Concepción Perea.
Reseña de: Santiago Gª Soláns.
Fantascy. Barcelona, 2013. 667 páginas.
Existe un mundo donde los humanos no son más que mitos, criaturas que la mayor parte de los seres que habitan el lugar no creen siquiera que existan. Ese mundo se llama TerraLinde, un reino poblado de hadas: knockers, goblins, phokas, slaughs, sátiros, elfos, dríades, centauros, trolls o ancestrales. Tras la cruenta y larga Guerra de la Reina Durmiente se estableció una inestable paz entre los nobles y los gentiles, repartidos de forma dispar entre las Huestes Invernal y Estival; un espejismo de paz que dura ya años. Pero las cosas tal vez estén a punto de cambiar. Echando mano de la mitología, el folclore, la tradición y las leyendas celtas y anglosajonas, Perea ha construido una historia de fantasía entre la épica y el thriller, entre el steampunk y la magia feérica, el misterio y las conspiraciones políticas, en la que no falta el humor entre abundante acción, dotando al conjunto de una visión bastante renovadora y original, con un puntito perverso, en un género poco dado a ciertas licencias. Para tratarse de una novela de debut sobresale como pocas.
Ilustración: Carolina Bensler |
Ilustración: Leticia Morgado |
Su contrapartida, Dujal, el phoka gato, es un canalla, carismático, vividor y encantador que no le va a poner las cosas en absoluto fáciles debido a una malentendida competencia que ya de inicio podría acarrearles más de un disgusto, como bien puede apreciarse en el Prólogo de la obra. Y, sin embargo, a lo largo de la narración esta figura de divertido aunque cínico embaucador va a ir dando paso a otras facetas insospechadas, llegando a convertirse en imprescindible para la resolución de la misión, si tal cosa fuera posible.
Ilustración: Leticia Morgado |
Personajes llenos de detalles, de claroscuros, de diferentes perfiles y actuando siempre conforme a su diversidad. Personajes con aristas y bien construidos que terminan robando el corazón a pesar de todas sus imperfecciones, o precisamente gracias a ellas. Personajes que parten con un bagaje que va aflorando poco a poco a través del relato, influyendo en sus acciones y dictaminando sus decisiones, a la vez que les hacen ir «creciendo» con los sucesos que viven. Sucesos que en determinados momentos les harán tomar decisiones difíciles, muchas veces no acordes a la moral establecida, sino atendiendo a consideraciones propias de hondo calado y difícil respuesta. Ninguno permanece estático y todos terminan transformados en mayor o menor medida en un mundo lleno de una magia sorprendente, salvaje, variable, inexplicada y muchas veces utilizada como recurso salvador de último instante, aunque siempre con un coste y unas consecuencias a veces nada agradables. Un mundo de violencia, sadismo y crueldad, pero también de amor y buenas acciones. Un mundo muy trabajado, con mucha historia y extenso trasfondo. Con escenarios bien diferenciados, desde la propia ciudad de la Corte de los Espejos hasta la montaña de TocaEstrellas y su cerrada sociedad goblin.
La sociedad de las hadas, con toda su magia y su heterogéneo reparto de razas, no se diferencia demasiado de la nuestra, aunque con un tono bastante más oscuro. Muy lejos de representaciones edulcoradas o infantilizadas como las de Disney u otras adaptaciones modernas, lejos de idealizada nobleza y altos estándares, las hadas de Perea responden más bien a una vuelta a los orígenes, a la idea tradicional de las leyendas británicas, con seres oscuros, tenebrosos, bromistas, traviesos e incluso perversos y crueles. Entre ellos hay líderes y hay trabajadores, los hay vividores y los hay laboriosos, hay seres bondadosos y seres despreciables, cínicos y honorables, hay gente que ama y gente que odia, hay fuertes y débiles y los primeros abusan de los segundos como suele ser habitual en casi en todo lugar, hay vicio y virtud —y no siempre respondiendo al cliché—... Es una sociedad que vive en un difícil equilibrio, donde los vencedores de la Guerra piensan que no fueron suficientemente bien recompensados y los perdedores, aún perdonados, añoran el poder que antaño disfrutaron. La tensión se masca, una tensión racial, entre los altivos sidhe, la nobleza, y el resto de hadas, los gentiles, a las que miran con desdén y desprecio. Tensión entre las Huestes. Tensión entre los compañeros.
La autora como Nicasia |
La Corte de los Espejos es una novela tan encantadora como dura y brutal en ocasiones, con abundante violencia, mutilaciones, violaciones, muertes y sacrificios, con retorcidos complots, sexualidad a flor de piel y equívocos sentimentales —hay quien no quiere reconocer sus sentimientos no vaya a ser que le hagan daño— Pero también con momentos de ternura, de diversión y una fuerte declaración de amor por la vida. Y, sobre todo, con mucha aventura y personajes llenos de carisma. Con un final digno de la Cacería Salvaje, cabe decir que no es un final en absoluto, que quedan misterios por resolver y conspiraciones por desbaratar. En el momento en que escribo estas líneas ya se ha publicado la continuación, La última primavera, pero no sé qué tal habrán soportado la espera durante estos cuatro años los que leyeron la novela en el momento de su publicación (2013). Yo me voy de cabeza a por el segundo volumen (que además viene con mapa, algo que se echaba mucho en falta en esta edición).
Ilustración: Yisneth |
Esta semana lo empiezo yo, a ver si tengo la suerte de que me guste tanto como a ti.
ResponderEliminarComo siempre muy buena reseña.
Saludos
Hola, Javi.
ResponderEliminarEsta primera entrega me ha gustado, y la continuación me está pareciendo todavía mejor ;-)
si lo lees ya nos dirás qué te ha parecido (pero cuidado con las grandes expectativas).
Saludos