Nicholas Avedon.
Reseña de: Santiago Gª Soláns.
Pandoratres. 2016. Edición digital (ePub). 271 páginas.
París a principios del siglo XXIII es una megalópolis habitada por 50 millones de personas, llena de marcadas desigualdades sociales entre aquellos privilegiados que pueden permitirse vivir en las inmensas torres que rozan el cielo y los mugrosos que malviven a ras de suelo, el piso cero, donde todo y todos se encuentran a la venta. En la industria del ocio y entretenimiento el cine ha dado paso a un nuevo «arte»: los sueños vívidos. Una nueva y legal droga de diseño, el Trank, que puede replicar los efectos de casi cualquier droga anteriormente conocida sin sus efectos nocivos, extiende su consumo entre toda la sociedad. Los mundos de realidad virtual están a la orden del día. El desequilibrio entre Norte y Sur del planeta es cada vez más marcado, con grandes muros que intentan frenar la inmigración. Ante tanta miseria una gran nave generacional, la cuarta de su tipo, se prepara para partir hacia un planeta lejano que colonizar… El autor plantea un thriller de ambientación cyberpunk con toda su parafernalia asociada, incluido un protagonista que parece tenerlo todo y al que, sin embargo, no van a parar de crecerle los problemas y lloverle palos desde múltiples direcciones. Visto lo visto, quizá podría llegar a afirmarse que lo enunciado no sea algo de lo más novedoso, así que lo importante va a ser ver qué hace Avedon con todos estos mimbres, y eso es sumergir al lector en una trama de interés y ritmo crecientes, muy bien construida, con ramalazos de diversos géneros, o subgéneros, del fantástico, del misterio o la novela negra, con un firme dominio de los recursos de la ciencia ficción y un desarrollo y personajes de lo más interesante.
Siguiendo el punto de vista de Ariel el autor incluye en el relato tres líneas que se van a ir solapando e influyendo las unas en las otras: la principal surge del seguimiento de la aparición de un nuevo formato para compartir más que sensaciones, llegando a la inmersión total del cliente en las vivencias ajenas de los actores implicados: las neurorréplicas; una tecnología que navega entre lo alegal y lo amoral de la que hasta el momento sólo existían oscuros rumores, que implica todo un nuevo nicho de negocio en la industria del ocio y que ofrece la principal ambientación cyberpunk de la novela con su puntito de thriller noir, de mundo criminal y de bajos fondos, de oropel y negocios sucios, de porno y snuff. La segunda línea se sumerge en la realidad virtual y su aplicación a mundos de fantasía de extremado realismo en los que los usuarios, entre criaturas fantásticas de todo tipo, pueden convertirse en lo que desean y dar rienda suelta a su imaginación, como el del medieval Jardín de Brin en el que el protagonista va a interactuar con otros de los personajes principales. Y una tercera es la que presenta la selección de la tripulación para una nave generacional que pronto habrá de partir hacia un planeta lejano, con una promesa de space opera que aquí se resuelve en una serie de entrevistas, pruebas colectivas y dinámicas de grupo más que interesantes. Tres líneas que, por separado, cualquiera de ellas podría haber sido una novela en sí misma, pero que juntas dotan a la novela de una especial dimensión. Se hace evidente que el peso de las tres no es el mismo, pero el autor consigue mantener en todas un interés creciente, fusionándolas acertadamente poco a poco hacia un final común, aunque en ciertos momentos la estructura se presenta algo forzada a encajar entre sí.
11,4 sueños luz es una novela a la que le cuesta un poquito arrancar, a pesar de que el autor tiene el acierto de no concentrar un exceso de información en el inicio, sino que se preocupa de ir presentando su mundo con mimo y cuidado, para que el lector lo vaya descubriendo conforme se desarrolla la propia historia. Comenzando con una prosa que en un primer momento se antoja un tanto agarrotada, demasiado profusa, de largos párrafos, pero que muy pronto se va soltando para dar lo mejor de sí, atrapando la atención al tiempo que las tramas se van desenrollando y envolviendose las unas a las otras en el drama del protagonista y aquellos que le acompañan en el camino. Como «Roberta», seudónimo de una joven modelo de sueños vívidos que ha trabajado en ocasiones para Ariel y que anhela escapar de su vida en el piso cero. O como Carlos, un genio de la tecnología que vive en la misma torre que el artista, aunque muchos pisos por debajo, y que es un desastre con las mujeres por su timidez y su desconocimiento de los juegos sociales, pero que sin embargo va a destacar singularmente en otros campos. O como Eduard, un multimillonario que será el encargado de abrir los ojos de Ariel al mundo de las neurorréplicas.
