Aprovechando la presencia en las salas de nuestro país de su adaptación cinematográfica, recuperamos en portada la reseña de la novela que publicamos originalmente en Sagacomic el 9 de noviembre de 2008:
Una historia oral de la Guerra Zombi.
Max Brooks.
Reseña de: Santiago Gª Soláns.
Almuzara. Córdoba, 2008. Título original: World War Z. An Oral History of Zombie War. Traducción: Pilar Ramírez Tello. 459 páginas.
La Tierra ha sufrido una terrible y devastadora “Guerra Mundial”
contra un enemigo implacable e inhumano: la plaga zombi. La humanidad
ha resultado, a duras penas y con un alto coste, vencedora en la
contienda, y ahora ha llegado el momento de echar la vista atrás y
recapitular sobre todo lo sucedido. Relatado como una serie de
entrevistas que el propio autor ha llevado a cabo entre supervivientes
de todo el orbe, el libro irá desvelando uno a uno todos los pasos de
este horrible drama: desde el origen de la plaga, su imparable
expansión, la guerra total y el inicio de la reconstrucción siempre con
la mirada puesta en la posible aparición de nuevos brotes.
El acierto de Guerra Mundial Z
es, sin duda, su estructura, en la que a través del testimonio de un
buen número de testigos directos del desarrollo de los hechos se irá
conformando un gran tapiz, hebra a hebra, historia a historia, en el que
cada nuevo hilo añadido irá conformando una colorida y terrible imagen
de todo lo acaecido en el mundo durante esos angustiosos años. La suma
de las partes revela así una historia más completa y global que si el
autor se hubiera limitado a un relato menos “coral” más centrado en unos
pocos protagonistas o en un grupo asediado por los zombis como suele
ser más típico en este tipo de relatos. El todo en este caso es mucho
más grande que la suma de las partes.
A lo largo de las diferentes fases, Brooks
aprovecha para ir criticando sin demasiados tapujos la realidad de
nuestro propio mundo, de los distintos estamentos, tanto políticos como
militares o científicos, que rigen nuestro devenir diario y nuestro
futuro. En una narración que va desgranando uno por uno todos los
errores que abocaron a la humanidad casi a su extinción, el autor
muestra cómo la ceguera, la ambición o la simple inoperancia y estupidez
de aquellos que podrían (y deberían) evitar muchos desastres les
impiden actuar hasta ya sobrepasado el momento en que su actuación en
vez de ser parte de la solución se convierte en parte del problema (el
episodio del falso medicamento para prevenir y curar el contagio es
ciertamente revelador de la naturaleza humana). Hasta que el mundo no se
encuentra al borde del precipicio no se pone las herramientas
necesarias en manos de aquellos que pueden hacer un buen uso de ellas.
Esta estructura de entrevistas, que le permite a Brooks,
en efecto, ofrecer al lector una visión global del desarrollo del
conflicto, acarrea sin embargo uno de los pocos defectos que se pueden
achacar a la novela y es que entre un grupo tan
enormemente heterogéneo de entrevistados, todos parecen expresarse
igual. Desde el médico rural chino al piloto de las fuerzas aéreas
estadounidenses, pasando por un profesor palestino o un antiguo
comandante australiano de la Estación Espacial Internacional todos
parecen tener, a pesar de su diferente extracción social y geográfica,
un mismo tono. Y tratándose de la transcripción de un buen montón de
entrevistas orales esto no debiera haber sido así.
Salvado
este escollo sin demasiada importancia, y aceptando que tal vez el
autor haya deseado dar un estilo unificado a todo el libro sacrificando
algo de verosimilitud en aras de una mejor comprensión, lo cierto es que
la narración atrapa con fuerza el interés desde su mismo principio. Ser
testigo de como se van desarrollando los acontecimientos, observar la
solidaridad entre las gentes comunes mientras los poderosos se empeñan
en proteger sus prerrogativas y los desalmados buscan hacer dinero
aprovechándose de las desgracias o los miedos del prójimo, ver como las
respuestas a la crisis son al principio tan inoperantes como suelen ser
en nuestra realidad es francamente revelador y no hacen sino que el
lector empatice más con lo narrado, por muy fantástico e irreal que sea.
Y
es que con un relato “fantástico”, ágil y con mucho ritmo gracias a su
fragmentada estructura que casi se podría considerar de micro relatos,
con unas reacciones muy humanas ante los hechos, con mucho sentimiento y
emoción, sin obviar en ningún momento las críticas evidentes a nuestros
“poderes”… Brooks ofrece un libro muy ameno, casi
adictivo, en el que con un trasfondo tan increíble como el de los
zombis, consigue retratarnos de forma admirable con todas nuestras
miserias y triunfos.
La
verdad es que nunca he sido seguidor de las historias de zombies (ni en
la literatura ni en el cine ni en el cómic), ya que son unos “bichos”
que siempre me han parecido singularmente absurdos, pero Guerra Mundial Z,
con toda su carga crítica perfectamente imbuida en un entretenido
relato de marcado carácter bélico, ha conseguido atraparme y hacerme
disfrutar durante, casi, toda su lectura. Es cierto que al final pierde
algo el ritmo. Es cierto que algunas de las situaciones, muchas de las
soluciones y unas cuantas de las reacciones pecan de inverosímiles
cuando no directamente de increíbles. Es cierto que no todos los
entrevistados tienen unas intervenciones del mismo calado o interés…
Pero también es cierto que la narración global se disfruta pasando
páginas casi sin que uno se de cuenta, sumergiendo al lector a fondo en
lo relatado, implicándole emocionalmente y entregando por el camino unas
cuantas reflexiones interesantes sobre nuestro propio mundo. No es esta
tanto una historia de zombis como una historia de humanos, con todo lo
que ello conlleva. Recomendable.
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