Noches de baile en el infierno.
Varias autoras.
Reseña de: Jamie M.
Alfaguara. Madrid, 2010. Título original: Prom Nights from Hell. Traducción: Alexandre Casal Vázquez. 306 páginas.
Como ya sucediera en Amor en el infierno, este volumen ofrece cinco relatos de otras tantas autoras de las que poder degustar su obra antes de embarcarse en la lectura de novelas de mayor envergadura. La premisa de la que parte la recopilación es presentar historias que giren de alguna manera en torno al tradicional baile de graduación de los institutos estadounidenses que tantas veces hemos visto en las películas. Algo falla sin embargo, al menos en mi opinión, cuando se da el caso de que dos (incluso me atrevería a decir que tres) de las historias (y además dos de las que más estaba disfrutando) más parecen introducciones o primeros capítulos para futuras novelas o series que relatos completos y con entidad por sí mismos como se les supone al formar parte de la antología. Son más bien presentaciones de personajes y de escenarios donde dejan demasiadas cosas en el aire esperando una resolución futura. No sé si es el caso, si existirán esas continuaciones (bueno, al menos en el caso de Kim Harrison sí que existen y en este mismo 2010 verá la luz ―en inglés, puntualizo por si acaso― la segunda novela de su serie sobre Madison Avery), pero dejan una sensación de frustración, de querer saber qué sucede después, y que aún siendo uno de los objetivos del libro (crear expectación por otras obras de las autoras) pienso que no era esta la mejor forma (dejando colgados a los lectores).
Cabe avisar también, por si acaso es lo que buscaba alguien, que el romance en este volumen se encuentra mucho más atenuado (aunque no deja de estar presente) que lo que se podía encontrar en Amor en el infierno. Está presente, por supuesto, pero es más bien un punto de partida de las historias, una excusa para la trama, que un elemento central de la misma. El amor, o el enamoramiento más bien, es el detonante de muchas de las situaciones presentadas, pero el desarrollo posterior de la mayor parte de los relatos sigue otros derroteros.
Las historias de Noches de baile en el Infierno son:
La hija de la exterminadora, de Meg Cabot. Una historia de cazavampiros. Cuando Mary acude a una discoteca para matar a Sebastian Drake, descendiente del propio Drácula, no podía suponer que las cosas se iban a poner tan feas. Pero con su amigo Adam, un compañero de estudios, a su lado el baile de fin de curso, al que no pensaba acudir y al que ahora tendrá que ir obligada por las circunstancias, puede no ser el desastre total que anticipaba. Relatada curiosamente en una doble primera persona según se sigue a cada uno de los dos protagonistas es una historia completa aunque con final excesivamente abierto. Se agradece mucho la inclusión de cierto humor algo caustico por parte de la protagonista que sirve para rebajar la tensión de lo narrado.
El ramillete, de Lauren Myracle. Una historia tópica y previsible donde las haya, pero simpática (y triste) y agradable de leer al fin y al cabo; y a la que se agradece que tenga principio y final. Os encontramos aquí a una adolescente, Frankie, enamorada de sus mejor amigo, Will, suspira porque el chico la invite al baile de graduación, cosa de la que él parece no enterarse a pesar de tener todas las luces verdes destellando delante de sus ojos. Una visita a Madame Zanzibar, una pitonisa que les revelará oscuramente sus destinos, convertirá el relato en la típica historia en que la protagonista se hace con un objeto, el ramillete en cuestión en esta ocasión, que concede tres deseos a su propietario. A partir de ahí todo es muy fácilmente imaginable y no cabe sorpresa alguna sobre cúal va a ser el primer deseo y el resultado del mismo que condicionará los siguientes, pero no deja de ser encantador y a la vez terrible asistir a los anhelos algo patéticos de la muchacha enamorada, y al resultado nefasto de sus peticiones. Inspirada abiertamente en «La pata del mono», de W.W. Jacobs, es el típico relato sobre «Cuidado con lo que deseas pues puede serte concedido, aunque no como te esperabas». Es, quizá, la única historia con un final redondo, sin dejar cabos sueltos para posibles continuaciones, cosa que se agradece. A pesar de lo tópico y de que se va venir el final desde quilómetros antes, resulta simpática y agradable.
Madison Avery y los carontes, de Kim Harrison. Quizá la mejor y al tiempo más decepcionante (en cuanto a su final) historia del volumen. Cuando Madison abandona el baile del instituto con Seth, un joven que acaba de conocer allí mismo después de dejar a su acompañante colgado, nunca hubiera podido esperar lo que le iba a deparar el destino. Resulta muy frustrante que esta interesante historia sea tan solo la presentación del personaje de Madison Avery y del «escenario» en que van a desarrollarse sus aventuras. Un mundo poblado por «carontes» blancos, negros o grises, por muertos que no quieren cruzar al otro lado y por poderes que se disputan el destino final de las almas indecisas. Deja, sin duda, con ganas de más, pero creo que ese no era el camino, que las historias debieran haber sido autoconclusivas, aunque luego presentasen un mundo mayor donde continuar «otras» aventuras. No se puede decir que aquí haya un final que deja muchos hilos sueltos, es que no hay siquiera un final. Esperemos, al menos, que alguna editorial se anime a publicar en el futuro los libros de la serie.
