Starship: Pirata.
Mike Resnick.
Reseña de: Santiago Gª Soláns.
Timunmas. Barcelona, 2011. Título original: Starship: Pirate. Traducción: Joan Josep Mussarra. 349 páginas.
Segunda entrega de esta particular space opera dedicada a glosar las aventuras del capitán Wilson Cole y su tripulación, mezcla de humanos y alienígenas, a bordo de la nave de guerra Theodore Roosvelt, desertora de la armada de la República tras los eventos sucedidos en la primera entrega.
Después de ser un tanto rocambolescamente rescatado de un consejo de
guerra, y de la degradación y castigo al que sin duda se encontraba destinado,
Cole ha dirigido su nave hacia la Frontera Interior,
un lugar donde espera iniciar una nueva carrera dedicada a la piratería espacial que les
permita subsistir mientras intentan eludir la persecución que supuestamente va a lanzar tras ellos la República. El problema que surge entonces es el de que todos los presentes a
bordo de la Teddy R. han sido militares con un marcado código moral, y la cuestión ética de la
piratería no termina de convencerles demasiado; algo que unido a una imagen
excesivamente idealizada, aventurera y romántica de la misma van a
obligar a los aspirantes a filibusteros a replantearse sus objetivos
antes siquiera de haber empezado su carrera. Perseguidos, o eso suponen
en principio, tanto por sus ex-mandos como por sus antiguos
enemigos de la Federación Teroni
deberán encontrar de forma imperiosa la manera de reponer los
suministros para el mantenimiento de la nave y la subsistencia de la
tripulación —combustible, armas, provisiones, dinero...—, pero ¿pueden
perjudicar, incluso matar, a inocentes para lograrlo? ¿A quién o el qué
robar? ¿Dónde se pone la raya para no pervertir sus conciencias por el camino?
Resnick
tiene el acierto de variar el enfoque de esta novela respecto a su
antecesora, y en lugar de la historia de contenido más bélico de Motín ofrece aquí, sin alejarse del space opera,
un relato sin grandes batallas aunque con grandes desafios para los
implicados. Lleno también de acción, hay, no cabe duda, una menor escala
en los enfrentamientos —espaciales o planetarios—, cosa que de alguna
manera se agradece por la no repetición del modelo, y que obliga al
autor a cambiar el tono y sumergirse más en los entresijos de los «bajos
fondos» de su universo, en los intercambios y reventa de objetos
robados, en los tratos con los peristas y los traficantes de objetos
robados, o con los agentes de seguros que deben responder por lo robado o
destruido y que no siempre son tan honestos como se les supondría, o la
relación con los piratas con los que puedan cruzarse produciendo un
choque de intereses...
Mientras
Cole intenta aprender su nuevo oficio y aumentar su tripulación
manteniéndolos lo más seguros posible —al fin y al cabo, el capitán se
siente responsable de todos ellos al ser la causa de su fuga, deserción y
exilio—, la novela en un momento determinado se va a convertir en una
emocionante persecución —aunque en realidad nunca se vaya detrás de
nadie sino que se intenta más bien anticipar ciertos movimientos— para
recuperar de manos de un sanguinario pirata un «objeto» robado a una
nueva conocida —gran adición la del personaje de Dominick..., bueno
no... de Valquiria—.
Narrada
de forma muy rápida, mediante ingeniosos diálogos —salvo la aparicón
esporádica de la voz de un narrador omnisciente, el grueso de la
historia está contada por boca de sus propios protagonistas—, la novela
es sin duda un pasapáginas que tiene como principal objetivo entretener
al lector sin agredir su inteligencia, cosa que consigue ampliamente.
Sin grandes alardes literarios, esta segunda entrega de la serie Starship
abusa bastante menos de los saltos intuitivos sin red del protagonista y
recurre en escasas ocasiones —que también lo hace— al socorrido deus ex machina
salvador que saque a Wilson Cole y su tripulación en los múltiples líos
en los que se ven inmersos. Esta forma de narrar, que se podría
considerar casi cinematográfica, consigue hacer avanzar la trama de
manera acelerada —aunque en absoluto confusa— sin dar respiro entre
escena y escena, abarcando mucha historia en relación al relativamente
moderado número de páginas de la novela, ofreciendo todas las
explicaciones necesariaa a través de las conversaciones de los
personajes y evitando en todo momento las grandes descripciones y los
textos informativos que puedan entorpecer o enlentecer el relato.
