desfavorecidos, parece estar detrás de su propagación. Y ahí entra en la ecuación la Agencia de Riesgos Biológicos, con un recién reclutado Frank Hartman, especialista virólogo del ejército estadounidense, quien deberá frenar la expansión del virus aunque para ello deba enfrentarse al Profeta y a sus acólitos genéticamente mejorados.

Y así comienza la acción, una carrera contrarreloj en la que la humanidad puede estar jugándose su propio futuro. Los autores pronto se posicionan (incluso desde el propio título de la novela) dentro de la discusión ética y moral del uso de las llamadas terapias genéticas, al mostrar dos bandos distanciados de una forma excesivamente maniquea. Card y Johnston dan poco resquicio al lector para poder elegir entre una opción u otra, a pesar de que los “malos” podrían tener ciertas razones para conquistar las simpatías del lector si no fuera por la forma tan negativa y rechazable en que son presentados. De esta manera, salvo aquellos destinados a la redención previo arrepentimiento y retorno al “bando de los buenos”, los personajes afines a los “curadores” (la secta en cuestión) en todo momento son tratados de forma que el único sentimiento que inspiren sea el desprecio, el odio o la conmiseración. Los “buenos” en cambio, con todas sus dudas morales, son presentados de una forma mucho más amable, buscando la empatía y simpatía del lector en su cruzada frente a la manipulación genética y la cuestión de hacia dónde debe caminar la evolución humana, si se debe dejar actuar a la naturaleza o influir en la misma…

¿Y la historia? Pues como se puede imaginar de algo destinado a haberse convertido en una película, la narración, que se puede enmarcar dentro de la corriente cada vez más de moda del tecno-thriller biológico, contiene acción a raudales, un ritmo en ocasiones frenético que se demora más bien poco en descripciones o explicaciones técnicas, y los suficientes momentos álgidos y escenas espectaculares (y el lector no puede dejar de imaginarse cómo habrían quedado en pantalla grande, dada la abundancia de “lugares comunes” con otras producciones cinematográficas similares) como para mantener el interés. La predominancia ya reseñada de los diálogos y una fluida escritura hacen que la lectura avance a toda velocidad. La aparición de un buen número de personajes dota a la novela de variados puntos de vista, construyendo un puzzle más completo que si tan sólo se hubiera centrado en los protagonistas principales, aunque contribuye a un tiempo a diluir la atención sobre los más interesantes.

Se podrá estar de acuerdo o no con el mensaje que plantea Tratamiento invasor (y al menos tiene la virtud de hacerse posicionar al lector sobre la cuestión de la manipulación del genoma humano) y hay veces que parece querer hacer “comulgar con ruedas de molino” a aquellos que se adentran en sus páginas, pero lo cierto es que entretener entretiene. Aunque quizá no vaya mucho más allá, tampoco es imprescindible para pasar un rato agradable, cosa que Card y Johnston sin duda consiguen.

Convocatoria: Presentación de EFEYL 2009















Los días 9 a 11 de octubre, en el campamento "Los Palancares", a 16 km de Cuenca, se celebrará el evento de EFEYL más grande de este año. Hay 150 plazas, que podrán ser reservadas a partir del lunes 22 de junio.

domingo, 14 de junio de 2009

Reseña: La llamada de las sombras

La llamada de las sombras.
Cassandra Palmer 2.

Karen Chance.

Reseña de: Jamie M.

Pandora Romántica. (La Factoría de Ideas). Madrid, 2008. Título original: Claimed by Shadows. Traducción: Roberto Gelado Marcos. 313 páginas.

Cassandra Palmer continua con su particular huída hacia delante arramblando con todo lo que se ponga en su camino, sea amigo o enemigo. Heredera del poder de la Pitia, se resiste a aceptarlo mientras otras fuerzas se mueven para obligarla a aceptarlo o para eliminarla de la ecuación. Nadie la consulta; todos quieren o forzarla o matarla. Demasiados enemigos, demasiadas incógnitas y un destino demasiado incierto… La verdad es que, salvado un pequeño escollo del que más adelante hablaré, La llamada de las sombras es un libro mucho más entretenido y redondo que su predecesor El aliento de las tinieblas. Libre de la necesidad de presentar a los personajes o de situarlos en un contexto específico (algo ya realizado en la anterior entrega), Chance se permite dar rienda suelta en esta ocasión a una desbocada imaginación y sube a los lectores en una montaña rusa de emociones sin tregua con muy pocos momentos de descanso entre acción y acción.