Verdades, de Michele Jaffe. Otra de las gratas sorpresas del volumen. Miranda, una estudiante que trabaja como chofer de limusinas, guarda un secreto que no desea que nadie conozca: una serie de “habilidades especiales” (algunos las llamarían directamente «superpoderes», entre los que se incluyen una gran fuerza) que, unidas a una gran conciencia moral, la han llevado a ser una especie de luchadora contra el crimen en su escaso tiempo libre (y es que además es jugadora profesional de roller derby). Cuando recoge con su limusina a Sibby, una desconcertante jovencita empeñada en besar a cuanto joven se cruce en su camino, y un montón de cosas extrañas comiencen a suceder a su alrededor la aventura sale a su encuentro convirtiendo su día en un carrusel de acción en el que incluso tendrá tiempo para que le rompan el corazón. Un relato muy divertido y atractivo, que deja demasiado colgado el destino de las dos chicas (como sucediera con el de Madison Avery) y al lector queriendo saber más de ellas. Una historia con un humor que en ocasiones roza el sarcasmo, pero que se lee con mucho agrado y que mezcla hábilmente el suspense, la intriga, la acción y la reflexión. Todo un acierto.
El infierno en la tierra, de Stephenie Meyer. El supuesto «gancho» del volumen, dada la fama y repercusión de la autora en cuestión, es, sin embargo, el que deja más “frío”. Aunque se puede apuntar el tanto de que mientras en algunos de los anteriores relatos lo del baile de graduación era una mera excusa y tan solo aparecía mencionado de refilón, sin tener una gran importancia en la trama, aquí toda la narración discurre dentro del mismo. Gabe, no está precisamente disfrutando de la fiesta, pero hace todo lo posible para que los demás se lo pasen bien. Una tarea que se verá firmemente entorpecida por el plan de Sheba, una demonio de segunda fila empeñada en extender la miseria e infelicidad sobre la tierra para poder ascender en el escalafón del Infierno. Para conseguirlo se dedicará a ir sembrando la discordia entre todas las parejas del baile haciendo que una negra atmósfera reine sobre todos los jóvenes y bordeando peligrosamente la tragedia si Gabe no consigue, sin percatarse siquiera de ello, evitarlo. Siendo la narración más corta de la antología, es esta no obstante una historia que, partiendo de una propuesta interesante, resulta excesivamente hinchada, llena de detalles y conversaciones (por ejemplo la de Sheba con su «hermana») superfluas que directamente sobran, ya que no aportan nada a la trama sino que consiguen distraer del objetivo central del relato. Decepcionante, ya que parece una pequeña anécdota engordada para conseguir un relato más largo. Además el exceso de personajes no ayuda precisamente a seguir la trama con agrado dada la poca caracterización de ninguno de ellos. Al menos es la «otra» historia con un final lo bastante cerrado (aunque es obvio que la autora podría expandir sin demasiados problemas este mundo) como para dejar satisfecho al lector.
Cinco historias llenas de adolescentes de fuerte carácter, valientes y apasionados con los que el lector joven puede de alguna forma identificarse (a pesar de superpoderes y otros “pequeños” detalles), y de algunos seres paranormales que no terminan de dar todo el miedo que se les supone. Una lectura orientada y recomendable casi exclusivamente para adolescentes, que tiene un nivel medio algo más bajo que Amor en el infierno (a pesar de incluir autoras, al menos en nuestro país, de más renombre que aquel), pero que no deja de ser una lectura agradable para una tarde tranquila y ociosa (porque además se lee en un momentito). Emoción, algo de romance, problemas adolescentes, enamoramientos y desengaños, seres poderosos, mucho drama, ciertos toques de humor y, eso sí, demasiados cabos sueltos pendientes de que sus autoras escriban futuros libros con los personajes aquí presentados. Sin duda, para su público.
Hola:
ResponderEliminarHace bastante que leí este libro, y lo compré justamente para "conocer" a Meyer antes de decidirme a comprar las novelas. Fue una total decepción.
Pero descubrí a Kim Harrison y realmente me gustó su estilo. Por eso, cuando ví "Bruja mala nunca muere", lo compré sin dudarlo. No sabía que había una novela con la historia de Madison. ¿Está o va a estar en español?
Un abrazo.
Muy buenas, Lorena.
ResponderEliminarDe Madison Avery, en inglés, hay los siguientes libros (aunque el segundo todavía no ha salido):
"Once Dead, Twice Shy" (2009)
"Early to Death, Early to Rise" (June 2010)
Por el momento no están en español, ni ninguna editorial ha dicho nada de publicarlos. Ojalá La Factoría que está con la serie de Rachel Morgan (aunque son ocho libros, por el momento) se anime a ir simultaneándolos con esta.
Para mí, como ya he dicho, Harrison de lo mejorcito del volumen y sí, Meyer una decepción.
Muchas gracias, Jamie.
ResponderEliminarOjalá lleguen al menos en inglés.
De la serie de Rachel Morgan sólo llegó el primero :(.
Besos.