Magisterium, libro 1.
Holly Black / Cassandra Clare.
Reseña de: Santiago Gª Soláns.
Destino juvenil. Barcelona, 2014. Título original: Magisterium. The Iron Trial. Traducción: Patricia Nunes. 301 páginas.
La prueba de hierro es una novela destinada eminentemente a un público entre pre adolescente y juvenil —no es Young Adults ni distopía ni romántica—, en la línea de Harry Potter, con la que es inevitable comparar, y que inicia una nueva serie que en principio se compondrá —según está anunciado— de cinco volúmenes correspondientes a cada uno de los cinco «cursos» que deben seguir un grupo de adolescentes en una peculiar escuela de magia: el Magisterium. La autoría se debe a dos escritoras de reconocido éxito como son Cassandra Clare, conocida sobre todo por la saga Cazadores de sombras, y Holly Black, creadora junto a Tony DiTerlizzi de Las Crónicas de Spiderwick y de otras series de fantasía urbana. A cuatro manos facturan una fantasía contemporánea de corte bastante tradicional pero que también guarda algunas sorpresas con una interesante variante de la prototípica historia del «Elegido». Magia, compañerismo, rencores, profecías, secretos, enfrentamientos, aventuras, seres elementales… Un comienzo.
Callum Hunt, hijo de magos, siendo tan solo un bebé sobrevivió, en medio de una guerra entre dos facciones mágicas, a la terrible masacre en la que murió su madre, aunque lo hizo con la pierna rota por tantos sitios que, a pesar de multitud de operaciones, jamás podrá desprenderse de una incómoda y severa cojera y de una debilidad frustrante. Desde entonces su padre, Alastair, le ha mantenido alejado de todo aquello que tenga un rastro de magia. Le ha imbuido en la mente que todo lo que tiene relación con ese mundo es malvado y peligroso y, de hecho, le ha ocultado todo lo que por herencia debería conocer. Pero cuando el chico cumple 12 años su padre no puede evitar la obligación de acompañarlo a realizar las pruebas para el ingreso en el Magisterium, la escuela donde los jóvenes aspirantes mostrarán sus dotes, o su ausencia de ellos, para la magia. Alastair ha aleccionado a Call para que falle en la prueba, cosa que el niño va a intentar con todo su empeño, pero tal vez no todo salga como lo tenía previsto.
Callum Hunt, hijo de magos, siendo tan solo un bebé sobrevivió, en medio de una guerra entre dos facciones mágicas, a la terrible masacre en la que murió su madre, aunque lo hizo con la pierna rota por tantos sitios que, a pesar de multitud de operaciones, jamás podrá desprenderse de una incómoda y severa cojera y de una debilidad frustrante. Desde entonces su padre, Alastair, le ha mantenido alejado de todo aquello que tenga un rastro de magia. Le ha imbuido en la mente que todo lo que tiene relación con ese mundo es malvado y peligroso y, de hecho, le ha ocultado todo lo que por herencia debería conocer. Pero cuando el chico cumple 12 años su padre no puede evitar la obligación de acompañarlo a realizar las pruebas para el ingreso en el Magisterium, la escuela donde los jóvenes aspirantes mostrarán sus dotes, o su ausencia de ellos, para la magia. Alastair ha aleccionado a Call para que falle en la prueba, cosa que el niño va a intentar con todo su empeño, pero tal vez no todo salga como lo tenía previsto.
No es ninguna sorpresa, al menos espero que no lo sea, que el joven va a terminar en el Magisterium, a cargo del Maestro Rufus, y compartiendo enseñanzas y habitaciones con dos compañeros, Tamara y Aaron. Allí forjará amistades que no se esperaba, pero también envidias y odios como los de su compañero - enemigo Jasper, quien considera que Callum le ha quitado el puesto que le correspondía. Poco a poco también irán aflorando buena parte de aquellas historias de su pasado y sobre la magia en general que su padre siempre le había ocultado. Así oirá hablar por primera vez de los makaris, los magos del caos, uno de los cuales, el Enemigo de la Muerte, fuera el causante de la masacre en que murió su madre y, por tanto, de todas sus desdichas posteriores.
El protagonista es un chico que se encuentra donde no quiere estar, con un temor causado más por influencia paterna que por otra cosa, pero que empieza a descubrir que el sitio tampoco es que le disguste, que la magia no es tan horrible después de todo, que empieza a hacer amigos —y enemigos— y que tampoco es que se esté tan mal allí. Lucha contra su adaptación al lugar, sintiéndose mal por sentirse bien. Pero el aislamiento al que se ha visto sometido hasta el momento en su colegio y en su vida, debido sobre todo a la cojera que arrastra y que le impide participar en actividades que impliquen un ejercicio físico exigente —gimnasia, juegos en el patio, deportes…— y el deseo de encajar, hace que en ocasiones Callum no dude en poner su necesidad de ser aceptado por aquellos que le rodean, de que le consideren un «igual», por encima de la idea de hacer lo «correcto». No obstante, no puede evitar que el lugar vaya influyendo en él y va a sufrir una evolución interior a lo largo de la aventura; de un solitario un tanto antisocial —como forma de defensa ante la crueldad del resto de niños de su colegio—, enojado con el mundo y desconfiado por naturaleza, poco a poco se irá abriendo a aquellos que buscan su confianza y amistad, mejorando seguramente como persona, aunque no dude en mantener para él algunos de sus más inquietantes secretos, y sin perder del todo el cinismo y cierta insolencia que le caracterizan desde un principio.
