Mike
Resnick.
Reseña
de: Santiago
Gª Soláns.
Timunmas.
Barcelona,
2011. Título original: Starship: Mutiny. Traducción: Joan Josep
Mussarra. 287 páginas.
Esta novela es la primera entrega de una pentalogía de lectura independiente, situada sin embargo dentro del universo de Birthright creado por el autor para ambientar gran número de sus historias. Es el año 1966 de la Era Galáctica y la República se encuentra inmersa en una larga guerra contra la Federación Teroni. Dentro de la primera, Wilson Cole es un oficial famoso por su heroísmo y por el reiterado incumplimiento de las órdenes, muchas veces absurdas, de sus superiores, a los que deja como incompetentes al obtener espectaculares resultados bélicos de sus acciones, con lo que se ha ganado la admiración de las tropas y el desprecio de los mandos.
Esta novela es la primera entrega de una pentalogía de lectura independiente, situada sin embargo dentro del universo de Birthright creado por el autor para ambientar gran número de sus historias. Es el año 1966 de la Era Galáctica y la República se encuentra inmersa en una larga guerra contra la Federación Teroni. Dentro de la primera, Wilson Cole es un oficial famoso por su heroísmo y por el reiterado incumplimiento de las órdenes, muchas veces absurdas, de sus superiores, a los que deja como incompetentes al obtener espectaculares resultados bélicos de sus acciones, con lo que se ha ganado la admiración de las tropas y el desprecio de los mandos.
Degradado
por segunda vez en su carrera militar, es destinado como segundo
oficial a la nave Theodore
Roosevelt,
una antigualla obsoleta que hace tiempo que debiera haber sido
desguazada, que sigue no obstante en servicio con la misión de patrullar y
proteger un cúmulo perdido de la galaxia con una heterogénea
tripulación de humanos y alienígenas «problemáticos». Se trata
de una nave donde reina el hastío y el desorden, un sumidero donde
la Armada
ha
ido arrojando sus despojos, el cesto de las manzanas podridas, donde
un relajado ambiente, el poco apego a las ordenanzas que cunde entre
la tripulación y la desatención de los mandos, han propiciado
prácticamente el abandono de toda disciplina marcial, mantenida a
duras penas por unos pocos, como la directora
de Seguridad,
Sharon
Blacksmith,
en quien el protagonista encontrará una dispuesta aliada.
Cole,
a pesar de su insubordinación y su hoja de servicios, no es un mal
soldado ni un mal oficial, todo lo contrario. Está dedicado a vencer
a la Federación,
y
las trabas burocráticas, los tejemanejes políticos y las órdenes
incompetentes que se interponen en su camino no merecen sino su
desprecio, cuestión por la que se las salta ganándose por el camino
una merecida fama de hombre victorioso y a la vez problemático para
sus superiores. Todo ello le ha supuesto un montón de medallas y un
destino lejos de toda posibilidad de entablar acciones bélicas con
el enemigo... o al menos eso es lo que pensaban sus superiores.
Starship:
Motín
es
una space
opera militarista
que
se sitúa más cerca de los clásicos
del
género que de la corriente actual del mismo. Ofrece acción por
encima de cualquier reflexión, con momentos capaces de dinamitar
toda suspensión de la incredulidad que llegan a exigir demasiado del
lector forzando la verosimilitud al límite y, sin embargo, no
carentes en absoluto de emoción. La aventura parece querer ir tan
rápido que en ocasiones el autor no llega a explicar o justificar
los saltos mentales que le permiten al protagonista deducir la acción
a tomar, sin que el lector disponga de todos los pasos del
razonamiento seguido para llegar a ciertas conclusiones. Cole
simplemente
parece asimilar los datos y salta sin red de forma aparentemente
intuitiva aunque perfectamente acertada a posteriori. Hay sucesos que
de puro acelerados se muestran demasiado «sencillos» ―propiamente
todo el final―, antojándose que las cosas debieran haber sido un
poquito más complicadas de lo narrado, lo que consigue un ritmo
frenético al tiempo que le resta cierta credibilidad a la trama.
