Marilyn y otros monstruos.
Varios autores (coordinado por Alejandro Castroguer).
Reseña de: Santiago Gª Soláns.
Sportula. Gijón, 2012. 194 páginas.
El
presente volumen nace de un curioso, e interesante, proyecto, sobre
todo por su punto de partida: ofrecer el protagonismo de una serie de
relatos a personajes famosos —literatos, actores, directores de cine,
incluso un mafioso...—, auténticos «monstruos» en sus disciplinas, que
coincidieron en el año de su muerte, 1962, cumpliéndose ahora el cincuenta aniversario de su fallecimiento. Marilyn Monroe, William Faulkner, Tod Browning, Herman Hesse, Charles Laughton...
Como
toda antología que recoge trabajos de muy variados autores el resultado
final es cualquier cosa menos homogéneo, habiendo gran variación
temática y estilística de unos a otros, con inevitables altibajos, pero siendo sin embargo su resultado
final más que satisfactorio en conjunto.
Herman Hesse |
El
carácter de «homenaje» de la mayoría de los cuentos, rebosantes de amor
y admiración por los «protagonistas», un auténtico ejercicio de
nostalgia, hace por otra parte que quienes compartan los referentes en que se basan puedan
disfrutar mucho más de ellos que aquellos que no hayan disfrutado de sus
obras o desconozcan sus peripecias vitales. Cincuenta años son mucho
tiempo, tal vez demasiado, para ciertas generaciones que quizá no hayan
leído ni visto los mismos libros y películas que los autores de estos
relatos.
Abre la antología Antonio Calzado con Viaje a Nuremberg siguiendo la peripecia vital del médico Harry Heller en la Viena nazi de la II Guerra Mundial.
Una historia triste, aunque llena de encanto, cercana al realismo
mágico. Heller, gracias a la intervención de un casi onírico Herman Hesse
y un etéreo Teatro Mágico —¡No para cualquiera!— obtendrá un camino de
escape a la dura realidad de odio, muerte y delación que le rodea,
salvando sus golpeados principios éticos, cuando más presionado se vea
en contra de sus pacientes judíos. Una historia de vindicación realmente
conmovedora.
Rafael Marín en Río sin retorno plasma sobre el papel su particular y agridulce homenaje a la figura de Marilyn Monroe.
¿Que habría sido de la vida de la voluptuosa actriz si no hubiera
fallecido cuando lo hizo? ¿En qué se habría convertido como persona?
¿Cómo habría hecho frente a la irrupción de aspirantes a su trono más
jóvenes y descaradas? Un precioso, aunque también descarnado y un tanto
amargo, relato sobre el fin de los mitos. ¿Tal vez, como dijera James
Dean, es mejor para ellos morir jóvenes y dejar un bonito cadáver?
La niña subida a su atalaya, de Javier Cosnava, es quizá el más indefinible y inaprensible de los cuentos del volumen. Con Marilyn, o más bien su alter ego más joven antes de despegar su carrera cinematográfica, Norma Jean
de nacimiento, de nuevo como protagonista central, el exceso conceptual
del relato, entre la denuncia social y la experimentación literaria,
una mal transmitida erudición, su cripticismo y un puntito de pedantería
pedagógica, convierten la historia en un rompecabezas que sin duda no
consigue transmitir lo que perseguía, con un estructura que consigue
distraer la atención del lector mientras avanza a trancas y barrancas de
lo que realmente importa, el mensaje sobre el maltrato. [De todas
maneras, un relato que necesita de medio explicar su sustrato antes de
empezar, se antoja que falla ya de algún modo].
Willian Faulkner |
Alejandro Castroguer, seleccionador de la antología, ofrece en Mis huesos por una piscina una muy particular declaración de amor a las obras de William Faulkner. Spode,
alojado como un parásito en la habitación 554 de una muy particular
«pensión», se obsesiona con una «limpiadora» a la que llamará Temple Drake;
una joven que le provee de libros y de conversaciones. Como muchos de
los otros relatos, aunque tiene valor por sí mismo, será mucho más
disfrutado por aquellos que hayan leído las obras a las que se hace una
poco velada referencia.
Rodolfo Martínez plantea cómo En la mente de Dios
las posibilidades son prácticamente infinitas y puede suceder todo lo
que sí, pero también todo lo que en realidad no sucedió. Un relato muy
breve cargado de lirismo, de ironía y de cierta rabia, teñida de
resignación. La muerte es inevitable, entonces ¿para qué soñar una cosa
distinta?
El alcohol y la flecha, de Jorge Magano,
se inicia en medio de una particular fiesta de disfraces con motivos
cinematográficos; todos los invitados van disfrazados de personajes
famosos de películas punteras, clásicas y actuales. Un divertido
enfrentamiento motivado por la aparición de una invitada disfrazada de
la misma actriz que la anfitriona se va a ver interrumpido por una
algarabía frenética y surrealista. Una vez más, un relato que será
captado en toda su divertida profundidad por aquellas generaciones que
compartan un mismo bagaje y puedan pillar al vuelo todas las referencias
a tantas películas clásicas. Dudo que los más jóvenes consigan
aprehender toda la dimensión de la historia.
Con una banda sonora dominada por el Ragtime, Federico Fernández Giordano bucea con acierto en los recuerdos subatómicos de Niels Bohr,
científico danés que a la postre se convertiría en uno de los «padres»
de la bomba atómica. Físico interesado en la mecánica cuántica, quizá
otros mundos vinieran a visitarle en éste. Mundos de música, de aroma a
tabaco y de mujeres con medias de rejilla azules.
Antonio Montes en Ojos de tormenta vuelve a traer a primera línea a Marilyn y a Faulkner
sin que lleguen en realidad a aparecer como tales en momento alguno del
relato. Un jubilado estadounidense, admirador de actriz y escritor, va a
establecer una relación de amistad con una joven estudiante
universitaria en un pueblecito de Málaga.
