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jueves, 24 de noviembre de 2011

Reseña: Starship: Pirata

Starship: Pirata.

Mike Resnick.

Reseña de: Santiago Gª Soláns.

Timunmas. Barcelona, 2011. Título original: Starship: Pirate. Traducción: Joan Josep Mussarra. 349 páginas.

Segunda entrega de esta particular space opera dedicada a glosar las aventuras del capitán Wilson Cole y su tripulación, mezcla de humanos y alienígenas, a bordo de la nave de guerra Theodore Roosvelt, desertora de la armada de la República tras los eventos sucedidos en la primera entrega. Después de ser un tanto rocambolescamente rescatado de un consejo de guerra, y de la degradación y castigo al que sin duda se encontraba destinado, Cole ha dirigido su nave hacia la Frontera Interior, un lugar donde espera iniciar una nueva carrera dedicada a la piratería espacial que les permita subsistir mientras intentan eludir la persecución que supuestamente va a lanzar tras ellos la República. El problema que surge entonces es el de que todos los presentes a bordo de la Teddy R. han sido militares con un marcado código moral, y la cuestión ética de la piratería no termina de convencerles demasiado; algo que unido a una imagen excesivamente idealizada, aventurera y romántica de la misma van a obligar a los aspirantes a filibusteros a replantearse sus objetivos antes siquiera de haber empezado su carrera. Perseguidos, o eso suponen en principio, tanto por sus ex-mandos como por sus antiguos enemigos de la Federación Teroni deberán encontrar de forma imperiosa la manera de reponer los suministros para el mantenimiento de la nave y la subsistencia de la tripulación —combustible, armas, provisiones, dinero...—, pero ¿pueden perjudicar, incluso matar, a inocentes para lograrlo? ¿A quién o el qué robar? ¿Dónde se pone la raya para no pervertir sus conciencias por el camino?

Resnick tiene el acierto de variar el enfoque de esta novela respecto a su antecesora, y en lugar de la historia de contenido más bélico de Motín ofrece aquí, sin alejarse del space opera, un relato sin grandes batallas aunque con grandes desafios para los implicados. Lleno también de acción, hay, no cabe duda, una menor escala en los enfrentamientos —espaciales o planetarios—, cosa que de alguna manera se agradece por la no repetición del modelo, y que obliga al autor a cambiar el tono y sumergirse más en los entresijos de los «bajos fondos» de su universo, en los intercambios y reventa de objetos robados, en los tratos con los peristas y los traficantes de objetos robados, o con los agentes de seguros que deben responder por lo robado o destruido y que no siempre son tan honestos como se les supondría, o la relación con los piratas con los que puedan cruzarse produciendo un choque de intereses...

Mientras Cole intenta aprender su nuevo oficio y aumentar su tripulación manteniéndolos lo más seguros posible —al fin y al cabo, el capitán se siente responsable de todos ellos al ser la causa de su fuga, deserción y exilio—, la novela en un momento determinado se va a convertir en una emocionante persecución —aunque en realidad nunca se vaya detrás de nadie sino que se intenta más bien anticipar ciertos movimientos— para recuperar de manos de un sanguinario pirata un «objeto» robado a una nueva conocida —gran adición la del personaje de Dominick..., bueno no... de Valquiria—.

Narrada de forma muy rápida, mediante ingeniosos diálogos —salvo la aparicón esporádica de la voz de un narrador omnisciente, el grueso de la historia está contada por boca de sus propios protagonistas—, la novela es sin duda un pasapáginas que tiene como principal objetivo entretener al lector sin agredir su inteligencia, cosa que consigue ampliamente. Sin grandes alardes literarios, esta segunda entrega de la serie Starship abusa bastante menos de los saltos intuitivos sin red del protagonista y recurre en escasas ocasiones —que también lo hace— al socorrido deus ex machina salvador que saque a Wilson Cole y su tripulación en los múltiples líos en los que se ven inmersos. Esta forma de narrar, que se podría considerar casi cinematográfica, consigue hacer avanzar la trama de manera acelerada —aunque en absoluto confusa— sin dar respiro entre escena y escena, abarcando mucha historia en relación al relativamente moderado número de páginas de la novela, ofreciendo todas las explicaciones necesariaa a través de las conversaciones de los personajes y evitando en todo momento las grandes descripciones y los textos informativos que puedan entorpecer o enlentecer el relato.

