Antología Steampunk.
VV.AA. (Ed. de Marian Womack).
Reseña de: Santiago Gª Soláns.
Ediciones Nevsky Prospects / Fábulas de albión. Madrid, 2014. 419 páginas.
En el año 2012 Fábulas de Albión ofreció al público una colección de relatos titulada Steampunk: Antología retrofuturista que daba cuenta del pujante interés por este género en nuestro país —reflejo a su vez de lo que venía sucediendo en el ámbito anglosajón— a través de un conjunto de cuentos que evidenciaban la amplitud temática y estilística que el steampunk permite. Dos años después el sello editorial lanza una segunda recopilación de historias retrofuturistas que vienen a demostrar que la atención del público, lejos de decaer, sigue plenamente vigente —como también atestiguan otras interesantes iniciativas a cargo de Tyrannosaurus Books, Dlorean, Kelonia, Sportula o Saco de Huesos—. Superados de alguna manera los que fueran referentes primigenios —el vapor y lo victoriano— con los que «nació» el steampunk, los cuentos aquí reunidos vienen a ejemplarizar el auge y madurez que los autores patrios están alcanzando, así como el seguimiento creciente de sus aficionados. Ampliando el margen temporal —a veces hasta límites insospechados— y acercando en bastantes ocasiones el escenario geográfico a la ambientación hispánica, la antología ofrece un heterogéneo grupo de propuestas retrofuturistas como para satisfacer a cualquier lector interesado.
Se encarga de abrir el volumen Félix J. Palma, el autor español que, muy posiblemente, más lejos ha llegado cultivando este género, y lo hace con La princesa del centro de la Tierra, un relato que, como indica el propio autor, trata de una versión extendida de una «anécdota» narrada dentro de El mapa del cielo, segunda entrega de su Trilogía Victoriana. Narra la historia de cómo en 1814, en plena guerra contra los británicos, al ser herido, el capitán John Cleves Symmes decide huir para salvar la vida, encontrando una cueva con un pasaje que le llevaría al interior de la Tierra donde habita una aislada y avanzada civilización. Allí, gracias a la intervención de la princesa Litina, salva la vida para verse sin embargo envuelto en otra serie de «problemas». Palma hace gala de un estilo preciosista y acertado, acorde a la historia que tiene entre manos, cercano al de los autores de la época que tan bien recrea. Si bien no añade nada nuevo al corpus de su trilogía sí es cierto que se trata de una entretenida lectura con una magnífica hechura.
Le sigue con mucho acierto La cicloteca de BubbleLon, de Sofía Rhei. Es este uno de esos relatos que desubican un tanto al lector en su inicio, pero que van atrapándolo en sus redes hasta cautivarlo sin remedio. La historia se desarrolla en una muy especial «biblioteca», cuya energía es proporcionada por los propios asistentes mediante el pedaleo de bicicletas estáticas y los libros se conservan codificados para ser impresos bajo demanda, en una realidad paralela de un oscuro y algo triste mundo post hecatombe. Edwinta Fidelia Ennistymon, la ciclotecaria, ama los libros y las palabras, no tanto a los niños de visita en la instalación, sobre todo a aquellos que no paran quietos, lo tocan todo, no muestran nada de respeto y terminan perdiendo algo de valor irremplazable. Rhei habla con especial sensibilidad y ternura sobre la educación de los niños, el acceso a los libros y al entretenimiento como forma de crecimiento, la solidaridad y el amor a la Literatura. Incluye un nada sutil homenaje a cierto Poeta que pone el culmen perfecto al relato. Sobresaliente.
A continuación Biocronografía del salto lateral: El teorema de Aub, de Guillermo Zapata Romero, es un texto que bien podría tildarse de «experimental», con diversos tipos de narración, y con un especial uso de la ucronía, que implica viajes en el tiempo o dimensionales. Un relato que presenta otra España «posible», paralela, con una serie de vitales cambios en el origen de nuestra Guerra Civil que condujeron a una situación totalmente diferente de lo conocida en nuestra realidad. Resulta muy curioso el uso de ciertas figuras de la cultura como Buñuel, Lorca o Dalí y su implicación en el estallido de la guerra y su posterior desenlace. Curioso es el término a emplear, en efecto, para describir un relato bastante inclasificable, aunque no exactamente memorable.
El humor hace acto de presencia en el volumen con Aborrecer a Lester J. Murray, de Laura Fernández, una divertida historia, con un refrescante toque absurdo, donde un autodirigible parlanchín con ínfulas de escritor, al que ningún propietario aguanta, siempre es devuelto a la tienda donde fue vendido. Divertido, aunque con una narrativa algo entrecortada y por momentos confusa, es una vuelta de tuerca singular al querido tema steampunk de los dirigibles y su majestuoso vuelo. Y es que todo el mundo desea tener un autodirigible, pero es algo que no está al alcance de cualquiera.
Le sigue Gigantes, de Rubén Sánchez Trigos, con una historia de amor y tragedia. En Madrid se va a proceder a la inauguración del Parque de atracciones y fenómenos insólitos Meliés, cuyas atracciones están basados en las peculiares creaciones cinematográficas del pionero cineasta y en todo clásico literario al que ha podido echar mano. A través de su personal confesión el lector asistirá a la conmovedora historia de un hombre enamorado que ve como sus posibilidades de conseguir a la mujer de sus anhelos disminuyen de forma imparable mientras crecen las de su «competidor». La fatalidad se alía con el rechazo para desatar el drama. Un grandioso escenario para una historia sugerente, con una tenue denuncia de la devaluación de la cultura, y de los «artistas» y literatos frente al poder del show business.
