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lunes, 24 de noviembre de 2008

Reseña: El ladrón mago

El ladrón mago.

Sarah Prineas.

Reseña de: Lyrenna.

Montena. Serie Infinita. Barcelona, 2008. Título original: Magic Thief. Stolen. Traducción: Matuca Fernández de Villavicencio. Ilustraciones: Antonio Javier Caparo. 303 páginas.

Connwaer es un ladronzuelo que sobrevive en Crepúsculo, la parte “mala” de la ciudad de Wellmet; una noche mete la mano en el bolsillo de un viejo que pasa a su lado, pero lo que obtiene no son monedas o joyas, sino una piedra. Pero, por supuesto, no se trata de una piedra normal y corriente, sino de una locus magicalicus, el equivalente en el mundo de la novela a la tradicional varita mágica. Así comienza todo; el mago Nevery, sorprendido de que su locus magicalicus no haya fulminado al instante al muchacho decide, sin muchas ganas, tomarlo bajo su manto para ver si es que también él es mago. Y la aventura está servida.

A través de una trama sencilla (que no simple) veremos como el descenso del nivel de la magia en Wellmet ha propiciado el regreso del exilio de Nevery y, por ende, ha favorecido la circunstancia del aprendizaje de Connwaer en los entresijos mágicos. Pero primero el joven deberá sortear dos importantes obstáculos. Primero debe aprender a leer y escribir, para lo que acudirá a estudiar a la Academia; y aquí es donde una empieza a temerse que la historia empiece a derivar hacia los muy trillados caminos del joven estudiante de mago, con sus problemas, las clases, los enfrentamientos con compañeros y/o profesores y demás (y a todos nos viene a la mente otro joven mago con gafas y cicatriz en la frente, ¿no?), pero, por suerte, hay que agradecer a la autora que no se demore en este tema y pase enseguida al segundo obstáculo, que se convierte así en la parte vital del relato.

Y este no es otro que la búsqueda por parte de Conn de su propia locus magicalicus, la piedra que debe focalizar sus hechizos y sin la cual ninguna persona puede ser considerada como mago. La búsqueda contrarreloj de su piedra se convierte en el centro de la vida del joven, mientras a su alrededor la magia va cesando poco a poco, sin que nadie se explique la razón, sea la misma natural o provocada por oscuros intereses humanos.

La locus magicalicus de Conn se trasforma así en la piedra angular (nunca mejor dicho) de la narración. Estas piedras son, como ya he dicho, los equivalentes de las más tradicionales varitas mágicas. De esta manera el mago necesita la presencia física de su piedra para canalizar los efectos de un hechizo recitado. Como se ve, el sistema de la magia en Wellmet es muy típico, cambiando simplemente el “vehículo” a través de la que la misma se manifiesta. Otra cosa es la naturaleza de la magia en sí, una discusión de importancia a lo largo de la novela, ya que para descubrir por qué está desapareciendo habrá que saber primero de dónde procede.

La historia de esta doble búsqueda: la de la locus magicalicus de Conn y la de los motivos de la paulatina desaparición de la magia, se sigue a través del relato en primera persona de joven aprendiz, matizado y complementado con fragmentos del diario del mago Nevery, confrontando así la autora las visiones muchas veces casi antagónicas de ambos protagonistas, desvelando una cierta incomprensión del preceptor hacia su pupilo. Además, sin que aporten realmente nada extraordinario, pero sí como un pequeño guiño de complicidad con el lector, una especie de juego, la autora ha incluido en algunas de las páginas del diario pequeños mensajes escritos con runas por Conn, y que se pueden descifrar fácilmente gracias al “alfabeto” rúnico incluido al final del volumen.

A lo largo de la narración irán apareciendo otros personajes que darán color a la historia, como Benet, el guardaespaldas y hombre para todo contratado por Nevery, y que se mostrará poseedor de la personalidad más contradictoria del libro (y por tanto, quizá también la más interesante y poco aprovechada); o como el Underlord, señor de la zona conocida como Crepúsculo, quien desea la captura de Conn por motivos indeterminados que parecen venirse arrastrando desde el pasado de ambos; o Rowan, la joven enigmática que acoge bajo sus alas a nuestro protagonista a su llegada a la Academia; o, por supuesto, el resto de magos de la ciudad; o la Duquesa que rige los destinos de la misma… Es cierto que ninguno de ellos se encuentra especialmente bien caracterizado ni posee una gran profundidad sicológica; pero a través de pequeños retazos se puede intuir que todos tienen una historia personal a sus espaldas; especialmente en el caso de Nevery y las causas que motivaron el exilio del que ahora regresa, o de Conn y su antigua vida en las calles ejerciendo de ladrón.

Tiene esta edición el acierto de incluir una serie de dibujos al inicio de cada capítulo que permiten situar la acción entorno a un lugar o personaje determinado, según a quién o a qué corresponda cada ilustración.

