Una novela de Saint-Germain.
Chelsea Quinn Yarbro.
Reseña de: Santiago Gª Soláns.
Alamut.
Serie Fantástica. Madrid, 2009. Título original: Hôtel Transylvania: A
Novel of Forbbiden Love. Traducción: Manuel de los Reyes. 298 páginas.
Para no empezar con ideas desencaminadas, Hotel, en la segunda acepción del diccionario de la RAE —y que es la que aquí se aplica—, significa: 2. m. Casa más o menos aislada de las colindantes y habitada por una sola familia. Y es que el Hôtel Transylvania,
como pronto va a quedar claro a través del relato, no es precisamente
una edificio destinado a recibir inquilinos de paso, sino un palacete
dedicado al juego y otras diversiones de la alta sociedad parisina. Un
lugar caído tiempo atras en decadencia y que un nuevo y misterioso
propietario va a intentar devolver a su antiguo esplendor.
Publicada originalmente en 1978, muy poco después de Entrevista con el vampiro de Anne Rice, la novela de Saint-Germain es sin duda una de las precursoras de la posterior «humanización» del mito, partiendo, eso sí, del modelo del Drácula de Stoker
—guiño incluido en el mismo título y en el difuso origen del
protagonista—. Primera de una larga serie dedicada al personaje, en este 2012 se publica —en inglés— la novela vigésimo quinta de la serie, Commedia Della Morte, además de contar con varios spin off dedicados a otro de los personajes principales aparecidos en la trama de la presente.
La acción de la que nos ocupa se sitúa a mediados del siglo XVIII, durante el reinado de Luis XV, cuando Le Comte de Saint-Germain, aristócrata de origen desconocido, proveniente supuestamente del este de Europa, se introduce en los círculos nobiliarios de París
rodeándose de toda una nube de misterio. Al tiempo que conquista a la
alta sociedad, sobre todo a sus damas, con sus muchos encantos, empieza a
desarrollar ciertos negocios subrepticios con elementos marginales de
los bajos fondos que le llevarán, entre otras cosas, a hacerse en
secreto con la propiedad del Hôtel Transylvania.
Un edificio que va a convertir —devolviéndolo a su antiguo esplendor—
en un ostentoso establecimiento para la diversión —bailes, juegos de
azar...— de los potentados, al tiempo que establece en ciertas estancias
reservadas un laboratorio de alquimia y su propio lugar de descanso con
tierra de su hogar ancestral.
La
novela se encuentra dividida en tres partes, colocando la luz de los
focos y la atención del lector sobre un determinado personaje indicado
ya en el título de cada una de ellas. La primera, que sirve como
introducción a la novela —y a la postre a la saga— es la de Le Comte de Saint-Germain,
donde el lector asiste a su acomodo en París, sus escarceos con la
aristocracia y con ciertos elementos marginales, la presentación de los
personajes que luego van a formar parte de la trama principal, y la
insinuación de un insidioso y soterrado culto satánico entre ciertos
miembros bien situados de la alta nobleza francesa. La segunda parte, Madelaine Roxanne Bertrande de Montalia,
profundiza en la atracción del protagonista por esta joven, bella e
inteligente, y el cortejo al que ambos se someten, mientras se intuye
que las cosas se les pueden poner ciertamente feas en cualquier momento.
El cierre, Le Baron Clotaire Odon Jules Valince Pieux de Sant Sebastien,
lleva al culmen las diferentes líneas argumentales que se habían venido
desarrollando anteriormente, con el desenlace tanto del argumento
romántico como el de los planes de los miembros del culto satánico en el
que los protagonistas se van a ver desgraciadamente envueltos..
Cada
capítulo viene precedido de cierto fragmentos de notas, diarios e
intercambios epistolares que complementan a la perfección la narración,
dando claves y detalles necesarios para la comprensión de los sucesos
posteriores, rellenando los huecos e iluminando actuaciones que podrían
quedar en sombras. Yarbro
consigue integrar todos los elementos de forma muy efectiva, haciendo
que la información llegue al lector sin excesos explicativos que demoren
la acción. Apoyándose en un excelente trabajo de documentación, la
ajustada tarea de plasmación sin abrumar con datos, tanto de las
localizaciones parisinas como de la sociedad que en ellas se mueve, hace
del escenario histórico una parte vital del relato, sobre todo en torno
a esa aristocracia asentada en sus privilegios, pagados de sí mismos,
egoístas, aburridos, viciosos... Consigue la autora destacar en el
retrato de la vida en la Ciudad de las Luces
en pleno siglo XVIII, con ese brillo que esconde tanta suciedad, sobre
todo moral. Los grandes bailes, las maneras disolutas, las intrigas
sociales, las conspiraciones políticas... crean el trasfondo perfecto
para el romance que empieza a despuntar y el terrible sacrificio humano
que se está planeando.