Esto también conlleva ciertos problemas, como el de que el lector debe dejarse llevar en ciertos momentos y no cuestionarse en exceso la base científica de lo que se le está contando. Más que ante una novela de piratas el lector se va a encontrar ante un relato del «salvaje Oeste», de una frontera sin leyes donde los más fuertes son los que imponen su razón, con personajes que desenfundan y disparan antes de cruzar la primera palabra, y con un retorcido sentido del Honor. La tecnojerga y los avances tecnológicos, no son sino la excusa que utiliza Resnick para contar su historia llenándola de emoción y cierto barniz de pausibilidad lejos de una base científica real. Otro «problema» sería el de que la profundidad en la caracterización de los personajes brilla por su ausencia, teniendo el lector que hacerse idea de sus personalidades por las reacciones que muestran dentro de los diálogos, con más bien poca guía por parte del autor.

Esta ligereza y celeridad en la narración no debe, no obstante, llamar a engaño. El componente ético, despachado aparentemente de forma divertida en un par de diálogos, sobrevuela sin embargo todo el relato. ¿Cómo dedicarse al expolio, al robo, al aseinato incluso, y seguir considerándose a uno mismo de los «buenos»? ¿Existe una piratería moralmente justificable? Wilson Cole es un modelo de rectitud —al fin y al cabo todo el lío en que él y los suyos se encuentran inmersos ha sido causado por su negativa a obedecer órdenes injustas y a causar muertes innecesarias— y debe lidiar en una nueva situación en que todo a su alrededor son tonos de grises. En la situación en que las circunstancias les han colocado no hay respuestas simples, no hay un camino «correcto», y las decisiones que el capitán tome pueden causar tantos perjuicios como los que trataba de evitar. Que nadie se asuste, sin embargo, que el análisis de la cuestión no es nada «sesudo» ni los personajes es que se partan la cabeza con grandes dilemas morales o filosóficos que afecten a la narración. No, una vez planteada la cuestión se llega rápidamente a la posible respuesta, se acepta y se pasa a otra cosa.

Como homenaje o como cierto barniz cultural, Mike Resnick incluye dentro de la novela unas simpáticas referencias a personajes de las novelas de Charles Dickens que, como los que gusten de la obra de este autor podrán fácilmente inferir, van más allá de la simple utilización de los nombres —Copperfield, Steepforth...— para reflejar en los personajes algunas de sus formas de actuar. Es, quizá, algo difícil de aceptar que en el futuro muy muy lejano del universo Birthright sigan existiendo libros en papel publicados en siglos anteriores al nuestro. Pero bueno, es un toque divertido que da un nuevo enfoque sobre los objetivos de la avaricia que mueve a alguno de los secundarios y da una nueva luz sobre la figura de Cole como todo un bibliófilo. Además, como en la anterior novela, el autor incluye unos apéndices que complementan lo leído, como las reglas de un par de curiosos juegos de tablero o los planos de la Theodore Roosvelt.

Starship: Pirata es un libro que se lee de un tirón, con una trama sencilla que consigue atrapar el interés, que entretiene por encima de cualquier otra consideración, que tiene sin duda algún «agujero» fácilmente perdonable ante el ritmo endemoniado del relato y que deja con ganas de saber por dónde va a salir el autor en próximas entregas. Un space opera algo diferente tanto del más clásico de carácter militarista como del más actual con toques hard. Una novela de aventuras, con ciertos toques divertidos, que presenta interesantes dilemas morales que no se apoderan sin embargo en ningún momento de la narración. Una buena forma de pasar un rato entretenido que ocupa tan solo un momento.

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Reseña de otras obras del autor:


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