Codex Alera, 3.
Jim Butcher.
Reseña de: Santiago
Gª Soláns.
RBA libros.
Barcelona, 2014. Título original: Cursor's Fury. traducción:
Francisco García Lorenzana. 606 páginas.
Butcher lo
consigue una vez más. Con La furia del cursor se alcanza la
tercera entrega, de seis, de la serie Codex Alera
dedicada a versar las andanzas de Tavi, convertido ahora en
cursor del Primer Señor de Alera, y lo hace con una entrega
que supera incluso en emoción y épica a las anteriores. Como
aquellas, el libro presenta una aventura autoconclusiva, aunque es
muy recomendable haberse leído las anteriores antes de hacer lo
propio con ésta. Existe una trama subyacente que se continúa de una
novela a otra, con carácter «acumulativo», con el trasfondo de la
política general del reino, y una historia particular con principio
y fin en cada una de ellas. En este caso no podía ser menos y el
autor «sube las apuestas» para ponérselo cada vez más difícil a
sus protagonistas. Conspiraciones en la sombra, peligrosos secretos,
batallas desesperadas, arriesgadas estrategias, heroísmo más allá
del deber, traiciones no demasiado inesperadas, enemigos formidables,
amistades inquebrantables, furias de la naturaleza… Épica desatada
en estado puro con una intrigante y potente historia detrás.
Dos años después de lo
narrado en La furia del aprendiz, Tavi, convertido ya
en cursor y para completar su formación, es destinado junto a su
amigo Maximus Antillar a una legión de nueva creación en lo
que no debería ser sino una misión rutinaria. Esta nueva legión,
que no va a pertenecer a una ciudad y un señor en concreto, sino que
va a estar compuesta por legionarios provenientes de todos los
rincones de Alera, está destinada, al menos en sus inicios, más a
ser un símbolo que una fuerza de combate mientras los mandos y
soldados se integran y aprenden a trabajar juntos. El levantamiento
del ambicioso lord Kalare, que augura una auténtica guerra
civil, y el inesperado desembarco de una poderosa fuerza invasora
canim en las costas occidentales del reino van a cambiar
radicalmente la situación, colocando en peligro todo aquello por lo
que han trabajado tan duramente. Así, las mayores amenazas conducen
a las más inesperadas alianzas y enemigos irreconciliables tendrán
que trabajar codo con codo para hacer frente a la traición de
Kalare, mientras los canim se internan en territorio alerano, algo
que podría cambiar radicalmente todo el equilibrio de poder.
Como en las entregas
anteriores, respondiendo a una estructura «coral», el libro se
divide en varias líneas que siguen las peripecias de los diversos
personajes. La trama principal ―y el grueso del relato―, como no
podía ser de otra manera, corresponde al seguimiento de Tavi en su
nueva legión, la Primera Alerana. Incorporado de incógnito, con una
falsa identidad para salvaguardar su tarea de espionaje, ejercerá de
tercer tribuno logístico, donde su principal tarea será
inspeccionar letrinas ―el porqué de ello deberá descubrirlo cada
lector leyendo el libro―. Butcher aprovecha esta primera
parte de la novela para presentar todo lo que rodea la vida de los
legionarios, su jerarquía, organización, entrenamiento y formas de
esparcimiento. Paralelamente, el autor intercala un par de líneas
más, siguiendo a Amara, Bernard, lady Aquitania,
Isana y el resto de personajes ya conocidos, mostrando otras
parcelas del enfrentamiento que se está desarrollando más allá del
campo de batalla para dar una versión más global del conflicto y
aumentar, si cabe, la emoción con arriesgadas misiones de rescate o
la tensa espera bajo un asedio cuando los que amas se encuentran en
peligro de muerte.
