Sarah Pinborough.
Reseña de: Santiago Gª Soláns.
Alianza editorial. Col. Runas ciencia ficción y fantasía. Madrid, 2017. Título original: Behind Her Eyes. Traducción: Pilar Ramírez Tello. 345 páginas.
Como en las mejores películas de M. Night Shyamalan esta es una novela de la que nadie debe contarte el final. Un cierre con uno de esos giros, apenas intuido, de los que dejan con una enorme satisfacción tras la lectura. Resulta evidente que uno de los atractivos de leer un thriller es intentar descubrir las sorpresas que el relato depara, desvelar el misterio oculto en la trama antes de que la propia autora lo revele, y aquí Pinborough se reserva una doble pirueta con un giro anticipado y otro final que apenas se ve venir, y ante el que sólo queda aplaudir tras una lectura que mantiene en vilo al lector de principio a fin. Un thriller psicológico sustentando sobre las relaciones de obsesión y dependencia que se establecen en un peculiar triángulo amoroso, con una alta carga de suspense y una última puntada de fantasía que deja al lector agradablemente descolocado.
La narración, con un ritmo sostenido e imparable, se va desgranando desde una doble primera persona desde las ópticas de Louise y Adele, en capítulos alternos bastante breves entre los que se intercala otros dedicados a glosar en tercera persona, desde un punto de vista desconocido, lo sucedido Entonces, en un momento del pasado en que tuvieron lugar algunos eventos inquietantes cuyas repercusiones tienen eco en el presente —¿Qué sucedió realmente con los padres de Adele? ¿Qué fue del mejor amigo de la joven Adele cuando ambos estaban ingresados en una institución mental? ¿Por qué se muestra tan reservado y controlador David? ¿Qué terrible secreto oculta su matrimonio?—. Ninguna de las dos narradoras es fiable al cien por cien, ofreciendo diferentes puntos de vista sobre unos mismos eventos y dos perspectivas casi contradictorias de la personalidad de David, el tercero en discordia en tan especial triángulo amoroso. La presencia de referencias a ciertas enfermedades mentales no hace sino aún más inquietante el contexto.
Louise es una mujer amable y, quiere creer, honesta, descontenta con su vida, pero sin deseo de causar mal a nadie en absoluto, algo que le va a provocar una terrible vergüenza ante los actos en que se ve envuelta y por los secretos que se fuerza a guardar. Víctima de unos terrores nocturnos que le hacen deambular por su casa en sueños, se ve de pronto situada entre dos polos entre los que se siente tan atraída como atrapada. Anhela la aventura y el romance en que se sumerge con David, pero también la amistad y camaradería que le ofrece Adele. Es difícil empatizar con ella, con sus dudas y sus (in)decisiones, pero termina conquistando al lector.
Adele es enigmática desde el mismo principio, acentuando sus luces y sombras conforme su pasado se va desvelando de forma paulatina. Enamorada hasta la médula de David se encuentra inmersa en un nuevo comienzo para su matrimonio, aparentemente perfecto de cara al exterior. Un nuevo comienzo, traslado de ciudad incluido, que no parece demasiado prometedor vista la tensión que se respira en su nueva y lujosa casa. Manipuladora y obsesionada, parece tener un motivo oculto para cada una de sus acciones, que tanto se antojan benignas y amistosas en un momento como enrevesadamente interesadas al siguiente. Todo son preguntas en torno a ella, pero las respuestas están muy bien escondidas.
