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miércoles, 30 de mayo de 2012

Robopocalipsis

Robopocalipsis.

Daniel H. Wilson.

Reseña de: Santiago Gª Soláns.

Plaza & Janés. Barcelona, 2012. Título original: Robopocalypse. Traducción: Ignacio Gómez Calvo. 409 páginas.

En un futuro muy cercano, los robots, guiados por una Inteligencia Artificial que odia / ama a la humanidad —y es que sus razones nunca quedan demasiado bien explicadas—, se han rebelado, ha habido una guerra y, menos mal, la hemos ganado. A partir de ese momento y gracias a la «ayuda» de los registros que había ido recopilando el propio «enemigo», toca recapitular y recordar lo sucedido durante los años de combate para que nadie lo olvide. Y si alguien piensa que le estoy chafando la emoción de la lectura que se quede tranquilo que ya se ocupa el propio autor de anular cualquier suspense posible sobre la resolución del conflicto desde el Informe preliminar que sirve de introducción a la narración. Daniel H. Wilson, experto doctorado en robótica, imagina un devastador futuro, hermanado con el de Terminator, el de Almas de metal o el de Asesinos cibernéticos, entre otras películas —y tanta referencia cinematográfica no es en absoluto gratuita— donde la proverbial IA, denominada Archos en este caso, despierta y decide que para que la vida continúe en el planeta hay que exterminar a todos los humanos que lo habitan.

Es ese un mundo donde las aplicaciones robóticas y cibernéticas son prácticamente omnipresentes —aparatos domésticos, herramientas de trabajo, todo tipo de vehículos civiles y militares automáticas, robots humanoides de muy diversos usos, tanto pacíficos como bélicos, máquinas industriales, sistemas domóticos en todos los edificios, teléfonos móviles, ordenadores portátiles, redes inalámbricas...— y con todos los dispositivos conectados entre sí. Así, una vez infiltrado el sistema, la rebelión a escala mundial no presenta demasiadas dificultades.

Si bien por un lado todas esas aplicaciones y avances tecnológicos robóticos presentes en la narración presentan una palpable base científica y se note —sin abrumar— que el autor domina el tema del que habla, creando armas y aplicaciones bastante realistas; por otro el modo en que se desarrolla la trama, las acciones que se están describiendo del alzamiento y posterior conflicto, son desgraciadamente un tanto inverosímiles. Hay que suspender muchísimo la incredulidad como para «tragar» con ciertos detalles y disfrutar de la emoción, que la hay, del relato y de la  «ensalada de tiros» en que termina convertido. Es de esta manera la historia perfecta para leer en automático, sin analizar en profundidad —algo que yo, confieso, no suelo conseguir— y, entonces sí, pasar un buen rato con las peripecias frenéticas de los múltiples protagonistas.

La novela se estructura en capítulos muy cortos y multitud de puntos de vista que quieren dar una visión global del conflicto que recuerda inevitablemente a la de Guerra Mundial Z —incluso el autor ha escrito su propio ensayo sobre cómo sobrevivir a un levantamiento robot (How to Survive a Robot Uprising: Tips on Defending Yourself)—. La acción es así ofrecida mediante el hilo conductor de la recopilación por parte de Cormac Wallace, heroico combatiente contra la IA y sus ejércitos, de una serie de grabaciones y archivos almacenados sin saber muy bien por qué o para qué por el propio Archos, que ofrecen una visión «global» del conflicto —aunque sintomático es que solo haya un personaje «principal» no anglosajón o norteamericano— a través de escenas álgidas de sus diversas fases. El recursivo uso de la primera persona y el tiempo presente no es, quizá, la mejor elección para el tipo de historia que se está ofreciendo, pero es por la que opta Wilson con todas sus consecuencias

A lo largo del relato, el lector va a ir conociendo, nunca en directo, siempre a través del resultado de sus acciones y de la interacción de sus robots subordinados, una Inteligencia Artificial muy poco inteligente, y un alzamiento de las máquinas que se antoja poco meditado o preparado. Y es que los planes de Archos están llenos de agujeros, como si él mismo quisiera ponerse la zancadilla y hacer fracasar su rebelión. Llamativo es, por ejemplo, que aún a pesar del deseo de la IA de no contaminar el planeta, ni causar más daño a sus ecosistemas, por lo que se niega a utilizar bombas atómicas, sea incapaz de lanzar una buena dosis de misiles perforadores sobre un bunker —o una fábrica «bunkerizada»— para arrasar con todos sus ocupantes en vez de enviar oleadas de robots bastante ineptos para la tarea. Y son precisamente situaciones como la anterior, bastante abundantes las que hacen que la imprescindible suspensión de la incredulidad sea algo muy difícil de conseguir —eso sí, si se consigue, la novela es un auténtico pasapáginas frenético, repleto de escenas emocionantes y de una exaltación patriotera del espíritu humano, muy a lo Independence Day, llamado a subir el ánimo que no veas—.

La acción, que va tomando velocidad conforme avanzan las páginas y queda atrás el ralentizado inicio del levantamiento para pasar a la resolución del conflicto planetario, es enormemente cinematográfica, con escenas muy visuales e intensas, con mucha acción y personajes épicos, con gran cantidad de tiroteos, enfrentamientos, miserias humanas, explosiones, máquinas combatiendo, mega y mini robots, nobles sacrificios, muertes «desgarradoras», y pirotecnia y clichés típicos varios que darían —y darán— gran juego en la pantalla grande, con una resolución de la novela acelerada donde las haya que encajaría a la perfección en las dos horas de una película. Todo ello ha llevado a que ya se haya anunciado que Dreamworks llevará la historia al cine muy posiblemente con Steven Spielberg en la silla del director. Es muy probable que traducida al lenguaje de imágenes —y esperemos que adaptando ciertos «detalles»— la historia mejore sustancialmente dando lugar a una espectacular película «palomitera».

Robopocalipsis es una novela para leer dejándose llevar por la imparable acción, entretenida, amable, rápida, sin complejidades e, incluso, emocionante mientras el lector no se detenga a analizar el sustrato o cierta lógica de las acciones que están teniendo lugar; épica sin duda, con grandes luchas y batallas, un pasapáginas acelerado, un contradictorio canto al espíritu de superación humano, a la pervivencia de la especie y a la colaboración inter especies que incluso llega a incluir un confuso mensaje ecologista. La disfrutarán más quienes no lleven demasiadas lecturas ciencia ficcioneras a sus espaldas.

1 comentario:

  1. Hola, felicidades por el blog. Me parece muy, muy interesante. Me preguntaba si podrías incluir un enlace a mi blog (http://tapelio.blogspot.com.es/). Yo ya he añadido un enlace al tuyo. gracias de cualquiera de las formas. saludos!

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