La emoción del libro sigue una curva «valle». Empieza fuerte, baja el ritmo con un tono expositivo algo lento, y a partir de cierto momento —que coincide con una de esos descubrimientos que marcan el desarrollo de la aventura— empieza a ascender de nuevo de forma imparable. Con una trama sencilla y lineal, entre lecciones y momentos de relax, entre prueba y prueba, entre pequeñas aventuras de descubrimiento, ciertos entuertos y un crescendo de las amenazas hasta alcanzar un final lleno de tensión y revelaciones, surgen algunos temas muy adecuados para el público pre adolescente como son la importancia de la amistad, la necesidad de apoyarse en los demás para superar los obstáculos de la vida, la confianza y el trabajo en equipo sin renunciar a la construcción de una personalidad propia, el respeto por las diferencias ajenas y el no tener miedo a reconocer los errores.
Las autoras, conscientes del material que tienen entre manos, de los paralelismos y las inevitables comparaciones que van a surgir, imprimen una serie de giros en la trama que cambian los esquemas más tradicionales y trillados con la intención de desmentir cualquier idea preconcebida que se pudiera hubiera hecho alguien sobre el destino de Callum, dejando caer pistas que en realidad no llevan donde parece. Hay cosas que se ven venir desde lejos —pobre Drew—, pero otras dan un giro refrescante que cambia la visión que hasta el momento se tenía de la historia. Black y Clare, además, se decantan por una magia elemental, sin grimorios ni hechizos, basada más bien en el control de la mente sobre los elementos, en un poder interior que depende más de la fuerza de voluntad que de recitar ciertas palabras concretas. En objetos que se pueden encantar para que realicen ciertas tareas mágicas, como las muñequeras que se entregan a los estudiantes, hechas por un modelador de metales, a las que se van añadiendo otros metales y piedras según se van adquiriendo logros según su dominio de uno u otro elemento. Cinco elementos: Fuego, tierra, agua, aire y caos. Cinco cursos: Hierro, cobre, bronce, plata y oro. Y cinco leyes de la magia:
- El poder proviene del desequilibrio; el control proviene del equilibrio.
- Todos los elementos actúan según su naturaleza: el fuego quiere quemar, el agua quiere fluir, el aire quiere subir, la tierra quiere atar, el caos quiere devorar.
- En toda la magia hay un intercambio de poder.
- Puedes cambiar la forma de las cosas, pero no su naturaleza esencial.
- Todos los elementos tienen un contrapeso. El fuego es el contrapeso del agua. El aire es el contrapeso de la tierra. El contrapeso del caos es el alma.
La escuela de magia adquiere un tono oscuro, amenazante y peligroso, alejado de grandes salones y «casas» en las que distribuir a los estudiantes. El Magisterium, bajo tierra, se extiende por cavernas, túneles y ríos subterráneos, por laberínticas cuevas, habitaciones excavadas en la roca y lugares de penumbra, dentro de una montaña rodeada por un bosque poblado por la amenaza de los «caotizados», lobos y otros animales monstruosamente transformados por la magia del enemigo. Y estos son tan sólo una parte de los peligros que los protagonistas deberán afrontar: gwyverns, lagartos elementales, o los Devorados: hombres, transformados por el Enemigo de la Muerte al introducir un pedazo de «vacío», de caos, en su naturaleza…, son algunos de los seres que van a encontrarse en su paso por el Magisterium y en las aventuras, involuntarias o no, que van a correr.
Como primera entrega, se nota quizá en demasía la cualidad de libro de presentación, intentando transmitir la mayor cantidad de información posible con un exceso de prisa en ciertos temas —como la organización y funcionamiento del propio Magisterium—, dejando demasiado desdibujadas algunas cosas —como todo lo relacionado con el mundo no mágico— y faltas de tensión otras. Dejando a un lado el trío protagonista, se echa en falta algún otro personaje carismático que les hubiera dado el necesario contrapunto a estos, papel que podría haber correspondido al Maestro Rufus, pero quien sin embargo no termina de cobrar una entidad de peso. Las autoras ofrecen pinceladas sobre lo que alguno de los secundarios podrían llegar a ser, pero sin llegar a concretar realmente nada aquí. En cierta manera, se intuye que hay un gran potencial esperando a ser explorado, pero que permanece todavía latente. Se han sentado bases, se ha leído con agrado, se ha presentado al gran enemigo —y a alguno de sus secuaces—, se han corrido riesgos, se ha presentado un mundo, se ha vivido una reveladora aventura y se ha conocido el dilema —los dilemas— de Callum Hunt, pero da la sensación de haberse quedado un tanto en la superficie, de haber raspado apenas una primera capa de forma apresurada dejando en el aire demasiadas promesas.
Pero La prueba de hierro es tan solo el primero de cinco libros, un primer «curso» de los protagonistas en el Magisterium; quedan cuatro —y tranquilos que si tienen el éxito esperado seguro que las autoras no tendrán problema en continuar la historia con las experiencias de los protagonistas (los que consigan graduarse) en el Collegium, el siguiente nivel académico para los aspirantes a magos—. Por el momento la novela se cierra con el protagonista teniendo que tomar una muy difícil decisión, una decisión de la que puede depender no solo su destino, sino el de todos los que le rodean; algo que, sin duda, estará muy presente en la siguiente entrega. Destinado, en principio, a un público joven, este es un libro entretenido —tampoco es que busque mucho más— que, a pesar de ponérselo difícil a sí mismo, termina diferenciándose lo suficiente de su inevitable referente en cuanto a colegios de magia. Habrá que esperar para ver por donde evoluciona.
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Reseña de otras obras de las autoras:
Black, Holly:
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