Autobiografía literaria / 1.
George R.R. Martin.
Reseña de: Santiago Gª Soláns.
Gigamesh. Col. Gigamesh ficción # 50. Barcelona, 2012. Título original: GRRM: A RRetrospective. Traducción: Cristina Macía, Raquel Marqués. 429 páginas.
Primera entrega —de tres— de la particular Autobiografía literaria del afamado autor de la saga Canción de Hielo y Fuego,
donde va a ir desgranando las diversas etapas de su vida acompañándolas
de los relatos más significativos de su producción en cada una de
ellas. A estas alturas es difícil que alguien no conozca al autor aunque
tan sólo fuere por la adaptación televisiva de Juego de Tronos —título genérico bajo el que la cadena estadounidense HBO
está ofreciendo en imágenes toda la saga—, pero lo cierto es que su
producción anterior, sobre todo la breve, no era tan del dominio del
público «general», fuera del fandom, como aquella. Así, esta antología recoge una amplia muestra de todos los géneros que Martin
ha cultivado a través de los años: ciencia ficción, fantasía, terror,
suspense, superheroes... ofreciendo una extraordinaria oportunidad al
lector de observar la evolución literaria del autor desde sus mismos
principios.
Este primer volumen, que se complementa con los futuros Híbridos y engendros y Un corazón atribulado, tras las introducciones de Luis Pestarini —a la edición en español— y Gardner Dozois
—a la edición original en inglés—, se divide en cuatro epígrafes que se
abren con una breves notas biográficas, partiendo desde los orígenes de
la carrera del escritor hasta cierto punto de consolidación de la
misma, e incidiendo en los diferentes géneros que cultivaba en cada
momento, para dar paso a una muestra de los cuentos más sobresalientes
de cada periodo o género determinado. Martin habla con palpable cariño
de su carrera, de sus lecturas e influencias, de su relación con el
fandom y con el resto de autores que pululaban por las Convenciones
Mundiales, de sus intentos de publicar en las revistas más punteras del
género, de sus ambiciones e intenciones al empezar a escribir, sacando a
la luz anécdotas de su vida estudiantil y sus primeras experiencias laborales, de sus fracasos y
éxitos, y de su forma de entender la vida.
En la primera sección, Un aficionado a todo color,
Martin habla de sus inicios, de su infancia y juventud, de su afición a los comics, de cómo surgió
en él el deseo de escribir y de los primeros pasos dados hacia el
objetivo de publicar en un periodo fundamentalmente «fanzinero». Recoge a continuación de las notas biográficas dos historias inéditas y otra publicada en una revista amateur dedicada a los superhéroes. Las tres historias, pertenecientes a la década de 1960
muestran ya algunos de los que luego serían elementos característicos de
la prosa del autor, empezando por la imaginación desbordante y el buen
tratamiento de los personajes; pero se trata, sin duda, de relatos poco
profesionales, ciertamente algo ingenuos y poco pulidos, que sirven más
como curiosidad «arqueológica» para observar la rápida progresión
posterior que por tener valor en sí mismos. Destaca, no obstante, sobre
las obras de inspiración más «comiquera», La fortaleza,
donde el lector va a encontrarse un relato basado en hechos históricos
con muchos de los puntos fuertes que luego harían grande al autor: Suecia en 1808,
una fortaleza de construcción inexpugnable que por causas inexplicables
se rindió a sus enemigos rusos. Sin ningún elemento «fantástico»,
Martin indaga en las posibles causas del hecho con verídico rigor
dotando al relato de personajes que reflejan a la perfección la emoción,
la estupidez, la cobardía, el sentimiento nacionalista, la traición, la
ambición, el valor, el honor, la angustia y desesperación, el juego a
varios bandos que la trama requiere... reflejados con muy pocos actores
en un breve, pero muy intenso, periodo de tiempo.
La segunda sección, El asqueroso profesional,
se centra —como debería resultar obvio por tan gráfico título— en la
profesionalización del autor, con sus primeras ventas a revistas, sobre
todo a Analog,
y los problemas a los que se enfrentaba en su vida estudiantil y,
posteriormente, laboral. Recoge cuentos que muestran una rápida
evolución, titubeantes todavía en ocasiones, pero en los que ya da
muestras de enorme calidad como en Cuando llega la brumabaja,
con el que fuera nominado al Hugo y al Nebula, mientras empezaba a
hacerse un nombre entre los aficionados. Ya da muestra de ese gusto por
lo crepuscular, por grandes escenarios cargados de melancolía, por
historias situadas en momentos de cambio, por un romanticismo cargado de drama, y por un enorme mimo por la caracterización de sus protagonistas.
La tercera sección, Luz de estrellas lejanas,
respondería a una fase de «asentamiento», con obras ya muy remarcables,
centrándose en la ciencia ficción y en especial en su particular
«historia del futuro» que dio en llamar de los «mil mundos», como la
triste Una canción para Lya, con esa trágica historia de amor en un ambiente alienígena fascinante; o la dura El camino de la cruz y el dragón, ganadora del Hugo,
y reminiscencia de su abandonada educación católica. Aparecen ya la
mayoría de sus temas más queridos desde una óptica de ficción
especulativa con ciertos recursos de la fantasía, más centrada en el
desarrollo social y humano, en los sentimientos, que en lo tecnológico.
Títulos como Esa torre de cenizas o Y siete veces digo: al hombre no matarás,
dan fe de una evolución temática y estilística muy rápida. Planetas
llenos de misterio, amores desgraciados y trágicos, nostalgia por
tiempos pasados, religión adaptada al paso del tiempo...
La cuarta y última parte, Los herederos de las tortugas
—y la razón de este título es casi tan interesante como cualquiera de
sus relatos—, abandona un tanto el orden cronológico de las tres
anteriores, y se centra en su producción de fantasía en los años 70 y 80 del siglo pasado. Destaca esa especial joya llena de ternura que es la muy triste El Dragón de Hielo, acompañado de la peculiar historia de amor contenida en Las canciones solitarias de Laren Dorr y la ejemplificadora fábula de En las tierras solitarias
—mucho cuidado con lo que se desea, pues puede que lo que se obtenga al
pie de la letra no sea exactamente lo que se esperaba—...
Luz de estrellas lejanas recoge dieciséis cuentos en total de la producción más «primeriza» de Martin
que muestran la rápida progresión y asentamiento profesional del autor.
Algunos de los relatos permanecían inéditos en nuestro país y los
publicados —los más famosos—, salvo puntuales excepciones, eran muy
difíciles de encontrar, así que esta es una magnífica oportunidad de
hacerse con ellos. Unos relatos que dan cuenta de la gran variedad de
registros temáticos y genéricos —casi siempre dentro del fantástico—
cultivados por el autor, convirtiendo así a ésta en una antología a
tener muy en cuenta, no solo por conocer los orígenes literarios del
creador de una saga que está actualmente de moda y en nombre de todos
—que también—, sino porque contiene algunos cuentos simplemente
maravillosos. Puede no convencer del todo a quienes tan solo busquen
«más» Juego de tronos, pero es muy recomendable para aquellos que simplemente disfruten de la —buena— Literatura Fantástica en cualquiera de sus vertientes, con algunas historias francamente destacables dentro del corpus del género en toda su amplitud.
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Reseña de otras obras del autor:
Con Lisa Tuttle:
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