Kristen Ciccarelli.
Reseña de: Santiago Gª Soláns.
Nocturna ediciones. Col. Literatura mágica # 55. Madrid, 2018. Título original: The Last Namsara. Traducción: Carmen Torres y Laura Naranjo. 463 páginas.
Iskari es la primera de tres novelas independientes, autoconclusivas, que comparten una misma ambientación y algunos personajes, y que se desarrollan en un mundo poblado de dragones donde los cuentos tienen una singular importancia. Hay un corazón oscuro latiendo debajo de estas páginas cargadas de fantasía juvenil para todos los públicos y edades. Dentro de una trama que parte a medias del camino del héroe —heroína en este caso— Ciccarelli no elude introducir en la narración temas potencialmente escabrosos, sobre todo en el entorno de las relaciones amorosas en que las partes no se encuentran en una posición de igualdad, algo que invita como lector a un público con cierta madurez. La autora construye una intensa historia con variadas facetas. Intriga palaciega, penitencia —y el afán de perdón lleva tanto a cumplir las más grandes gestas como a traicionar aquello que se quiere—, esclavitud, rebelión, romance prohibido, aventura, más aventura, dragones, relaciones familiares conflictivas, lealtades inesperadas y cuentos con un poder a tener en cuenta. Y es que las palabras. dependiendo de lo que relaten, son magia.
Cuando era pequeña Asha cometió el crimen de contar las antiguas historias a los dragones y pagó un alto precio. Kozu, el Primer Dragón, la quemó, incendiando posteriormente buena parte de la ciudad de Firgaard. Tras recuperarse de sus terribles heridas, marcada de por vida con una cicatriz que le desfigura rostro y cuerpo y dispuesta a redimir su error, la niña creció para convertirse en una cazadragones implacable, la Iskari, tomando el nombre de una deidad letal. Pero, por mucho que se esfuerce, en su interior siente que sigue siendo la misma muchacha rebelde y perversa que no puede evitar contar una historia prohibida para atraer y matar a un nuevo dragón. De alguna manera cree que no merece el perdón de su pueblo, pero sigue intentándolo. Y como parte de su penitencia acepta resignada su inminente boda con el inflexible Jarek, comandante de la guardia real. El cielo parece abrirse para ella cuando el avistamiento, después de muchos años, de un retornado Kozu lleva a su idolatrado padre, el rey de Firgaard, a ofrecerle la posibilidad de romper el enlace. Si consigue dar muerte al viejo dragón la maldición quedará rota, las viejas historias perderán su funesto poder y ella se verá liberada de su compromiso. Tiene poco tiempo para conseguirlo, apenas una semana, y muchos obstáculos en su contra.
© Elsa Kroese |
Ciccarelli presenta una sociedad estrictamente jerarquizada, con todo un pueblo derrotado esclavizado y al servicio de otro. Los derrotados skral no pueden tocar, mirar a los ojos o dirigirse en primer lugar a sus dueños draksors. Una dominación cargada de tensión, de injusticia y deseos de libertad que son duramente castigados. En ese contexto que un esclavo interpele directamente a la princesa, que se atreva a tomarse ciertas confianzas con ellas, va a transgredir todo lo establecido. Y eso es precisamente lo que va a hacer Torwin, uno de los esclavos de su prometido, consiguiendo inesperadamente abrir una grieta en la coraza de la altiva Asha.
© Judit Mallol |
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De ritmo rápido y una abundante acción que la hace agradablemente fluida, la autora concede más predominancia a la trama que al escenario, dibujado con cuatro esbozos que los sitúan en un país de contrastes, a medio camino entre el mundo clásico —incluidos combates y sacrificios en la arena como en las mejores peleas de gladiadores—, lo oriental y lo occidental tanto en costumbres como en geografía: al borde del desierto, el Rift, pero rodeada de fértiles montañas boscosas donde anidan los dragones. Se antoja en algunos momentos que Ciccarelli pudiera haber sido algo más sutil en la caracterización de los personajes, sin insistir tanto en las cualidades malvadas y traicioneras de alguno de ellos, en las dudas de otro, en la entrega de un tercero, pudiendo haberlas mostrado mejor con acciones que con palabras directas al lector, pero es lo que hay y no entorpece la rapidez de la historia. Es esta una historia de mentiras y traiciones, de una conspiración que quizá no sea la esperada, de descubrimiento y apertura al mundo, de culpa y búsqueda de una redención que al final encuentra un camino muy diferente para expresarse, de coraje, capacidad de adaptación, de sobreponerse a la adversidad y de lealtad entregada, de giros sorpresa propiciados por los propios engaños con los que conviven los protagonistas. Y de dragones, por supuesto, con un importante papel a desempeñar. Para adultos-jóvenes, dicen. No es mal público.
No me termina de convencer esta propuesta. Si lo hace el tema dragonil o de las lecciones que pueden extrapolarse, pero soy mal amigo de los personajes recalcados en sus cualidades, además de los triángulos amorosos no es algo con lo que comulgue mucho. Lo que más me interesaba era la ambientación, pero ya veo que en este caso tira más por la trama. Tengo en la pila YA antes Seis de Cuervos o Siega, que ahora mismo me llaman mucho más. Pero tampoco es un descarte completo :)
ResponderEliminarTriángulo, triángulo ya digo que no es. No hay dudas sobre dónde está el corazón de cada uno. Lo de machacar la personalidad, o algún rasgo marcado de cada uno, supongo que es cosa de dejar clara la caracterización, pero a mí me ha parecido reiterativo en ocasiones, sobre todo porque se le dice directamente al lector y no mediante acciones. pero es un problema menor y he disfrutado de la lectura; de hecho caeré con las siguientes seguro.
ResponderEliminarSaludos.