El “pero” con el que hay que tragar durante toda la novela es el descubrimiento de que a Cassandra cierto maestro vampiro, el ya conocido Mircea, le impuso años ha un geis, un hechizo mágico que advierte a cualquier pretendiente que se acerque demasiado a ella de que es una “propiedad privada” y que además potencia la atracción entre ambos. Y el problema es que, sin ninguna mención anterior, ahora todo el mundo mágico parece ser consciente de ese hechizo en cuanto se aproximan un poco a Cassandra, mientras en El aliento de las tinieblas nadie parecía caer en la cuenta. Problemas, supongo, de hacer una continuación, que a veces te tienes que sacar cosas de la chistera para que lo anterior no te arruine una buena idea y, por ende, el desarrollo de la historia que has pensado. Bueno, salvado el escollo, que tampoco es algo difícil de hacer, la novela es pura acción, pura adrenalina desatada, con escasos, muy escasos momentos de descanso para los protagonistas y los lectores.

Vuelve Chance al mundo mágico de Cassandra, ampliándolo con adquisiciones tan interesantes como El Reino de Fantasía, y que nadie piense en duendecillos y hadas risueñas, sino en el más oscuro mundo al otro lado de la magia, con seres capaces de cometer las mayores transgresiones con una sonrisa en la boca y sin el menor de los escrúpulos. La protagonista sigue, muchas veces a su pesar, haciendo viajes en el tiempo y tratando de comprender cómo funcionan y en qué consisten sus poderes, al tiempo que pone todo de su parte para evitar que Myra, su rival por el título de Pitia, consiga hacerse con el mismo, sin verse obligada a su vez a aceptarlo ella. Una tarea, sin duda, complicada. Para conseguirla se tendrá que enfrentar al Senado vampírico, a la MAGIA (Metafísica Alianza de Grandes Interespecies Asociadas), al Círculo de los magos, a su antiguo amo vampiro, a la propia Myra y a otros muchos seres paranormales a cada cual más curioso, al tiempo que hace inesperadas alianzas a través de un camino lleno de obstáculos.

A parte de las enormes dosis de acción a las que ya he hecho referencia, La llamada de las sombras posee unos adecuados toques de humor que vienen muy bien para aligerar ciertos momentos de la narración (las apariciones de las tres arpías, las Grayas, o las intervenciones del fantasma Billy, o el curioso caso que se muestra de inmigración ilegal, son un claro ejemplo de ello) y las adecuadas dosis de romance (mucho menos, como ya sucedía en el anterior, de lo que su inclusión en la colección en que ha sido editado el libro podría dar a entender) y sensualidad.

Como ya he dicho, una novela mucho más redonda que la anterior, con una trama mucho más redonda, más conseguida, donde los diferentes elementos encajan de una forma mucho más armónica (esta vez, por ejemplo, los viajes en el tiempo están más conseguidos y mejor justificados), donde profundiza en los personajes ya conocidos al tiempo que presenta a algunos nuevos que dan mucho juego, y donde no da respiro al lector desde el trepidante comienzo en el casino del vampiro Casanova hasta el enfrentamiento final contando con un inesperado protagonista. Acción a raudales, no se le puede pedir nada más y es lo que da. No promete otra cosa y al fin y al cabo es lo que demandamos los aficionados a este género tan de moda actualmente. Para incondicionales, eso sí.

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Reseña de otras obras de la autora:

El aliento de las tinieblas. Cassandra Palmer 1.

Envuelta en la noche. Cassandra Palmer 3.