El ladrón mago es una lectura amable, con una trama sencilla, lineal, pero interesante, y que queda perfectamente cerrada a pesar de que ya exista una nueva entrega de lo que se antoja una larga serie. Destinada a un público adolescente, libre de cualquier lectura escabrosa o de mensajes morales que vayan más allá del siempre aleccionador consejo de que con el debido esfuerzo se puede vencer al destino y, en este caso, salir de las calles para convertirse en algo mejor. Hay matices de gris, los buenos no son unos santos (al fin y al cabo el protagonista es un ratero de poca monta cuando se inicia la acción), pero al final todos encuentran sus sitio. Puede ser recomendable para jóvenes y para adultos que no hayan dejado de serlo.


martes, 18 de noviembre de 2008

Reseña: La noche quedó atrás

La noche quedó atrás.

Jan Valtin/Richard Krebs.

Reseña de: Amandil.

Seix Barral - Círculo de Lectores, Barcelona, 2008. Título original: Out of the night. Traducción: Julio Bernal. 794 páginas.

La noche quedó atrás ha sido presentado desde su publicación en 1941 como un alegato contra los totalitarismos de toda índole y a favor de la libertad del individuo. Ese modo de resumir la obra aunque no anda desencaminado no refleja realmente lo que Jan Valtin quiso mostrar al mundo por medio de esta autobiografía. Es una crítica despiadada contra el totalitarismo, cierto, pero además es un documento imprescindible para desmontar desde su misma raíz muchas de las mentiras y falacias creadas desde el poderoso aparato propagandista de la URSS desde los años veinte hasta la mismísima caída del bloque oriental en la década de los noventa del pasado siglo.

La obra se desarrolla en dos planos paralelos y que, en ocasiones se entremezclan. Por una parte el meramente histórico, en el que se nos narran los hechos en los que el protagonista fue parte integrante como revolucionario alemán al servicio del Partido Comunista y del Komintern (nombre adoptado por la Tercera Internacional o Internacional Comunista). Por otra se nos muestran aspectos privados, no vinculados con su activismo político, como su amor por el mar, sus deseos de ser capitán de un carguero, su enamoramiento y su deseo de formar una familia en unos tiempos poco favorables a ello. Estos van a ser los dos motores que moveran todo el relato desde sus orígenes en 1918 hasta su abrupto final al huir de las garras de la GPU (el servicio secreto soviético, antecesor del celebérrimo KGB) en 1938. Y serán los puntos dónde ambos planos colisionen dónde el lector asistirá a los más profundos y terribles momentos de angustía del autor. Lugares de la obra dónde el protagonista deberá decidir entre él mismo y sus anhelos vitales o mantenerse firme atado a sus ideales revolucionarios y a la ciega obediencia a los dictados del partido.

Es importante señalar que muchos de los detractores de la obra de Valtin (pseudónimo de Richard Krebs) han remarcado que es imposible que el autor protagonizase o participase en todos los eventos que jalonan las páginas del libro e incluso que conociese en persona a la gran cantidad de personalidades que cita. También se ha acusado al libro de exagerar las partes negativas del comunismo internacional y de haber tratado de dañar conscientemente y con maledicencia la imagen de la URSS tras haber desertado de las filas del Komintern huyendo a EE.UU. (en opinión de intelectuales de corte comunista). En definitiva se ha querido tachar esta autobiografía de pura propaganda anti-comunista, evitando de un plumazo entrar a valorar si los hechos narrados (muchos de ellos auténticos actos terroristas) fueron o no reales tal y como son descritos con todo detalle en el libro. Pero no entraremos aquí a valorar la precisión histórica o la exacta verosimilitud de lo que el autor desgrana. Quede, pues, como aviso a navegantes.

El relato comienza con un joven Valtin, asistiendo en septiembre de 1918 al motín de la Armada alemana con base en Bremen. Allí, con apenas catorce años, e imbuido del cansancio propio de todo el país tras cuatro años de guerra, se une a las filas de las Juventudes Espartaquistas y, comienza una carrera como revolucionario que le llevará a integrarse en el Partido Comunista Alemán. Tras haber servido lealmente y con gran valor en los convulsos momentos que siguieron a la caída del Kaiser y el advenimiento de la República de Weimar, Valtin es integrado en la sección marítima del Komintern (en ese momento el organismo "internacional" pero en manos soviéticas encargado de expandir la revolución proletaria por todo el mundo) y comienza su periplo como correo, organizador y líder agitador por puertos de medio mundo. Entonces su fervor sinceramente revolucionario le hace creer que se puede exportar la experiencia rusa por los cinco continentes y no duda en anteponer la dictadura del proletariado a cualquier otra consideración de índole personal o "egoista" y "pequeñoburguesa".

El relato esta lleno de momentos de duda en los que la natural tendencia a la rebeldía de Valtin le hacen plantearse seriamente si está obrando correctamente o si realmente está trabajando a favor de la revolución mundial. Especialmente cuando, según va ganando experiencia y va ascendiendo en el escalafón, es testigo directo de como desde las filas comunistas se comienza a atacar a los denominados "falsos revolucionarios" o directamente traidores, entre los que se incluyen a los anarquistas (enemigos del estado proletario), los troskistas (enemigos de la verdadera naturaleza del movimiento bolchevique) y, finalmente, a los socialistas (dominados por su esencia burguesa y faltos de agallas para llegar a la verdadera revolución). El protagonista asiste, lleno de temores y fijando su voluntad a la necesidad de creer que "el partido no se puede equivocar" y que "lo más importante es la revolución comunista", a momentos en los que debe aceptar la muerte de sinceros comunistas, desviados de la hortodoxia fijada en cada momento desde Moscú, obligándose a creer que, realmente, "se lo merecían". Huelga decir que Valtin, finalmente, será engullido por el Urano comunista.

