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viernes, 20 de julio de 2018

Reseña: Todos los pájaros del cielo

Todos los pájaros del cielo.

Charlie Jane Anders.

Reseña de: Santiago Gª Soláns.

Insólita editorial. Barcelona, 2018. Título original: All the Birds in the Sky. Traducción: Natalia Cervera. 380 páginas.

La primera novela de Anders, galardonada con los premios Locus y Nebula del 2017, es una obra que demuestra que ciencia y magia —literariamente hablando, al menos— no son en absoluto incompatibles y que, además, juntas, enfrentadas o revueltas pueden deparar un muy buen rato de entretenimiento y diversión. Una novela de una sensibilidad extraordinaria, llena de calidez, humor, drama y pura alma. Todos los pájaros del cielo muestra que, cuando la fantasía urbana se funde con la ficción especulativa, hechizos y tecnología conviven, a veces de forma armoniosa, a veces en abierta confrontación, para gozo del lector. Una historia sobre lo difícil que es construir la confianza mutua y lo fácil que resulta perderla, sobre el crecimiento, el acoso escolar, la maduración, la soledad, las relaciones complicadas, la magia, la Inteligencia Artificial, la tolerancia, la amistad y el amor, la pertenencia a un grupo, la identidad, y la cercanía del Fin del Mundo debido a la acción del ser humano y sus interferencias en el orden natural del planeta, un desastre ecológico en ciernes a la vuelta de la esquina —si es que no estamos ya inmersos de pleno en él.

Patricia Delfine es una niña de seis años que sufre acoso escolar y familiar —su hermana mayor, Roberta, es toda una perita en dulce—, introvertida, aventurera, hiperactiva y llena de imaginación, un día descubre que puede hablar con los pájaros, y no sólo con ellos, sino con los animales en general. Así, ya que todo pronostica que habrá de convertirse en bruja, es conducida ante el Parlamento de las Aves reunido en las ramas del Árbol del Parlamento. Allí se le formulará la Pregunta Infinita, un conciso acertijo para el que no tiene respuesta en ese momento. De vuelta a casa, sus padres la castigarán de forma bastante cruel, y el recuerdo del Parlamento empezará a diluirse en su mente. ¿De verdad habló con los pájaros? ¿De verdad la magia florecerá en ella en el futuro? Por el momento, su día a día en el cole resulta de lo más áspero.

Laurence Armstead es un niño prodigio, un pequeño genio que odia que lo llamen Larry, así que, por supuesto, la mayoría de las personas lo llaman así. Inteligente y enormemente dotado para la tecnología y su desarrollo, fue de los más jóvenes en conseguir montar, gracias a unos planos encontrados en internet, una máquina del tiempo que lo proyecta dos segundos al futuro, algo que no le evita las indeseadas atenciones de los matones del cole que lo sitúan, como a Patricia, en el bando de los marginados. En secreto está construyendo un super ordenador en el armario de su cuarto a base de ensamblar piezas de hardware que va encontrando y reuniendo de las más variopintas procedencias. El código es fluido y va a adaptándose a todas las aportaciones, la mayoría mediante preguntas y respuestas, que se le introduzcan.

Patricia y Laurence son dos infelices inadaptados que, de alguna  extraña manera, están llamados a conocerse, a hacerse amigos, a separar sus existencias y a  volverse a encontrar a lo largo de su vida. Dos imanes que se atraen o se repelen según la polaridad del momento en que se encuentran. Antes de todo eso, una amenaza pende sobre sus cabezas. Theodolphus Rose, miembro de la Orden Anónima de Asesinos, ha tenido una visión del futuro y cree que la amistad de ambos dará como fruto el fin del mundo, así que está decidido a acabar con ellos o al menos, ante el veto de su orden al asesinato de menores de edad, enfrentarlos de tal manera que su incipiente relación se rompa sin remedio. Las manipulaciones e interferencias del asesino se extenderán a lo largo de la adolescencia de los protagonistas, separándolos hasta que se reencuentren ya de adultos con sus vidas, al menos sobre el papel, encarriladas, aceptados dentro de sus respectivas comunidades, mágica y científica.