La hija de la medianoche. Dorina Basarab 1.



jueves, 11 de junio de 2009

Convocatoria: Premios Gandalf 2009


La Sociedad Tolkien Española convoca la XV edición de los premios literarios Gandalf 2009.

PREMIOS GANDALF 2009

La Sociedad Tolkien Española (STE), fiel al cumplimiento de sus fines (indicados en el artículo 5 de sus Estatutos), por medio de su Comisión de Literatura, convoca los Premios Gandalf 2009, que se regirán por las siguientes Bases:

Primera.- Puede participar cualquier persona de cualquier nacionalidad, sea o no miembro de la Sociedad Tolkien Española, a no ser que forme parte del jurado de la presente edición.

miércoles, 10 de junio de 2009

Lanzamiento: La cosecha de Samhein

Ya está a la venta la nueva novela de José Antonio Cotrina:


Andrzej Sapkowski en España

Andrzej Sapkowski en España

Estará en Madrid, Valladolid y Toledo del 12 al 18 de junio con ocasión de la publicación de Narrenturm
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Con ocasión de la publicación de su nueva novela, Narrenturm, el escritor polaco Andrzej Sapkowski (autor de la famosa Saga de Geralt de Rivia) visitará España (Madrid, Valladolid y Toledo) entre los días 12 y 18 de junio.

El programa de su visita incluye sesiones de firmas en la Feria del Libro de Madrid, una rueda de prensa, una lectura, una mesa redonda sobre su obra y presentaciones en librerías de Valladolid y Toledo.

Reseña: En tiempos de guerra

En tiempos de guerra.

Kathleen Ann Goonan. 

Reseña de: Santiago Gª Soláns. 

La Factoría de Ideas. Col. Solaris ficción # 117. Madrid, 2009. Título original: In War Times. Traducción: Almudena Romay Cousido. 411 páginas. 

El jazz como dos o más melodías simultáneas, caóticas, diferentes, pero que a veces se tocan, se unen y forman una música mucho mayor que sus partes individuales, plena de significado. 

El tiempo como líneas de existencias paralelas, separadas, diferentes, aunque con puntos en común, donde confluyen y llegan a tocarse, donde se puede influir e incluso intercambiar información e individuos. 

Los EE.UU. a punto de entrar en la II Guerra Mundial como respuesta al ataque a Pearl Harbour, y un apasionado del jazz, Sam Dance, un estudiante de física metido a soldado, que precisamente ha perdido a su hermano en el citado ataque, y que recibe de manos de una misteriosa científica los planos para construir una máquina que permitiría conectar las líneas temporales, cambiar el pasado y mejorar el futuro, erradicando las guerras y los enfrentamientos, consiguiendo que la humanidad se dirija hacia un brillante y pacífico destino.

Con unos mimbres a priori muy interesantes para construir un buen relato o novela corta de ciencia ficción “cuántica”, Goonan se ha empeñado en escribir una larga y bastante tediosa novela “histórica” sobre la vida de los protagonistas durante la II Guerra Mundial, la posguerra y los años posteriores hasta llegar a los 70, y en la que tan solo alcanzando ya hacia el final (excepto pequeñísimas filtraciones de otra línea temporal en la nuestra) se destapa el elemento fantástico y se convierte en una historia de viajes en el tiempo y realidades paralelas.

Una historia en que se va a describir hasta el mínimo detalle de las vivencias de los soldados sobre todo en sus tiempos de asueto, aprovechando para hacer un bello panegírico del jazz, de sus intérpretes clásicos que lo llevaron a sus más altas cotas y de sus seguidores, pero que en ningún momento entra a fondo en la descripción y funcionamiento de la máquina misteriosa, que va cambiando de forma aleatoria, autoevolucionando en el tiempo desde una caja anodina pasando por una especie de juego de Jumanji hasta el avión invisible de Wonder Woman (y las referencias son mías, no de la autora, pero es lo que más me venía a la cabeza mientras iba leyendo). 