El autor da una nueva
vuelta de tuerca al tema de las conspiraciones, las alianzas
contra natura y los extraños «compañeros de cama» que obliga la
necesidad. Es esta una partida de ajedrez que se juega sobre el
tablero de todo el reino y no con dos jugadores sino a varias bandas
de intereses contrapuestos. Butcher presenta una perfecta red
de interacciones, donde cada acto tiene sus consecuencias, y de
complejas relaciones entre los protagonistas, todos muy bien
caracterizados, coherentes en su forma de actuar con sus diversos
intereses, con reacciones totalmente creíbles, dotados cada vez de
mayor profundidad, con dilemas éticos fácilmente comprensibles
cuando no se trata de elegir entre el bien y el mal, sino entre un
mal y otro mayor. Son personajes que «crecen» de un libro a otro,
que se ven moldeados por todo lo que les va sucediendo, con
sentimientos, deseos, pasiones, ambiciones, amores y odios que los
hacen profundamente humanos.
Haciendo desplazarse la
acción hacia la zona occidental de Alera, el autor sigue
ampliando el trasfondo de su mundo, mostrando nuevos e imaginativos
modos de aplicar el uso de las furias, tantoa tareas de ingeniería
como bélicas, y de enfrentarse a la inédita magia de los canim, que
tantos problemas les va a causar. Como parte de los iniciales
estudios de Tavi, se habla abiertamente de los «romanos» como
antecesores de los actuales pobladores de Alera ―¿la famosa
«legión perdida»?―. Unos lejanos antepasados que, como el nuevo
cursor, carecían del uso de las furias y por tanto paliaban su
falta con ingenio, trabajo duro y la construcción de maquinaria que
les facilitase la tarea.
Y es que Tavi debe
suplir con puro coraje, determinación e inteligencia su carencia en
un mundo donde todos tienen alguno de estos apoyos sobrenaturales,
convirtiéndolo a él en una especie de minusválido. Debe superar
mayores dificultades que aquellos que le rodean y hacer de su
«diferencia» una virtud que le empuje a dar lo mejor de sí mismo
en todo momento. Para ganarse el respeto de los que le rodean no
puede quedarse atrás. Debe, por necesidad y convencimiento, ponerse
en primera fila de los combates y vencer a una amenaza que les supera
a todos. Deberá echar mano de su conocimiento de los canim,
obtenidos de su relación con el embajador Varg y las partidas
que ambos comparten en torno al tablero de ludus, donde cada
uno ha estudiado la psicología del otro, para enfrentarse a un
ejército de fuerzas superiores en todos los órdenes ―¿o tal vez
no?―. Tras una intensa preparación el culmen de la novela se
alcanza con la defensa desesperada de una posición vital ante un
enemigo inmensamente superior en número y recursos. La sangre
correrá, literalmente, a raudales, y solo la suerte o el ingenio
salvará el día.
Por otra parte, sin
prisas pero sin pausa, el autor sigue trabajando en el arco
argumental general de la serie, desvelando gota a gota y de forma
bastante dramática ciertos misterios que envuelven, sobre todo, al
personaje principal: la identidad de sus padres ―aunque era algo
que ya había sugerido con anterioridad―, la revelación de su
nombre completo del que deriva «diminutivo» Tavi, la razón de su
falta de furias, la historia de Fade y su relación con Isana…
La furia del cursor
avanza a un ritmo rápido gracias a una prosa tan sencilla como
agradable y fluida ―una pena la aparición de algún que otro fallo
tipográfico que lastra la lectura―, cargada de emoción y de
sorpresas ingeniosamente trabajadas por el autor, sin sacarse en esta ocasión cartas
de la manga ni abusar del deus ex machina, sino basando todos los giros en las pistas que ha ido
sembrando anteriormente. Lejos, quizá, de la fantasía sucia y
realista en boga, Butcher consigue una novela que atrapa y no
se deja soltar, épica en su mejor definición, entretenimiento y
diversión puros, un «pasapáginas» ―y son 600― que se lee en
un suspiro, con una gran historia de superación, sacrificio y
amistad. ¿Para cuándo los siguientes?
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Reseña de otras obras del autor:
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