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sábado, 15 de junio de 2019

Reseña: Malos sueños

Malos sueños.

Roberto Malo.

Reseña de: Santiago Gª Soláns.

Comuniter editorial. Col. Relatos # 4. Zaragoza, 2019. Ilustraciones: Chema Cebolla. 121 páginas.

Publicada originalmente en 2006 por Certeza cuando el autor apenas empezaba a plantar un pie en el mundillo literario, la editorial Comuniter recupera la que fuera su antología de debut, repasada y corregida para la ocasión, con el extra de presentarla ilustrada por Chema Cebolla, quien ya acompañara tiempo atrás al autor en la adaptación al cómic del cuento Veo por ti, uno de los incluidos precisamente en este volumen, y que aquí se encarga de realizar una ilustración de entradilla para cada uno de los relatos. Doce propuestas que desbordan frescura y amplio conocimiento de la naturaleza humana, y que ya preludiaban entonces los senderos que Malo iba a transitar, confirmados por el tiempo y las obras posteriores, y que se sienten tan actuales ahora como entonces, sirviendo tanto de excelente presentación para quien todavía no lo conozca, como de recordatorio de sus primeros pasos para quien ya haya tenido el placer de leer sus libros más recientes.

Es esta una antología que recoge aquellos doce cuentos de entonces, demostrando su vigencia trece años después y dando cuenta de una diversidad temática y de enfoque que será la marca de fábrica del autor hasta el día de hoy: Abundante humor que oculta capas insospechadas y muy pensadas, entre el absurdo, lo muy negro, lo somarda y lo irónico, sin hacer nunca sangre, misterio e intriga, imaginación con un toque surrealista y onírico —los sueños siempre han estado muy presentes en la obra de Malo—, una fantasía muy terrena, continuas referencias cinematográficas, una pizca de erotismo, giros finales que sorprenden y golpean a partes iguales… Relatos de muy diferente longitud, alternando longitudes algo más largas con ultracortos, muy medidos todos ellos, con historias e ideas narrados en su distancia justa, sin añadidos ni alargamientos innecesarios, y con un estilo campechano, muy cercano y coloquial, casi perteneciente a una tradición oral, como si el autor se estuviera dirigiendo directamente a cada lector, de tú a tú, incluyendo anécdotas y digresiones varias, pero sin renunciar a momentos más serios y trascendentales. Se notaba ya entonces el oficio conseguido en su labor de cuentacuentos y animador sociocultural, la soltura y desparpajo, la forma de captar y mantener la atención, y el giro final para descolocar y satisfacer al público cautivo.

Entre estos Malos sueños de Roberto Malo no hay relato malo. El lector se va a encontrar inesperadas pseudo distopías como la del breve Cuenta atrás, con su humor negro y su irónica visión del ser humano; ciencia ficción muy cercana como la de Monedas, en la que el protagonista va a encontrar un rastro de monedas de uno y dos euros aparentemente caídas del cielo, lleno de maravilla y de un estrambótico sentido de la maravilla; pruebas casi sobrenaturales como en El examen; brillantes ejercicios estilísticos como el del muy imaginativo, y también inquietante en su mundanidad, El contador de personas, una profesión fascinante donde las haya, alguien con quien quizá el lector se haya cruzado en la oscura sala de un cine sin siquiera percatarse de su presencia; sorprendentes ultracortos con una mirada muy lúcida como en La distancia no engaña, donde el autor demuestra en apenas un par de párrafos que muchas veces la realidad se encuentra en la mirada del observador; avisos para escritores que dejan volar su imaginación y prosa sobre la situación del mundo como en La advertencia, una historia que gira en torno al poder de la palabra y de los textos supuestamente literarios; ocurrentes actualizaciones del refranero como acaece en Día de pesca, donde se ve que el significado tradicional de estos pequeños adagios pudiera cambiar o ser malinterpretado aún permaneciendo fieles a la letra, cuando no al espíritu de los mismos; hermosas, aunque también trágicas, y románticas historias como la de Recuerdos, con una evidente carga de melancolía, tristeza y esperanza, y que deja claro que el presente no debería empañar el pasado; paradojas de la vida real y de la vida cinematográfica en A la izquierda del futuro, con un solo párrafo cargado de significado; erotismo y humanidad como en el citado Veo por ti, con mucho humor negro, pero también un entregado canto al amor, una auténtica declaración del romanticismo de Malo; género negro y misterio como los que se adueñan de La identidad, una historia de identidades suplantadas y sobre algunos de los problemas acarreados por ser declarado muerto sin estarlo realmente; mundos oníricos, siempre plenamente representativos de la obra literaria del autor, como se puede disfrutar en El tren, con su ambiente de serie B y su happy end cinematográfico que sirve de perfecto ejemplo de la mucha ternura que atesoran todos estos cuentos…

Si se desea entrar en el universo de Malo o seguir disfrutando del mismo, esta antología es ideal para conseguirlo. Una magnífica recuperación que da cuenta de los caminos que el autor sigue transitando desde entonces. Cuentos desbordantes de imaginación, de fantasía y de humanidad desbordante, de chispeante sensualidad y de elegante extravagancia. Muy cercanos, divertidos, surrealistas, oníricos y trascendentes, que parecen surgir de la observación del propio entorno del autor, con una ruptura de la realidad que convierte las situaciones cotidianas en continua fuente de sorpresa gracias a su visión diseccionadora.

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