El libro, desde este punto de vista histórico, se divide en tres partes bien diferenciadas.

La primera remarca los inicios revolucionarios y el deseo de hacer real el sueño de llevar a todo el planeta la revolución comunista que puso fin tanto al régimen de los Zares como al posterior gobierno menchevique en Rusia. Es la parte más idealista del relato y en la que el autor más cómodo se siente ya que muestra la etapa "romántica" de su militancia. Es aquí dónde descubrimos los modos de trabajo del Komintern, las redes que tegió a lo largo de los siete mares y como la mayor parte de las actividades comunistas comienzan a enforcarse desde la perspectiva, no de la revolución mundial, sino de servir a los intereses estratégicos de la URSS.

La segunda se centra en los años finales de la democracia en Alemania y la lucha para hacer caer la República de Weimar, aliándose para ello con los pujantes nazis de Adolf Hitler. Desgrana Valtin como ambos movimientos coinciden en su aborrecimiento por la democracia y no dudan en unir sus fuerzas (figurada y literalmente) para desestabilizar el sistema desde dentro y destruir al Partido Socialista Alemán y al Zentrum (el conglomerado político que incluía a católicos, conservadores y liberales), para, posteriormente luchar entre ellos por el control de Alemania y la instauración de un regimen comunista o nacionalsocialista. Simultaneamente se nos seguirán mostrando, en una especie de paréntesis, sus actividades en el extranjero (Francia, Reino Unido, Bélgica, Suecia, Dinamarca, Holanda) y como comienza a obrarse el cambio en el Komintern de la mano de la figura de Stalin. Ya no se persigue ningún tipo de movimiento mundial sino simple y llanamente servir a la URSS como extensiones de sus ejércitos. La GPU, hasta entonces relativamente ajena al Apparat político internacionalista, pasa a controlar el movimiento, comenzando las purgas, asesinatos, desapariciones y "destierros a Siberia" que se convertirían en lo habitual en años posteriores.

Finalmente, la tercera se centra en los años de lucha desde la clandestinidad contra el victorioso nazismo en Alemania. Es la parte del libro más oscura y en la que con más claridad se muestran las auténticas cloacas tanto del comunismo como del nazismo. Valtin no ahorra detalles a la hora de describir sus terribles jornadas de interrogatorios a manos de la Gestapo y como, siguiendo órdenes del Komintern, finge rendirse y reconocer la "verdad" del régimen de Hitler para unirse a las filas nazis como un agente doble. Pero tampoco oculta los manejos de los líderes del partido para servir a Stalin sacrificando para ello a quien hiciese falta en todo momento. Es en esta parte final cuando se ve en toda su crudeza como cualquier atisbo de romanticismo o idealismo ha sido borrado de todos los niveles del Komintern y del comunismo en general. Valtin describe claramente como desde Moscú se da la orden de cambiar de estrategia en el escenario internacional, aliándose ahora sí con los socialistas en los conocidos como Frentes Populares para, posteriormente, infilitrarse y terminar por controlar por completo el "frente obrero" (cita expresamente los casos francés y español), destruyendo en ese momento a todo aquél considerado "peligroso" por los agentes de la GPU. Se puede decir, en definitiva, que el autor destapa tanto el salvajismo nazi como el comunista, reconociendo que formó parte de aquello movido en todo momento por la "lealtad a la causa y al partido" aunque tuviese que taparse la nariz en más de una ocasión.

El libro concluye, a modo de epílogo, con la descripción de su caída en desgracia en el Komintern al enfrentarse abiertamente con el máximo líder alemán al servicio de Stalin y que será, durante todo el relato, algo así como el tercer personaje en importancia tras el propio Valtin y Firelei. Nos referimos a Ernst Wollweber quien pasará de ser el primer líder revolucionario alemán en 1918 al sanguinario jefe comunista que no dudará en entregar a los nazis a todos aquellos camaradas que pudiesen hacerle sombra dentro del Partido Comunista.

Pero al inicio de esta reseña se remarcó que el libro se movía en dos niveles distintos. El segundo, el personal, está protagonizado por la relación amorosa entre Valtin y la joven Firelei. De su relación realmente romántica y leal, rompiendo la dinámica del "amor" de puerto y prostitutas de buen corazón y simpatizantes con el comunismo, surgirán las mayores dudas contra la obra revolucionaria del autor. Firelei no es comunista, de hecho es apolítica. Se nos muestra como una mujer alegre y jovial, tremendamente vital y movida por impulsos emanados de su naturaleza bondadosa y propensa a perdonar y dar segundas oportunidades a todo el mundo. Es una idealista a su modo, pero en las antípodas del estricto sentimiento del deber proletario de Valtin. Cosnciente de las injusticias del mundo pero deseosa de cambiar las cosas de otro modo. Es una auténtica fuerza luminosa frente a gris mundo de dónde proviene el autor.

