Las
crónicas de Kronos I.
Marie
Rutkoski.
Reseña
de: Santiago
Gª Soláns.
Nocturna
ediciones.
Col.
Literatura Mágica. Madrid, 2011. Título original: The Cabinet of
Wonders. Traducción: José Pazó Espinosa. Ilustraciones de: Cris de
Cos-Estrada. 382 páginas.
La
colección de literatura infantil / juvenil de Nocturna
ediciones
sigue
creciendo con una muy acertada política de selección de títulos,
mezcla de autores clásicos con otros más recientes como es el caso
de esta novela de debut de Marie
Rutkoski.
En ella la autora estadounidense ofrece una historia de superación y
crecimiento personal disfrazada como la «típica» búsqueda de un
objeto ―en este caso, unos ojos― que promueve y da pie al resto
de la acción.
El
mundo de Petra
Kronos,
una niña de doce años, se va a volver patas arriba cuando su padre
Mikal,
un
afamado artesano metalúrgico que llevaba meses lejos de casa
cumpliendo un encargo del príncipe
Rodolfo de Bohemia,
hijo menor del emperador Habsburgo, «vuelva» a Okno, su aldea, después de estar a punto de culminar la creación de un magnífico
reloj astronómico que se instalará en una plaza de Praga.
El reloj es una auténtica obra de arte, mezcla de tecnología y
magia, pero cuando solo faltaba colocarle la última pieza, la que lo
dotará del poder de controlar el clima, el príncipe, fiándose de
su creencia en que él va a ser capaz de terminar la máquina y para
que el artesano no pueda volver a repetir su obra ni dominar los
poderes que la misma va a controlar, ordena quitarle los ojos y
guardarlos a buen recaudo, dejándole así sin su principal
herramienta, pues maese Kronos trabaja el metal con la vista y no con
las manos utilizando sus singulares habilidades mágicas.
Acompañada
de su fiel compañera Astrophil,
una pequeña y parlante araña metálica ―una de un buen número de
animales mecánicos creados por su padre― que gusta de leer todos
los libros que se ponen a su alcance dotándose así de una singular
sabiduría que luego traduce en acertados consejos, la pequeña
abandonará la aldea para acudir al Castillo
de la Salamandra,
la residencia del
príncipe en Praga, con la intención de recuperar los ojos de su
padre. Pero la misión, no obstante, no será fácil en absoluto,
empezando por encontrar la forma de introducirse en palacio y
permanecer en él, y una vez conseguido eso la manera de alcanzar las
dependencias donde podrían encontrarse escondidos, al tiempo que busca la manera de inutilizar definitivamente el reloj para que el príncipe no pueda utilizar sus malas artes.
Rutkoski
plantea una Europa
en un siglo
XVI muy
parecido al nuestro, pero que no es exactamente el mismo. Un lugar
lleno de magia, donde los artesanos están dotados de especiales
poderes que aplicar a la producción de sus obras. No se puede hablar
de una ucronía
propiamente
dicha y, desde luego, no se trata de una Novela
Histórica
al
uso en absoluto. Aparte de la propia irrupción de la magia, los
cambios geo-políticos son lo suficientemente marcados como para que
las diferencias con nuestra realidad sean evidentes y, de todos
modos, la autora ha incluido al final del libro una ”nota” autoexculpatorio en donde
explica los cambios introducidos para adecuar el entorno a las
necesidades de su relato y un “glosario” donde da cuenta de las
verdaderas referencias históricas que aparecen por el libro
sutilmente cambiadas.
Petra
contará con la ayuda de un niño de «los
de Roma» o romaníes,
Neel,
perteneciente a una tribu de gitanos itinerantes y que posee unos
dedos realmente «largos». La descripción de los gitanos navega
entre los tópicos más extendidos hasta una especie de revindicación
de su nobleza e independencia. Las historias de Neel, rescatadas de
la tradición oral de sus antepados, se integran a la perfección en
la trama general, ofreciendo una refrescante, y diferente, imagen de
una etnia tan denostada que consigue darle la vuelta a ciertos
prejuicios asociados a ellos ―como cuando Petra rechaza que se le
lea el futuro ellos entienden que ha tomado la decisión adecuada―.