Dentro
de la nave la tensión se sustenta en la difícil relación del
protagonista con el Capitán Makeo Fujiama, un humano, y su primer oficial, la
comandante Podok,
una estirada alienígena polonoi
atada
a las ordenanzas ―y el título de la novela posiblemente da una
pista demasiado grande de por dónde van a ir los tiros―. La
heterogénea tripulación híbrida, con variados ejemplos de curiosas
razas alienígenas que le ponen el toque exótico al relato, da un
curioso contrapunto al ardor guerrero del protagonista, moviéndose
entre la apatía, las drogas, la insubordinación y el hastío, con
puntuales excepciones que no dudarán en ofrecer su apoyo a los
cambios que Cole quiere introducir en la disciplina con sorprendentes
―aparentemente― resultados finales.
La
acción avanza mediante rápidos y abundantes diálogos que hacen la
lectura muy fácil y con ese ritmo frenético al que hacía
referencia que no da respiro ni permite cuestionarse demasiado lo que
está sucediendo. La novela se lee, como se suele decir, en un
auténtico suspiro, con las neuronas apagadas y sin más finalidad
que el puro entretenimiento, acción sin freno que si quiere ser
disfrutada en su adecuada dimensión no debe ser analizada en
demasiada profundidad para no hacer evidentes los fallos que salpican
el argumento. Es pura aventura, puro Hollywood, un pasapáginas
palomitero. Resnick
no
se olvida tampoco de salpimentar el texto con diversos toques humorísticos,
sobre todo en los diálogos entre Cole y su amigo alienígena, el
comandante Forrice,
que consiguen rebajar la tensión en momentos puntuales y, sobre
todo, distraer la atención del lector de otros detalles de la trama
logrando que se pase sobre ellos sin demasiada exigencia. Es todo tan
rápido que el lector no llega a cuestionarse hasta mucho después
―si es que llega a hacerlo― detalles tales como que una raza que
dispone de naves interestelares no haya creado unos cascos
polarizados para no ser deslumbrados por el sol o lo
sorprendentemente fácil que es escapar de ciertos sitios...
Starship:
Motín
es
una novela autoconclusiva en cuanto a su trama central, pero tan solo
un episodio puntual en la vida del protagonista que deja todo
preparado para una nueva y diferente etapa en su futuro. Tras el
cierre de la narración en sí misma, el autor ofrece una serie de
apéndices que ayudan a situar tanto la acción como el trasfondo de
la serie ―como los apartados dedicados a Los
orígenes o a la estructura general del universo Birhright o
el que glosa la vida del histórico Teddy
Roosevelt―
en unos parámetros más amplios. Se trata de un libro para disfrutar
de la pura aventura, de la acción desenfrenada, con las neuronas un
tanto apagadas y dejándose llevar sin cuestionarse demasiado lo
narrado. Hay emoción, combates, grandes explosiones, enfrentamientos
burocráticos, políticos y marciales, alienígenas llamativos y
exóticos, un héroe inteligente, competente y cuestionado por sus
superiores, acción en tierra y en el espacio, complots y traiciones,
lealtades enfrentadas, valentía y entrega desinteresada..., sin
embargo ―y es mi último”pero”, lo siento señor Card― poner
este libro a la altura de los de Miles
Vorkosigan
es
seguramente una exageración excesiva. Entretener, entretiene, sin
duda, y sinceramente, no creo que Resnick
tuviera
más intención que esa.
Precisamente me he interesado recientemente sobre estos libros (no sabía que fuera una pentalogía, mejor xD), y por eso creo que me han llamado la atención, por lo que dices de la pura aventura y lo palomitero.
ResponderEliminarAdemás, no sé que tienen las portadas en inglés que parecen augurar precisamente eso.
Un saludo, y buena reseña.
Lo cierto es que es un correcalles entretenido, aunque a veces le falte algo de coherencia en ciertas escenas.
ResponderEliminarA veces se agradece una lectura "ligera" para descansar entre otras más exigentes ;-)
Saludos y gracias por los comentarios.