En El pastor, Cristina Jurado, ofrece una historia de trasfondo vampírico bastante diferente de lo que acostumbra el género, aunque hay que hilar muy fino para poder considerarla steampunk en ningún sentido estricto. En un futuro indeterminado algo ha ido muy mal y la humanidad se encuentra en lucha contra un enemigo implacable. Una de las historias más sugerentes y extrañas de la antología.
Con Tiros a la barriga, de Jesús Cañadas, el lector asiste a toda la potencialidad del retrofuturismo cuando se mezcla con unas gotas de fantasía. En época de la 2ª República Española, un incidente aislado en una pequeña aldea llamada Casas Viejas, una casi accidental insurrección de corte anarquista, adquiere dimensiones desproporcionadas cuando se busca encender una chispa que lo incendie todo. Magia y tecnología chocan de forma brutal. La naturaleza desatada frente a las más demenciales máquinas salidas de la imaginación bélica. Un relato duro y escalofriante que contiene un nada soterrado alegato contra las injusticias sociales y en defensa de los que se encuentran atrapados bajo el fuego cruzado.
En Berlín Mechanical Men, Noemí Sabugal muestra cómo, al igual que en la Revolución Industrial en nuestra realidad, la incorporación de los robots a las cadenas de trabajo dejan un reguero de desempleo y desesperación en la mano de obra de las fábricas. En una situación en que muchos se sienten desamparados, empobrecidos hasta el extremo, alguien está destrozando a alguno de estos robots trabajadores, y la policía pondrá todo de su parte para descubrir al culpable y las causas que motivan sus «crímenes». Mary Taylor investigará las pocas pistas disponibles, desenredando una historia que tanto podría tener su origen en cuestiones religiosas como empresariales. El componente «punk» del steam, con su vertiente de denuncia social, toma la escena de un relato realmente atractivo y bien construido.
El óxido del sombrerero, de Alfredo Álamo, es una interesante y atractiva «revisión» de la historia del Sombrerero de Alicia, con su reloj detenido siempre en la misma hora, y de sus compañeros de merienda. Divertido, enternecedor, estremecedor y desquiciado, es un imaginativo homenaje a Lewis Carroll en clave de autómatas pleno de sugerente surrealismo.
Carne contra el metal, de Rafael Marín, es un cuento muy breve que se desarrolla en tiempos de la guerra de Cuba contra unos armamentisticamente muy superiores EE.UU. Sin embargo, el viejo imperio podría tener una sorpresa escondida. A la acertada prosa de Marín se le une el hecho de la brevedad del texto para dejar con ganas de que la historia hubiese sido más desarrollada. Tal y como está es un intimista relato sobre el desarraigo, la derrota y la esperanza con un toque mágico.
Con El Manco, Rocío Tizón, sigue a un inspector en la investigación de una serie de crímenes realizados por un asesino tan misterioso como escurridizo. No parece haber ninguna pista fiable y cada fuente parece indicar direcciones diferentes. Pero el inspector encargado del caso no va a cejar en su empeño hasta encontrar a quién le pueda ayudar a desentrañar el misterio. Demasiado predecible, aunque se lee con agrado.
En Como dentro de un reloj, de Luis Guallar, un anciano cuenta en primera persona las razones que le llevaron a comprar un pequeño hotel automatizado, que permanecía cerrado, para pasar los últimos años de su vida en una especie de retiro. El lugar le parece una maravilla y todo va a la perfección, mientras se instala en el edificio con su ayuda de cámara autómata, el señor Auguste. Pero pronto extraños ruidos empiezan a perturbar sus noches, y su servidor empieza a dar muestras de un extraño comportamiento. La autora consigue una gran atmósfera, entre intrigante y opresiva, en un relato francamente destacable.
Los hijos de Saturno, de Sergio Lifante, es una historia en la Barcelona del convulso principio de siglo XX, protagonizada por un hombre, Arnau Doménech, que tras un alzamiento anarquista y la muerte de su hermano ve como su vida carece de sentido y que se ve envuelto en las redes de una extraña «bruja», Adela, que le conecta a una extraña máquina para ayudarle a terminar con la melancolía. Pero sus intenciones no son tan benévolas como se le supone.
Prey’s Moon, de Joseph M. Remesar, sitúa su acción en el Londres de 1885, con una macabra historia de licantropía, enlazada con un clásico de Wells. La ciencia enfrentada a la fe y la discusión sobre la existencia del «alma» en los «monstruos». El padre Jesús Prey, de ascendencia irlandesa, se ve envuelto en la investigación de unas espantosas muertes, algo que le llevará a las manos de un misterioso doctor que le planteará de la manera más radical posible cuestiones de carácter moral de difícil respuesta. Intenso e interesante.
El último relato es Las manos que construyeron América, donde Ángel Luis Sucasas y Francisco Miguel Espinosa trasladan a sus lectores a 1773, con una historia de la revolución de las colonias británicas contra la metrópoli, empezando en Boston con la Revuelta del té. Dos hermanos que luchan por la independencia van a encontrar destinos confrontados, aunque terriblemente similares. Un relato algo fragmentario con un inesperado final.
Y cierra el volumen el Postfacio. Steam + punk, de Marian Womack, editora de la antología, con un análisis del sentido del steampunk hoy en día como reflejo de los movimientos sociales que se están gestando y viviendo actualmente, como respuesta al pasado y como promesa de futuro.
Una antología que muestra de la manera más clara que las fronteras del steampunk son cada vez más difusas haciendo buena la más amplia acepción de retrofuturismo. Ciencia ficción, fantasía, ucronía, distopía, crítica social, mundos paralelos… autómatas, bielas y engranajes, chimeneas y humos, vapor, mecanismos de relojería, máquinas imposibles y aparatos inauditos. En general, una buena selección, heterogénea y variada, y una lectura más que agradable. Un género en auge, sin duda.
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