El encuentro.
Ángel Sucasas Fernández.
Reseña de: Santiago Gª Soláns.
NGCficción!. Col. Pequeña NGC. Madrid, 2011. 167 páginas.
Con esta novela corta se inicia la nueva colección Pequeña NGC de la editorial NGCficción!
destinada a acoger obras de una extensión breve envueltas en una
presentación de “bolsilibro” a un precio asequible que retrotrae la
memoria enseguida a ciertos tiempos pasados dentro de la edición del
género fantástico [Editado: nos informan desde la editorial de que en realidad este es el número 2 de la colección, que el primero fue Los viejos papeles de David G. Panadero. Nuestras disculpas por el error]. La historia elegida para inaugurar la colección es,
precisa y muy adecuadamente, una obra perteneciente a una ciencia
ficción algo peculiar y alejada de lo que hoy es más «popular», una
ciencia ficción que en un principio se podría enmarcar dentro del
subgénero del “primer contacto” o abducción alienígena, pero que en
cuanto se profundiza un poco en su lectura se hace obvio que ofrece
mucho más que lo que el inicial y simple envoltorio de una historia de «OVNIs»
pudiera hacer suponer. Viaje espiritual, historia de amor, homenaje a obras de ciertos escritores y cineastas del siglo pasado (que todavía siguen produciendo en este), remembranza de la infancia, acercamiento a lo desconocido...
Con la acción situada en los EE.UU., Dean lleva un tiempo viendo como su esposa Mel,
el gran amor de su vida, languidece víctima de un cáncer incurable, un
tumor cerebral que finalmente la ha sumido en un coma irreversible. No
hay ninguna esperanza de cura y él no puede soportar seguir viviendo sin
ella, así que a bordo de su coche toma un desvío en el camino, recorre
una carretera secundaria y en una pronunciada curva pisa a fondo el
acelerador, sin girar el volante, precipitándose a toda velocidad hacia
una larga caída..., sin embargo, el resultado de su acción no va a ser
el que esperaba.
Bajo todo su ropaje de ciencia ficción El encuentro esconde una desgarradora historia de amor, aunque
sea en esa faceta un tanto crepuscular en que un miembro de la pareja
debe contemplar la desaparición del otro, rompiéndole el corazón. Es una
historia que habla de los sacrificios a los que se está dispuesto a
llegar por el ser amado, de la renuncia a la propia vida cuando falta el
otro y de cómo a veces la esperanza es la peor de las maldiciones. Es
también una historia un tanto contradictoria, que se mantiene en un
difícil equilibrio entre la valentía que supone la entrega total y desinteresada a otra
persona, y la más abyecta cobardía, desesperanza y egoísmo que encierra
todo intento de suicidio, matando cualquier futuro que pudiera existir más allá de
la desaparición de la pareja.
Sucasas
ha creado un interesante relato entre clásico, onírico y surrealista, con
diversos episodios de la vida del protagonista mezclándose en un
principio de forma algo caótica, casi como si se tratase de
alucinaciones o episodios sicóticos, pero a través de los cuales, poco a
poco, empieza a emerger una estructura sorprendente —aunque algo
alambicada— que lleva al protagonista a adquirir las claves para
interpretar y comprender los hechos en los que se ve envuelto, así como a
aprender a relacionarse con los alienígenas. La trama se retuerce a
través de una serie de flash backs
que no se termina de aclarar si son recuerdos fidedignos o los sueños
algo alterados del protagonista, si se trata de la realidad pasada o de
algo que solo se encuentra en su mente. Rompiendo la barrera del tiempo y
la localización las escenas se fusionan entre el ayer y el hoy, como un
sueño o pesadilla, produciendo en el lector un cierto desasosiego, una
inicial extrañeza ante la ruptura lineal narrativa motivada por los
saltos en la situación espacial y temporal sin una transición marcada y
por la falta de iniciales explicaciones a lo que está sucediendo.
Los
alienígenas cumplen a la perfección su papel de seres extraños a la
Humanidad, dueños de tecnologías tan avanzadas que cuesta hacerse idea de ellas, seres en cierta forma incomprensibles, con los que es difícil
comunicarse y entenderse —aunque finalmente se consiga, claro—... Tanto
es así que cuando el lector cierra el libro tampoco es que le hayan
quedado muy claras las razones para hacer lo que hacen o los motivos
para tomar las decisiones que toman, antojándose que muy posiblemente
hubiera habido otros caminos o soluciones mucho menos traumáticas. La
opción de elegir ofrecida al protagonista realmente no se muestra como
tal, no hay alternativas válidas, y el sacrificio exigido se antoja
innecesaria y especialmente cruel —aunque literariamente sea sin duda de
lo más emotivo—.
El
autor retrata a la perfección la lucha interior entre la razón y la
pasión, entre la mente y el corazón, entre la entrega total y
desinteresada a otro y el sentimiento de auto preservación que todo ser
humano lleva dentro. El protagonista rompe todas las barreras,
desnudando de forma total —aunque algo involuntaria— su alma ante los
alienígenas, haciendo partícipes a los lectores a través de ellos de sus vergüenzas y alegrías, de sus miedos y esperanzas. Los puentes tendidos
entre los implicados, la posibilidad de comunicación humano-alienígena y
el necesario aprendizaje del manejo de tecnologías extrañas, se
establece por el método de prueba y error, algunas veces de manera
psicológicamente dolorosa, rescatando del pasado episodios que el
protagonista preferiría sin duda mantener bien enterrados en el fondo de
la mente, aunque trayendo también al primer plano otras memorias
gozosas en las que no puede evitar solazarse —como esa muy metafórica
gotita de mostaza y todo el picnic que la rodea—.
La
historia se encuentra narrada haciendo gala de una prosa muy
descriptiva, con muy pocos diálogos, con escenas llenas de un enorme
detallismo, sin ocultar en ningún momento las grandes influencias
recibidas desde el cine y la literatura, sobre todo de los años 70 del
siglo pasado —algo que el propio autor reconoce desde el mismo prólogo— y con la duración justa. La «brevedad» de la obra es, sin duda, uno de sus
aciertos, pues permite el perfecto desarrollo de trama y personajes —en
todo caso del protagonista, Dean, dados los pocos secundarios— al tiempo que no se demora en exceso ni innecesariamente en la resolución de la historia. El encuentro
es una ciencia ficción con envoltorio «clásico» que termina ofreciendo
una historia diferente, una trágica historia de amor y de sacrificio, en
su medida justa.
Solo quería hacer un pequeño apunte: El encuentro es el número 2 de nuestra colección de bolsillo. El número 1, Los viejos papeles, del autor David G. Panadero, estuvo dedicado a la novela negra.
ResponderEliminar:-)
Vaya, ahora va la editora y me pilla en un renuncio ;-b
ResponderEliminarAñado una nota para corregir en lo posible el fallo. Muchas gracias por el apunte.