Una historia oral de la Guerra Zombi.
Max Brooks.
Reseña de: Santiago Gª Soláns.
Almuzara. Córdoba, 2008. Título original: World War Z. An Oral History of Zombie War. Traducción: Pilar Ramírez Tello. 459 páginas.
La Tierra ha sufrido una terrible y devastadora “Guerra Mundial” contra un enemigo implacable e inhumano: la plaga zombi. La humanidad ha resultado, a duras penas y con un alto coste, vencedora en la contienda, y ahora ha llegado el momento de echar la vista atrás y recapitular sobre todo lo sucedido. Relatado como una serie de entrevistas que el propio autor ha llevado a cabo entre supervivientes de todo el orbe, el libro irá desvelando uno a uno todos los pasos de este horrible drama: desde el origen de la plaga, su imparable expansión, la guerra total y el inicio de la reconstrucción siempre con la mirada puesta en la posible aparición de nuevos brotes.
El acierto de Guerra Mundial Z es, sin duda, su estructura, en la que a través del testimonio de un buen número de testigos directos del desarrollo de los hechos se irá conformando un gran tapiz, hebra a hebra, historia a historia, en el que cada nuevo hilo añadido irá conformando una colorida y terrible imagen de todo lo acaecido en el mundo durante esos angustiosos años. La suma de las partes revela así una historia más completa y global que si el autor se hubiera limitado a un relato menos “coral” más centrado en unos pocos protagonistas o en un grupo asediado por los zombis como suele ser más típico en este tipo de relatos. El todo en este caso es mucho más grande que la suma de las partes.
A lo largo de las diferentes fases, Brooks aprovecha para ir criticando sin demasiados tapujos la realidad de nuestro propio mundo, de los distintos estamentos, tanto políticos como militares o científicos, que rigen nuestro devenir diario y nuestro futuro. En una narración que va desgranando uno por uno todos los errores que abocaron a la humanidad casi a su extinción, el autor muestra cómo la ceguera, la ambición o la simple inoperancia y estupidez de aquellos que podrían (y deberían) evitar muchos desastres les impiden actuar hasta ya sobrepasado el momento en que su actuación en vez de ser parte de la solución se convierte en parte del problema (el episodio del falso medicamento para prevenir y curar el contagio es ciertamente revelador de la naturaleza humana). Hasta que el mundo no se encuentra al borde del precipicio no se pone las herramientas necesarias en manos de aquellos que pueden hacer un buen uso de ellas.
Esta estructura de entrevistas, que le permite a Brooks, en efecto, ofrecer al lector una visión global del desarrollo del conflicto, acarrea sin embargo uno de los pocos defectos que se pueden achacar a la novela y es que entre un grupo tan enormemente heterogéneo de entrevistados, todos parecen expresarse igual. Desde el médico rural chino al piloto de las fuerzas aéreas estadounidenses, pasando por un profesor palestino o un antiguo comandante australiano de la Estación Espacial Internacional todos parecen tener, a pesar de su diferente extracción social y geográfica, un mismo tono. Y tratándose de la transcripción de un buen montón de entrevistas orales esto no debiera haber sido así.
Salvado este escollo sin demasiada importancia, y aceptando que tal vez el autor haya deseado dar un estilo unificado a todo el libro sacrificando algo de verosimilitud en aras de una mejor comprensión, lo cierto es que la narración atrapa con fuerza el interés desde su mismo principio. Ser testigo de como se van desarrollando los acontecimientos, observar la solidaridad entre las gentes comunes mientras los poderosos se empeñan en proteger sus prerrogativas y los desalmados buscan hacer dinero aprovechándose de las desgracias o los miedos del prójimo, ver como las respuestas a la crisis son al principio tan inoperantes como suelen ser en nuestra realidad es francamente revelador y no hacen sino que el lector empatice más con lo narrado, por muy fantástico e irreal que sea.
Y es que con un relato “fantástico”, ágil y con mucho ritmo gracias a su fragmentada estructura que casi se podría considerar de micro relatos, con unas reacciones muy humanas ante los hechos, con mucho sentimiento y emoción, sin obviar en ningún momento las críticas evidentes a nuestros “poderes”… Brooks ofrece un libro muy ameno, casi adictivo, en el que con un trasfondo tan increíble como el de los zombis, consigue retratarnos de forma admirable con todas nuestras miserias y triunfos.
La verdad es que nunca he sido seguidor de las historias de zombis (ni en la literatura ni en el cine ni en el cómic), ya que son unos “bichos” que siempre me han parecido singularmente absurdos, pero Guerra Mundial Z, con toda su carga crítica perfectamente imbuida en un entretenido relato de marcado carácter bélico, ha conseguido atraparme y hacerme disfrutar durante, casi, toda su lectura. Es cierto que al final pierde algo el ritmo. Es cierto que algunas de las situaciones, muchas de las soluciones y unas cuantas de las reacciones pecan de inverosímiles cuando no directamente de increíbles. Es cierto que no todos los entrevistados tienen unas intervenciones del mismo calado o interés… Pero también es cierto que la narración global se disfruta pasando páginas casi sin que uno se de cuenta, sumergiendo al lector a fondo en lo relatado, implicándole emocionalmente y entregando por el camino unas cuantas reflexiones interesantes sobre nuestro propio mundo. No es esta tanto una historia de zombis como una historia de humanos, con todo lo que ello conlleva. Recomendable.
A mí la novela me encantó y también caí en el detalle de que todos los entrevistados hablan de forma excesivamente similar, "plana"; pero lo que no sé es si será achacable al propio autor o a la traducción. De todas maneras el detalle a mí no me impidió disfrutar en absoluto de la lectura.
ResponderEliminarRecomendable, en efecto.
A mi me pareció un libro genial, lo disfruté enormemente y no descarto releerlo en un futuro próximo. Es 100% recomendable y eso que yo tampoco era fan de los zombies, pero este libro me conquistó. Al igual que Apocalipsis Z, de Dolmen.
ResponderEliminarEl libro no está mal, la verdad. Aunque se puede resumir con la manida frase de "¡Dios bendiga América!".
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