Este contraste entre el luchador y la "doncella" dara pie a una historia de amor que, por momentos, está a punto de dar al traste con las más profundas convicciones revolucionarias del protagonista. Ante la fuerza del proletariado se opone, como surgido de la nada, el amor hacia Firelei y su oferta de fundar una familia, tener hijos, y vivir apaciblemente disfrutando de los momentos que una existencia tranquila y predecible. La duda se instala por unos instantes en las que son, a mi juicio, las páginas más reveladoras del libro ya que muestran el verdadero dilema que toda persona inmersa en una "causa" se plantea antes o después: ¿Mi vida o la causa?

Finalmente, la lealtad al Partido se impone y será Firelei la que se vea arrastrada a una vida de revolucionaria contra su voluntad aunque, movida por su amor por Valtin, asumirá su nuevo papel intentando ser útil, engañándose a sí misma y tratando de convencer a su pareja (más adelante marido) para que lo abandone todo a la menor oportunidad. Su situación se verá embrollada con el nacimiento de su hijo coincidente con la victoria nazi en Alemania y el pase a la clandestinidad del Partido Comunista. Y será entonces cuando, realmente, las dudas se instalarán definitivamente en el protagonista ya que comienza a anteponer su mujer y su hijo al partido y sus consignas y, finalmente, será esta la causa de su desesperada ruptura con el Komintern y una revolución en la que hacía años que había dejado de creer.

En definitiva asistimos durante las casi ochocientas páginas del libro tanto a una lección de Historia como a un relato de intriga, acción, luchas políticas, dsengaño ideológico y amor condenado. Pero con la gravedad y la certeza de que no es una obra de ficción sino una sucesión de hechos reales que nos plantan, sin anestesía de ningún tipo, ante acontecimientos que desnudan la realidad "revolucionaria" de un tiempo no tan lejano. Es imposible quedar indiferente ante esta obra y lo que en ella se cuenta.
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lunes, 17 de noviembre de 2008

Reseña: El niño robado

El niño robado.

Keith Donohue.

Reseña de: Santiago Gª Soláns.

Grijalbo. Barcelona, 2008. Título original: The Stolen Child. Traducción: Ignacio Gómez Calvo. 383 páginas.

Partamos de una premisa un tanto incoherente: un niño es robado y suplantado por un “trasgo” que a partir de ese momento vivirá como humano la vida que le correspondía al raptado. El niño, a su vez, se transformará, no se sabe muy bien cómo, en trasgo, obteniendo por el camino unos poderes sobrenaturales, para pasados unos cien años robar y suplantar a otro niño, volviendo a ser humano y viviendo la vida que correspondía al nuevo raptado. Entonces nos encontramos que los “tragos” no existen como tales, tan sólo son niños robados de sus hogares, estancados en su crecimiento físico, que no mental, y que durante todo el tiempo de su miserable existencia ocultos en el bosque tan sólo sueñan con volver a ser “humanos” y poder crecer.

Tal vez es que me hago mayor y tengo ya demasiado “callo”, tal vez es que la cosa es tan ridícula como suena, pero lo cierto es que no le veo el sentido a la suplantación. Si al final el niño robado va a crecer de nuevo como humano solo que mucho tiempo después no entiendo el cambio. Si ya eres humano, ¿para qué vas a mal vivir durante cien años para volver entonces a ser humano? No tiene sentido. Al menos en el mito original lo que se intercambia es un bebe humano por un bebe trasgo, pero aquí ambos son adolescentes humanos. Para llegar al mismo sitio no hacía falta tanto enredo. Claro que entonces, seguramente, Donohue se hubiera quedado sin novela, porque precisamente todo el meollo de la trama de El niño robado gira en torno a los recuerdos que suplantado y suplantador conservan de sus vidas anteriores; unos recuerdos que les atormentan y que de alguna manera les llevarán a ambos al imposible intento de recuperar aquello que han perdido.

Así el lector se va a encontrar con que Henry Day, un niño de unos seis años, es raptado y suplantado por los trasgos. La novela diverge desde ese punto en dos historias paralelas, narradas ambas en primera persona. En la primera el “nuevo” Henry Day, creciendo como humano, se siente como un ladrón robado, con unos enormes remordimientos por estar viviendo la vida que le correspondía a otro, al tiempo que no puede evitar la nostalgia y el anhelo de descubrir qué fue de su auténtica vida y familia, de la que solo le quedan pequeños retazos que de vez en cuando acuden a su mente; algo que le impulsará en una existencia contradictoria a una búsqueda de sus raíces que no le permitirá disfrutar plenamente de su nueva existencia. En la segunda historia, el auténtico Henry Day, perdido su nombre tras el rapto y atormentado por los recuerdos de sus primeros años de vida, no conseguirá aclimatarse del todo a su nuevo ser como trasgo, no podrá “olvidar” como el resto de sus nuevos compañeros y vivirá una existencia dividida, trágica casi, donde el intento de recuperar, aunque solo sea en su mente o a través de la escritura, lo perdido centrará gran parte de su tiempo y esfuerzos.

Es El niño robado una historia triste, destinada sin duda a tocar el corazón del lector. Una historia de pérdidas (y de perdedores) en la que los protagonistas, a pesar de los triunfos obtenidos en sus respectivas vidas, se antoja que nunca podrán alcanzar la felicidad. El anhelo de lo perdido, inalcanzable ya, amarga su existencia y condiciona todo lo que van consiguiendo tras el cambio. En una lectura moral es como si el autor quisiera recomendar encarecidamente a sus lectores a mantener los pies en el suelo, aceptando los triunfos del día a día, las pequeñas alegrías, olvidándose de anhelos imposibles por encima de sus posibilidades y destinados sin duda al fracaso. Hay que aceptarse cada uno a si mismo como es, parece decir, y no como uno piense que podría haber sido.

