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viernes, 30 de octubre de 2015

Reseña: El precio del barquero

El precio del barquero.

Sergio Mars.

Reseña de: Santiago Gª Soláns.

Saco de Huesos Ediciones. Col. A sangre. Valladolid, 2010. 227 páginas.

Hace unos años, un lustro ya, Saco de Huesos publicaba esta antología reuniendo en forma de fix-up —una serie de historias, que comparten un mismo tema o no, hilvanadas en torno a un hilo conductor que las aglutina dando paso a cada una— parte de la producción breve más terrorífica de Sergio Mars, dando cuenta de paso de esa gran variedad de registros y enfoques que le han llevado a explorar las diferentes vertientes del género, desde lo más sobrenatural y ominoso a lo más realista —y quizá por ello más aterrador—, escapando de cualquier intento etiquetador, más allá de un etéreo «fantasía oscura», que busque definir su producción. El autor ofrece en este volumen cinco relatos, perfectamente independientes del resto salvo por su común adscripción genérica, más un sexto que les sirve de nexo de unión y presentación a cada uno de ellos, por lo que se revela como el único que no tiene entidad sin el resto, sirviéndose de la mitología griega como sustento. Así, será la propia Aisa —la «inexorable» Átropos, la mayor de las moiras, quien decidía la forma y el momento en que cortar el hilo de la vida de cada mortal— la encargada de conducir a un narrador en primera persona por el resto de historias, en cada una de las cuales el autor irá profundizando en algún aspecto concreto de la psique humana, de las profundas oscuridades que la misma alberga y de los temores que acechan en su interior.

Tras un Prólogo a cargo del editor Andrés Díaz Hidalgo, quien hace gala de un afán ciertamente divulgativo acerca de ciertas cuestiones de carácter mitológico, sobre todo asociadas al tema de la muerte, que van a tener una particular importancia en los relatos, se asiste a la primera «entrega» de la historia nexo, en la que un espeleólogo, a pesar de las advertencias sobre el lugar de los lugareños, cae al fondo de la Sima dos Queixumes, donde, aparentemente entre la vida y la muerte, conocerá a la enigmática Aisa, quien se ofrecerá a mostrarle la forma de abandonar el tétrico lugar en que se encuentra, aunque el camino a recorrer para salir del Hades sea arduo y dificultoso, sobre todo por la «compañía» que van a ir encontrando, de entre la que surgen las historias particulares de cinco personas, auténticas almas en pena, que irán desvelando al protagonista sus desgraciadas peripecias.

La primera es la de El fotógrafo de epitafios, un individuo que se dedica a fotografiar lápidas para documentar las inscripciones que los allegados de los difuntos dejaron grabado en ellas como memoria para el futuro, ya sea como último deseo del finado o como recuerdo de los que ha quedado atrás. Sumido en su trabajo, la noche se le echa encima rodeándolo de oscuridad; y en la oscuridad acecha una presencia de lo más inquietante. Como cuento de presentación el autor hace gala de una narrativa un tanto confusa, en la que hay momentos en que el protagonismo se vuelve indefinido. Dotado, sin embargo, de una imaginería de poderosa fuerza, capaz de agobiar al más pintado, encierra una inquietante y algo morbosa, con un necrófago bastante gore, reflexión sobre  los pecados del pasado, las obsesiones, y sus peligros y consecuencias. El final no exactamente original tampoco desmerece al asfixiante relato, sino que lo llena de coherencia interna.

Fotografía: Roberto Malo
En la segunda, la que da título a la antología, El precio del barquero, Mars lleva al lector a un caserío rural, donde en la cena familiar un sentimiento ominoso parece instalarse en la casa. Unos golpes en la puerta, insistentes, y la falta de respuesta a la pregunta de quién se encuentra allá fuera, inquietarán a la familia. No podían imaginar lo que iban a encontrar al abrir y dónde iban a llevarles las consecuencias de un gesto tan simple. Un relato tenso, emocionante, que no da respiro y termina con un final magnífico. Un relato con zombis que no versa sobre muertos vivientes, sino que los utiliza como parte del escenario para abarcar una historia mucho más grande. La guerra entre fuerzas sobrenaturales con muy poca empatía con los seres humanos, sin preocuparse quién se vea atrapado en medio.