Conforme avanza la novela, e ingentes cantidades de vino son consumidas, su trama se interna por los caminos del thriller psicológico de componente doméstico. Los líos y secretos de un matrimonio en los que se ve envuelta, aparentemente sin premeditación, una tercera persona. Un drama romántico con un punto de partida convencional y un desarrollo nada convencional que va dando paso a un suspense cargado de tensión. Louise cada vez tiene más preguntas, pero todo lo que va descubriendo tan sólo sirve para aumentar su confusión. Adele, y también David, aunque este no vea reflejado su propio punto de vista, poseen todas las claves del pasado, pero se niegan a revelar sus cartas, dosificando sus confidencias e incluso emitiendo pistas falsas, impidiendo que Louise —y por tanto el lector— las descubra a tiempo. Los silencios, las cosas que las tres partes ocultan, los (auto)engaños y mentiras, hacen que todo se vaya enredando hasta límites explosivos. Surgen las consecuencias de lo peor del amor, de la obsesión por una persona y lo lejos que se puede llegar para salvar una relación, de la imagen que se proyecta al mundo escondiendo los verdaderos sentimientos, de la identidad construida por reflejo de los demás, de las mentiras y secretos que todo el mundo guarda —algunos más que otros—. El silencio nunca parece una buena respuesta a ciertos dilemas.
Después, poco a poco Pinborough va introduciendo un mínimo componente extrasensorial que, no obstante, se va a revelar imprescindible para la resolución de la historia. Una resolución que requiere una mínima suspensión de la incredulidad, mínima, porque lo autora lo hace tan bien, tan fluido, que cuando llega el momento, aunque chocante, todo discurre de la forma más natural, demostrando la enorme labor de construcción y de encaje de bolillos de la trama a lo largo de toda la novela. Y es que es ya llegando al final del libro cuando el primero de sus giros, apenas anticipado, deja con una sensación de enorme desasosiego; pero es el mazazo del segundo y último giro el que deja en shock al lector —incluso si, como fue mi caso, lo ves venir un segundo antes de que se produzca—, con un enorme sentimiento de admiración por esa resolución. Un giro que de alguna manera fuerza a volver al principio para ver cómo Pinborough ha ido encajando todas las piezas sin dejar detalle en el aire, para comprobar cómo todo encaja y reinterpretar ciertos pasajes tras conocer todas las claves. Una lectura sobresaliente con una estupenda traslación a nuestro idioma, una traducción que permite una muy agradable y fluida lectura.
¡Qué no te cuenten el final!
¡Qué no te cuenten el final!
Segunda reseña que leo de este libro y ambas lo ponen muy bien.
ResponderEliminarLástima no tener más tiempo...
Saludos
Cuántas veces habré dicho yo lo mismo. Los días tendrían que ser más largos para poder leer todo lo que uno quisiera (y tener más dinero también vendría bien).
ResponderEliminarY sí, las reseñas de este libro, creo que justificadamente, están siendo muy positivas. Por algo será ;-)
Saludos
Pues coincido plenamente Santi. Si, hay que poner esas suspensión de incredulidad en algunas "coincidencias", pero es increíble como Sarah hace que parezca tan normal. Y con los giros, lo mismo. El primero lo anticipas, el segundo solo un párrafo antes de que se confirme. Y es una genialidad. Este será uno de los que cuando relea creo que sacaré detalles interesantes. Un abrazo^^
ResponderEliminarAl final me vais a convencer para que lo lea y eso que la sinopsis de salida no me atrae demasiado.
ResponderEliminarExcelente reseña como siempre.
Bueno, Mangrii, ya he visto en tu reseña que coincidimos prácticamente en todo ;-)
ResponderEliminarYo el segundo giro, cuando caí en la cuenta, como dices, muy poco antes de que se produzca, me dije a mí mismo: "no será capaz, no puede ser esto..." y vaya si lo es :-D
Y ya ves, Javi, me parece que somos muchos los que vamos coincidiendo en que es una gran lectura. Puede engañar de principio (de hecho en un momento inicial hasta se antoja un poco una peli de sobremesa), pero luego va profundizando, te atrapa y ya jo te suelta ;-)
Saludos
Segunda reseña que leo del libro, y con la tuya me lo llevo apuntado.
ResponderEliminarUn abrazo ;)
Hola, Ray.
ResponderEliminarEste es un libro que me atrevo a recomendar sin problemas. El principio, como ya he comentado, puede resultar chocante (una peli de sobremesa de triángulo amoroso), pero pronto la cosa se encauza y resulta adictivo. Si te van los thrillers psicológicos yo no lo dudaría ;-)
Saludos