Felicidad Martínez.
Reseña de: Santiago
Gª Soláns.
Sportula. Gijón,
2014. Edición digital (epub). 347 páginas.
Tras la reciente carta de
presentación de La textura de las palabras ―en
Akasa-Puspa (Sportula) y Terra Nova vol 2
(Fantascy)― y Adepta (Sportula),
la editorial gijonesa ofrece ahora a sus lectores la que es su
primera novela «larga» publicada hasta el momento, aunque leídos
los apéndices quede claro que no es la primera que escribe, pero las
anteriores, una saga a lo Lucky Star en que se basa
buena parte de la que nos ocupa, no llegaron a abandonar el ámbito
de sus amistades. Utilizando todo el trabajo desarrollado durante
bastante tiempo para la creación de este universo literario y la
posterior «reconversión» del material como apoyo para un rol, en
mesa y en vivo, de creación propia que implicaba un enorme
trasfondo, Martínez factura en Horizonte lunar un
space opera tangencialmente bélico, con una factura bastante
«clásica» en su concepción, sin gran despliegue de naves o
efectivos de combate, pero no exento en absoluto de originalidad, emoción, intensidad y mucha
imaginación en su plasmación. Una elaborada aventura espacial, que a
veces roza el horror, con atractivas razas alienígenas, naves
convertidas en claustrofóbicos campos de batalla, una amenaza que
podría destruir el universo conocido, personajes con mucho que
decir…
Con las ideas muy claras,
la autora lanza al lector directo a la acción de una forma
prácticamente ininterrumpida, sin presentaciones ni explicaciones
previas sobre el universo o la situación geo-política en que se va
a encontrar metido, sin información explícita, pero con un rico
trasfondo, que imbuye a la narración de un continuo sentido de
premura, de inminente peligro. Con gran acierto, Martínez
muestra más que explica, haciendo, eso sí, que el lector tenga que
poner un tanto de su parte para abrirse camino, sobre todo en un
frenético comienzo plagado de nombres de difícil asimilación y de
personajes que parecen cargar con un amplio bagaje a sus espaldas, en
un aventura que no da respiro.
En un planeta remoto los
gnöck, una raza con grandes poderes mentales y la mala
costumbre de arrasar los planetas que encuentran «contaminados» por
la presencia de otras inteligencias que no deseen unirse a «su
causa», han descubierto un artefacto misterioso, una esfera sobre un
pedestal, que piensan pueden convertir en un arma para sus fines.
Durante su traslado, rumbo a encontrarse con otra nave exploradora
que ha recogido un «pedestal» similar, un antiguo mal es despertado
y arrasa con todo y todos los que encuentra a su paso.
La nave Horizonte
lunar lleva 20 años viajando por el UD ―el universo
desconocido― embarcada inicialmente en una misión de exploración,
reconvertida más tarde en bélica al encontrarse con la amenaza de
los gnöck. Compuesta de una heterogénea tripulación,
mayoritariamente mam’n, pero con representantes de
otra serie de razas a bordo, como las faiory, similares
y a la vez implacables enemigas de los gnöck ―al fin y al cabo,
cuando se les conoce, ambas caras de una misma moneda―, la
casualidad va a llevar a sus mandos, con gran reticencia por parte de
las faiory, a recoger la vaina salvavidas del único superviviente
gnöck, Klauv, tensando el ambiente dentro de la nave. Cuando
en la ecuación entre de forma inesperada la exploradora gnöck, con
su pedestal, esas tensiones van a alcanzar un punto explosivo, las
alianzas van a ser puestas a prueba más allá del punto de ruptura y
los secretos que se guardan los unos a los otros van a causar unas
fricciones y unos equívocos que pueden abocar a todas las razas por
igual al mayor de los desastres.
Tras el muy posible
desconcierto inicial, de forma lenta pero imparable, la historia va
cobrando todo su sentido. Del opresivo ambiente de una tripulación
compuesta ahora por seres que se odian, que no se fían los unos de
los otros ―y bien que hacen― y que, no obstante, se ven obligados
a cooperar forzados por las circunstancias y por la dimensión de la
amenaza, surge una complicada, y tensa, red de alianzas y
enemistades, de intereses contrapuestos, de desconfianzas mutuas,
germinados a lo largo de muchos años. Inmersos durante largo tiempo
en una implacable guerra se han creado facciones forjadas tan sólo
bajo la premisa, no siempre acertada, de que el enemigo de mi enemigo
es mi amigo. Faciones que van a demostrarse tan inestables como
volátiles cuando las intenciones de unos choquen con la reacción
que creen que van a despertar en los otros. Surgen traiciones donde
menos se espera y los planes ocultos dentro de planes comunes están
al orden del día. Recelos y falta de comunicación van a conducir a
una serie de bienintencionados equívocos con resultados trágicos.
