M.M. Buckner.
Reseña de: Santiago Gª Soláns.
En la Tierra, tras una inmensa catástrofe ecológica que produjo a su vez un enorme colapso económico, unos cuantos emprendedores dedicaron todos sus esfuerzos a levantar de nuevo todo un entramado empresarial que posibilitara la supervivencia del ser humano, convirtiéndose por el camino en la élite dirigente de todo el planeta. Ayudados por los nanocitos que navegan su torrente sanguíneo reparando todas sus dolencias, apoyados por toda clase de adelantos y prótesis médicas, se han perpetuado en el poder alargando su vida por encima de los dos siglos de existencia. Así, con todo resuelto y
Uno de estos surfistas es Nasir, que con 248 años, descubrirá de pronto dentro de si las pasiones de un adolescente, enamorándose de su fisioterapeuta, la joven Sheeba, quien no le corresponderá en sus anhelos y quien será la razón que le llevará a aceptar riesgos que nunca se hubiera planteado.
De este modo la novela empieza de forma bastante curiosa, dando a conocer en primera persona la arriesgada tesitura en que se encuentra el protagonista, aparentemente a punto de morir, y sumergiendo al lector, a través de los flash backs de sus recuerdos, de lleno en uno de esos Surf bélicos, aprovechando para presentar a los compañeros de Nasir en medio del fragor de la incursión. Poco a poco la autora irá introduciendo al lector en ese mundo futuro, dejando caer aquí y allá algunas pinceladas para retratar un rico trasfondo, al tiempo que los compañeros van acometiendo algunas aventuras en una espiral que inevitablemente, y en contra de las reticencias de Nasir, les llevará a realizar un Surf bélico sobre Paraíso (nombre irónico donde los haya) ,una fábrica orbital cuyos trabajadores se han rebelado y se han aislado del resto del mundo, y que ha sido calificada con la más alta nota dentro de la clasificación de riesgo de los “surfs”. Una incursión, como queda bien remarcado, totalmente ilegal y que puede terminar con todos sus privilegios en caso de salir mal.
Y es a partir de la llegada a Paraíso cuando la novela se dispara, el ambiente se hace opresivo en la estación orbital, revelándose todas las carencias de mantenimiento de la misma y el terrible asedio al que le somete la compañía propietaria en busca de la rendición de sus trabajadores. Se nos muestra una extraña sociedad creada por los habitantes del satélite, afectados por una todavía más extraña epidemia, motivo real que llevó al aislamiento de la fábrica, y donde nuestro protagonista deberá bregar contra sus miedos y sobreponerse con la única idea en la cabeza de la supervivencia de Sheeba, mientras la joven va a lo suyo desvelando una no tan insospechada vena de buena samaritana que les causará no pocos problemas. Mientras el lector asiste impotente al desmoronamiento de la estación orbital, la autora se permite el lujo de incluir flash backs en los flash backs, retratando la manera en que ese mundo futuro llegó a ser como es e incluyendo sin falsa moralina una buena dosis de crítica al actual estado del planeta que parece abocado, si no se le pone remedio, al inevitable cambio climático y a la catástrofe ecológica; al tiempo que aprovecha para lanzar unos cuantos buenos torpedos al capitalismo y al neo liberalismo que deshumaniza al individuo para convertirlo en un simple “productor”, una herramienta más de la máquina del dinero.
La emoción, con la particular, aunque sin especificar su naturaleza, Espada de Damocles que pende sobre el destino de Nasir, crece conforme avanzan las páginas, consiguiendo un crescendo de tensión que conduce de forma ineludible hacia un final que se permite la sorpresa, sin hacer en ningún momento “trampa”. El toma y daca continuo entre los habitantes de la estación orbital y los surfistas retenidos en ella contra su voluntad (al menos en el caso de Nasir), y el continuo ataque exterior, permite unas situaciones realmente apasionantes, haciendo que el libro se lea con interés y agrado.
Falla en algunos momentos un tanto, quizás, la personalidad de Nasir, quien con toda la experiencia acumulada a sus espaldas en esos 248 años, tiene a veces comportamientos difícilmente justificables y demasiado “adolescentes”; a la par que la autora demuestra unas ideas sobre los hombres (como sexo en contraposición a las mujeres) un tanto ingenuas y prejuiciosas, pero, en fin, de vez en cuando también es refrescante ver las cosas desde la óptica de ellas, ¿no?
Aventura con unas ligeras dosis de crítica social. Para pasar un buen rato.
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