Víctor Conde.
Reseña de: Santiago Gª Soláns.
Sportula. Gijón, 2015. Edición digital (epub). 298 páginas.
Habitual cultivador del space opera, como da buena muestra su serie del Metaverso, además de otras variantes del fantástico, Conde vuelve en esta ocasión a introducir a sus lectores en una aventura de futuro lejano, pero sin retomar su anterior escenario, sino ofreciendo un pequeño vistazo a uno «totalmente» nuevo como es la Homogeneidad. Con un desarrollo engañosamente juvenil —ya que no se abstiene de mostrar situaciones escabrosas y adultas—, la novela ofrece una historia de maduración y aprendizaje que de alguna manera se emparenta con el dilema moral presentado en El juego de Ender por Orson Scott Card: ¿Hasta qué punto es ético educar a unos muchachos desde su más tierna infancia para convertirlos en la última esperanza bélica de la humanidad? A través de una forma de narrar tan inconfundible como característica, el autor sumerge a los lectores en un entorno de guerra a nivel galáctico —aunque el contexto tarde en tomar relevancia en la narración— plagado de robots, Inteligencias Artificiales, mega naves espaciales y mechas al estilo «transformer» denominados Mirmidones, alienígenas despiadados..., en un brillante ejercicio de estilo que obliga al espectador a una inmersión total en busca de unas explicaciones ausentes de inicio, trascendiendo el género del space opera para introducir sugerentes preguntas sobre teoría lingüística, juegos mentales y paradojas éticas.
Tomando como base su relato Afilada hoja de madera —publicado por la AEFCFT en el Visiones 2001—, Conde construye a su alrededor una novela con un inicio un tanto desconcertante, desarrollando dos historias con, aparentemente, pocos puntos en común —que, obviamente sí terminarán teniéndolos—, sin explicación inicial alguna a lo que está sucediendo. Por un lado la historia de El Patriarca, con el terrible relato de los enfrentamientos entre la humanidad de la Homogeneidad y los traicioneros, insidiosos e implacables alienígenas conocidos como Exth. Por otra la de cuatro muchachos, dos chicas y dos chicos que nunca han conocido a otro ser humano, ni siquiera a sus propios padres, son parte de un experimento del que pudiera depender el destino de toda la humanidad, aunque ellos no tengan ninguna sospecha de ello. Engendrados por ingeniería genética son educados por un ordenador que sigue un estricto programa para formar sus personalidades en busca de un resultado muy concreto.
En Salmacis, en un entorno controlado y aislado, bajo la supervisión de un ordenador un tanto solipsista y con la única compañía de un robot «niñera», los cuatro adolescentes, Goro, Song, Layn y Shura, son sometidos a diferentes experiencias, encaminando a cada uno de ellos hacia una serie de habilidades particulares que moldean su personalidad. Saben que son especiales, pero no para qué los están preparando ni lo que hay en realidad fuera de las paredes de su encierro, así que todo su universo son ellos mismos y el lugar donde viven; y aunque de alguna manera son conscientes de que la barrera de los quince años marcará un antes y un después para ellos, no saben que deben estar preparados para cuando un esfuerzo bélico que ellos desconocen lo requiera.
Foto: www.fandomteca.com/cronica-del-celsius-2015/ |
La derrota de la humanidad parece irremediable, así que ¿a grandes males grandes remedios? ¿Todo vale? Conde juega mucho con las percepciones de lo narrado, con las intenciones que encierran destinos distintos de lo que parecen perseguir, con las interpretaciones que pueden ser muy diferentes de lo que aparentan. Lleva al lector dónde él quiere, con diversos cambios de perspectiva que hacen que nunca se pueda dar nada por seguro. Ecos encierra una historia compleja tanto en trama como en narrativa, muy al estilo de obras anteriores del autor, con una estructura que juega al despiste y con las expectativas, con mucha ambigüedad moral, sin mostrar todas las cartas ni definir exactamente quiénes son los buenos y quiénes los malos ni dónde se encuentran sus lealtades. En un mundo de engaños, ¿de quién podrían fiarse?
Tras el inmersivo relato del condicionamiento implícito en la educación de cuatro adolescentes aislados durante todo el vital periodo de su crecimiento y maduración, de las lecciones «dirigidas» —y por tanto muy parciales— y de un desarrollo lingüístico que influye poderosamente en sus personalidades y formas de pensar, en su limitada manera de entender, interpretar y enfrentar el mundo que conocen —y que da lugar a muy interesantes elucubraciones sobre la realidad y sus componentes—..., el relato pierde algo de fuelle cuando, confluyendo de alguna manera todos los datos que el lector ha ido adquiriendo, se sumerge precisamente en el aspecto más bélico de la historia, dando por terminado el experimento de la formación de la personalidad de los cuatro muchachos, abandonando de alguna manera la carga existencial, para, al ofrecer más respuestas a la trama, introducirse en el aspecto más «convencional» —dentro de lo posible en el natural despliegue imaginativo del autor— de una historia de puro combate y enfrentamientos a gran escala. Y no es que sea menos interesante o sorprendente, todo lo contrario, pues la emoción e intensidad se mantienen sin tacha, sino simplemente que el cambio de parámetros quizá resulte un tanto brusco.
Ecos es un space opera cuya acción principal durante un buen puñado de páginas se desarrolla, irónicamente, en un pequeño hábitat totalmente aislado, pero en el que Conde va dejando caer pequeñas referencias a los sucesos del exterior para que sea el lector quien recomponga todo el trasfondo y el contexto en que se desenvuelve la historia, dejando algo «coja» la narración, echándose en falta algo más de escenario y antecedentes, un poco más de «construcción del mundo». Sin embargo, gracias a los giros y sorpresas, que garantizan el entretenimiento, y a un gran final, es fácil perdonar ciertos defectos para disfrutar de lo que sí puede encontrarse en sus páginas, que va mucho más allá, sin dada, de la simple aventura.
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