Rodolfo Martínez.
Reseña de: Santiago Gª Soláns.
Sportula. Gijón, 2012. Edición digital [epub]. 202 páginas.
Sportula
recoge en este volumen una selección de algunas de las mejores obras
breves del autor asturiano, abarcando un amplio abanico temporal en
cuanto a su escritura —casi desde los principios de su carrera literaria
hasta la actualidad—, lo que da la oportunidad al lector de sumergirse
con amplitud tanto en sus gustos temáticos y genéricos como de asistir
al riesgo y evolución estilística que siempre ha buscado Martínez. El volumen recoge trece relatos
de gran variedad, ejemplo perfecto de las características de la
producción del autor, con una mezcla difícilmente clasificable que bebe
de la ciencia ficción, la fantasía, el terror, el realismo mágico, el noir...
en una amalgama muchas veces arriesgada pero sin duda muy atractiva.
Relatos con una voz muy personal, localistas en ocasiones, como cuando
aflora ese Gijón
tan literario donde lo sobrenatural sorprende en rincones inesperados, y
universal en otras, como en aquellos en que los sucesos
podrían situarse en cualquier indeterminada parte de nuestro mundo.
Abre la recopilación "Intruso",
donde el lector asiste al momento en que un hombre exhausto llega a un
poblado del frío norte. Se presenta ante los lugareños como un narrador,
dispuesto a contar sus historias a cambio de su mantenimiento y de los
relatos propios del lugar. Poco a poco, mientras transcurre el frío
invierno, va integrándose en el poblado, aunque no termina de encajar
del todo. Parece que algo le falta y quizá allí descubra por fin de qué
se trata. Martínez crea una muy inspirada historia de amor por las
palabras, por los relatos y por los que los cuentan; al tiempo que
ofrece una peculiar reflexión sobre la eterna lucha de sexos, según la
interpretación sobre el papel que deben desarrollar hombres y mujeres
dentro de la sociedad dependiendo de las diferentes visiones de los
individuos provenientes de distintas culturas. Ya desde este primer
relato, Martínez rompe con las tradicionales reglas y ofrece un cuento
sin principio ni desenlace, todo nudo, realmente atractivo, haciendo que
la antología empiece de manera álgida.
Cambiando totalmente de registro "Hombres de césped"
versa sobre la historia de una joven que cada día se fuerza a sí misma a
superar sus miedos y a cruzar por un parque de camino al trabajo y de
vuelta a casa. De los parterres de hierba surgen a su paso amenazadoras
figuras que nadie más parece ver. ¿Qué son? ¿De dónde vienen? ¿Por qué
la atacan? Preguntas que podrían contestarse si pudiera abandonar su
agobiante soledad. Una fantasía oscura, amarga pero con una pizca de
esperanza.
Saltando a la ciencia ficción, "Con dados marcados"
plantea sugerentes posibilidades en torno a los viajes en el tiempo.
Dos hombres conversan en la terraza de un café, uno quiere forjar su
propia realidad, cambiando lo que sea necesario del pasado para amoldar
su presente a sus deseos; el otro, perteneciente a un grupo mayor,
intenta impedirlo. Mientras tanto, desde una mesa cercana un tercer
hombre les espía. Es esta una interesante y a la vez intimista —al fin y
al cabo es apenas una conversación— propuesta sobre paradojas
temporales, realidades paralelas y otras cuestiones sobre la posibilidad
de cómo los cambios en el pasado afectan al futuro. Como una partida de
ajedrez todo depende de anticipar el movimiento del contrario en un
juego del que podría depender el destino de todo lo que existe.
En "Marcado tres veces"
un detective privado, especializado en casos extraños que otros
compañeros de gremio no aceptarían, recibe un muy curioso y peculiar
encargo: ir a visitar a un electricista, con número de instalador 666, y
averiguar si, como está convencido el contratante, se trata del
anunciado anticristo. Una muy irónica, y casi costumbrista, mirada al
tema de la posible encarnación del diablo como un humano que viene a
desencadenar el fin del mundo. Alejándose de tantos tópicos habituales,
el autor ofrece un divertido relato que invita al mismo tiempo a cierta
reflexión.
Le sucede el angustioso "Eterno retorno":
A un minuto de su inevitable muerte a bordo de un avión, un hombre
deberá aceptar su condición y aprender a convivir con un don que siempre
le pareció un tanto inútil. De nuevo Martínez echa mano del recurrente
tema de los viajes en el tiempo, pero como siempre en él ofreciendo una
nueva vuelta de tuerca que llena de tensión el relato, reflejando a la
perfección el sufrimiento, la tensión, la impotencia, la inexorabilidad
del destino... en la descripción de ese último minuto que se desgrana
con ineludible fatalidad.