De hecho, la especie de “happy end” con el que se cierra el libro gira precisamente sobre ello. Un final que pone a cada cual en su sitio y permite al lector girar la última página con satisfacción y la mente tranquila, consciente de haber leído una historia “bonita”, con el punto justo de sensibilidad y drama, con unas gotitas de crueldad, con sus buenas dosis de tristeza y emoción como para agradar a cualquiera. El niño robado se muestra así como una novela “fabricada” para agradar a un público muy amplio, parte cuento de hadas y parte historia de misterio, sensiblera sin ser “ñoña”, con un puntito perverso, dulce sin edulcorante, y triste con un final de esperanza para no remover las conciencias. Para un público, en definitiva, a quien la aparente incoherencia de la que hablo al principio no le importa en absoluto y seguramente ni siquiera reparara en ello.

Hay más lecturas, desde luego. El autor desvela un mundo crepuscular, el fin de una era. La fantasía y los seres fantásticos se van viendo arrinconados cada vez más por el crecimiento de la sociedad humana, por la realidad cotidiana; los trasgos se ven abocados a la extinción, cada vez más cercados por las construcciones humanas y sin una razón para su existencia. Algo se está apagando y cuando se apague del todo el mundo será un lugar más triste y solitario. El menguante bosque en el que viven los trasgos, cada vez más amenazado por las urbanizaciones y los excursionistas domingueros, es metáfora tal vez de la fuerza arrolladora con que el racionalismo ha acabado con los mitos y leyendas.

Está también el anhelo de la infancia, el sueño de una inocencia perdida, quebrada por el crecer, abandonada con los años. Un espejo deformado con el que mirar por encima del hombro y preguntarse dónde se fue todo aquello que se vivió una vez. A través de una prosa muchas veces poética el autor imprime en sus páginas una melancolía por los tiempos pasados que no han de volver y que siempre se antojan mejores. Una agradable nostalgia que propicia que el propio lector eche la vista atrás y se cuestione lo vivido.

Es una novela cargada de simbolismos, como el hecho de que tras el rapto del niño humano, el mismo deba ser sumergido en las aguas de un río, de las que emergerá ya convertido en trasgo dispuesto a afrontar su nueva condición y vida. Como el mismo bosque que va retrocediendo. O como la visita al mar donde terminan todos los caminos... Desde luego, hay mucho que escarbar y descubrir en las historias divergentes hasta la confluencia de los dos Henry Day.

Sin duda, como ya nos adoctrina la solapa, el boca a boca puede hacer que la novela triunfe en un mundillo donde estas historias de alguna forma amables con su justo toque trágico, que en realidad se leen con el piloto automático conectado, que ofrecen una mínima reflexión sin llegar a remover conciencias y que el lector puede cerrar con la satisfacción de ver que todo termina en su sitio, son los que copan las listas de éxitos. Y, además, ya se han vendido los derechos cinematográficos, baremo según parece imprescindible en la actualidad para demostrar la “bondad” de un texto literario. ¿Qué más se puede pedir? ¿Coherencia? ¿Para qué? ¿Quién la necesita hoy en día? El niño robado en verdad no es un mal libro, simplemente es uno más de los que se disputan el espacio en las estanterías de best sellers al uso. Y casi seguro que triunfará en ventas, pero ¿por los motivos correctos?

Lanzamiento: Porta Coeli I, la Orden de Sta. Ceclina

La editorial Edebé acaba de poner a la venta Porta Coeli I: LA ORDEN DE STA. CECLINA, de Susana Vallejo. Se trata de la primera entrega de una tetralogía fantástica dirigida a un público joven y adulto.

“Porta Coeli I" fue finalista del premio Jaén 2007 de Alfaguara de literatura juvenil y "Porta Coeli III" del premio Edebé 2007.

Para hacerse una idea del ambiente y del aire que respira el libro existe un trailer que podéis encontrar aquí:

Página de la editorial Edebé:

http://www.edebe.com/portacoeli/

Página de la autora (con mucha más información sobre la serie):

www.susanavallejo.com/portacoeli

La tetralogía se compone de las siguientes entregas:

Porta Coeli I: LA ORDEN DE STA. CECLINA

A principios del s. XIV, Bernardo, un sabio erudito y antiguo guerrero, recibe la visita de un viejo compañero de armas, Nuño, que afirma haber encontrado un unicornio y otros monstruos extraños. En su investigación de lo que parece imposible, pronto se les une Yebra, una chica de los bosques acusada de bruja.

Juntos descubrirán las criaturas que empiezan a poblar nuestro mundo. Pero ¿de dónde provienen?, ¿qué relación tiene Yebra con ellos? ¿acaso realmente ella posee poderes extraordinarios?

La respuesta se encuentra oculta en el monasterio de la orden de Santa Ceclina; una orden de monjes guerreros que siempre ha defendido la lógica y la razón, y que sin embargo esconde sus propios secretos.

El hallazgo del “Porta Coeli“, un libro misterioso y prohibido, llevará a los protagonistas a una aventura más allá de este mundo.

