John
Scalzi.
Reseña
de: Santiago
Gª Soláns.
Minotauro.
Col. Ciencia ficción. Barcelona, 2011. Título original: The
Android's Dream. Traducción: Rafael Marín. 363 páginas.
A
pesar de lo que pudiera deducirse por todos los indicios «externos»,
El
sueño del androide no
es de forma estricta un libro de Humor propiamente dicho, sino una
historia muy seria que contiene situaciones realmente divertidas.
Obviamente se trata de una comedia, eso no se puede ocultar desde el
momento inicial en que un negociador intenta echar por tierra las
relaciones humano-nidu mediante un ingenio insertado en su tracto
digestivo que le permite enviar ofensivos mensajes olfativos ―una
forma de comunicación extendida entre la élite de esta raza
alienígena― mediante pedos.
Es,
evidentemente, un punto de partida absolutamente delirante, pero que
Scalzi
va
a poder defender de forma absolutamente «seria», sin caer en la
parodia o el absurdo ―o, al menos, no demasiado―. Las Naciones
Unidas de la Tierra son
un socio de baja categoría dentro de la Confederación
Común de
mundos, cuyo aliado y principal valedor es precisamente los Nidu,
una arrogante raza galáctica que tampoco es que goce precisamente de
un alto estatus dentro del organigrama galáctico, pero que lleva más
tiempo allí que los humanos. Los Nidu, en el pasado, no dudaron en
abusar de esa precaria posición dominante sobre la Humanidad,
forzándola a participar en dudosas acciones que han llevado a
algunas facciones de la Tierra a buscar la forma de forzar la ruptura
de las relaciones establecidas con ellos. Pero, obviamente, es algo
que no se puede hacer a cualquier precio, pues casi la única
superioridad que los Nidu tienen sobre los humanos es la del mayor
poderío bélico de su flota espacial, así que los implicados
buscarán que sean los extraterrestres los que rompan los tratados
forzando a la Confederación a participar en un posible conflicto en
apoyo de la Tierra.
Cuando la reunión comercial citada al principio de la reseña termine con inesperadas consecuencias para todos los implicados, el gobierno pro-extraterrestre de la Tierra, viéndose abocado a una guerra que no puede ganar, ofrece su ayuda para que la próxima ceremonia de coronación nidu se desarrolle sin ningún problema; pero para eso necesita encontrar un ejemplar de una exótica raza, conseguida mediante ingeniería genética, de oveja azul. Empieza así una peculiar carrera contrarreloj entre los que quieren encontrar la oveja para restablecer las relaciones con los alienígenas y aquellos que desean evitarlo erradicando de la faz de la Tierra cualquier ejemplar ovino susceptible de servir en la ceremonia.
Harris
Creek,
un empleado de bajo nivel del Gobierno, especializado en comunicar
malas noticias a los miembros de las embajadas alienígenas y a los
visitantes de otros mundos que recalan en nuestro planeta, antiguo
veterano de una célebre y trágica batalla, renuente héroe de
guerra, experto informático, se verá involucrado en la trama de
parte de los que quieren evitar la confrontación, y muy pronto
descubrirá que no va a ser precisamente una tarea fácil. Y las
cosas se van a complicar hasta extremos insospechados cuando Robin
Baker,
dueña de una tienda de mascotas no modificadas genéticamente, se
cruce en el camino de la investigación de Creek, viéndose
involucrada en toda la trama contra su voluntad y arrastrada en una
fuga que va a alejarla mucho de su anteriormente apacible vida.
Así el libro ofrece un emocionante thriller de serie negra futurista, con alto contenido de intriga política y de espionaje, lleno de acción y de humor. Es este, sin embargo, un humor cuya diversión surge de las situaciones, no del chiste o el gag, con varios niveles de lectura, que van a veces de lo más zafio a lo más brillante. Se hace evidente tanto la sátira política como la crítica a ciertos tejemanejes del poder y la diplomacia actuales. Es de reseñar el minúsculo papel de la Tierra dentro de la Confederación, que significa dar una importante bofetada al antropocentrismo humano, colocándolo en un puesto de escaso peso y relevancia dentro del mapa político galáctico a pesar de los enormes egos de los que dirigen, o creen dirigir, el cotarro.
Con
tono desenfadado, con ese ropaje simpático que parece indicar que
todo va a ir bien al final del día, Scalzi
se
las arregla para introducir en la trama temas de enorme profundidad
que llegan a arañar las entrañas del lector como la manipulación
genética, la zoofilia y el bestialismo, la depravación humana o el
chantaje moral. La descripción de la génesis de la única oveja
superviviente ―la que todos persiguen y que parece que pocos desean
que llegue viva a la ceremonia de coronación― es particularmente
desagradable y estremecedora; los fines implícitos en su creación,
los abismos a los que se asoma el ser humano para conseguir
satisfacer sus ilícitos fines y el sufrimiento infligido en las
víctimas son algo realmente aterrador.
Las
diversas facciones, cada cual con antagónicos intereses, se van
superponiendo, fomentando extrañas alianzas y esperadas traiciones.
A los pro y anti nidu, y a los mismos alienígenas, se va a sumar un
peculiar culto religioso, la Iglesia
del Cordero Evolucionado,
―fundado por un reconocido timador anteriormente fracasado escritor
de ciencia ficción y cuyos seguidores saben perfectamente que es un
total fraude―, y que adora ―si es que se le puede llamar así a
lo que hacen― precisamente a las ovejas, una extraordinaria
Inteligencia Artificial que tendrá que enfrentarse a un buen número
de hackersdeus
ex machina muy
oportunos distancia en momentos puntuales la narración del lector.
Scalzi,
con una hábil mezcla de registros, llena la novela de escenas de
trepidante acción, tanto en tierra ―impresionante el
enfrentamiento en el centro comercial― como en el espacio ―con un
crucero de «placer» en una nave comercial que recorre antiguas
localizaciones de batallas estelares y que termina resultando un
tanto más movido de lo que su publicidad indicaba dándole al relato
un toque space opera muy interesante―, al tiempo que viste a la
trama con un adecuado ropaje tecnológico que da cierta profundidad y
exotismo a la ambientación ―las zapatillas de BalónPared,
las máquinas replicadoras o fabricadores,
los aparatos de espionaje...― al unirlo a la descripción de la
fisiología y las costumbres de diversas razas extraterrestres.
El
sueño del androide es
una lectura ligera y refrescante, acelerada y divertida, con una
parte crítica muy de agradecer, con una trama algo delirante que
esconde no obstante una importante reflexión sobre el poder y su
abuso en pos de intereses personales o de un supuesto «bien mayor»
que no se sabe muy bien quién decide. El autor ha dotado al relato
de una prosa directa, sin artificios, muy pegada a la historia,
fluida, con un ritmo endiablado que no requiere excesivo esfuerzo por
parte del lector, explícita y muy adecuada para el relato. Si
alguien está buscando un descanso entretenido y simpático en medio
de lecturas más «sesudas» este podría muy bien ser su libro.
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