Un libro de “La Cultura”.
Iain
M. Banks.
Reseña
de: Santiago
Gª Soláns.
La
Factoría de Ideas.
Col.
Solaris # 150. Madrid, 2011. Título original: The State of the Art.
Traducción: Cristina Gómez Llorente.283 páginas.
Recopilación
de relatos de Iain
M. Banks,
escritos
y publicados a finales del siglo pasado, pero que siguen manteniendo
plenamente su vigencia; aunque, a pesar de lo que viene indicado en
la portada, tan solo dos de ellos pertenecen al ciclo de La
Cultura,
si bien es cierto que uno de ellos, el que da título a la antología,
Última
generación,
es una novela corta que ocupa prácticamente la mitad del tomo; eso,
unido a que el mismo se cierra con un ensayo sobre el tema bien puede
llevar a perdonar el «engaño».
El
volumen se abre con La
carretera de los Cráneos.
A lo largo de su carrera literaria a Banks
siempre
le ha gustado jugar con las ideas preconcebidas creadas en la mente
del lector, de demostrar una y otra vez que las apariencias engañan
y que no siempre puede uno fiarse de sus sentidos; el viaje en
carreta por la célebre, aunque bacheada, carretera
de los Cráneos
formada
por los huesos de los vencidos, en pos de alcanzar una lejana ciudad
que se dibuja siempre en el horizonte se debe amenizar contando
historias, aunque a veces no sean las más adecuadas. Con un toque
deliciosamente surrealista y tan breve que es casi más una idea que
un cuento, se hace simpático con una nada sutil ironía y un final
algo descorazonador.
En
Cortesía
de la Cultura
el
lector va a asistir al chantaje a un expatriado de La Cultura, un
individuo ―mujer ahora, antaño varón― que a pesar de haber
querido dejarlo todo atrás no puede renunciar a lo que era y debe
hacer frente a las consecuencias de las decisiones tomadas tiempo
atrás; una dramática historia sobre giros equivocados que se
mezclan con una peculiar historia de amor. Un episodio poco relevante
de la historia galáctica, que quizá se podría haber abierto a más
posibilidades, ya que no parece alcanzar todo su potencial.
Es
Un
acoplamiento extraño... e impar
un
relato ácidamente humorístico, una historia de amor ―o de
enamoramiento, más bien― con un irónico «final feliz».
Aprovecha Banks para ofrecer una diferente visión sobre un «primer
contacto» y, una vez más, sobre las ideas preconcebidas que
deberían ser cuestionadas antes de empezar el trabajo de campo.
Delicioso en su brevedad.
Con
El
descendiente
el
autor realiza un cambio absoluto de registro a un tono mucho más
dramático. Después de un accidente un hombre sobrevive dentro de su
traje espacial gracias a una especie de simbiosis con la Inteligencia
Artificial
del
mismo. Aislado dentro de su propio sistema vital en un mundo extraño,
deshabitado y hostil a la vida, el superviviente debe caminar hacia
un lejano punto de encuentro con la esperanza de que todavía haya
alguien esperándole. Su esfuerzo se convierte en un conmovedor
relato sobre la lucha por la pervivencia, por dar un paso más, por
no rendirse ante la adversidad absoluta. De nuevo juega Banks con las
percepciones, con los pequeños detalles que van marcando el camino
para imprimir un giro final que cambia la interpretación que el
lector se había creado hasta el momento. A pesar de su indudable
interés y, al contrario que alguno de los relatos anteriores, se
hace algo largo para su contenido, innecesariamente estirado.
Es
Operación
limpieza
otra
muestra del humor del autor; un relato que versa sobre ciertos
«obsequios» de procedencia aparentemente alienígena que van
posándose en distintos lugares de la superficie terrestre
conteniendo tecnologías enormemente adelantadas y que podrían dar
una supremacía técnica al país que consiga hacerse con ellos y
dominar su funcionamiento. Otra vez nada es lo que parece y la
moraleja final no puede ser más demoledora para el ego humano. La
forma de enfrentarse a los objetos, la manera de estudiarlos y de
intentar abrirlos, y los destinos a los que se supone se va a aplicar
los descubrimientos propiciados por la novedosa tecnología, plasma
un veraz retrato de la Humanidad, aunque no sea precisamente nada
halagüeño.