Más cercana al thriller de suspense que al terror, Una presión excesiva es la historia de un anodino pero creativo contable que ha visto cómo su trabajo para un cuestionable individuo le conducía irremediablemente hacia una buena cantidad de problemas. Detenido por la policía se muestra inflexible en no darles ningún tipo de detalles, convencido de que no tienen nada contra él. Retrocediendo una semana en el tiempo, a modo de extenso flash back, el autor irá desvelando qué es lo que le ha llevado a encontrarse sentado en una sala de interrogatorios. Un relato realista, de carácter criminal, que se termina con una sonrisa torcida en la boca, no exenta de cierto desasosiego. Un plan meticuloso cuya finalidad no se revela hasta el último momento cargando de suspense y tensión su desarrollo; una inteligente visión sobre la venganza de los «oprimidos», sea al nivel que sea, sobre la avaricia y el autoengaño, y el duro camino que lleva a recorrer.

A continuación Juegos de una hierba de Hécate es otra muestra de terror «realista», aunque con un enfoque radicalmente distinto, retratando un descenso a la locura sin elementos fantásticos más allá de las ilusiones creadas por la droga, la esquizofrenia y la paranoia. Un final escalofriante. Es cierto que se introduce a personajes que, para tratarse de una obra breve, se revelan innecesarios, dada su poca participación y nula importancia en el desarrollo de la acción, y que quizá algo más «concentrada» hubiera tenido incluso más fuerza. No obstante, se trata de una gran historia cargada de locura y de sus tristes consecuencias. Agobiante, dura, escalofriante, fóbica..., hará odiar las arañas si no se las odiaba de antemano. Y es que Mars tiene la virtud de trasmitir al lector todas las sensaciones extremas del protagonista.

Cierra el volumen Benadrel, nombre  del pequeño y casi abandonado pueblo al que un hombre, hastiado de su vida en la gran ciudad, se desplaza a vivir huyendo del mundanal ruido. Un anciano, una anciana y un matrimonio joven son todos sus vecinos. Y, casi contra su voluntad, sin querer realmente inmiscuirse, se verá involucrado en el destino de alguno de ellos, en medio de una atmósfera que por momentos se convierte en opresiva. La tranquilidad y el silencio del lugar ocultan una realidad insidiosa. La empatía, los malos tratos, la despoblación…, con tan interesantes temas Mars da un magistral giro a toda la historia, introduciendo el elemento «sobrenatural» un tanto a lo «mansión encantada» —el imposible llanto de un niño que no se encuentra en la casa, una figura implorante en la cocina…— de forma orgánica y natural, fluyendo sin estridencias, de manera que la tragedia tenga el cierre adecuado. Un tema realmente terrorífico, y muy de actualidad, el de la llamada violencia de género, tratado con una dura delicadeza. La indiferencia, el dejar pasar, también tiene su precio y su condena.
"La barca de Caronte", de José Benlliure
El autor no «edulcora» ninguna de sus propuestas. no hay redención para ciertos crímenes, no hay perdón para los fallos, no hay vuelta atrás, y el último mazazo cae sobre el público con el cierre de la historia «puente», con el momento en que el accidentado espeleólogo debe pagar su particular «precio» al barquero por las historias que se le han desvelado. Mars, como Aisa al anónimo narrador, conduce sin piedad a los lectores por un viaje demoledor, sobrecogedor, angustioso, intenso y cargado de morbo. Para terminar la reseña se podría hablar de algunos de los fallos que se pueden constatar en el continente, sobre todo en la maquetación, pero sería restarle méritos al contenido, unos cuentos a los que merece la pena echar el ojo si se quiere disfrutar de una lectura estremecedora, inquietante y muy imaginativa.

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Reseña de otras obras del autor:

    La mirada de Pegaso.
    La ley del trueno.
    La búsqueda del grifonicornio.

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