Esto
también conlleva ciertos problemas, como el de que el lector debe
dejarse llevar en ciertos momentos y no cuestionarse en exceso la base
científica de lo que se le está contando. Más que ante una novela de piratas
el lector se va a encontrar ante un relato del «salvaje Oeste», de una
frontera sin leyes donde los más fuertes son los que imponen su razón,
con personajes que desenfundan y disparan antes de cruzar la primera
palabra, y con un retorcido sentido del Honor. La tecnojerga y los
avances tecnológicos, no son sino la excusa que utiliza Resnick para
contar su historia llenándola de emoción y cierto barniz de
pausibilidad lejos de una base científica real. Otro «problema» sería el
de que la profundidad en la caracterización de los personajes brilla
por su ausencia, teniendo el lector que hacerse idea de sus
personalidades por las reacciones que muestran dentro de los diálogos,
con más bien poca guía por parte del autor.
Esta
ligereza y celeridad en la narración no debe, no obstante, llamar a
engaño. El componente ético, despachado aparentemente de forma divertida
en un par de diálogos, sobrevuela sin embargo todo el relato. ¿Cómo
dedicarse al expolio, al robo, al aseinato incluso, y seguir
considerándose a uno mismo de los «buenos»? ¿Existe una piratería
moralmente justificable? Wilson Cole es
un modelo de rectitud —al fin y al cabo todo el lío en que él y los
suyos se encuentran inmersos ha sido causado por su negativa a obedecer
órdenes injustas y a causar muertes innecesarias— y debe lidiar en una
nueva situación en que todo a su alrededor son tonos de grises. En la
situación en que las circunstancias les han colocado no hay respuestas
simples, no hay un camino «correcto», y las decisiones que el capitán
tome pueden causar tantos perjuicios como los que trataba de evitar. Que
nadie se asuste, sin embargo, que el análisis de la cuestión no es nada
«sesudo» ni los personajes es que se partan la cabeza con grandes
dilemas morales o filosóficos que afecten a la narración. No, una vez
planteada la cuestión se llega rápidamente a la posible respuesta, se
acepta y se pasa a otra cosa.
Como homenaje o como cierto barniz cultural, Mike Resnick incluye dentro de la novela unas simpáticas referencias a personajes de las novelas de Charles Dickens
que, como los que gusten de la obra de este autor podrán fácilmente
inferir, van más allá de la simple utilización de los nombres —Copperfield, Steepforth...—
para reflejar en los personajes algunas de sus formas de actuar. Es,
quizá, algo difícil de aceptar que en el futuro muy muy lejano del
universo Birthright sigan existiendo libros en papel publicados en
siglos anteriores al nuestro. Pero bueno, es un toque divertido que da
un nuevo enfoque sobre los objetivos de la avaricia que mueve a alguno
de los secundarios y da una nueva luz sobre la figura de Cole como todo un bibliófilo. Además, como en la anterior novela, el autor incluye unos apéndices que complementan lo leído, como las reglas de un par de curiosos juegos de tablero o los planos de la Theodore Roosvelt.
Starship: Pirata
es un libro que se lee de un tirón, con una trama sencilla que consigue
atrapar el interés, que entretiene por encima de cualquier otra
consideración, que tiene sin duda algún «agujero» fácilmente perdonable
ante el ritmo endemoniado del relato y que deja con ganas de saber por
dónde va a salir el autor en próximas entregas. Un space opera algo diferente tanto del más clásico de carácter militarista como del más actual con toques hard.
Una novela de aventuras, con ciertos toques divertidos, que presenta
interesantes dilemas morales que no se apoderan sin embargo en ningún
momento de la narración. Una buena forma de pasar un rato entretenido
que ocupa tan solo un momento.
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Reseña de otras obras del autor:
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