Nacidos de la Bruma (Mistborn) - I.
Brandon Sanderson.
Reseña de: Santiago Gª Soláns.
Ediciones B. Col. Nova. Barcelona, 2016. Título original: Mistborn. The Final Empire. Traducción: Rafael Marín Trechera [con revisión de Manuel de los Reyes]. 688 páginas.
La presente reseña está reescrita sobre la base de una anterior, subida a Sagacomic el 11 de julio de 2008, con motivo de la primera edición en nuestro país de esta novela. La recuperamos ahora, con una ligera tarea de «chapa y pintura», aprovechando la tarea emprendida por parte de Ediciones B en su colección Nova de volver a ofrecer al público gran parte de las obras de Sanderson, dando cuenta de lo acertado de esta nueva edición, con revisión de la traducción a cargo de Manuel de los Reyes y diversos añadidos para situar la obra en mejor contexto dentro del Cosmere bajo la coordinación de Marina Vidal y Dídac de Prades. Una edición que, además, viene embellecida por nuevas cubiertas sobre cartoné y con la inclusión en el interior de las portadas de los mapas de algunos de los principales lugares donde tiene lugar la acción como Luthadel, las tierras del Imperio Final o Ciudad Fadrex. Una ocasión pintiparada para hacerse con el inicio de una trilogía de fantasía épica diferente y espectacular en un bello envoltorio que no defrauda.
En el mundo oscuro y ceniciento de El Imperio Final, existen unos pocos elegidos nacidos con la capacidad de «quemar» ciertos metales previamente ingeridos y, según se trate de uno u otro, adquirir diferentes habilidades que les harán destacar sobre el resto de sus congéneres. En una sociedad enormemente fracturada entre los esclavos, los skaa, y los nobles, poseedores de la «alomancia» —la capacidad de quemar metales—, la mezcla está estrictamente prohibida. Sin embargo, alguno de esos nobles mantienen secretas relaciones con jóvenes skaa, llegando a tener una descendencia proscrita. Entre esos perseguidos vástagos, unos pocos heredan sus poderes. En ambos casos, existen dos tipos de individuos: los «brumosos», que sólo pueden quemar un binomio de metales y obtener así un solo tipo de poder, y los «nacidos de la bruma», extraordinarios sujetos que son capaces de dominarlos todos.
Todo lector de superhéroes enseguida reconocerá entre esas maravillosas habilidades los superpoderes de toda la vida: La atracción-repulsión del metal que permite dar enormes saltos o correr a inmensa velocidad; la potenciación mental que permite la telepatía o la empatía o crear una «nube» de silencio que los apague a ambos; la telequinesis —entre objetos metálicos—; el aumento de los sentidos, superoído, supervista, superfuerza, superagilidad… Pero aunque pueda decirse que el sistema no sea tan rompedor como podría pensarse, lo cierto es que todo ello se encuentra perfectamente explicado y justificado, y, mejor aún, perfectamente integrado en una narración sin duda apasionante. Así pues no se trata de ningún demérito, sino de todo un acierto por parte del autor que consigue integrarlo como un elemento más de la trama para que todo fluya de la forma más conveniente, dando lugar a las escenas más emocionantes y espectaculares posibles.
Vin es una superviviente, una ladrona skaa integrada en una banda de criminales que malviven al margen de la sociedad. Siempre ha sido consciente de que posee un don especial que ella llama «suerte» y que le permite una mínima manipulación mental a su favor de aquellos que le rodean. Desconfiando de todo el mundo, cuando el agitador trotamundos Kelsier la encuentre y le muestre la verdadera dimensión de sus dones, se verá inmersa en un ambicioso plan destinado a impulsar la rebelión skaa en busca de poner fin al cruel régimen del Lord Legislador.