Goonan falla a varios niveles, siendo quizá el más grave el deseo de abarcar demasiado, haciendo que su protagonista principal viaje de forma poco verosímil de un escenario a otro de la contienda, de Europa al Pacífico, internándose incluso en territorio enemigo con excesiva “facilidad” y con una pizca (por lo menos) de falta de credibilidad, más que nada por la falta de explicaciones coherentes al respecto. La narración de la guerra en Europa está intercalada de extractos de un diario, en la novela adjudicado al protagonista, pero cuya autoría en la realidad corresponde al padre de la autora, así que supongo que por ese lado la “documentación” está asegurada.

Desde la dedicatoria hasta la última de las páginas de la novela, ésta se convierte en una especie de gran homenaje a su padre y, a través de su figura y escritos, a los soldados estadounidenses que combatieron en la II Guerra Mundial. Me pregunto entonces el porqué de esa falta de conexión con el lector, de ese desapego con lo narrado. El libro, además, ha recibido los premios John W. Campbell y American Library, y Goonan está cosechando una cada vez más amplia fama… Entonces, ¿qué falla? ¿Es problema del original o de la versión que el lector español ha recibido? Respondiéndome a mí mismo, supongo que la traducción no ayuda precisamente mucho. Cosas como que la cita bíblica «Paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad» se haya convertido en el libro en «Paz en la tierra, buena voluntad para los hombres» da ya un pequeño ejemplo de por dónde van los derroteros de lo que el lector se puede encontrar (otro podría ser la sobreabundancia reiterativa y no justificada de pronombres personales, sobre todo al principio de la novela, tan típicos del inglés, pero tan molestos en español), lo que unido a una edición repleta de erratas tipográficas que ya pensábamos desterrada para siempre de La Factoría hace que la lectura sea cualquier cosa menos gratificante.

En tiempos de guerra podría no haber estado mal y quizá lo sabríamos con una versión más cercana al original. Es fácil rastrear en ella buenas ideas e incluso hay momentos brillantes, aunque no son suficientes como para levantar el nivel total de la novela: El alegato pacifista utilizando precisamente el relato bélico, el curioso uso de la teoría cuántica, las paradojas de trastear con el tiempo, el estudio de la teoría del caos a través del jazz, la búsqueda de cierto orden a través del amor y de la familia, el rechazo de cualquier tipo de totalitarismo, la aceptación de aquellos que son diferentes, la denuncia contra la discriminación y el racismo, la lucha contra el destino y su carácter aparentemente inexorable… Como decía al principio, los mimbres eran sin duda interesantes y de calidad, pero el producto final falla y deja que desear, creando en el lector un persistente sentimiento de insatisfacción. Podría haber dado para mucho más.

martes, 9 de junio de 2009

HispaCon 2009: Primer informe de progresos

A través de Stardust nos hacemos eco de la siguiente noticia:

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Las fechas elegidas para la realización de la XXVII Convención Nacional de Fantasía, Ciencia Ficción y Terror (Hispacon) han sido los días 6, 7 y 8 de noviembre.

La totalidad de los actos tendrán lugar en el Centro Cultural del “Matadero” de Huesca. El edificio está situado en la Avenida Martínez de Velasco, lugar céntrico y de fácil acceso llegando desde la Autovía de Zaragoza, y a tan sólo 2 minutos andando desde la estación Intermodal.

Para la colocación de los stands, se ha contemplado y consultado la posibilidad de situarlos en el exterior del Centro Cultural. Para este fin se usarían casetas (6 x 2 m) que normalmente se utilizan para la feria del libro. Se está empezando a consultar la opinión de las editoriales para ver si se opta por esta opción.

Dentro de las instalaciones se han reservado 3 salas para la convención:
-El salón de actos, que cuenta con 260 plazas.
-La nave 2, que se habilitará como segunda sala de conferencias, a la vez que contendrá las exposiciones que se preparen.
-Y el aula de dinámica, que servirá para las presentaciones, el taller literario y otra serie de conferencias.

