Laura Falcó Lara.
Reseña de: Jamie M.
Dolmen editorial. Col. Stoker. Palma de Mallorca, 2014. 271 páginas.
Siendo la tercera novela de Falcó Lara, a pesar de la colección en que se encuentra publicada, no se puede decir en puridad que Chelston House sea una novela de terror u horror, no es una novela de casa encantada al uso ni contiene realmente elementos de fantasía sobrenatural (aunque algún detalle más que truculento sí que haya). Antes bien se trata de una bien trazada historia de misterio y suspense, que basa su fuerza en la creación de la atmósfera, de las dudas y descubrimientos inquietantes que llenan el relato de intriga.
Una joven estadounidense, Amanda, tras un año de noviazgo, viaja con su novio Edward a Inglaterra para conocer a la madre de este, Meredith, y visitar el hogar familiar, la mansión de Chelston House, un hermoso enclave en medio de la idílica campiña británica. De entrada, pese al un tanto estrafalario comportamiento de Meredith, y la frialdad del mayordomo, Thomas, el lugar conquista el corazón de la joven. Pero, poco a poco, conforme ciertos detalles salen a la luz, mientras las mentiras y los secretos amenazan la felicidad de la pareja, el ambiente cambia y el atractivo del lugar se convierte en un opresivo sentimiento que tan sólo invita a salir corriendo. Algo que, muy posiblemente, no sea tan sencillo como pudiera parecer.
Narrada en primera persona por Amanda, son aquellas inquietantes cosas que va descubriendo parece ocultar la mansión y su dueña, las que dotan al relato de ese tono oscuro, intrigante y un tanto desasosegante. La joven norteamericana es una mujer normal de hoy en día a la que algunos comportamientos de la clase alta con sus sirvientes chocan sin duda. No está acostumbrada a los lujos, nunca ha montado a caballo una de las pasiones de su novio), no es una heroína al uso, ni especialmente fuerte o valiente, y si por algo destaca es por su curiosidad y por la decisión que demuestra por llegar al fondo de las cosas.
Sin que sepa exactamente el qué, el lector pronto se va a dar cuenta de que algo extraño y luctuoso sucedió tiempo atrás en la mansión, algo que extiende sus ramificaciones hasta el presente y, quizá, sigue sucediendo todavía. Es el relato de un auténtico cuento de hadas, de una mujer que encuentra a su príncipe azul, cariñoso y atento, quien la lleva a su “palacio”, donde debieran ser "felices para siempre" y, sin embargo, la historia, de manera muy gradual, empieza a tomar un cariz más oscuro hasta tornarse en un mal sueño.
Haciendo honor al título, salvo muy breves escapadas al pueblo más cercano y a Londres para preparar cierto evento, toda la trama tiene lugar en el interior y los terrenos, incluido cierto lago con una paradisiaca isla en su centro, de Chelston House. La casa, protagonista omnipresente, esconde celosa sus secretos y no los dejará escapar tan fácilmente. Y no es el menor el misterio que envuelve a la enigmática figura del padre de Edward, el señor Stewart, cuya muerte llevaría a su viuda a remodelar toda un ala de la mansión, excusa que le sirve para prohibir la entrada a la misma, y a ocultar todos sus retratos, salvo un cuadro, cubierto con una sábana, que preside el despacho del finado. Ya se sabe que cuando algo está prohibido más intensa es la tentación de saber qué es lo que oculta, así que Amanda sentirá la irresistible compulsión de entrar en la cerrada ala este de la mansión a cualquier precio.
La autora, hábilmente, deja caer los detalles aquí y allá, llevando a sus lectores en la dirección que desea, planteando posibilidades, sombras y dudas sobre cada uno de los implicados, haciendo sospechar de todo y de todos, desde la madre del novio de cambiante personalidad al guapo chofer que parece saber más de lo que quiere decir, mientras el drama se va desarrollando alrededor de Amanda mientras la fascinación inicial se troca en sospechas. Consigue mantener las incógnitas durante todo el relato y las pocas respuestas que la joven estadounidense consigue tan sólo le llevan a obtener más preguntas y más dudas.
Quizá hubiera sido deseable algo más de tensión en ciertos momentos, que hubiese dado una mayor sensación de amenaza o peligro inmediato, y existe un pequeño desfase temporal en la trama, entre ciertos eventos que se solapan de forma imposible y que se antoja se debe a un simple fallo o a un error de la memoria de los protagonistas (aunque esto no se diga en momento alguno), que no influye realmente en el devenir de la historia, pero resulta un tanto chocante (no concuerdan las fechas del fallecimiento del señor Stewart, el tiempo que llevan de relación desde que se conocieron Edward y Amanda y un algo importante que sucede entre ambos hechos).
Chelston House es una novela que se hace breve, se lee de un tirón, con capítulos cortos que van derechos al meollo sin distracciones innecesarias (aunque hay un momento que podría parecer que la trama se desvía un tanto lo cierto es que lo que hace es situar mejor lo que está sucediendo) potenciando la rápida lectura y disfrute. La autora hace gala de una prosa sucinta, económica y descriptiva, situando perfectamente a los lectores en el escenario. El final, aunque con un puntito de trampa (trampa de la que no se puede decir nada para no chafar el desenlace), es realmente sorprendente, no tanto por inesperado después de todo lo leído sino por valiente en la decisión de la autora de cómo cerrarlo todo.
Hola Jamie,
ResponderEliminarSoy Laura, la autora de Chelston y quería agradecerte tanto el tiempo que has dedicado a leer la novela como tus comentarios. De todas formas, me encantaría poder intercambiar opiniones contigo en privado (por no desvelar a los lectores cosas del libro.
Un abrazo y felicidades por tu blog ;-)
Hola Laura.
ResponderEliminarTodo un honor que te hayas pasado por aquí y muchas gracias por tu amable comentario.
Te envío un mensaje a la dirección de correo que aparece en tu perfil y hablamos ;-)
Saludos