Con una ambientación eminentemente urbana, y a través de una tensión creciente, la trama va avanzando entre el entrenamiento-aprendizaje de Vin, los planes aparentemente dementes de Kelsier, espectaculares combates individuales y colectivos, o las imágenes del pasado que se van dejando vislumbrar de un mundo anterior, muy diferente al presente cubierto de cenizas en que se mueven los protagonistas, y que deja con muchas ganas de saber cómo se ha llegado a tal situación —en ese sentido las citas que abren cada capítulo con extractos del diario de una persona destinada a convertirse en el Héroe de las Eras, el salvador del mundo, son tan reveladoras como intrigantes y causantes de confusión—. El tempo está muy bien llevado, intercalando las escenas de acción frenética y enormemente cinética con otras más introspectivas, necesarias para dar explicaciones o crear dudas y preguntas que serán contestadas más adelante. Hay una sobreabundancia, quizá, de exposición de los bailes de los nobles, con las visitas a y las descripciones de sus respectivas fortalezas, que llegan a hacerse un tanto repetitivas, pero que se debe que reconocer son algo necesario para la trama.
Con una ambientación eminentemente urbana, y a través de una tensión creciente, la trama va avanzando entre el entrenamiento-aprendizaje de Vin, los planes aparentemente dementes de Kelsier, espectaculares combates individuales y colectivos, o las imágenes del pasado que se van dejando vislumbrar de un mundo anterior, muy diferente al presente cubierto de cenizas en que se mueven los protagonistas, y que deja con muchas ganas de saber cómo se ha llegado a tal situación —en ese sentido las citas que abren cada capítulo con extractos del diario de una persona destinada a convertirse en el Héroe de las Eras, el salvador del mundo, son tan reveladoras como intrigantes y causantes de confusión—. El tempo está muy bien llevado, intercalando las escenas de acción frenética y enormemente cinética con otras más introspectivas, necesarias para dar explicaciones o crear dudas y preguntas que serán contestadas más adelante. Hay una sobreabundancia, quizá, de exposición de los bailes de los nobles, con las visitas a y las descripciones de sus respectivas fortalezas, que llegan a hacerse un tanto repetitivas, pero que se debe que reconocer son algo necesario para la trama.
La horrible portada de la 1ª edición española |
Y aquí, donde en la reseña original había una nota para remarcar lo horripilante de la portada elegida —véase la imagen un poco más arriba— en la primera edición en España de la obra, me veo en la obligación de incluir un estruendoso aplauso para la muy acertada y espectacular ilustración elegida en esta ocasión, obra de Marc Simonetti, y que forma parte de un tríptico que cubrirá toda la nueva edición de la trilogía de Nacidos de la Bruma.
El nombre de Sanderson ha hallado una espectacular acogida en la lengua castellana. Si bien es cierto que sus sistemas e incluso personajes no son tan innovadores como se dice, aporta un aire único y fresco al género. Este primer libro, contado como una novela de atracos, es interesante y adictiva, con un gran final y lleno de elementos necesarios para impactar y enganchar de cara al siguiente libro.
ResponderEliminarHola :) Me encanto esta lectura en su momento, tengo ganas de hincarle el diente a su versión revisada, con términos aunados dentro del Cosmere. Kelsier, Vin, Sazed son grandes personajes que se nos presentan aquí. Como nos introduce a el Lord Legislador y todo el sistema de Alomancia que puebla el mundo. Y aunque la trama es simple, no es más que el derrocamiento de un dictador, es la forma en que Sanderson teje los hilos lo que me encanto y me atrapo desde el primer momento. Un abrazo^^
ResponderEliminarSanderson tiene una gran habilidad (e imaginación) para hilar historias fascinantes y enormemente entretenidas con elementos que no se podrían considerar excesivamente originales. Sin embargo la ambición de la historia que está construyendo por debajo, el Cosmere, sí que habla a las claras de unas intenciones que van más allá del simple divertimento de sus lectores, creando un universo que todavía tiene que darnos grandes alegrías ;-)
ResponderEliminarSaludos.