Jennifer Bosworth.
Reseña de: Santiago
Gª Soláns.
Nocturna ediciones.
Col. Literatura Mágica. Título original: Struck. Traducción: Noemí
Risco Mateo. 421 páginas.
Dicen que es
prácticamente imposible que una persona sea golpeada por dos rayos
en el transcurso de su vida, que la probabilidad de que le golpee siquiera uno es una
entre más de un millón. Mia Price es el ejemplo viviente de
que tal cosa no es cierta. Ella no sólo ha sido golpeada por dos,
sino por muchos rayos, y por eso su familia se trasladó a
California, el lugar de todo EE.UU. que menos de estos
fenómenos atmosféricos registra. Y, sin embargo, las tormentas
parecen seguir a la joven allá donde vaya, atrayendo la catástrofe
sobre sí misma y sobre aquellos que la rodean. Un año después de
instalarse en la soleada Los Angeles un devastador terremoto
ha reducido a escombros buena parte de la ciudad. Un terremoto que
podría no ser nada comparado con la tempestad que se intuye en el
horizonte. Fulminada es un libro abiertamente destinado a un
público juvenil entregado a las aventuras, desventuras, tragedias y
amores de los protagonistas, a las posibilidades de los poderes paranormales de algunos
de los personajes, y a la intriga que subyace bajo el atractivo
planteamiento, más que a cuestionarse el mundo, la sociedad y la
ciencia en que todo ello se desarrolla o en profundizar en ciertos
agujeros de lógica de la trama sobre los que es sencillo pasar por
encima si lo que se pretende es disfrutar sin más.
Una chica que atrae a los
rayos, que de hecho se ha vuelto adicta a ellos, pero que se resiste
con uñas y dientes a la sensación, aunque tan solo fuera por no
marcar su cuerpo con un mayor número de las oscuras cicatrices venosas que trata
de ocultar bajo su ropa. Profecías apocalípticas, sectas
religiosas, un mundo dividido. Una ciudad devastada en la que, de su
distrito financiero, tan solo permanece en pie, alzándose sobre la
destrucción, una solitaria «torre» —un rascacielos— que apunta
acusadoramente al cielo. Una tormenta que se atisba amenazadoramente
en el horizonte. Una ciudad de chabolas situada en la playa entre
Venice y Santa Mónica, Villa Tienda, donde
viven los refugiados que lo han perdido casi todo en la catástrofe,
un mercado ilegal de alimentos y medicinas, fiestas rave que
permiten a los jóvenes evadirse un tanto de lo que les rodea, sueños
premonitorios y barajas de tarot, peleas de instituto, poderes
paranormales, religión tóxica, dos facciones enfrentadas por el
control de los restos de la ciudad…, muchos componentes y conceptos
a priori muy atractivos para una historia que se alza por encima de
la eterna lucha entre el Bien y el Mal. Y no, no se trata de una
distopía al uso, aunque solo fuera por la inexistencia del
omnipresente gobierno autoritario y maligno; pero sí de un relato
catastrofista sobre, quizá, el final de los tiempos.
Y es que, sí,
perfectamente pudiera tratarse de una historia sobre el apocalipsis,
aunque pocos de los implicados lo sepan. Existe un evidente trasfondo
religioso en la novela, aunque muy matizado por la visión televisiva
que de la religión parece tener una parte de la sociedad
estadounidense, que pudiera echar para atrás a algunos lectores. El
Profeta Rance Ridley, un fanático telepredicador que asegura
tener línea directa con Dios, afirma que el final se acerca. Todo
está ahí: Las profecías, los jinetes que cabalgan sueltos por el
mundo, los sellos que se abren, el juicio de los justos… Y precisamente eso es lo destinado a dar origen y fuerza al
conflicto que se avecina, pero no es algo que convierta a Fulminada en
una novela religiosa o que haga una labor proselitista de ningún
tipo —más bien al contrario, es una dura crítica al fanatismo y
al sectarismo religiosos—, sino que se trata del elemento necesario
que prepara el escenario para el buen desarrollo del drama. Dos
cultos enfrentados, uno deseando que llegue el fin del mundo y el otro
evitarlo, que no dudarán —ambos— en aprovecharse de cualquier
sujeto que sirva a su propósito, sin darle opciones o tener en
cuenta sus opiniones, en su camino para obtener el objetivo deseado.
