Roberto malo.
Reseña
de: Santiago
Gª Soláns.
Mira
editores.
Col.
Narrativa Mira # 101. Zaragoza, 2007. 197 páginas.
En la que fuera su primera novela Roberto
Malo
plantea
un irresistible juego metaliterario, jugando tal vez con sus propias
experiencias y miedos para dar el salto de unos textos más breves,
los relatos, a un formato mayor, la novela. Y lo hace con un truco de
prestidigitador en el que ofrece una novela que en realidad son
muchos y maravillosos cuentos que terminan teniendo una fuerte unidad
temática, con una presentación, nudo y desenlace, incluso un
prólogo y un epílogo, una dedicatoria y una cita, como toda novela
que se precie debe tener.
El autor hace gala de su particular humor y de su gusto por los sueños, planteando una historia donde lo onírico, lo real y la locura van de la mano en una mezcla irresistible. Divertido y mordaz, dulcemente poético en ocasiones, puntualmente irónico, rezumando amor por el hecho creativo en todo momento, entregándose a sus personajes, dotándolos de vida más allá de las páginas que los encierran.
Maldita
novela
es
un puzzle que se compone de 60 piezas de carácter casi minimalista,
puestas en orden, eso sí, pero a la vez destinadas a descolocar las
percepciones del lector. Malo mezcla sin rubor los estilos, los
géneros, las temáticas, el foco de atención, la prosa y la poesía.
Sabe que para que un lector se interese por un protagonista como
personaje debe sufrir, deben pasarles cosas que le pongan en una
situación difícil antes de que las nubes empiecen a clarear. Y qué
mejor que relatar el difícil camino de un escritor por ofrecer su
primera obra larga, sobre todo cuando el mismo se encuentra lleno de
piedras con las que tropezar.
Con
una trama que parece manifiestamente autobiográfica, Malo, un
cuentista de largo recorrido reconocido, hace que su
protagonista, escritor de cuentos con varias antologías publicadas,
se plantee la pregunta que todo aspirante a «juntaletras» debe
cuestionarse en algún momento si quiere hacer avanzar su carrera:
«¿Para cuándo la primera novela?» Y Julio
Martín,
el protagonista de este divertido enredo, sabe que ha llegado el
momento de lanzarse a la piscina, de ponerse a escribir un
texto más largo de sus habituales relatos. La decisión la tiene,
pero le falta la inspiración. De todas maneras eso no es nada que no
se solucione con trabajo y más trabajo, así que se sentará delante
de su antigua máquina de escribir y se pondrá manos a la tarea.
Como
un “juego de cajas chinas” se define acertadamente esta novela,
un juego de sorpresas donde el lector termina desubicado y sin saber
de dónde le va a venir la próxima ocurrencia. Un libro que es parte
biografía, parte novela negra, parte libro de poesías, parte diario
de sueños, parte libro de autoayuda con consejos para futuros
escritores –si es que alguno se atreve después de leer este–,
parte paño de lágrimas, parte teatro del absurdo y parte club de la
comedia. Y de todo esto que podría haber terminado como un
batriburrillo sin sentido emerge una Maldita
novela
terriblemente
coherente, cuyos ladrillos, todos de diferente formas y tamaños,
terminan encajando de forma perfecta, sin fisuras, dando fe de una
labor de maestro artesano que sabe lo que se trae entre manos y los
construye con enorme inteligencia. El edificio resultante es
extrañamente atractivo.
Lo
cierto es que Malo
hace
trampas y esta, su primera novela, es en realidad una amalgama de
cuentos y relatos emparentados que dan muestra de su amplia gama de
registros. Cada sueño del particular «Diario
de sueños»
de Julio Martín es una pequeña joya con mensaje en sí misma. Cada
capítulo es una pequeña historia con su propia idiosincracia,
continuando algunos en otros, mezclando la historia del escritor con
la historia que está escribiendo con los sueños que está soñando.
Y lo hace pasando del costumbrismo a la comedia sin apenas transición
ni altibajos, sin que nada chirríe ni esté descompensado. Y por
encima de todo flota una sensación onírica y poética realmente
poderosa, una sensación de irrealidad que solo se da en los sueños
que Malo transmite a la perfección a sus lectores. Esa estructura
aparentemente inconexa es, sin embargo, uno de los fuertes de la
narración, potenciando cada uno de los elementos que por separado
quizá no dirían mucho, pero que unidos llegan a emocionar.
Después
de Maldita
novela,
Roberto Malo ha publicado ya unos cuantos libros más, pero en este,
en parte homenaje y en parte parodia de todo lo que ama, ya se
encuentra todo lo que habría de conformar su obra literaria
posterior: el amor a lo absurdo, el humor mezclado con una pizca de
drama y pesadilla, los sueños, la novela negra y detectivesca, la
poesía etéreamente onírica, el toque picante de un leve
erotismo... Posee además interesantes reflexiones sobre el gremio
literario, sobre los escritores y sus editores, sobre los trucos
literarios y las bajezas del mundillo, escritas con una prosa
efectiva y cercana fácil de seguir y agradable de degustar. Una
novela corta que entretiene, divierte y por ratos emociona. Si se ha
disfrutado con agrado de otras obras de Roberto Malo esta no debe
faltar en las estanterías y si todavía no se ha leído nada del
autor ¿qué mejor que empezar por su primera novela –corta, eso
sí–? Entre la locura y el desparpajo, Roberto Malo, cuentacuentos
y animador sociocultural, conoce muy bien su oficio y se ofrece
directamente al espectador, lo hace cómplice, lo encandila y lo
sorprende. Merece la pena escucharlo o, más bien en este caso,
leerlo.
Gracias por la reseña, Santi. Me ha emocionado.
ResponderEliminarGracias a tí por escribir esta maldita novela. Todo el mérito es tuyo, yo solo he intentado plasmar todo lo que me había gustado.
ResponderEliminarSaludos
una excelente reseña para una novela muy divertida y nada maldita.
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