Ciencia ficción completa /1.
Fredric Brown.
Reseña de: Santiago Gª Soláns.
Gigamesh. Col. Gigamesh ficción # 29. Barcelona, 2014 (2ª ed.).Título original: From These Ashes "Don't Look Behind You". Traducción: Núria Gres. 465 páginas.
Hace ya unos años la editorial Gigamesh emprendió la tarea de publicar en cuatro volúmenes la obra completa de ciencia ficción de Fredic Brown, relatos, novelas cortas y novelas. Ahora reedita el primero de los cuatro que engloba la publicación de sus 27 primeros relatos de género, escritos entre 1941 y 1949, los años que se pueden considerar como de su formación como escritor, cuando estaba desarrollándose tanto estilística como temáticamente. Especulación desenfadada, poca «ciencia» real y mucho humor son las premisas básicas de casi todos ellos. Aunque, y a pesar del subtítulo de la obra, también hay unos pocos que navegan en otras categorías del fantástico como el suspense o el terror, tan inquietantes como amenos. Relatos que van creando cierta intriga para terminar con un giro algo sorprendente y, normalmente, divertido que golpea sin embargo la mente del lector haciendo perdurar el mensaje en su mente. Relatos imprescindibles aún a pesar de un cierto titubeo estilístico en alguno de ellos propio de un autor que está iniciando su carrera. Además, la edición de Gigamesh se complementa con una serie de apéndices bio-bibliográficos muy de agradecer para situar en contexto la vida y obra del autor.
Si algo llama la atención al finalizar la lectura es, desde luego, la enorme variedad de temas y enfoques, sin alejarse de la ciencia ficción y territorios afines, de los cuentos que componen este primer volumen: Viajes y paradojas temporales, control mental, problemas absurdos con soluciones sorprendentes, invasiones alienígenas de todo corte y pelaje, contactos en la tercera fase, proyecciones astrales, especulación tecnológica con científicos muy «inspirados» —tanto que se podría confundir fácilmente inspiración con demencia—, exploración psicológica entre la realidad, los sueños y la locura, asesinatos inexplicables, trucos de magia, máquinas que cobran vida e inteligencia, animales parlantes, dotados de raciocinio o con otras capacidades humanas, expansión galáctica, futuros apocalípticos…
Relatos que, indudablemente, hay que leer siendo conscientes de la época determinada en que fueron escritos —hacia mitad del siglo XX, durante y recién saliendo de un gran conflicto bélico mundial—, durante el auge del Pulp, pero que, tecnologías y ciertos conocimientos que hoy nos parecen obvios aparte —no hay vida en Marte—, han envejecido sorprendentemente bien, manteniendo un toque de frescura insospechada quizá por una cierta cualidad atemporal de sus argumentos. Muchos de sus planteamientos siguen plenamente vigentes, muchos de sus futuros son tan aterradores hoy como ayer, y el toque de costumbrismo, lo extraño dentro de lo cotidiano, que envuelve a algunos los sigue haciendo tan atractivos como en el momento en que fueron escritos.
Historias que enseguida consiguen la complicidad del lector, que consiguen que se empatice con sus protagonistas por rocambolescas que sean las cosas que les suceden, que sorprenden por la enorme humanidad de sus reacciones y por la maestría de Brown en desarrollar su personalidad en apenas unos trazos sin engordar innecesariamente el relato, que tanto hablan de las cosas más cotidianas de su presente como de un futuro apocalíptico. Cuentos que derrochan imaginación; la mayoría remarcables, aunque algunos más titubeantes que otros atestiguando los comienzos de su carrera de escritor de ciencia ficción, a veces con más —ideas que a veces se le agolpan y quizá merecieran incluso un tratamiento mayor y más largo — que estilo narrativo, con una prosa sencilla pero muy cálida, repitiendo ciertos esquemas que luego se irán puliendo, repitiendo situaciones para mejorarlas, dándose el gusto de utilizar reiteradamente ciertos personajes arquetipo de su gusto —el trabajador de una imprenta, el escritor… — que relato a relato van a ir ganando en profundidad e «independencia» de la propia figura del autor —y es que, dejando al lado del «absurdo» en que gusta enredarlos, muchos de ellos muestran algo más que leves apuntes autobiográficos —; personajes que se debaten en el filo entre el delirio y la cordura; personajes que piensan, deducen y dudan, pero, sobre todo, actúan. Ven y enloquece ofrece así unos primeros relatos en evolución que muestran todo el potencial que habría de explotar Brown.
Desde cualquier óptica, un autor imprescindible para aprehender la ciencia ficción del siglo pasado. Unos cuentos inteligentes, irónicos, entretenidos y divertidos, que muchas veces esconden profundas cuestiones sobre la naturaleza del ser humano utilizando el deformante espejo de lo alienígena para enfrentar sus —nuestros— absurdos convencimientos, enternecedoras debilidades y contradictorias formas de pensar y actuar. Unos relatos llenos de locura y de humor, una locura que, como muy bien dice Brown en uno de ellos, es lo único que salvará a la especie humana de la extinción; y un humor que hará más agradable la espera.
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