La novela, si no se está sobre aviso, puede llegar a sonar un tanto chocante en sus primeras páginas. Dividida en cuatro «libros» la autora utiliza en cada una de ellas un tono literario acorde a la edad que tienen en ese momento los protagonistas. Así, el primero, bastante cortito, es casi un cuento de hadas infantil con un toque tecnológico. Un cuento que presenta una prosa suave y armoniosa, pero que encierra, no obstante su tono aparentemente sencillo y accesible, insospechadas profundidades que sientan las bases para lo que ha de venir después. Patricia y Laurence son niños de seis años que provienen de estrictas familias, negligentes como poco, repletas de peculiaridades y extrañezas, con unos padres obsesionados por el qué dirán, por las apariencias y por meter a sus hijos en vereda bordeando en ocasiones incluso el maltratro. El segundo libro encierra una historia de corte juvenil, con ambos lidiando con las penurias del instituto y todos los tropos asociados al paso por la adolescencia y la vida estudiantil. Las tensiones con los populares, el acoso, las visitas al consejero escolar, los flirteos, el tira y afloja de una amistad sustentada sobre elementos tan discordantes como son los dones de cada uno...

Y el grueso de la novela, los libros tercero y cuarto, son un relato con un tono plenamente adulto, irónico, oscuro y doloroso, con los intentos de los personajes principales por encontrar su lugar y la aceptación en sus respectivas comunidades, la mágica de ella tras haber pasado por una escuela de magia, y la tecnológica de él, convertido en uno más de los geeks que encuentran en la ciencia su refugio. Anders va así modificando el estilo y haciendo avanzar la historia de una manera sorprendente de la infancia a la madurez. Del cole a la vida profesional, de los sueños y afanes infantiles a la realidad de la magia y las empresas tecnológicas. Y lo hace llenando el relato de maravilla, conflicto y entretenimiento. Patricia y Laurence, junto a todo un importante elenco de personajes de apoyo, están llamados a soportar duras pruebas, y habrá que ver si consiguen salir incólumes de las mismas.

La magia se presenta como desordenado equilibrio; es curación y caos, es voluntad de servicio y no de autoridad por parte de sus practicantes, siempre en la sombra ajenos para el común de los mortales. La ciencia es control, disciplina y dominio, es poner al servicio de los científicos las leyes de la naturaleza, es estar a la cabeza del desarrollo y los grandes avances —tan mágicos para el común de los mortales como bien advirtiera Arthur C. Clarke hace ya tiempo—. Dos mundos irreconciliables —aparentemente— que, no obstante, usan de igual manera sus mejores armas para imponerse sobre el contrario. Ambos con capacidad tanto para construir como para destruir. Y aunque en los dos bandos la intención sea salvar el mundo, es en su definición de «mundo» donde difieren. Para unos la humanidad en sí, o una parte de ella; para los otros la naturaleza y todos los seres vivos —que incluyen a los seres humanos—. Objetivos no tan enfrentados, al fin y al cabo. Es en las soluciones que cada cual plantea donde el conflicto está servido. No hay buenos o malos, blanco o negro. Existe, en la novela, tanto la violencia por parte de los científicos para defender sus invenciones, sus máquinas de tecnología avanzada, como por parte de los magos para imponer su visión del futuro. Es en la desconfianza y en los malentendidos entre unos y otros donde la incomunicación y el recelo llevan irremediablemente a un conflicto que bien pudiera truncar cualquier atisbo de solución.

Todos los pájaros del cielo es un excelente ejercicio de imaginación, un aviso nada dogmático sobre el apocalipsis ecológico, un par de dolorosas peripecias vitales y una emocionante aventura. Presenta un escenario tan atractivo como bien trabajado, conjugando el ambiente hipster e hipertecnológico en que se desenvuelven los anhelos de Laurence a la evocación mágica de los estudios y las vivencias con otros magos de Patricia. El lector se encuentra así con una novela que aúna Inteligencia Artificial, física cuántica, viajes en el tiempo y la llegada de la Singularidad con animales y árboles parlantes y hechizos poderosos de magia tramposa o curativa consiguiendo que el conjunto resulte absolutamente coherente. Un cuento de hadas tecnológico que aborda con humor no exento de drama problemas de difícil solución, pero que quizá habría que empezar a enfocar desde el corazón. Una historia repleta de calamidades y de tragedia pero que respira esperanza y optimismo. ¿Salvará el mundo la magia o la ciencia? Si es que acaso puede salvarse, descubrirlo es uno de los alicientes y placeres de esta lectura.

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