Ya a la venta.

Porta Coeli II: COSECHA NEGRA

La Inquisición y la Peste amenazan el Mundo. Sólo una mujer puede salvarlo . Una novela ambientada en Toledo, durante el convulso s. XIV.

Próximamente

Porta Coeli III: EL PRINCIPIO DEL FIN

Una joven descubre sus poderes e inicia la revolución en un Mundo anclado en el pasado. Una historia que se desarrolla en la actualidad.

Próximamente


Porta Coeli IV: LA LLAVE DEL SECRETO

Acosado, el Mundo esconde el secreto que puede cambiar el destino de la humanidad. Una novela ambientada en un futuro cercano.

Próximamente

domingo, 9 de noviembre de 2008

Reseña: Guerra Mundial Z

Guerra Mundial Z.
Una historia oral de la Guerra Zombi.

Max Brooks.

Reseña de: Santiago Gª Soláns.

Almuzara. Córdoba, 2008. Título original: World War Z. An Oral History of Zombie War. Traducción: Pilar Ramírez Tello. 459 páginas.

La Tierra ha sufrido una terrible y devastadora “Guerra Mundial” contra un enemigo implacable e inhumano: la plaga zombi. La humanidad ha resultado, a duras penas y con un alto coste, vencedora en la contienda, y ahora ha llegado el momento de echar la vista atrás y recapitular sobre todo lo sucedido. Relatado como una serie de entrevistas que el propio autor ha llevado a cabo entre supervivientes de todo el orbe, el libro irá desvelando uno a uno todos los pasos de este horrible drama: desde el origen de la plaga, su imparable expansión, la guerra total y el inicio de la reconstrucción siempre con la mirada puesta en la posible aparición de nuevos brotes.

El acierto de Guerra Mundial Z es, sin duda, su estructura, en la que a través del testimonio de un buen número de testigos directos del desarrollo de los hechos se irá conformando un gran tapiz, hebra a hebra, historia a historia, en el que cada nuevo hilo añadido irá conformando una colorida y terrible imagen de todo lo acaecido en el mundo durante esos angustiosos años. La suma de las partes revela así una historia más completa y global que si el autor se hubiera limitado a un relato menos “coral” más centrado en unos pocos protagonistas o en un grupo asediado por los zombis como suele ser más típico en este tipo de relatos. El todo en este caso es mucho más grande que la suma de las partes.

A lo largo de las diferentes fases, Brooks aprovecha para ir criticando sin demasiados tapujos la realidad de nuestro propio mundo, de los distintos estamentos, tanto políticos como militares o científicos, que rigen nuestro devenir diario y nuestro futuro. En una narración que va desgranando uno por uno todos los errores que abocaron a la humanidad casi a su extinción, el autor muestra cómo la ceguera, la ambición o la simple inoperancia y estupidez de aquellos que podrían (y deberían) evitar muchos desastres les impiden actuar hasta ya sobrepasado el momento en que su actuación en vez de ser parte de la solución se convierte en parte del problema (el episodio del falso medicamento para prevenir y curar el contagio es ciertamente revelador de la naturaleza humana). Hasta que el mundo no se encuentra al borde del precipicio no se pone las herramientas necesarias en manos de aquellos que pueden hacer un buen uso de ellas.

Esta estructura de entrevistas, que le permite a Brooks, en efecto, ofrecer al lector una visión global del desarrollo del conflicto, acarrea sin embargo uno de los pocos defectos que se pueden achacar a la novela y es que entre un grupo tan enormemente heterogéneo de entrevistados, todos parecen expresarse igual. Desde el médico rural chino al piloto de las fuerzas aéreas estadounidenses, pasando por un profesor palestino o un antiguo comandante australiano de la Estación Espacial Internacional todos parecen tener, a pesar de su diferente extracción social y geográfica, un mismo tono. Y tratándose de la transcripción de un buen montón de entrevistas orales esto no debiera haber sido así.

Salvado este escollo sin demasiada importancia, y aceptando que tal vez el autor haya deseado dar un estilo unificado a todo el libro sacrificando algo de verosimilitud en aras de una mejor comprensión, lo cierto es que la narración atrapa con fuerza el interés desde su mismo principio. Ser testigo de como se van desarrollando los acontecimientos, observar la solidaridad entre las gentes comunes mientras los poderosos se empeñan en proteger sus prerrogativas y los desalmados buscan hacer dinero aprovechándose de las desgracias o los miedos del prójimo, ver como las respuestas a la crisis son al principio tan inoperantes como suelen ser en nuestra realidad es francamente revelador y no hacen sino que el lector empatice más con lo narrado, por muy fantástico e irreal que sea.

Y es que con un relato “fantástico”, ágil y con mucho ritmo gracias a su fragmentada estructura que casi se podría considerar de micro relatos, con unas reacciones muy humanas ante los hechos, con mucho sentimiento y emoción, sin obviar en ningún momento las críticas evidentes a nuestros “poderes”… Brooks ofrece un libro muy ameno, casi adictivo, en el que con un trasfondo tan increíble como el de los zombis, consigue retratarnos de forma admirable con todas nuestras miserias y triunfos.

