Universo del cambio.
José Antonio Cotrina.
Reseña de: Santiago Gª Soláns.
Apache libros. Col. Biblioteca Ciencia Ficción en español # 2. Madrid, 2017. 146 páginas.
Apache libros inaugura una nueva colección dedicada a recuperar alguna de las grandes obras —y premios— de la ciencia ficción escrita originalmente en español y en su segundo número ofrece al público una obra tan significativa y atractiva como esta Mala racha de José Antonio Cotrina. Obra con la que el autor ganase en el año 2000 el premio Alberto Magno y que ha gozado de un par de publicaciones desde entonces, casi siempre en compañía de otros relatos del autor. Integrada en su Universo del cambio, del que muchos lectores suspiran/mos por nuevas entregas, junto al Premio UPC 2000 Salir de fase, ambas novelas cortas comparten un fascinante escenario futuro, con cierto regusto ciberpunk, repleto de adelantos tecnológicos, transhumanismo, suspense, acción e intriga. Cotrina sumerge la trama en un juego de roles y de conciencias, donde la identidad se puede cambiar con tan sólo vestir un nuevo cuerpo, y donde la suerte, como siempre sucede, no depende de deseos o esfuerzos, sino del puro azar. Una magnífica historia que merece estar disponible al alcance de su público.
En un futuro en que la humanidad se ha extendido por el Sistema Solar hasta colonizar, entre otras, las lunas de Júpiter la tecnología permite compilar las conciencias e identidades de las personas, trasvasándolas a discos informáticos que pueden ser instalados en diferentes cuerpos cultivados especialmente según sea la función que se desea realizar con ellos. Por supuesto, como suele ser habitual, el poder económico marca la diferencia y los menos privilegiados se ven obligados a utilizar cuerpos de baja calidad, incluso obsoletos y al borde del colapso funcional, para seguir adelante. Dorada James es una de estos desfavorecidos, pero su suerte parece estar a punto de cambiar cuando encuentra un disco de identidad muy especial trabajando como prospectora en las profundidades de Io. ¿Habrá sobrevivido la conciencia de la persona compilada en su interior bajo las extremas condiciones en que se encontraba? Y, más importante si cabe, ¿podrá poner este objeto fin a la mala racha vital en la que se encuentra envuelta Dorada?
Cotrina presenta un futuro un tanto inquietante que asienta firmemente sus bases en nuestro presente, especulando sobre desarrollos sociales y desigualdades que ya se dan en la actualidad. Y lo hace recubriéndolos de una capa tecnológica en absoluto descabellada. Todo adelanto es susceptible de ser convertido en objeto de compra-venta. La compilación de mentes y el diseño de cuerpos artificiales capaces de enfrentar diferentes tareas que parecían prometer una edad dorada para la humanidad tan sólo ha resultado así para unos pocos, como los empresarios de la arquitectura genética, quienes negocian con cuerpos con fecha de caducidad —una suerte de «obsolescencia programada»— que todos aquellos que quieren seguir viviendo y trabajando deben comprar a riesgo de terminar en «almacenamiento», algo muy poco halagüeño, o en un borrado total, la muerte de facto. Los cuerpos, más allá de los modelos dedicados a diferentes trabajos, son un objeto más de las veleidades de la moda, un producto de consumo como cualquier otro que se pueda vender y comprar, creando una dependencia difícil de romper, aunque siempre se pueda echar mano del socorrido mercado negro, si es que se está dispuesto a pagar el precio y el riesgo. Cotrina plantea un futuro oscuro y económicamente tan despiadado como pueda ser nuestro presente. Y allí desarrolla una trama de turbios negocios repleta de aventura, emoción e inteligentes giros.
Pero sobre todo donde la propuesta destaca es en el tratamiento y desarrollo de sus personajes, principalmente en esa Dorada James deseosa de salir del pozo, eterna aspirante a una vida mejor, golpeada una y otra vez por su dura existencia y llena de rabia contra el mundo que no para de defraudarla. Cuando crea que ha conseguido su billete para una vida mejor no dudará en cogerlo al vuelo, pero irónicamente no lo hará por una cuestión meramente egoísta, sino por un decidido impulso romántico, por simple amor. Se trata así de un personaje con el que resulta muy sencillo empatizar.
