Mircea Cărtărescu.
Reseña de: FJ Arcos Serrano.
Impedimenta. Madrid, 2017. Título original: Solenoid. Traducción: 800 páginas.
Estamos ante el largo diario de un escritor frustrado que desgrana su infancia y su adolescencia en los arrabales de una Bucarest comunista, devastada, gris y fría. Profesor de Rumano en un instituto de barrio, con una carrera literaria fracasada y una profesión que no le interesa, compra una casa antigua con forma de barco, construida por el inventor de un solenoide, que alberga una extraña maquinaria: un sillón de dentista dotado de un tablero de mandos. Pronto intima con una profesora que ha sido captada por una secta mística, la de los piquetistas, que organizan manifestaciones nocturnas por los cementerios de la ciudad y por la Morgue. Mientras tanto, el narrador se enfrenta a alucinaciones que le revelan la verdad de su existencia…
Creo sinceramente que no he podido elegir mejor mi primera vez con Mircea Cărtărescu que con Solenoide, su última novela de casi 800 páginas, considerada por muchos de los seguidores del escritor como una de sus obras más significativas; No hay que pasar por alto la excelente edición que se han marcado los amigos de Impedimenta, algo a lo que, afortunadamente, ya nos tienen acostumbrados desde sus inicios como editorial.
Antes de adentrarnos en la novela decir que me ha parecido una de las historias más originales y atrevidas de lo que llevo leídas durante este año, lo que no quita también que estamos hablando de una historia igualmente compleja y densa que te lleva a lugares desconocidos y fascinantes que pocos escritores (actuales o no) se hayan atrevido a tan ni siquiera asomar la cabeza.
Una de las cosas que más me ha gustado del escritor de origen rumano es esa facilidad para ponerte en su lugar como si se tratara de una intensa sesión de hipnosis donde te dejas llevar a donde el propio autor quiere, regalándote por el camino un buen montón de sensaciones que perduran incansablemente en el tiempo.
Por otra parte, la manera en la que aquí se describe la ciudad de Bucarest es algo mágico, ya que está representada como el estado de ánimo del propio escritor, a lo que hay que añadir ese elemento onírico en ciertos pasajes del libro que potencian aún más, si cabe, esa sensación alucinatoria como si habláramos de un viaje introspectivo y caleidoscópico de un mundo aún por crear…
Sin ir más lejos, en el propio título del libro encontramos algunas de las posibles “respuestas” a estos mundos aquí expuestos, ya que un solenoide (“bobina que se emplea en diversos aparatos eléctricos y que crea un campo magnético cuando circula una corriente continua por su interior”) puede servir como puerta de entrada a las distintas esferas diurnas y nocturnas a través de las cuales se desarrollan los hechos que aquí se exponen.
Mircea Cărtărescu se desnuda ante cualquiera que quiera adentrarse en estas páginas, mostrándose como un ser que necesita de ciertos puntos de fuga entre realidad y ficción para poder de esta manera encontrarse consigo mismo y buscar una posible ¿salvación? del mundo que le rodea…y lo hace a través de una prosa con un marcado ritmo musical y que no escatima en prolijas descripciones cuando así lo desea la propia narrativa interna de la historia.
Hay que decir que es un libro que hay que tomárselo con cierta calma (o leerlo sin prisa, como yo prefiero decir) ya que todo, absolutamente TODO lo expuesto está muy medido para poder plantearlo siempre en el momento justo del rato de lectura de cada uno; esta es una particularidad que sinceramente me ha asustado por momentos, al pensar que Cărtărescu era una especie de mago que se anticipaba a mis preferencias como lector.
En definitiva (y lo siento, pero en este apartado hay que ser rotundos): Solenoide es uno de los mejores libros de este 2017, así de claro; y lo es sencillamente porque estamos hablando de una auténtica rara avis dentro de toda la literatura que se ha publicado este año: sincera y visceral por partes iguales que nos narra toda una epopeya de miseria emocional dentro de un marco casi fantasmagórico y que vale por varias vidas.
No os lo perdáis.
Antes de adentrarnos en la novela decir que me ha parecido una de las historias más originales y atrevidas de lo que llevo leídas durante este año, lo que no quita también que estamos hablando de una historia igualmente compleja y densa que te lleva a lugares desconocidos y fascinantes que pocos escritores (actuales o no) se hayan atrevido a tan ni siquiera asomar la cabeza.
Una de las cosas que más me ha gustado del escritor de origen rumano es esa facilidad para ponerte en su lugar como si se tratara de una intensa sesión de hipnosis donde te dejas llevar a donde el propio autor quiere, regalándote por el camino un buen montón de sensaciones que perduran incansablemente en el tiempo.
Por otra parte, la manera en la que aquí se describe la ciudad de Bucarest es algo mágico, ya que está representada como el estado de ánimo del propio escritor, a lo que hay que añadir ese elemento onírico en ciertos pasajes del libro que potencian aún más, si cabe, esa sensación alucinatoria como si habláramos de un viaje introspectivo y caleidoscópico de un mundo aún por crear…
Sin ir más lejos, en el propio título del libro encontramos algunas de las posibles “respuestas” a estos mundos aquí expuestos, ya que un solenoide (“bobina que se emplea en diversos aparatos eléctricos y que crea un campo magnético cuando circula una corriente continua por su interior”) puede servir como puerta de entrada a las distintas esferas diurnas y nocturnas a través de las cuales se desarrollan los hechos que aquí se exponen.
Mircea Cărtărescu se desnuda ante cualquiera que quiera adentrarse en estas páginas, mostrándose como un ser que necesita de ciertos puntos de fuga entre realidad y ficción para poder de esta manera encontrarse consigo mismo y buscar una posible ¿salvación? del mundo que le rodea…y lo hace a través de una prosa con un marcado ritmo musical y que no escatima en prolijas descripciones cuando así lo desea la propia narrativa interna de la historia.
Hay que decir que es un libro que hay que tomárselo con cierta calma (o leerlo sin prisa, como yo prefiero decir) ya que todo, absolutamente TODO lo expuesto está muy medido para poder plantearlo siempre en el momento justo del rato de lectura de cada uno; esta es una particularidad que sinceramente me ha asustado por momentos, al pensar que Cărtărescu era una especie de mago que se anticipaba a mis preferencias como lector.
En definitiva (y lo siento, pero en este apartado hay que ser rotundos): Solenoide es uno de los mejores libros de este 2017, así de claro; y lo es sencillamente porque estamos hablando de una auténtica rara avis dentro de toda la literatura que se ha publicado este año: sincera y visceral por partes iguales que nos narra toda una epopeya de miseria emocional dentro de un marco casi fantasmagórico y que vale por varias vidas.
No os lo perdáis.
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