Con
Retazo
Banks
factura un relato fuera del género de la ciencia ficción llamado a
remover conciencias y que trata sobre los peligros de una
interpretación radical de la religión, sobre el fundamentalismo,
sobre el terrorismo ―o la llamada absurdamente «guerra santa»―
y sobre el poder de los libros. En forma de la carta de un padre a su
hijo contándole la experiencia de varios años, ofrece un final que
resulta como un puñetazo en el estómago; un final para el que es
necesario, no obstante, estar en poder de las claves necesarias para
interpretarlo y sin las cuales se perderá gran parte del mensaje y
de ese giro postrero que ofrece la verdadera dimensión del drama del
relato. Sin importar el género es, sin duda, un texto para
reflexionar.
Y
por fin se alcanza el plato fuerte del volumen con Última
generación.
La Cultura realiza un primer acercamiento a La
Tierra;
en la primavera del año 1977 d.C. la Unidad General de Contacto
Arbitraria
inicia
una misión de estudio preliminar con diversos operativos infiltrados
en la sociedad humana. Una misión que le va a permitir al autor
diseccionar las virtudes y defectos ―pasados, presentes y futuros―
de esa sociedad a través de la visión y los estándares de los
alienígenas galácticos y las personas que deben decidir sobre la
intervención o no en el planeta: los sistemas políticos, la
anarquía, el capitalismo, los totalitarismos, la tendencia bélica
innata, el amor, la música, y el arte... Banks
despliega toda su batería de crítica social enfrentando a la
Humanidad con una visión ajena y extraña, al tiempo que saca a la
luz las contradicciones internas del conglomerado estelar que él
mismo ha creado. Lo cierto es que, si se es seguidor de La Cultura,
solo por esta obra merece la pena todo el volumen. Para el no
iniciado, lo cierto es que la cercanía del escenario hace que, tal
vez, se pierda algo de la sutilieza y los giros sorprendentes de
otras obras del «corpus», el pirotécnico despliegue de maravillas
tecnológicas o la fascinación por las imaginativas descripciones de
sociedades y seres alienígenas, impidiendo en parte hacerse una idea
cabal de lo que es La Cultura; pero, sin duda, se trata de una buena
introducción a la misma.
Se
llega así a Interferencias.
Banks, de vez en cuando gusta de ser «experimental» y este relato
es su forma de demostrarlo. La verdad es que no me atrevo a
calificarlo de alguna manera, pues confieso que no he conseguido
encontrarle el sentido más allá del epatar al espectador. Para el
lector anglosajón, que seguramente tenga alguna clave más de lo que
está hablando el autor sobre su sociedad natal, es posible que tenga
algún interés; algo que no puedo asegurar para los foráneos.
Prometo releerlo a ver si saco algo más en claro, aunque
sinceramente lo dudo.
Y
cierra el volumen Unas
cuantas notas sobre la Cultura.
Un muy interesante y esclarecedor ensayo sobre determinados aspectos
de La Cultura, sobre su formación, su Historia, las naves estelares
y las IAs, la manipulación y «mejora» genética de sus ciudadanos,
sobre Contacto y Circunstancias Especiales, los Orbitales, los
nombres de sus habitantes y su vida diaria, y otras muchas facetas
del funcionamiento de esta civilización galáctica. Interesante y
esclarecedor, sobre todo porque son temas que se han podido ver
desarrollados a fondo posteriormente en diversos libros del autor.
En
genera Última
generación
recoge
un agradable conjunto de relatos, con más aciertos que fallos, con
algunos de ellos sin demasiado impacto debido a su extrema brevedad,
y que seguramente no deba faltar en las estanterías de los seguidores de La
Cultura. Para quien no conozca la obra de Banks, esta puede ser una
muy buena forma de acercarse a sus temas y forma de narrar, aunque es
de ley advertir que solo con lo presente es imposible hacerse una
idea completa de la profundidad, variedad y sutileza de las novelas
de La Cultura, que en general y sin desmerecerlo, destacan muy por
encima del material aquí ofrecido. El autor gusta de coger las
convenciones comunmente aceptadas y darles la vuelta de formas
particularmente retorcidas llevando a la mente del lector
insospechadas reflexiones, invitando a ir sacando unas conclusiones
que inevitablemente terminan por los suelos con un absoluto cambio de
óptica, y eso es algo potenciado en sus novelas. Interesante y
sugerente, aunque no estrictamente imprescindible.
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