Una parte del programa se centrará en conferencias y mesas redondas que puedan englobarse en cualquier categoría de la literatura fantástica juvenil. Se incluirán no sólo charlas informativas sobre el tema, sino también didácticas, tras el gran boom que están experimentando determinadas obras de género diseñadas para jóvenes. Estos actos se alternarán con otros más generales como la incorporación del ebook al mundo editorial y el año de Edgar Allan Poe en el bicentenario de su nacimiento, entre otros muchos.

En breve se publicarán las bases del Premio “Domingo Santos”.

Entre los participantes confirmados para esta edición se encuentran: Susana Vallejo, Juan Miguel Aguilera, David Jasso, David Mateo, Raúl Gonzalvez, Emilio Bueso, Ismael M. Biurrún, Fernando Lafuente, Sergio Mars, José María Tamparillas, Roberto Malo, Miguel Ángel López Muñoz, Alfredo Álamo, Oscar Bribian, Juan Ángel Laguna Edroso, Pedro Escudero, Miguel Puente …

sábado, 6 de junio de 2009

Reseña: Visión ciega

Visión ciega.

Peter Watts.

Reseña de: Santiago Gª Soláns.

Bibliópolis. Col. Bibliópolis Fantástica # 59. Madrid, 2009. Título original: Blindsight. Traducción: Manuel de los Reyes. 297 páginas.

Para los que creían lo contrario, Peter Watts viene a demostrar con Visión ciega que no estaba todo dicho dentro del subgénero del “primer contacto”. Aunque lo cierto es que no tengo demasiado claro si lo que le interesa al autor es ese acercamiento a los alienígenas o la propia reflexión sobre la naturaleza intrínseca del ser humano y su importancia dentro del orden establecido en el Universo. Watts parte de la Idea y a partir de ella construye su historia, lo cuál no es malo per se, pero sí que supedita muchas de las escenas a tratar de transmitir un mensaje concreto, una tesis, y convierte el texto, en ocasiones, en algo excesivamente academicista, demasiado proselitista en pos de convencer al lector (o al menos hacerle reflexionar) de las propias convicciones del autor.

Pero que nadie se asuste; Visión ciega se puede considerar, sí, una exigente novela de ciencia ficción “hard”, pero es lo bastante accesible y tiene los imprescindibles momentos de acción y emoción, y unos personajes lo suficientemente llamativos, como para agradar a cualquier lector que se embarque en sus páginas con el adecuado interés y atención. Desde luego, no es un libro para leer con el piloto automático encendido, hay que realizar un esfuerzo consciente para sumergirse en la narración y aprehender todo lo que el autor ha puesto en sus páginas, pero al final (sobre todo tras leer las “notas y referencias”) el esfuerzo habrá merecido la pena (siempre, eso sí, que este tipo de literatura te atraiga, si no puede convertirse en un auténtico galimatías muermazo).

Visión ciega comienza con Siri Keeton, un narrador en primera persona, no del todo omnisciente, pero sí aparentemente objetivo al haber sufrido de pequeño una extirpación cerebral para erradicar su epilepsia que le ha convertido en un observador desapegado de lo observado, en una especie de autista emocional, un “sinteticista” capaz de leer e interpretar intelectualmente el comportamiento de las personas a través de sus posturas y gestos faciales, pero sin empatizar en ningún momento con ellas. Y, como si de un largo flash-back o unas memorias se tratase, Keeton, irá desgranando la historia de la expedición de la Teseo, la nave enviada a investigar a unos alienígenas que, al parecer, han visitado la Tierra para hacerle una completa fotografía y que ahora se encuentran en la lejana nube de Oort, al tiempo que nos presenta a sus cuando menos estrafalarios compañeros de viaje y salpimenta la narración con frecuentes referencias a su propia vida pasada. Así, pronto el lector descubre que el capitán de la expedición es un vampiro, miembro de una rama de la humanidad extinta víctima de un “defecto de diseño” y resucitada en ese futuro cercano mediante ingeniería genética; o que la lingüista del equipo, Susan James o La Banda de los Cuatro, lleva dentro de su cerebro varias personalidades que puede intercambiar según la situación lo requiera; o que la IA de la nave tiene ideas propias y le gusta que le llamen “capitana”; o que a bordo también viaja la mayor Amanda Bates, una militar en una nave civil desarmada, preparada para defenderse de lo que haga falta… Unos “perfectos” representantes de la humanidad para realizar el primer contacto con el artefacto alienígena que, muy adecuadamente (y Watts ha puesto todos los nombres con mucha intención) se llama Rorschach; y que en ocasiones harán preguntarse al lector quiénes son realmente los extraños y sobre la posibilidad, o imposibilidad, de la comunicación con alguien o algo realmente diferente cuando ya nos cuesta tanto hacerlo entre nosotros mismos.

