Lois McMaster Bujold.
Reseña de: Santiago Gª Soláns.
Tercera novela de la serie de Chalion, tiene, como las dos anteriores, la particularidad de no compartir personajes sino trasfondo. De esta manera, cada novela es de lectura totalmente independiente, a pesar de que hay detalles que se van dando por sabidas en cada nueva entrega y que pueden resultar extrañas para el neófito que se enfrenta directamente a esta Búsqueda sagrada sin haber leído las anteriores; temas como la organización religiosa en torno a los cinco dioses, sobre todo, y que en esta novela cobra cierta importancia y relevancia.
Aquí nos alejamos un tanto de los escenarios conocidos en los dos anteriores libros, que se encontraban, más centrados en la propia Chalion e Ibra, para situarnos en
Así en esta ocasión vamos viendo como una aparentemente sencilla misión: el traslado de Lady Ijada, la asesina del príncipe Bolesco, hijo del Rey Sagrado, para ser entregada a la justicia, y el paralelo traslado de los propios restos del príncipe para que sean entregados al templo y su alma pueda ser reclamada por los dioses, se convierte en algo mucho más peligroso de lo que podría parecer.
Lord Ingrey, el encargado de capitanear la misión y que guarda dentro de sí el espíritu animal de un lobo como si de una infección maligna se tratara, producto de un antiguo rito prohibido rescatado del olvido por su padre, pronto descubrirá que hay muchos intereses ocultos que se oponen a que lleve a buen puerto su encargo; y para su consternación, se dará cuenta de que una maldición de origen desconocido le impulsa a intentar asesinar a Lady Ijada repetidas veces en el camino. Agotado, herido, sin saber a ciencia cierta en quien puede confiar, envuelto sin desearlo en el juego de los poderosos que rodean el trono del agonizante Rey Sagrado y en intrigas que van más allá del mundo material, su vida se convertirá en un particular infierno del que sólo su ingenio, una cierta arrogancia y su lobo interior le permitirán salir con vida y seguir adelante con una misión que ni siquiera sospechaba que recayera sobre sus hombros.
Bujold, como ya nos acostumbrara en las novelas de Miles Vorkosigan, maneja perfectamente el tiempo de la narración, dosificando los datos, mostrando lo justo para no resultar “tramposa”, pero manteniendo el misterio para que el lector siga intrigado las peripecias de los protagonistas; atrapándolos en una vorágine de la que les resultará difícil escapar y de la que sólo conseguirán librarse zambulléndose hasta el fondo en las diversas trampas y peligros que irán surgiendo en su camino. No se demora en escenas vacías o de relleno, y cada descripción o diálogo tiene su importancia en la suma total de la narración. Peca quizá, como ya le ocurriera en las últimas novelas de Vorkosigan, de un cierto sentimentalismo que a veces parece demasiado forzado, un tanto impuesto sobre la acción, pero que no molesta en exceso ni demora el relato.
Esta tercera entrega no alcanza a mí parecer las cotas de las anteriores, sobre todo de La maldición de Chalion, pero se lee con mucho agrado, y va conformando y rellenando de color el tapiz de un mundo interesante y lleno de aventuras del que sin duda tendremos nuevas noticias. No sé si Bujold, como hiciera con Vorkosigan, está probando diferentes líneas y protagonistas dentro de la historia de Chalion y los reinos que lo rodean, pero lo que es yo me he quedado con ganas de leer más cosas sobre este mundo y sobre algunos de los personajes que han aparecido aquí (algunos de los secundarios se merecen mucho más de lo que aparece en esta novela. Yo al menos quiero saber más sobre alguno de ellos), y que a buen seguro tienen tras de sí una apasionante historia. Ojala la autora vuelva sobre ellos, o al menos que siga ofreciéndonos excelentes fantasías como la que nos ocupa. Fantasías de corte medieval con alto componente mágico sin otra intención que la de entretener y que lo consiguen con creces, con calidad y buenas tramas.
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