Crónica de Tinieblas
/2.
Eduardo Vaquerizo.
Reseña de: Santiago
Gª Soláns.
Sportula. Gijón,
2013. Edición digital (epub). 494 páginas.
Aunque esta novela se
desarrolla en el mismo «universo» que Danza de tinieblas,
e incluso alguno de sus personajes hace una breve aparición, es
obligado decir que no se trata en absoluto de una segunda parte o una
secuela al uso, sino de una nueva aventura, de lectura totalmente
independiente, que utiliza, eso sí, todo el mundo y la parafernalia
creada por el autor para aquella. Un «detalle» que hace que no sea
imprescindible —aunque sí muy recomendable— haber leído la
primera para disfrutar en plenitud de ésta que nos ocupa. Así, con
los mimbres ya creados, Vaquerizo se interna con decisión en
su mundo alternativo, dotándolo de una mayor profundidad y amplitud, al
tiempo que factura una aventura inteligentemente construida,
imaginativa y emocionante, que bebe mucho de la anterior, pero que se
revela con entidad propia, mezclándo el toque negro detectivesco con
el western, el thriller de intriga y el género bélico de
trincheras.
Aún con la calificación
del propio editor, se me hace un tanto difícil incluir la novela
dentro del steampunk o el más genérico retrofuturismo
—incluso a pesar de toda la imaginería con los vehículos, sobre
todo militares, las armas rococó y de las magníficas secuencias a
bordo de dirigibles—, pero lo que es innegable es que se trata de
una brillante ucronía. Un ¿qué hubiera pasado si…? que
presenta —como se veía en Danza de tinieblas— un
mundo profundamente diferente del que conocemos por nuestra Historia,
partiendo del punto de divergencia —o punto Jonbar— que
supone la muerte de Felipe II, en un accidente de caza en
1571, en vísperas de una Batalla de Lepanto de la que volvería
victorioso Juan de Austria a tiempo de hacerse con el trono,
no sin grandes enfrentamientos que le llevarían entre otras cosas a
romper con la Iglesia de Roma. Muchas cosas han cambiado desde
entonces, en lo tecno y en los sociológico, y el fascinante
escenario que se va desarrollando ante los ojos del lector es, aparte
de un prodigio de imaginación, uno de ,los grandes alicientes del
relato.
Memoria de tinieblas
se inicia en Madrid en
1970. El imperio español se desangra en una estancada guerra
contra los turcos, donde ninguno de los bandos se impone al otro. La
situación en Europa ha dejado en barbecho la colonización de los
territorios de Norteamérica conocidos como Nueva Borgoña,
salvo las zonas más costeras, pero ahora la situación está
cambiando y cada vez más descontentos ven en ellos su tierra de
promisión y se embarcan en un peligroso viaje en busca de nuevos
asentamientos y horizontes de libertad, lejos de la garra de los
poderosos. Obviamente, estos ni pueden ni quieren permitirles escapar
de su yugo ni renunciar a esas tierras, y buscan ejercer su dominio.
Un dominio enormemente dificultado por la distancia y por la sangría,
en vidas, pero también económica, que supone el enfrentamiento con
el enemigo otomano a las puertas del Imperio en Alsacia.
En esa tesitura, la
investigación de una extraña muerte que alguien quiere silenciar,
los rastros de una posible conspiración, y el interés propio harán
que Alonso Castañeda, recién retornado de las Américas, se
vea envuelto en un peligro que amenaza los cimientos del mismo
Imperio.
Vaquerizo juega a
la perfección con los tiempos, mostrando retazos de «presente» —en
ese Madrid de 1970, que sigue modernizándose respecto al 1927 que
encontrábamos en la anterior entrega, pero sigue lleno de facciones
enfrentadas, de burócratas, de judios cabalistas y chochabías
secretas— y volviendo sobre la historia anterior de Castañeda en
las colonias, en amplios flashbacks intercalados con la
investigación, con las razones que le llevaron allí y de las
«amistades» que hizo. Tiene así el acierto de «abrir» el
escenario, manteniendo una buena parte de la atención en esa capital
del Imperio con reminiscencias del Siglo de Oro, pero ampliando las
localizaciones y llevando también la acción a las colonias al otro
lado del Atlántico primero, y hasta las fronteras del Imperio donde
se combate con los turcos, después, al tiempo que deja caer retazos
de la situación en otras partes del mundo que dan una enorme
sensación de complejidad a la historia.
Cabe decir que, para mi
gusto, mientras la parte «ucrónica» se encuentra muy lograda y
plenamente justificada —cuando se pudiera antojar que la tecnología
ha evolucionado más bien poco para el periodo histórico o que
Norteamérica debiera haber sido ampliamente colonizada para ese
momento, el autor da unas explicaciones coherentes para dejarlo todo
bien explicado—, la parte más «mística» de las aventuras de
Castañeda en Nueva Borgona chirría un tanto dentro del contexto,
rompiendo un tanto el ritmo de la narración, más por su escasa
explicación que porque no termine de encajar del todo en el tono
general. Así, algunos de los capítulos del protagonista en el
interior del nuevo continente pecan de repetitivos en exceso y
muestran un distanciamiento sicodélico que alejan un tanto el relato
de su mejor discurrir, que se recupera una vez las potencias
coloniales deciden tomar cartas en la situación y enviar sus tropas
a sojuzgar a los «rebeldes».
Junto al protagonista
sobresalen de la narración las dos partenaires femeninas que
Vaquerizo tiene el acierto de hacerle acompañar por separado en cada
una de las partes de este relato. Aunque en algunos momentos se
antojan un tanto desaprovechadas, lo cierto es que están dotadas de
una fuerza y unos sentimientos que hacen desear que hubieran sido
desarrolladas en todo su potencial. Si por un lado, la periodista
Marta Wuwei, ayudará, no sin reticencias y ciertos vaivenes,
en la investigación del crimen en el Madrid de 1970; la colono Marie
se destapa, con todo el bagaje que arrastra de su pasado, como el
gran personaje trágico de la novela., llenando las páginas en que
aparece de gran intensidad y cierta tristeza.
Conchavías, sociedades
secretas, conspiraciones en la sombra, territorios inexplorados,
indios y colonos, intrigantes misterios, un Imperio demasiado grande,
burocrático y corrupto, que se devora a sí mismo en una guerra que
no puede ganar ni perder, un cargamento que muchos parecen perseguir…
Memoria de tinieblas es una novela de acción y pura aventura
más que entretenida. Bien llevada y estructurada, y acertadamente
escrita. Con un escenario tan extraño y ajeno por momentos como
sorprendentemente reconocible en otros. Con una historia muy
meditada, muy medida, en la que todos los cambios introducidos
respecto a nuestra realidad tienen su coherencia, su razón de ser y,
los más importante quizá, su verosimilitud, pues con un pequeñísimo
giro del destino lo narrado en la «macrohistoria» de la novela muy
bien podría haber sucedido. Es de desear que Vaquerizo siga
ampliando las fronteras de su mundo, porque el final de esta novela,
plenamente independiente, deja con ganas de más. Si se disfruta del
juego que supone la ucronía, con un toque de fantasía, este es sin
duda un libro más que recomendable.
==
Reseña de otras obras del autor:
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