A continuación se encuentra uno de los más conseguidos relatos del volumen, el inencasillable "Todo fluye".
Una mañana cualquiera un hombre se despierta en su habitación con la
sorpresa de tener una mujer, y además embarazada, compartiendo su lecho y
descubrir que está casado con ella. A pesar de reconocer lo que le
rodea todo parece haber cambiado. Él recuerda otra vida, pero no puede
explicar cómo ha llegado a esta que parece haber sido siempre la suya.
¿Habrá otro como él ocupando su lugar? En uno de los más acertados
relatos del volumen el lector se va a encontrar con un puzzle cuyas
piezas no dejan de fluir.
Otro de los grandes cuentos de la antología es "Tarot",
donde el lector va a asistir a una tensa partida de poker, jugada con
cartas de tarot apostando algo mucho más valioso que el dinero. Un
peculiar tahúr y un hombre que luchará duramente por sus sueños. Intensa
y emocionante.
En "Victoria Pírrica",
una triste, y mezquina, historia de amor viene a demostrar que no
siempre es deseable conseguir todos nuestros anhelos, sobre todo cuando
los métodos para conseguirlos no son demasiado «lícitos».
Dejando a un lado cualquier atisbo fantástico, el inquietante "Aquí, allí, en todas partes" es un descenso a lo más enfermo del alma humana, donde una mujer se enfrenta a la terrible obsesión de un asesino. Martínez
se mueve como pez en el agua en el juego irónico de los motivos que
llevan al psicópata a hacer lo que hace mezclados con la terrible ironía
que encierra el sujeto de sus desvelos. Y es que el pasado siempre
vuelve. Gráficamente impactante, el autor da un toque gore en un cuento
«realista».
No menos angustioso, aunque sí algo menos visceral, es "Piensa lo que quieras":
La historia de una desigual amistad, el joven popular consciente de su
éxito y el apocado que ni siquiera puede ligar dada su innata timidez.
De cómo las cosas cambian cuando el segundo descubra que tiene una
peculiar capacidad mental y eso haga aflorar su auténtica personalidad.
Martínez reflexiona una vez más sobre las consecuencias de obtener los
medios para conseguir nuestros más oscuros anhelos.
Con el escenario de su Gijón natal, "En territorio ajeno" es la historia de cómo, en el transcurso de la Semana Negra,
un escritor que en realidad es una suerte de depredador va a
encontrarse con la horma de su zapato ante una presa que va a demostrar
no ser tal. Una historia de seres sobrenaturales, de pasiones primarias,
que se adapta al conocido terreno en que se mueven.
En "Encerrada"
una mujer, impedida y aparentemente sin capacidad de comunicarse,
relata las visitas que recibe, sobre todo de cierto hombre que le alegra
llevándole flores y haciéndole compañía. Un relato de una delicadeza
palpable, con el retrato de una soledad palpable, la tristeza inherente,
la amargura del paso del tiempo sin poder hacer nada.
Cierra el volumen, en cuanto a los relatos, una historia no tan redonda como el resto. "El infierno está donde cuelgas el sombrero"
comienza con un hombre conduce por una carretera de montaña cuando se
da cuenta de que se ha pasado el desvío que debía tomar. Ante la
imposibilidad de llegar a tiempo a su destino, decide aparcar a un lado
de la vía y regresar sobre sus pasos a la mañana siguiente. Sin embargo,
al despertar descubrirá a su alrededor un inhóspito desierto, donde el
único «oasis» parece ser un misterioso hotel al que acudirá en busca de
ayuda y del que le va a resultar muy difícil marcharse. Una atmósfera
onírica, de extrañeza, angustiosa, que se demora en exceso y no consigue
terminar de implicar emocionalmente, con un final que deja algo
insatisfactorio.
La
antología se completa con unas breves e ilustrativas notas del autor
sobre cada uno de los relatos, haciendo hincapié en alguna anécdota, en
su fuente de inspiración, las motivaciones o intenciones del autor al
escribirlos, y que proyecta una luz diferente sobre alguno de ellos. Porciones individuales es una magnífica oportunidad para hacerse con una amplia muestra de la producción breve de Martínez,
con alguno de sus relatos más conseguidos de su ya dilatada carrera.
Una muestra estilística, temática y genérica se podría decir que
imprescindible para los seguidores del autor y una buena oportunidad
para los neófitos para un primer contacto con su prosa, si bien tal vez
no sea exactamente representativa de la ciencia ficción y la fantasía
desarrollada en sus obras más largas como el ciclo de Drimar o los más recientes libros del Adepto empírico Yáxtor Brandan. Una buena selección, sin duda.
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Reseña de otras obras del autor:
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