Joss Whedon / VV.AA.
Reseña de : Alb
Oliver.
Norma Editorial.
Col. Made in Hell. Rústica. 160 pags / tomo aprox. Color.
Conforme van avanzando
las temporadas en cómic, llego a la conclusión de que a Joss
Whedon le gusta hacer sufrir a sus personajes.
Tras una octava
temporada en la que quizás se abusó del elemento fantástico
(sí, suena raro hablando de una colección de una cazavampiros)
las cosas parecen encontrar un cariz más tradicional que se acerca a
la normalidad, aunque no podemos olvidar que en el caso de Buffy
Summers eso siempre dura poco.
En la temporada anterior
la encontrábamos liderando un ejército de cazadoras y huyendo por
medio mundo de un enemigo llamado Crepúsculo, lo que llevó a
nuevos combates en los que tras difíciles decisiones (sí, los
seguidores del personaje están acostumbrados) Buffy acabó enfadando
a un gran porcentaje de personajes por un conflicto sobre magia (si
conocéis la obra Fray, podéis haceros una idea), lo
que la llevó a convertirse en una paria.
Como podéis imaginar,
durante un gran combate, se producen bajas, y algunas pueden resultar
extremadamente sensibles para los fans acérrimos, pero no
desesperéis, la serie Angel y Faith (que próximamente
aparecerá aquí reseñada), puede dar algunas sorpresas).
Recapitulando, hemos pasado una temporada demasiado fantástica, con
pérdidas de personajes, y por la que han desfilado un gran número
de secundarios de la serie de TV a los que ya habíamos olvidado.
¿Qué espera en la nueva temporada?
Simple, una vuelta a los
orígenes. Buffy se ha instalado en San Francisco,
tiene un trabajo malpagado, e intenta que sus amigos (no todos)
vuelvan a dirigirle la palabra. Mientras vuelve a tener crisis
personales en cuanto a lo que ha sido, y lo que quiere ser, los
problemas sobrenaturales llaman a su puerta. Algunos resquicios de la
temporada anterior la están acechando, mientras que el resultado de
su encontronazo con la magia en su estado más puro ha alterado
muchas cosas, como por ejemplo una nueva raza versión vampírica.
Si la anterior temporada
se acercaba más a la épica, en esta podemos encontrar una Buffy más
terrenal, así como a los secundarios recuperando los roles que
conocemos, dando a los fans de la serie de televisión un producto
más cercano.
Tras recuperar los
geniales golpes de humor que se echaron de menos en la octava
temporada, un ambiente urbanita, y una única cazadora central,
encontramos capítulos irreverentes que hacen guiños a la serie, a
los que se suman historias cortas de añadido que apoyan la idea de
que lo que se pretende es volver a la esencia del personaje.
En las colecciones de
cómics de Buffy, nos hemos encontrado con variedad de autores, por
lo que hablar del apartado gráfico sigue siendo complicado, pues el
estilo o el detallismo pueden variar cada pocas páginas, aunque me
arriesgaría a decir que los dibujantes actuales son más fieles a
los rasgos de los actores que encarnaron a los personajes.
Habiéndose producido el
evento mencionado en los cómics basados en el futuro del Buffyverso,
(de nuevo me refiero a Fray) solo queda saber si en
algún momento todo se orientará hacia lo que allí ocurre, o si
simplemente el objetivo de esta temporada es volver a divertirse
contando historias.
Por el momento las tramas
siempre han sido similares, se presenta un nuevo mal, la cazadora se
supera a sí misma, vemos historias divertidas de relleno, y cuando
llega el final, se produce una gran victoria (a veces a un gran
coste). Tal cual ha sido publicado hasta la fecha, algo me dice que
volveremos a ver ese esquema.
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