Mia Price y las cicatrices que marcan su cuerpo como consecuencia de los relámpagos caídos sobre ella. |
La joven, de pronto y sin
desearlo en absoluto, se encuentra en medio del conflicto, objetivo
del interés de ambos grupos, viéndose envuelta de manera irremediable
en sus retorcidos planes. Sus intentos por mantener a su familia
unida y funcional se van a ver enfrentados a sus deseos de no
involucrarse en lo que se avecina. Su madre, quien permaneció varios
días enterrada bajos los escombros de un edificio tras el devastador
terremoto, sufre de una especie de estrés post traumático que le
hace fácil víctima del tele evangelista. Y su hermano, Parker,
rebelde y testarudo como buen adolescente, en su intento de buscar su
propio sitio en el mundo no hará sino complicar la situación,
intentando alcanzar objetivos por encima de sus posibilidades.
El conflicto, y las
dudas, están servidos. Y es que Mia, dejando a un lado su
«afección», es una joven «promedio». Inteligente, pero sin
destacar; poco dada al enfrentamiento —un par de conversaciones a
fondo hubieran salvado muchas de las situaciones posteriores—,
valiente y decidida cuando la situación lo requiere, pero más
preocupada por el bienestar de los suyos que por el del resto del
mundo, y un tanto egoísta en sus relaciones. Irreflexiva en
demasiadas ocasiones, se lanza a la acción sin sopesar los contras
o, peor, sin tenerlos en cuenta. Y por si tuviera poco con mantener
unida la familia y soportar el instituto, además, deberá decidir si
puede confiar, o no, en el esquivo Jeremy, y descubrir si se
trata de un aliado fiable o de un acosador que se cuela en su
habitación una noche intentando asesinarla y se dedica luego a
lanzar ominosas, y demasiado ambiguas, advertencias sin respaldarlas
con hechos. Prototipo del joven misterioso, Jeremy esconde demasiado
sus cartas, y aún así se va a convertir de forma inevitable en el
interés romántico de la joven.
Jennifer Bosworth |
Desde una perspectiva de un lector más «adulto» que el que se supone público objetivo de la novela se echa en falta quizá algo más de profundidad en la crítica social que la situación presentada posibilita, tanto en lo político como en lo religioso. Se intuye que algo malo está sucediendo en todo el mundo, cuando el propio gobierno de los EE.UU. da la espalda de esa manera a una de sus principales ciudades, pero no se termina de explorar esa situación global, quedando el trasfondo excesivamente desdibujado. De igual manera, el intento de explicación o justificación científico-climatológica implícita en los elementos desencadenadores de la catástrofe está cogida un tanto por los pelos —y eso siendo generoso— y, aún tomándola como una fantasía paranormal, el tema de la «chispa» sería más que controvertido. En un segundo plano, el incipiente romance parte de un punto un tanto conflictivo y difícil de aceptar —¡eh!, el chico ha intentado asesinarla, pero ¡es que está tan bueno y pone caritas de pena tan monas...!—. La autora «juega» con la perversa mística del chico malo, peligroso y físicamente atractivo para «perdonar» su actuación y justificar el inexplicable flechazo instantáneo…
Así que seguramente lo
mejor sea leer este libro como lo que es, un entretenimiento para
adolescentes lleno de acción con una gran premisa de inicio, sin
intentar analizar más allá de lo «necesario», aún a costa de
forzar un tanto la credulidad. El estilo ágil, ameno y ligero, muy
visual y cinematográfico —Bosworth es también productora y
guionista de cine—, la sucesión de eventos, los giros
«inesperados», las dudas sobre la resolución del conflicto que la
autora se permite sembrar con generosidad y su rápida prosa —y no
olvidemos una buena traducción—, así lo permiten, y sin duda
muchos serán los jóvenes que se dejarán atrapar por la seductora
propuesta. Otra cosa es que su lectura termine siendo totalmente
satisfactoria para un lector con cierto camino literario recorrido a
sus espaldas.
Como dato importante,
cabe remarcar que la trama principal, con Mia, la torre, el chico y
la amenazadora tormenta, tiene un cierre efectivo, casi se podría
decir que absoluto, pero queda sin duda en el aire la promesa de una
continuación partiendo de algunos hilos pendientes y ciertas
ominosas advertencias, que parece llegará, al mercado anglosajón,
en 2015.
Muchas gracias por esta reseña tan positiva sobre la novela y sobre todo gracias por las buenas palabras hacia mi traducción :)
ResponderEliminarTe invito a pasear por mi Laberinto y leer un poco sobre mis impresiones de este libro:
http://www.noemirisco.me/2014/05/la-traduccion-de-fulminada.html
Saludos,
Noemí.
Muchas gracias a ti, Noemí, por pasarte por aquí y por tus amable comentario.
ResponderEliminarCon gusto me pasaré por tu página, y no sólo por la magnífica traducción de este libro ;-)
Saludos