Precisamente con la excusa de esa historia de amor —no hay que olvidar que el subtítulo original es: A Novel of Forbbiden Love—,
Yarbro ofrece un relato de intriga, misterio y aventura, con una
ambientación histórica enormemente lograda, que sin embargo quizá
conlleve en sí su propia maldición al no conectar con los gustos de los
que buscan vampiros más «crepusculares». Introduce sutil y hábilmente el
malvado culto satánico de El Círculo,
formado por reputados miembros de la nobleza, con todo el horror del
sacrificio de sus víctimas, de las vejaciones a las que son sometidas,
planteando una vez más el tema de la auténtica naturaleza del monstruo,
de los que lo aparentan exteriormente y los que los son por dentro. La
tensión crece mientras las maniobras en la oscuridad van tomando forma y
los planes empiezan a rodar.
Con
una narración construida con delicadeza, tomándose su tiempo para
presentar a los personajes y el escenario en que se mueven, la autora
presenta al vampiro, la figura principal, como un personaje ambiguo, un
auténtico hombre «renacentista» que gusta de moverse en las sombras a
pesar de situarse en pleno centro de la alta sociedad, sofisticado, de
exquisitos modales y refinados gustos artísticos, mecenas, músico,
compositor e intérprete, seductor impenitente, con un atisbo de
conciencia, que le lleva a buscar la aceptación de sus «donantes» de
sangre, aunque se de a entender que no siempre ha sido así, cruel cuando
es necesario, pero tan víctima de sus sentimientos como cualquier
mortal. Por su propia longevidad, Saint-Germain
ha visto sus instintos atemperados por el paso del tiempo. Es alguien
que ha «vivido» mucho y ha visto mucha muerte, mucha crueldad
innecesaria, que ha causado tanto dolor como placer, y está bastante de
vuelta de todo, a pesar de que todavía haya comportamientos que consigan
tocarle la fibra sensible.
Así, Hôtel Transylvania
es una novela con un protagonista vampírico que navega entre el
clasicismo, lo «canónico» del mito, y la modernidad de los gustos
actuales, sin restar ni un ápice de la amenaza del ser sobrenatural,
pero dotándolo de unos sentimientos que permiten un cierto acercamiento
por parte de los lectores. Con una escritura preciosista, rica en
detalles y matices, se trata de una lectura muy entretenida —aunque hay
que reconocer que se cierra de una forma algo brusca, violenta y truculenta poco
acorde con el resto— que se mantiene muy vigente a pesar del tiempo
pasado desde su publicación original. Es una lástima que, a día de hoy,
la editorial no esté en disposición de continuar con la publicación del
resto de libros de la saga. Solo cabe desear que en el futuro las ventas
acumuladas puedan llevar a reconsiderar la decisión y el mercado
español vea la edición de más aventuras del vampiro; Saint-Germain, y sus lectores españoles, lo merecería.
Hola
ResponderEliminarRecuerdo que en su día me gustó pero no me pareció gran cosa, pero ha sido leer tu reseña y entrarme ganas de leerlo de nuevo. Me han entrado dudas sobre si yo leí el mismo libro.
Una estupenda reseña.
Bueno, reconociendo que los libros de vampiros (sobre todo los más "actuales") no suelen ser lo mío, lo cierto es que este tenía a priori un atractivo especial. La ambientación histórica me ha parecido todo un acierto, muy lograda; por eso, a posteriori y sabiendo que los siguientes situaban la acción en diferentes épocas, reconozco que me quedo con las ganas de ver como la autora los afrontaba.
ResponderEliminarEso sí, sobre gustos... Si te lo relees y te decepciona no es culpa mía ;-b
Saludos
No, hombre. Si gustarme, me gustó. De hecho, al leer la reseña que hice en su día, veo que me gustó algo más de lo que recuerdo.
ResponderEliminarUn saludo
Lo que comentas (que un libro ha bajado de valoración en el recuerdo que de él se tenía), también me ha pasado a mí en ocasiones. Lees el libro, haces la reseña y con el tiempo empiezas a verle fallos en los que no habías reparado o lo olvidas de tal manera que te das cuenta de que no ha dejado ningún "poso" en absoluto. Aunque también me ha sucedido a veces lo contrario, que el libro me ha parecido ni fú ni fá y luego con el tiempo empiezo a recordarlo con agrado. Hay veces en que he releído una reseña y me han dado ganas de reescribirla. la verdad ;-)
ResponderEliminar(No es el caso con esta, por si acaso)