Una novela llena de crítica social ante las evidentes desigualdades generadas por el reparto de la riqueza, ante los anhelos de las personas por mejorar que les lleva a aceptar lo inaceptable, a prostituirse o vender el alma por una oportunidad de ascender —y Avedon deja la metáfora muy clara con la situación desoladora de los desfavorecidos, los mugrosos, que viven al nivel de una calle que los poderosos apenas llegan a pisar si no es en busca de emociones y diversión, mientras permanecen seguros en sus pisos de las torres, cuanto más altos más exclusivos—. Llena de sentido de la maravilla con un gran despliegue de imaginación para un futuro que hunde sus bases en nuestro presente, aunque en algunos momentos la tecnología presentada se antoje poco «evolucionada», dado al ritmo que la vemos cambiar hoy mismo, para una acción situada dos siglos en el futuro. De personajes cargados de defectos y contradicciones con los que se sufre —el pobre Ariel no se puede llevar más «disgustos»— y se anhela. De drogas de diseño, individuos dispuestos a aprovecharse de las debilidades de los demás, novedosas formas de ocio, romance no buscado pero apasionado, sexo, snuff, miseria, promesas de un futuro distinto y seguramente mejor...
11,4 sueños luz crece mientras se desarrolla, sobre todo desde pasado un punto en que las tramas cogen velocidad avanzando hacia un cierre cargado de tensión y nerviosismo que no se puede soltar hasta saber cómo se resuelve la cosa —aunque la respuesta a uno de los misterios «principales» se vea venir desde mucho antes y no sea sorpresa alguna—. Una trama que invita a reflexionar sobre las desigualdades de nuestro propio presente, sobre la paulatina desaparición de la «clase media», sobre las sombras de la industria del ocio que cosifica a las personas, sobre las salidas fáciles y lo que algunas personas están dispuestas a pagar para obtener su satisfacción o multiplicar su riqueza, mientras que las desventuras de Ariel mantienen el interés y el entretenimiento requeridos. Es de esperar que la historia tenga continuidad, pues ese final que cierra unas tramas y abre otras, con muy interesantes líneas por explorar, deja con ganas de más.
11,4 sueños luz crece mientras se desarrolla, sobre todo desde pasado un punto en que las tramas cogen velocidad avanzando hacia un cierre cargado de tensión y nerviosismo que no se puede soltar hasta saber cómo se resuelve la cosa —aunque la respuesta a uno de los misterios «principales» se vea venir desde mucho antes y no sea sorpresa alguna—. Una trama que invita a reflexionar sobre las desigualdades de nuestro propio presente, sobre la paulatina desaparición de la «clase media», sobre las sombras de la industria del ocio que cosifica a las personas, sobre las salidas fáciles y lo que algunas personas están dispuestas a pagar para obtener su satisfacción o multiplicar su riqueza, mientras que las desventuras de Ariel mantienen el interés y el entretenimiento requeridos. Es de esperar que la historia tenga continuidad, pues ese final que cierra unas tramas y abre otras, con muy interesantes líneas por explorar, deja con ganas de más.
Gran reseña de una lectura muy recomendable. Ya creo que somos muchos los que estamos esperando que Nicholas saque la segunda parte para poder leerlo.
ResponderEliminarSaludos
Gracias, Javi.
ResponderEliminarLa verdad es que la lectura de esta novela ha sido una sorpresa muy agradable y, en efecto, ya he visto que somos unos cuantos los que esperamos que la historia continúe. A ver si Avedon no tarda demasiado ;-)
Saludos.
Aunque pueda ser difícil entrar a ella con esos párrafos largos (a mi personalmente se me suelen hacer tediosos) creo que la idea y la crítica de fondo merecen la pena su lectura. Gracias por el descubrimiento :)
ResponderEliminarYo estoy leyéndolo ahora y me está gustando. Pese a no estar acostumbrada a leer ciencia ficción, gracias a Nicholas seguiré leyendo de este género.
ResponderEliminarCuando lo acabe pondré también mi reseña en mi blog (se puede ver en mi perfil) y te comentaré en lo que coincidimos o no (ahora leí tu reseña muy por encima) ;)
Hola, Mangrii.
ResponderEliminarEn este caso los párrafos largos no hacen difícil la lectura, pero sí un poco más "tediosa" de lo que debería. Pero no hay problema, porque la cosa mejora rápido y se deja leer con mucho agrado ;-)
Saludos
Hola, Lectora Dreams.
ResponderEliminarMe alegro de que te esté gustando esta novela. Creo que su lectura merece la pena. A mi me parecía que tiene algunas cosas que a los que no suelen leer ciencia ficción les podrían resultar algo chocantes, con lo que creo que habla muy bien del autor y su forma de explicar su mundo y sus tramas el que alguien no habitual en el género lo esté disfrutando sin problemas.
Yo tampoco me leo previamente reseñas ajenas de las novelas que voy a reseñar yo mismo, más que nada para no condicionarme en lo que voy a decir; así que te entiendo perfectamente en lo de leer tan sólo por encima ésta. Después sí que me gusta "cotillear" las opiniones de los demás, para ver en qué congeniamos y en qué divergimos, así que estaré encantado de leer tu reseña cuando la escribas y ver lo que te ha terminado pareciendo esta novela.
Saludos
Gracias por la reseña, y para todos los que habéis comentado por aquí que esperáis la continuación... o mejor dicho, algunas respuestas, no os preocupéis ¡estoy en ello! :)
ResponderEliminarHola, Nicholas.
ResponderEliminar¡Date prisa! :-D
Aunque pensándolo un poco, mejor calidad que prontitud, adsí que tómate el tiempo que necesites, pero tampoco nos hagas esperar demasiado ;-)
Gracias por pasarte a comentar.
Saludos