La
autora construye una historia que se apoya en unos personajes
sugerentes y muy bien caracterizados, empezando por la propia
protagonista y su amigo Neel, y pasando luego por Iris,
sexta condesa de Krumlov, la científica que exuda ácido por los
poros de su cuerpo cuando se enfada o ese enigmático John
Dee
al
servicio de su majestad británica y del que no es conveniente
desvelar demasiados detalles o el propio príncipe
Rodolfo,
el villano de la obra que, sin embargo, se despega de su papel
predestinado para ofrecer una personalidad rica y contradictoria, tan
encantador a veces como despiadado en ocasiones, justificando algunas
de sus peores acciones por una inmensa curiosidad científica,
clemente y violento a un tiempo, capaz de arrancarle los ojos a Mikal
pero no de matarlo...
Situada en pleno Renacimiento, la mezcla de la tecnología emergente, simbolizada en el propio reloj ―un reloj que existe en nuestra realidad, aunque su construcción fuese iniciada en el siglo XV y no el XVI― y la magia que fluye en grandes parcelas del mundo de Rutkoski, ejerce una extraña fascinación en el joven lector al tiempo que dota a la historia de un extraordinario escenario, dando lugar a inventos tan atractivos como la propia araña mecánica de la protagonista, un elemento que adquirirá enorme importancia en el devenir de la acción. La autora imbuye a su escritura de un sabor a cuento tradicional o de hadas, con objetos mágicos como espejos o peines dotados de extraordinarias características o de aprendices de artesanos capaces de llenar esferas de cristal de agua, rayos o avispas que pueden ser posteriormente liberadas con sorprendentes efectos.
Rutkoski
consigue
dotar a su narración de un ritmo rápido al tiempo que no renuncia a
cierto detallismo puntilloso cuando la ocasión lo requiere. Con un
tono oscuro y sombrio en muchas ocasiones, que no esconde la crueldad
del ejercicio del poder y de las decisiones tomadas por la ambición
de aumentarlo ―como tristemente va a descubrir Petra con el regreso
de su padre a casa―, pero que también ofrece grandes lecciones de
amistad y confianza, el libro es muy adecuado para los lectores que
se adentran en la primera adolescencia. Por debajo de una historia
muy “tradicional”, una búsqueda por parte de una «heroina» que
no quiere serlo, si algo ofrece a toneladas la novela es imaginación
y maravillas: ojos arrancados a una persona que pueden ser utilizados
por otra para obtener una visión diferente, la búsqueda de un nuevo
color primario, animales mecánicos dotados de habla, un reloj que
manipula el tiempo ―aunque todavía no funcione a la perfección―,
increíbles guardianes de puertas, frascos de las preocupaciones...,
Y aunque es evidente que algunas situaciones y misterios son
resueltos con aparente excesiva facilidad o sencillez, rehuyendo
mayores complicaciones, también hay que tener en cuenta la edad de
su público objetivo.
La
edición de Nocturna viene además embellecida por las más que
adecuadas ilustraciones de Cris
de Cos-Estrada intercaladas
en ciertas páginas, dándole al libro un cierto aire clásico como de
otra época.
A pesar de ser la primera entrega de una anunciada trilogía, lo
cierto es que la novela es plenamente auto conclusiva, con un final
cerrado muy satisfactorio que da totalmente por finiquitada esta
aventura en concreto, aunque evidentemente deja el campo abonado para
las continuaciones, de las que ya publicada en inglés la siguiente,
The
Celestial Globe,
y
a punto de hacerlo la tercera, The
Jewel of the Kalderash.
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