Y es ahí, entre intercambio de opiniones, diálogos más que curiosos, paseos espaciales y ciertos enfrentamientos, entre experimentos y escenas de acción, donde el autor comienza a desgranar sus ideas sobre el lenguaje, sobre la posibilidad de comunicación con lo alienígena (el pasaje donde se aplica a la posibilidad del primer contacto la idea de la Habitación China de Searle es francamente revelador), sobre la sentiencia o la inteligencia en contraposición a la conciencia y si pueden existir la una sin la otra, sobre la neurociencia, la metafísica y la exobiología, sobre la percepción de la realidad en función del observador y el bagaje que lleve consigo, sobre el estudio de la mente humana y la individualidad… Multitud de temas, multitud de ideas que Watts plasma con acierto casi siempre y que, aunque otra cosa sea que el lector pueda estar o no ya de acuerdo con ellas, al menos provocan su reflexión sobre las mismas. Reflexión, al fin y al cabo, sobre el ser humano, sobre su importancia en el orden natural de las cosas dentro del Universo, sobre lo que somos y lo que nos hace serlo. Y es que a veces hay que alejarse de algo, incluso viajando a la lejana nube de Oort, para poder captarlo en su total integridad. Algo así les sucederá a los pasajeros de la Teseo y, muy posiblemente, a algunos de sus lectores más aplicados.

Ciencia ficción “clásica” con postulados nuevos, y en apenas 300 páginas, todo un acierto y un logro en estos tiempos de mamotretos y series interminables. Debido a la “dureza” de su lectura en ciertos pasajes, debido a lo inhóspito de ciertos planteamientos o a lo alienígena de los propios protagonistas humanos, no es una novela que me atreviera a recomendar alegremente a cualquier lector, pero ciertamente creo que el que se acerque a ella con la mente abierta no saldrá del todo defraudado y algunos incluso encontrarán en ella razones para la relectura (aunque solo sea por esclarecer ciertos momentos más complejos a la luz vertida por las “notas y referencias” del final de libro).

miércoles, 3 de junio de 2009

Reseña: La nave de un millón de años

La nave de un millón de años.

Poul Anderson.

Reseña de: Santiago Gª Soláns

Zeta Bolsillo. Col. Nova. Barcelona, 2009. Título original: The Boat of a Million Years. Traducción: Carlos Gardini. 727 páginas.

Recupera está renacida colección Nova “ciencia ficción” un libro en el que tan sólo unas 150 de sus más de 700 páginas pueden ser consideradas propiamente de ciencia ficción. En realidad, La nave de un millón de años ofrece un viaje a través de la Historia sobre la Tierra en un estudio más sociológico que propiamente histórico y solamente en su último “capítulo” se abre hacia el futuro en una travesía interestelar que habrá de deparar abundantes sorpresas. La premisa es sencilla, partiendo de la existencia de unas (pocas) personas a las que no les afecta el envejecimiento, que no enferman y que se curan extraordinariamente rápido de sus heridas (aunque puedan morir por las mismas), personas que en nada más destacan sobre el resto de sus congéneres, Anderson va haciendo un fragmentario retrato de la Historia de la humanidad, de sus grandezas y miserias. Comienza la narración aproximadamente sobre el año 310 a.C. y avanza a saltos entre todos los rincones del planeta en busca de estos seres extraordinarios y sus complicadas vivencias hasta un muy, muy lejano futuro.

