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miércoles, 14 de diciembre de 2011

Reseña: El encuentro


El encuentro.

Ángel Sucasas Fernández.

Reseña de: Santiago Gª Soláns.

NGCficción!. Col. Pequeña NGC. Madrid, 2011. 167 páginas.

Con esta novela corta se inicia la nueva colección Pequeña NGC de la editorial NGCficción!  destinada a acoger obras de una extensión breve envueltas en una presentación de “bolsilibro” a un precio asequible que retrotrae la memoria enseguida a ciertos tiempos pasados dentro de la edición del género fantástico [Editado: nos informan desde la editorial de que en realidad este es el número 2 de la colección, que el primero fue Los viejos papeles de David G. Panadero. Nuestras disculpas por el error]. La historia elegida para inaugurar la colección es, precisa y muy adecuadamente, una obra perteneciente a una ciencia ficción algo peculiar y alejada de lo que hoy es más «popular», una ciencia ficción que en un principio se podría enmarcar dentro del subgénero del “primer contacto” o abducción alienígena, pero que en cuanto se profundiza un poco en su lectura se hace obvio que ofrece mucho más que lo que el inicial y simple envoltorio de una historia de «OVNIs» pudiera hacer suponer. Viaje espiritual, historia de amor, homenaje a obras de ciertos escritores y cineastas del siglo pasado (que todavía siguen produciendo en este), remembranza de la infancia, acercamiento a lo desconocido...

Con la acción situada en los EE.UU., Dean lleva un tiempo viendo como su esposa Mel, el gran amor de su vida, languidece víctima de un cáncer incurable, un tumor cerebral que finalmente la ha sumido en un coma irreversible. No hay ninguna esperanza de cura y él no puede soportar seguir viviendo sin ella, así que a bordo de su coche toma un desvío en el camino, recorre una carretera secundaria y en una pronunciada curva pisa a fondo el acelerador, sin girar el volante, precipitándose a toda velocidad hacia una larga caída..., sin embargo, el resultado de su acción no va a ser el que esperaba.

Bajo todo su ropaje de ciencia ficción El encuentro esconde una desgarradora historia de amor, aunque sea en esa faceta un tanto crepuscular en que un miembro de la pareja debe contemplar la desaparición del otro, rompiéndole el corazón. Es una historia que habla de los sacrificios a los que se está dispuesto a llegar por el ser amado, de la renuncia a la propia vida cuando falta el otro y de cómo a veces la esperanza es la peor de las maldiciones. Es también una historia un tanto contradictoria, que se mantiene en un difícil equilibrio entre la valentía que supone la entrega total y desinteresada a otra persona, y la más abyecta cobardía, desesperanza y egoísmo que encierra todo intento de suicidio, matando cualquier futuro que pudiera existir más allá de la desaparición de la pareja.

Sucasas ha creado un interesante relato entre clásico, onírico y surrealista, con diversos episodios de la vida del protagonista mezclándose en un  principio de forma algo caótica, casi como si se tratase de alucinaciones o episodios sicóticos, pero a través de los cuales, poco a poco, empieza a emerger una estructura sorprendente —aunque algo alambicada— que lleva al protagonista a adquirir las claves para interpretar y comprender los hechos en los que se ve envuelto, así como a aprender a relacionarse con los alienígenas. La trama se retuerce a través de una serie de flash backs que no se termina de aclarar si son recuerdos fidedignos o los sueños algo alterados del protagonista, si se trata de la realidad pasada o de algo que solo se encuentra en su mente. Rompiendo la barrera del tiempo y la localización las escenas se fusionan entre el ayer y el hoy, como un sueño o pesadilla, produciendo en el lector un cierto desasosiego, una inicial extrañeza ante la ruptura lineal narrativa motivada por los saltos en la situación espacial y temporal sin una transición marcada y por la falta de iniciales explicaciones a lo que está sucediendo.

Los alienígenas cumplen a la perfección su papel de seres extraños a la Humanidad, dueños de tecnologías tan avanzadas que cuesta hacerse idea de ellas, seres en cierta forma incomprensibles, con los que es difícil comunicarse y entenderse —aunque finalmente se consiga, claro—... Tanto es así que cuando el lector cierra el libro tampoco es que le hayan quedado muy claras las razones para hacer lo que hacen o los motivos para tomar las decisiones que toman, antojándose que muy posiblemente hubiera habido otros caminos o soluciones mucho menos traumáticas. La opción de elegir ofrecida al protagonista realmente no se muestra como tal, no hay alternativas válidas, y el sacrificio exigido se antoja innecesaria y especialmente cruel —aunque literariamente sea sin duda de lo más emotivo—.

El autor retrata  a la perfección la lucha interior entre la razón y la pasión, entre la mente y el corazón, entre la entrega total y desinteresada a otro y el sentimiento de auto preservación que todo ser humano lleva dentro. El protagonista rompe todas las barreras, desnudando de forma total —aunque algo involuntaria— su alma ante los alienígenas, haciendo partícipes a los lectores a través de ellos de sus vergüenzas y alegrías, de sus miedos y esperanzas. Los puentes tendidos entre los implicados, la posibilidad de comunicación humano-alienígena y el necesario aprendizaje del manejo de tecnologías extrañas, se establece por el método de prueba y error, algunas veces de manera psicológicamente dolorosa, rescatando del pasado episodios que el protagonista preferiría sin duda mantener bien enterrados en el fondo de la mente, aunque trayendo también al primer plano otras memorias gozosas en las que no puede evitar solazarse —como esa muy metafórica gotita de mostaza y todo el picnic que la rodea—.

La historia se encuentra narrada haciendo gala de una prosa muy descriptiva, con muy pocos diálogos, con escenas llenas de un enorme detallismo, sin ocultar en ningún momento las grandes influencias recibidas desde el cine y la literatura, sobre todo de los años 70 del siglo pasado —algo que el propio autor reconoce desde el mismo prólogo— y con la duración justa. La «brevedad» de la obra es, sin duda, uno de sus aciertos, pues permite el perfecto desarrollo de trama y personajes —en todo caso del protagonista, Dean, dados los pocos secundarios— al tiempo que no se demora en exceso ni innecesariamente en la resolución de la historia. El encuentro es una ciencia ficción con envoltorio «clásico» que termina ofreciendo una historia diferente, una trágica historia de amor y de sacrificio, en su medida justa.

2 comentarios:

  1. Solo quería hacer un pequeño apunte: El encuentro es el número 2 de nuestra colección de bolsillo. El número 1, Los viejos papeles, del autor David G. Panadero, estuvo dedicado a la novela negra.
    :-)

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  2. Vaya, ahora va la editora y me pilla en un renuncio ;-b

    Añado una nota para corregir en lo posible el fallo. Muchas gracias por el apunte.

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