Lauren Beukes.
Siruela. Col. Nuevos tiempos # 335 / Serie policíaca. Madrid, 2016. Título original: Broken Monsters. Traducción: Rubén Martín Giráldez. 439 páginas.
Hace ya un tiempo en que las fronteras literarias entre géneros, o al menos las clasificaciones y nichos inamovibles, cada vez tienen menor sentido, mientras los escritores se empeñan en crear obras que beben de fuentes diversas para ofrecer al público lector las más interesantes propuestas. Si en su anterior Las luminosas la autora ya daba buena cuenta de este mestizaje, en Monstruos rotos vuelve a echar mano de diversos géneros —quizá de forma menos pronunciada que en aquella, eso sí— para tratar en realidad sobre los temas que más le interesan. Beukes estructura en torno a una historia de investigación criminal a modo de thriller policíaco o novela negra un relato de horror que juega con los miedos más primarios del ser humano, añadiéndole un ligero toque —muy eludible— de intriga sobrenatural. La autora utiliza algunos de los mejores y más recurrentes clichés del género y los transforma, consiguiendo llevar al lector a su terreno e invitándole a reflexionar sobre muchos de los problemas de la sociedad moderna, una auténtica fábrica de monstruos rotos.
Guillem López.
Aristas Martínez. Col. Pulpas # 19. Badajoz, 2016. 172 páginas.
La cuarta novela de Guillem López, tras sus inicios con la fantasía más épica de su saga Leyenda de una Era y su inmersión en la brillante ciencia ficción weird de Challenger, es una obra visceral, oscura y brutalmente fascinante donde las haya, llena de fuerza, desgarro y crudeza, de entrañas —de la tierra y de cuerpos humanos—, desesperación, picaresca extrema, ironía, violencia y humanidad. Una atípica narración ¿postapocalíptica? donde nada se sabe de la posible catástrofe —si es que siquiera la hubo— y sólo se ven las consecuencias: gente encerrada en un mundo subterráneo, el pozo, sin que se revele desde cuándo ni porqué se encuentran allí, cavando cada vez más profundamente sin que puedan decir muy bien para qué o para quién. Un relato de coordenadas difusas, donde la acción se desarrolla en esa indeterminada localización cerrada y agobiante, y donde los protagonistas se mueven en unas dimensiones morales más que cuestionables, porque todo lo que conocen es miseria.
David Mitchell.
Literatura Random House. Barcelona, 2016. Título original: The Bone Clocks. Traducción: Laura Salas Rodríguez. 713 páginas.
Navegando en el proceloso mar del mestizaje David Mitchell, narrador de prosa desbordante e imaginativa, hace que las diversas historias que componen Relojes de hueso —diversas facetas de un todo mayor— discurran entre el retrato costumbrista, la picaresca moderna, la intriga, la fantasía sobrenatural, el realismo mágico, el weird o la ciencia ficción postapocalíptica entre otras tendencias. Una mezcla que produce una narración extraordinaria, llamada a removerse en la memoria mucho después de leída, resonando en la mente todas sus sugerencias y posibilidades. El autor crea un universo caleidoscópico, compuesto por piezas de muy diversa forma que encajan de formas insospechadas y maravillosas, donde el tiempo y el espacio adquieren una dimensión dúctil y maleable, y la realidad se tambalea. Es esta una novela repleta de planos y detalles, de referencias cruzadas, de insinuaciones y de misterios, que requiere de calma y atención, de una inmersión total, para ser degustada, aprehendida e interpretada con propiedad, en un esfuerzo que termina dando fruto y merece la pena.
David Jasso.
Apache libros. Col. Abraxas # 2. Madrid, 2016. 331 páginas.
Esta no es lo que habitualmente entendemos por una novela «normal» en absoluto, así que ésta tampoco podía ser una reseña normal en absoluto. Aunque… ¿qué es la normalidad? ¿Lo sabes tú? Pues eso. En todo caso esta es una novela sobre la locura, o puede que no, quizá sea sobre el amor, sobre el deseo, la libertad o la crisis en que estamos envueltos, sobre la sociedad enferma en que nos ha tocado vivir. Pero bueno, digamos que versa sobre la cordura. Esa cordura que todos buscamos aparentar y no es sino «la capacidad de disimular la locura». Sí, todos estamos un poco locos, ¿no? El caso es cómo gestionamos nuestra demencia. Jasso, es obvio, la vomita en el papel y nos la lanza contra la cara para que seamos partícipes de su mundo interior. Así que, ¿cómo podría calificarse esta novela? Esa es difícil. No llega a ser terror, ni siquiera es fantasía de ningún tipo. Todo es demasiado real, aunque haya ciertas presencias que pudieran llevar a engaño. Es cierto que el propio autor la califica como «terror anímico» —algo sabrá él de lo que ha escrito—, y vaya si te deja tocado el ánimo, sí. Es perturbador y hasta doloroso. Y lo peor es que todo está dentro de tu mente, lector, así que mucho cuidado. Hay que estar dispuesto a jugársela, a seguirle la corriente y dejarse llevar a lo profundo del pozo de la psique desequilibrada de los personajes que por aquí pululan. Aunque quizá desequilibrados no sea la palabra para definirlos; tal vez tan sólo sea que ellos ven la realidad de otra manera, enfocada o desenfocada eres tú quien debe decidirlo si te atreves a internarte en sus historias; quizá es que nadie está hecho para resistir un exceso de golpes propinados por la vida.
Kelly Link.
Seix Barral. Col. Biblioteca Formentor. Barcelona, 2015. Título original: Get in Trouble. Traducción: Maia Figueroa. 349 páginas.
Cotidianidad mágica, el día a día de lo más normal y mundano subvertido por un elemento ajeno y fantástico que trastoca toda la realidad. Una mirada límpida que transforma nuestro mundo en algo extraño, aunque permanezca cercano, reflejando situaciones habituales bajo un nuevo prisma y una nueva lectura. En los mundos de Link la magia o los superpoderes existen, pero no es en ellos en los que va a detenerse la autora, sino en los efectos que su «roce» inusual deja en las vidas de la gente. La importancia no se encuentra en el escenario, sino en lo que le sucede a sus personajes. Una joven que se encarga de cuidar las casas de veraneo de sus vecinos en el medio oeste rural estadounidense. Otra que acude a un hotel a conocer en persona a su «amor», un hombre a quien ha conocido previamente por internet, mientras en el establecimiento se celebran un par de congresos. Una pareja charlando sobre la posibilidad de que los protagonistas de los cuentos clásicos fueran superhéroes o no en el sugerente escenario de un parque de atracciones temático abandonado. Una muchacha celosa del regalo que ha recibido su mejor amiga por su cumpleaños. Un actor maduro enamorado secretamente de la compañera de su primer éxito cinematográfico, con la que mantiene una buena amistad y a la que acude como refugio ante algunos problemas. Una mujer hastiada de su trabajo… Historias cotidianas, con situaciones en apariencia de lo más normal, pero con unas circunstancias o características especiales que bajo la imaginativa mirada de Link, a través de esos pequeños detalles que pueblan de fantasía sus mundos —unos mundos que no son sino el nuestro bajo un prisma de un color ligeramente diferente—, las tornan en fuente de fascinación. Cuentos que no pueden ser explicados, porque deben ser experimentados.
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