Es cierto que la compilación de mentes o el cambio de cuerpos no es algo rabiosamente original en la ciencia ficción de hoy en día, pero también lo es que Cotrina sabe llevarlo muy bien a su propio terreno. La elección de cuerpos permite una gran gama de posibilidades, pudiendo cada individuo, dentro de sus posibilidades económicas, seleccionar el género sexual que quiere vestir, experimentando las diferentes sensaciones que uno u otro permiten y jugando una compleja mascarada donde las identidades no son en absoluto inmutables. Al cambio de cuerpo se le conoce como salir de fase, algo a lo que el autor saca partido, exprimiendo las posibilidades de la técnica y del cambio de rol sexual o laboral, con cuerpos preparados para muy diferentes situaciones en las que se necesiten habilidades específicas como fuerza, resistencia o sensualidad, dotando al relato de gran cantidad de situaciones extremas o equívocas. Se produce una muy interesante dicotomía entre lo femenino y lo masculino, aunque, es de suponer que por la brevedad de la propuesta, sea algo que no termina de ser explotado en toda su profundidad.
Conforme la mala racha de Dorada James se va desenvolviéndose cual condena para toda su vida, y un casi imperceptible atisbo de luz parece percibirse, el lector empieza a intuir que allí hay gato encerrado. Y sí, Cotrina es cruel y no le va a poner en absoluto nada fáciles las cosas a su protagonista. Los giros de la trama, aún intuyendo que poco o nada es seguramente como se aprecia, consiguen sorprender incluso a los más curtidos, ofreciendo como cierre un final que no deja indiferente.
Ilustración © Edu Quiza |
Con una prosa un tanto más sobria que la que utiliza en propuestas más actuales, aunque no renuncia en absoluto a su lírica y espectacularidad en momentos como el descenso inicial dentro de la peligrosa atmósfera de Io, el relato presenta un perfecto equilibrio entre descripción y acción, entre exposición, construcción del mundo y pura aventura. Muy entretenido y dinámico, quizá se le puede achacar un final demasiado acelerado, incluso precipitado, sobre todo por el mimo del tratamiento de todo lo que había llevado hasta el mismo, pero que no obstante no empaña en absoluto todo el desarrollo previo. Para todos aquellos lectores que han llegado a Cotrina siguiendo su faceta juvenil-fantástica —su maravilloso Ciclo de la Luna Roja o La Canción secreta del mundo—, Mala racha puede significar la perfecta constatación de que, como ya se podía intuir por otras obras, el autor se maneja como pez en el agua con los recursos de la ciencia ficción más canónica, imaginativa y, casi, hard.
Me ha gustado mucho la reseña y la propuesta más que interesante.
ResponderEliminarSaludos!
Un planteamiento de lo más interesante y original, ya me dejaste con la curiosidad por saber cómo acaba todo. Gracias por la recomendación.
ResponderEliminarUn abrazo, feliz finde ;)
Es un libro que merece la pena, y sí, la propuesta es de lo más interesante; pero también hay que tener en cuenta que yo todavía no he encontrado el libro de Cotrina (en solitario o con "compañía") que me haya defraudado. Soy fan suyo ;-)
ResponderEliminarSaludos.
Me queda mucho, pero que mucho, por leer del gran Cotrina. He llegado tarde a él, pero me pondré al día. De momento lo siguiente serán Las fuentes perdidas, que me metisteis muchas ganas, pero este pinta genial también. Un abrazo^^
ResponderEliminar"Las fuentes perdidas" y ésta son dos propuestas muy diferentes, pero ambas dejan muy buen sabor de boca. Yo estoy deseando que Cotrina publique más relatos de su Universo del cambio (y sé que no soy el único).
ResponderEliminarSaludos
Me lo apunto. Después de la Canción secreta del mundo, Cotrina se ha vuelto uno de mis autores favoritos.
ResponderEliminarExcelente reseña como siempre.
Saludos
Ya advierto que es muy diferente, como digo en la propia reseña "La canción secreta" es más fantasía juvenil, pero merecen la pena ambas ;-)
ResponderEliminarMuchas gracias.
Saludos