La desaparición de Violeta Campana.
Matt Kindt / David Rubín.
Reseña de: FJ Arcos Serrano.
Astiberri. Col. Sillón Orejero. Bilbao, 2020. Título original: Ether 3. Cartoné. 152 páginas. Color.
Mientras el malvado Ubel está arrasando todas las instituciones mágicas del Ether, acaparando el poder absoluto, Violeta Campana ha desaparecido en misteriosas y violentas circunstancias. Parece que solo el aventurero Boone Dias puede encontrarla, saltando de una escena de crimen mágica a otra, pero un sarcófago de combate, unos insidiosos piratas y un bosque habitado por un extraño organismo amenazan con interponerse en su camino.
Ya tenemos publicado el tercer y último tomo de Ether, donde volvemos a las pesquisas de Boone Dias para resolver crímenes y a sus métodos de razonamiento científico para salir de situaciones peligrosas.
Boone cree que todo tiene una explicación científica, pero, a medida que se acerca a la resolución del misterio se da cuenta de lo mucho que aún no sabe de Ether. Y cuanto más tiempo pasa en otra dimensión más se complica su vida en la Tierra.
En este Ether 3: La desaparición de Violeta Campana volvemos a asistir a oníricos paisajes y creativos personajes, donde también se amplía la historia y mitología de este lugar gracias a imágenes y todo tipo de explicaciones que enriquecen, sin lugar a dudas, la lectura de la obra.
Aquí no sólo tenemos a personajes ya conocidos sino que también nos presentan a algunos nuevos y donde podemos ver a un Matt Kindt pletórico, confiriéndole un dinamismo impresionante al conjunto de la obra.
Volvemos a quedarnos extasiados con la química entre guionista e ilustrador que se palpa desde la primera viñeta; en este aspecto no sería descabellado decir que contamos con una obra reconocible 100% David Rubín ya que la perspectiva de las viñetas, el diseño de personajes y de los múltiples escenarios, son puramente del artista gallego.
El mundo del Ether le viene como anillo al dedo a Rubín para que despliegue su enorme capacidad para producir ideas, tanto en diseño general como en la narrativa.
No podemos olvidar su excelente dominio del color, variando el tono del mismo para mostrarnos en qué escenario estamos.
Queda patente tras la lectura de este tomo que la evolución como dibujante del orensano a lo largo de sus últimos años ha sido meteórica…demostrando, trabajo tras trabajo, que su crecimiento como artista no conoce límites.
Astiberri edita el cómic con su calidad habitual en tapa dura, incluyendo para la ocasión una serie de portadas de artistas como Paul Azaceta, Gabriel Hernández Walta o Jill Thompson, más bocetos explicativos del proceso creativo del propio Rubín que son un gran extra que se suma a los que ya contenían los anteriores volúmenes, conformando así una colección cerrada que da gusto atesorar en nuestra estantería y que invita a releer la serie completa sin preocuparnos de nada más que disfrutar del viaje.
La verdad es que tiene una pinta estupenda. Me apetece leerlo. No conocía tu blog, me quedo de seguidora y te invito a que te pases por el mío si te apetece.
ResponderEliminarUn abrazo.