La verdad es que nunca he sido seguidor de las historias de zombis (ni en la literatura ni en el cine ni en el cómic), ya que son unos “bichos” que siempre me han parecido singularmente absurdos, pero Guerra Mundial Z, con toda su carga crítica perfectamente imbuida en un entretenido relato de marcado carácter bélico, ha conseguido atraparme y hacerme disfrutar durante, casi, toda su lectura. Es cierto que al final pierde algo el ritmo. Es cierto que algunas de las situaciones, muchas de las soluciones y unas cuantas de las reacciones pecan de inverosímiles cuando no directamente de increíbles. Es cierto que no todos los entrevistados tienen unas intervenciones del mismo calado o interés… Pero también es cierto que la narración global se disfruta pasando páginas casi sin que uno se de cuenta, sumergiendo al lector a fondo en lo relatado, implicándole emocionalmente y entregando por el camino unas cuantas reflexiones interesantes sobre nuestro propio mundo. No es esta tanto una historia de zombis como una historia de humanos, con todo lo que ello conlleva. Recomendable.


viernes, 7 de noviembre de 2008

Lanzamiento: El ladrón mago


Montena y Haiuku Media nos informan de su lanzamiento más reciente: El ladron mago, de Sarah Prineas.

Para el lanzamiento del libro se ha realizado un tráiler interactivo promocional en el que los usuarios que contesten correctamente a las preguntas sobre el mismo tráiler entrarán en el sorteo de una Nintendo DS y del juego de Magia en acción. Como elemento promocional adicional, también se ha creado una web informativa del libro, www.ladronmago.com, donde se puede encontrar más información sobre la novela y conocer la forma de participar en el sorteo.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Reseña: La plaga

La plaga.

Jeff Carlson.

Reseña de: Santiago Gª Soláns.

Minotauro. Barcelona, 2008. Título original: Plague Year. Traducción: Ana Guelbenzu. 319 páginas.

Hubo un tiempo, cuando su destino lo regía las manos de Francisco Porrua, en que la “marca” Minotauro era sinónimo de mimo, de apuestas arriesgadas, de autores quizá minoritarios (siempre bajo el paraguas de las “firmas” emblema de la editorial como LeGuin, Tolkien o Bradbury) pero con algo interesante y, normalmente, transgresor que ofrecer. En la actualidad, Minotauro lleva camino de perder a marchas forzadas todo el crédito acumulado de aquellos años “gloriosos” (con honrosas excepciones, casi siempre asociadas a autores hispanos) apostando en sus novedades por libros mucho más digamos supuestamente “comerciales”. Y eso no tiene porque ser algo malo per se, ni La plaga es una mala novela en si misma, sino simplemente algo floja para todo lo que promete.

Amparada bajo una apabullante campaña publicitaria (con sorteo de viaje a Aspen incluido), se ha rodeado a la novela de una aura de best seller de contenido de tecno-thriller en un futuro cercano donde la arrogancia y la estupidez humana causa un desastre de proporciones planetarias. Y parece ser que la jugada le ha salido bien a la editorial y que el éxito de ventas le están acompañando. Sin embargo, ni Carlson tiene la agilidad estilística (entre otras muchas cosas) de los habituales autores de best sellers, ni la trama de investigación nanotecnológica termina por tener un pulso o intensidad que impliquen al lector avezado en lo narrado. Termina La plaga siendo así un relato más post catastrofista con el seguimiento de los sufrimientos y padecimientos de los supervivientes.

Más allá de lo que anticipa la sinopsis de contraportada (y que como es demasiado habitual en este sello adelanta datos y hechos que el lector debería descubrir mediante su lectura bien entrado en la narración, robándole así una buena parte de la satisfacción del descubrimiento y resolución del misterio sobre el origen y causas de la plaga), la novela comienza con un heterogéneo grupo de personas que sobrevive en lo alto de una montaña californiana, y es que pronto se descubrirá que la misteriosa plaga nanotecnológica que ha asolado la Tierra no tiene efecto más allá de los 3000 metros de altura. De improviso, el grupo recibirá la visita de un superviviente de una montaña vecina, que se ha jugado la vida para hacerles una importante proposición. Esta visita, a la par que da al lector idea de la existencia de la plaga de origen desconocido que ha acabado con el grueso de la población del planeta, pondrá en marcha una serie de sucesos que provocarán la desmembración del grupo original y el inicio de un desgraciado periplo para alguno de ellos.

Es aquí donde el lector conocerá a dos de los principales actores de este drama. Por un lado aparece Cam Najarro, personaje aparentemente destinado a causar la empatía del espectador con sus crisis de conciencia, sus dudas existenciales y sus contradictorias reacciones (a veces rozando lo abiertamente absurdo) ante lo que les va sucediendo. A su lado surge la figura de Albert Sawyer, también lleno de contradicciones, violencia encubierta y un secreto que parece atormentarle e impulsarle a partes iguales; superviviente nato, no tiene dudas ni remordimientos por hacer lo necesario para seguir viviendo un día más.

Un poco más adelante del libro, en paralelo y confluencia con esta trama, el lector asiste a la historia de los habitantes de la Estación Espacial Internacional, en especial a la de la doctora Ruth Goldman, autoridad mundial sobre nanotecnología, persona un tanto maniática y “rarita”, enviada al espacio para preservar su vida al tiempo que busca una cura para la plaga y que cual vedette vanidosa tan sólo sueña con poder volver a pisar la Tierra donde cree que sus esfuerzos se verán mejor recompensados.