Y, mientras tanto, en el Universo Conocido el Imperio Kordan
aprovecha su ocasión para lanzar una devastadora campaña de
conquista que puede dar al traste con todos los intentos de
desactivar la oscura amenaza.
Junto a la imaginativa y
rápida trama, uno de los puntos fuertes de la novela es, sin duda,
su coherente escenario. Conforme avanza la narración se nota cada
vez más que el lector se encuentra ante un universo profunda y
detalladamente trabajado, dotado de un enorme trasfondo e historia
―como queda demostrado con la lectura de los «apéndices»,
esclarecedores donde los haya―. Una riqueza de datos, sin embargo,
que se antoja un tanto abrumadora y que tal vez hubiera sido mejor,
dado que la novela tampoco es que sea excesivamente larga, que la
autora hubiera decidido «podar» dejando algunos detalles fuera ―los
interludios con los piratas presentan personajes que suenan a que
debieran ser conocidos y no los son, que no aportan demasiado y
pueden resultar algo confusos hasta que se lee su historia en la
«cronología»― o haberlos explicado más a fondo, aunque eso sea
algo que quizá hubiera ralentizado el vertiginoso ritmo.
No obstante, lo cierto es
que semejante grado de desarrollo del escenario consigue ofrecer al
lector un universo muy coherente, dando gran sensación de «realismo»
en su conjunto, con gran número de historias conectadas y cantidad
de razas y seres alienígenas bien delineadas: gnöcks, faiorys,
mam’n, hamarakianos, los misteriosos constructores de mundos, el
Organizador… cada una con sus particularidades y singularidades;
cada una con su peculiar idiosincrasia, sus deseos, sus odios y su
razón para comportarse como se comportan por absurdas que puedan
antojarse algunas de sus actuaciones. Un elaborado trasfondo que
incluye una Cronología mam’n que dota de gran profundidad a
lo narrado, demostrando el gran trabajo que hay detrás, y ayudando a entender algunos detalles oscuros de lo narrado.
Martínez da
rienda suelta a una prosa firme, perfecta para lo narrado, que no
pierde el tiempo en largas disquisiciones sino que va directa al
meollo. Con unos personajes fuertes, caracterizados con los rasgos
necesarios e imprescindibles para dotarlos de vida propia, sobre todo
como es el caso de los mandos de la Horizonte lunar, los mam’n
Crown y Dick’om, ambos con una intensa historia a sus
espaldas y unas particularidades que les hacen especiales entre el
común de sus congéneres.
Con la novela dividida en
tres partes ―con los «altos» y elipsis muy bien elegidos para no
detener la acción―, es al principio de la última, donde ―cuando
se trata de echar toda la carne al asador―, intentando explicar el
origen de la amenaza y otros detalles de todo lo narrado hasta el
momento, más se ralentiza el relato. En el intento de evitar a toda costa el sacarse trucos de la manga,
dejando todo bien atado y explicado ―conseguido por
otra parte―, Martínez se mete en algunos
campos farragosos de los que finalmente, tras algún pequeño traspiés en el ritmo, logra rescatar el pulso
mantenido hasta el momento y salir victoriosa.
Una buena escritura. Una
trama atractiva, inteligente y nada tramposa ―aunque los rescates
en el último segundo estén al orden del día―. Combates
espaciales y terrestres. Enfrentamientos cruentos y amores
imposibles. Muertes absurdas ―¿no los son todas?―. Una entidad
que amenaza toda la vida. Seres dispuestos a hacer lo correcto contra
viento y marea, aunque les cueste la vida. Intereses contrapuestos
que podrían dar con todo al traste. Y tiene hasta «infectados».
¿Se puede pedir algo más? Sí. Que, como parece prometer el epílogo,
la autora nos ofrezca nuevas aventuras que exploren este
complejo universo que apenas acabamos de empezar a conocer.
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Reseña de otras obras de la autora:
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