La narración, debido al enorme periodo temporal que abarca, es obligatoriamente fragmentaria y en torno a ello se estructura el libro, saltando entre distintos episodios y distintos inmortales, cruzándolos de vez en cuando, avanzando en el tiempo, pero sin caer en la tentación de remarcar hechos históricos de gran importancia, sino mostrando la vida en otras épocas tal y como debía ser, y cómo se manejan en ellas los protagonistas para ocultar su secreto, acusados de brujería y otros crímenes peores cuando son descubiertos, al tiempo que buscan desentrañar si acaso existen más humanos como ellos y ellas.

Con estos mimbres, el libro se divide en dos partes claramente diferenciadas. Hasta la página 546 el lector se encuentra con una fantasía-histórica, aunque el único toque fantástico sea la existencia de los propios inmortales y sus relaciones con otros personajes históricamente reales. A partir de la citada página, se abre el último capítulo del libro, el más largo de ellos, donde el autor se sumerge plenamente en la ciencia ficción y el futuro, ofreciendo al lector el relato de un largo (en tiempo y en espacio) viaje a las estrellas donde los longevos protagonistas tendrán que enfrentar nuevos retos, desafíos y desavenencias.

Es quizá uno de los mejores aciertos de Anderson la elección de esos protagonistas como gente de lo más corriente, obviando el don de la inmortalidad relativa, con las mismas filias y fobias, los errores y aciertos, la inteligencia o falta de la misma, con las mismas mezquindades y bondades que cualquier otro ser humano; personas normales, provenientes de todas las esquinas del planeta, que muchas veces se ven superadas por su situación y por las circunstancias en las que se ven envueltas, y que luchan por sobrevivir y comprender el mundo en que les ha tocado vivir a través de los tiempos. Es por eso que el libro se convierte de alguna manera en un estudio sociológico de los protagonistas, de sus reacciones, de sus sentimientos, de los cambios psicológicos que el paso de los años produce en ellos, ya que exteriormente permanecen inmutables. Todo ello se ve reflejado especialmente en el sentimiento de soledad que antes o después embarga a cada uno de los protagonistas, a la constatación de que el mundo a su alrededor va a ir cambiando inevitablemente, que sus seres queridos van a ir desapareciendo, que no pueden aferrarse a nada mientras ellos permanecen anclados en sus existencia. Se produce un estremecedor miedo a relacionarse, a enamorarse de alguien al que saben que verán morir tarde o temprano; hay una angustia vital en todos ellos, una resignación forzada, un anhelo imposible. Es curioso que en muchos pasajes me viniese continuamente a la mente la maravillosa canción que Queen escribiese para la película de Los Inmortales, “Who wants to live forever”, en especial los versos en que se pregunta ¿Quién quiere vivir para siempre? ¿Quién se atrevería a amar para siempre? Cuando el amor debe morir. [Who wants to live forever? Who dares to love forever? When love must die.]; ese es el estado en que el autor consigue imbuir a los protagonistas y a través de ellos al lector.

Es La nave de un millón de años una lectura víctima de su estructura, necesariamente fragmentaria, carente de una línea narrativa continua, con grandes saltos, con continuos cambios de protagonistas y de puntos de vista, que puede hacer que algún momento el lector pierda algo el interés al ser algunos de ellos ciertamente más interesantes y conseguidos que otros, o tener más simpatías por unos personajes que igual tienen una menor aportación que otros a priori no tan interesantes. Es por tanto en ese sentido, una novela algo difícil, áspera incluso, pero al final muy grata y con las suficientes sorpresas y vueltas de tuerca como para resultar satisfactoria e interesante. No puede evitar ciertos altibajos y muy posiblemente le sobren algunas páginas, pero también es verdad que yo no sabría muy bien de dónde cortar, pues al final todas las escenas a través de los siglos son necesarias para confluir y dar lugar a la auténtica aventura: el viaje a las estrellas. Y para tratar de contestar a la pregunta más importante que viene a ser planteada de alguna forma por el autor: ¿Daría la felicidad a los seres humanos el ser inmortales?