En torno a estos dos grupos se construye una historia de aventuras, con ciertos toques (muy leves) de gore (la referencia al canibalismo, supongo que enfocada a epatar ya de inicio al lector, se encuentra en la primera línea del libro), con un marcado carácter militarista, con una mínima reflexión sobre el abuso del poder y de los que hacen mal uso de él y están dispuestos a aferrarse al sillón a cualquier precio, dispuestos a sacrificar al resto de la humanidad incluso en las situaciones más dramáticas, y de aquellos otros cuyo altruismo sin embargo los lleva a arriesgar su propia vida por el bien común. Sin embargo la escasa caracterización sicológica de los personajes protagonistas y secundarios hacen que cualquier reflexión quede muy mermada.

Es de agradecer, sin embargo, que aunque el grueso de la narración se centre en personajes y territorio estadounidense, Carlson se acuerde de que existe todo un mundo fuera de sus fronteras y las continuas referencias a la situación de los supervivientes de otras naciones (Europa, China, Rusia, La India…) creen una visión más global y mucho más interesante que si se hubiera circunscrito tan solo a los EE.UU. Esta circunstancia le sirve, además, para dar sentido a ciertas actuaciones ciertamente reprobables que llevan a cabo algunos de los secundarios y que dan algo de vidilla a la narración.

La plaga, pues, no es un mal libro, dentro de sus características. Ofrece una historia de acción, un pequeño misterio a resolver en el origen de la plaga (menos para los que se hayan leído con anticipación la sinopsis) y una búsqueda un tanto desesperada de una cura para la infección, búsqueda no exenta de persecuciones, enfrentamientos, tiros y explosiones. Sin embargo, el estilo fragmentario, atropellado a veces, con continuos acelerones y bruscos frenazos en la trama, no invita precisamente a su disfrute. Mención especial aparte merece la desastrosa inclusión al inicio del volumen de dos mapas que con sus “anotaciones” no hacen sino anticipar (chafar más bien) algunas de las escasas sorpresas que el lector debiera descubrir conforme avanza la historia sin tener conocimiento de antemano. Dos mapas que en realidad no aportan nada al disfrute de la novela, pero que si era obligatorio haberlos incluido al menos se podrían haber colocado al final del libro, donde la consulta hubiera sido más voluntaria que encontrándoselos de sopetón nada más abrirlo.

No le doy a La plaga un suspenso en absoluto, incluso me atrevo a calificarlo con un aprobado alto por ciertos detalles relacionados con el desarrollo de la nanotecnología, perfecta e interesantemente desarrollada (al menos para un lego como yo mismo), y el escenario que su contagio provoca y que, no obstante, sin duda daba para más (y supongo que es lo que podremos ver en las posteriores entregas, de las que ya está anunciada la tercera, sino me equivoco), pero tampoco es un libro que me vaya a apresurar a recomendar a los amigos. Que cada cual saque sus propias conclusiones…

lunes, 3 de noviembre de 2008

Eventos: III Mereth Bizar Barazimbaru

Queridos habitantes de la Tierra Media, Valar, Maiar y demás seres del Multiverso...

Aquí tenéis todo lo necesario para acudir a la III Mereth Bizar Barazimbaru de Khazad-Dûm...y saber dónde os metéis.


PROGRAMA
III Mereth Bizar Barazimbaru de Khazad-Dûm

“Azanulbizar”

Sábado, 6 de diciembre. Los enanos van a la guerra.

13:30-14: Recibimiento a la usanza Khazad.

14:30: Comida.

17:00: Llamada a las armas para la reconquista de Khazad-Dûm. (Dramatización)

17:30: Visita por los alrededores (almenara, yacimientos...)

18:30: Taller de Máscaras.

21:00: Cena previa al día de la batalla. “La posible última cena”.

23:00: Brindis enanos, entrega de mathoms y Sombras Enanescas.

Domingo, 7 de diciembre. Las afrentas serán vengadas.

¿?:¿?: El cuerno llama a formar.

¿?:¿?: Consejo de guerra tras el desayuno.

12:00: Conferencia: (Por confirmar)

14:00: Pitanza.

16:00: Taller/ entrenamiento de tiro con arco a cargo de Mablung y Lady Eowyn de Arthlond.

18:00: El ejército debe armarse (también de valor) para la batalla.

18:30: Merienda de “Cabeza de Balrog” y Juegos Durínicos a cargo de Snaga.

21:00: La llegada a las Puertas del Ejército Enano. (Dramatización)

22:00: Lecturas en el campamento para animar a las tropas.

23:00: Reposición de fuerzas. Poción enana cortesía de "Triple A", famoso alquimista de la ciudad Khazadumaña.

00:00: Batalla por la reconquista, a cargo de Zipo.

Noche intemporal, Los enanos van a la guerra. Cánticos y demás quehaceres....

Lunes, 8 de diciembre. Khazad-Dûm será liberada...otro día.

12:00: tras el desayuno, Piras por las víctimas caídas en el valle de Azanulbizar.

13:00: Entrega de premios del “Killer”; lectura de despedida.

14:00: comida

17:00: despedida.

Más información sobre cómo inscribirse, como acudir y otras cosas interesantes en:

La Fragua de Mahal