Una vieja foto autografiada por Marylin unirá sus destinos y les
llevará a compartir largas conversaciones en los fines de semana en que
la joven vuelve a la casa paterna. La historia de una obsesión, de una
carencia, de maldicientes rumores, y de un terrible error. Con un estilo
francamente atractivo, con los diálogos «incrustados» en el texto, y un
limpio realismo, su final golpea con dureza. Gran relato.
Rafael Fernández presenta a continuación, en El divorciado
el caso de un hombre obsesionado hasta el delirio... ¿o tal vez no?
Encerrado en su habitación desde su ruptura matrimonial, ha abandonado
su puesto de trabajo en la librería de un centro comercial después de no
poder soportar aquellos lectores que no comparten su «canon» literario,
pertenecientes sin duda a una conjura que busca dominar su mente.
Desequilibrado, no soporta a aquellos que no conocen la «buena
literatura», aunque claro, quizá su intento de educar a los ignorantes
tenga unas consecuencias no del todo cuerdas.
Fernando J. López del Oso en Convocación
ofrece una lectura casi metafísica de las obligaciones de la fama. Un
buen e intrigante principio choca sin embargo con un final un tanto
descafeinado, demasiado indefinido. En el interín, el misterio de la
convocatoria de tantos personajes famosos le permite al autor la
disgresión sobre interesantes temas mediante las conversaciones de los
protagonistas.
Tod Browning |
En Marilyn y la invasión de los ladrones de cuerpos, Mario Escobar
presenta los temores de la actriz ante el paso del tiempo, sus miedos
ante la decadencia y la posibilidad de ver su cuerpo sustituido por uno
más joven, atractivo y terso. Una introspección, un desvarío de la mente
confundida de la actriz, un sueño de alcohol y pastillas, y una pequeña
victoria. Emotivo, sin duda.
Cierra la antología Antonio Castro-Guerrero con Lágrimas en la ducha, pétalos en la corriente, donde la investigación de la muerte, y posterior autopsia, de un tal Charles Albert Browning le permite ofrecer un intenso repaso sobre toda la vida del autor de La parada de los monstruos (Freaks).
Un buen broche para el volumen, aunque hay momentos en que se antoja
más una biografía que un relato propiamente dicho, lo cierto es que
cumple con creces la función de entretener mientras instruye.
Vintage ‘62 es,
sin duda, una antología ciertamente diferente, temática sin serlo
estrictamente, muy variada a pesar del recurrente uso de los personajes
homenajeados, intensa, educativa, emotiva, nostálgica... Un muy
interesante ejercicio de admiración a unos «monstruos» que la casualidad
quiso que fallecieran en un mismo año. Si además se tiene la suerte de
compartir los referentes y el bagaje de los escritores recopilados el
disfrute cómplice parece garantizado.
Interesante reseña de un libro que compré hace poco y leí con ganas. Yo no tengo blog porque siempre me ha parecido bastante difícil opinar. Coincido en algunas cosas de las que dices pero me llama la atención que los cuentos que menos te gustan (Magano, Castroguer y Cosnava) sean los que yo considero de muy largo los técnicamente mejores. Sobre todo, el de Castroguer, que es maravilloso. Sólo hay uno que no me ha gustado, pero no lo citaré por respeto. Buena antología, en cualquier caso.
ResponderEliminarJosé Jaime
Hola José Jaime.
ResponderEliminarNo te equivoques, a mí los cuentos de Castroguer y, sobre todo, de Magano ("un relato que será captado en toda su divertida profundidad"), me han gustado y mucho.
Lo que sin embargo a mí también me parece evidente es que quien no sepa quien es esa Temple Drake o ese Popeye, no van a captar todo lo que ofrece el relato de Castroguer.
O que, por ejemplo, hace bien poco estuve en unas charlas sobre cine con estudiantes universitarios y casi todos reconocieron que el único "Robin Hood" que habían visto en película era el de Scott con Russell Crowe, y tan solo unos pocos dijeron haber visto el protagoizado por Kevin Costner, por supuesto de anteriores como el de Curtiz ni habían oído hablar (y no digamos ya del resto de su filmografía; unas películas que los que ya peinamos canas mamamos en nuestra infancia / juventud).
La única idea que intento transmitir es que en estos relatos hay muchas referencias y guiños que el lector se va a perder si no comparte esos mmismos referentes. Nada más, ni nada menos. Por supuesto no quiero dar la impresión de que por ello sean malos relatos, sino que esa es precisamente la cualidad de la antología y hay que entrar en el juego.
Saludos
Agradezco a Santiago, a quien no tengo el gusto de conocer, que se haya tomado la molestia de escribir una reseña tan exhaustiva.
ResponderEliminarGracias de parte de un autor.
Buenas:
ResponderEliminarGracias por la reseña ante todo. Para subsanar ese problema que comenta Santiago se elaboró un índice onomástico que figura al final de la antología. Para consultar e instruir.
Lo dicho, gracias. Un saludo.
Hola alejandro.
ResponderEliminarGracias por pasarte por aquí, siempre es un placer saber que los autores también nos leen ;-)
Y sí, tienes toda la razón en que el glosario / índice onomástico del final del volumen (se me olvidó hacer referencia al mismo en la reseña, mea culpa) viene muy bien para situar no solo a los "monstruos" protagonistas, sino a muchos de sus contemporáneos. Pero creo que tampoco puede sustituir a haberlo visto / leído / vivido en el referente mental de cada uno.
El componente de cariño y nostalgia que destilan muchos de vuestros cuentos se pierde en gran parte si tienes que informarte a posteriori de lo que estáis hablando.
Un abrazo