La flota perdida 4.
Jack Campbell.
Reseña de: Santiago Gª Soláns.
La Factoría. Col. Ventana abierta # . Madrid, 2011. Título original: Valiant. Traducción: Martín Luna Pérez. 316 páginas.
Con el presente título la serie alcanza ya la cuarta entrega de la particular huida hacia delante del capitán John Black Jack Geary comandando la flota perdida de la Alianza
en su intento de volver a «casa» a través de los sistemas Síndicos,
cuyos líderes van a intentar poner todos los impedimentos posibles en su
camino. Tras haber superado ya gran
cantidad de obstáculos, pero con otros muchos todavía en su futuro
próximo, Geary
debe permanecer siempre un paso por delante de sus enemigos, mantener
la flota unida y anticiparse a las tretas de los conspiradores dentro de su
propio bando. Cuestiones que cada vez le van a resultar más difíciles de conseguir. Es de justicia advertir que, si no se han leído antes las tres
primeras novelas y se tiene intención de hacerlo, es muy posible
—seguro más bien— que las siguientes líneas desvelen algunas de las tramas argumentales en ellos contenidas, así que la presente reseña debe ser leída
bajo la responsabilidad de cada cual.
Hay que decir que Valiente,
dando muestra de todas las bondades que se podían encontrar en sus
predecesores, mantiene un buen nivel de de emoción, potenciando la
tensión que la intriga y las dudas ante el destino de la flota, y del
propio Geary
ante las continuas amenazas internas y externas, ha ido creciendo a lo
largo de la trama que la ha llevado hasta aquí. Sin embargo, también es
cierto que se empieza a percibir cierto grado de repetición en las
situaciones planteadas, cierto sabor a algo ya degustado. Y es que, en
efecto, la huida a través de los sistemas solares enemigos continúa de
forma desesperada, mientras se van acabando las opciones de hacia dónde
saltar a continuación tratando de adivinar lo que los síndicos tienen
preparado para ellos. Los combates espaciales, el punto fuerte de las
novelas de la serie con esa mezcla de tensa espera y frenético
enfrentamiento, vuelven a ocupar buena parte del relato, perfectamente
descritos y ejecutados. La tensión sentimental en el triángulo Rione - Geary - Desjany
se mantiene y llega a adquirir incluso mayor relevancia, dada la
importancia y el daño que puede causar la rumorología dentro de la
flota. Los Mundos Síndicos, o más bien sus ciudadanos y combatientes, empiezan
a dar muestras de flaqueza y de rechazo por su propio gobierno. Sus
enemigos dentro de la propia flota siguen acechando en las sombras,
mostrándose cada vez mas insidiosos y retorcidos ante el crecimiento de
la adhesión y la lealtad que va recibiendo de tropas y mandos conforme
avanza en su triunfal, hasta el momento, avance...
Y así, a pesar que poco a poco se avanza en todo ello, se antoja que Valiente
es sobre todo un libro de transición dentro de la serie, que no hay
nada realmente «nuevo» en la novela que haga estar más cerca del final
del camino. Es un libro emocionante y entretenido de leer, pero no del
todo satisfactorio una vez terminado. Sí es cierto que los implicados
van aprendiendo cada vez más sobre las capacidades de las llaves
hipernéticas, de la terrible amenaza oculta en las puertas y que la
presencia alienígena empieza a mostrar su cara más hostil a pesar de
mantenerse todas las dudas sobre sus intenciones y propósitos, dados los
pocos datos con los que cuentan Geary y sus gentes, pero también lo es
que a estas alturas, tratándose de un cuarto libro, eran de esperar
mayores avances hacia el desenlace final.
Una sensación potenciada por la escasa evolución en los personajes. John Black Jack Geary
sigue siendo el prototipo de «héroe» militar venido —literalmente— de
otra época que a pesar de sus firmes convicciones políticas no consigue
trasmitirlas del todo ni a sus seguidores ni a sus antagonistas, que
siguen viendo en él al futuro gobernante de la Alianza. El carácter de Victoria Rione
sigue dando bandazos según las circunstancias lo requieran, de recelosa
arpía manipuladora a amante entregada y de vuelta a la desconfianza y
el enfrentamiento. Contraria o aliada según la ocasión, sus cambios de
personalidad, el péndulo entre su mar de dudas y su fría forma de actuar
la hacen merecedora del tibio desprecio del lector, mientras su «rival»
—aunque no sea tal—, la capitana Desjani,
va ganando puntos en su afecto, aunque solo sea por permanecer fiel a
lo presentado anteriormente, manteniéndose inalterable en sus
convicciones y actuaciones a pesar de sus inevitables dudas e
inclinaciones personales.
Donde Campbell mantiene el pulso firme es al plantear el llevar algo de honor y
de humanidad a la guerra, mostrando con acciones el tratamiento correcto
a los civiles y prisioneros enemigos, y trayendo al primer plano el
desafecto de los gobernantes y mandos síndicos por sus ciudadanos. Unas
acciones, por otra parte, que van a llevar a una creciente admiración en
ciertos sectores de la flota entre los que empieza a extenderse el
deseo de que Geary se haga cargo de la Alianza una vez consiga llevarlos
de vuelta a casa; algo a lo que él se opone, pero cuyo crecimiento no
puede detener. El componente de dilema moral y la intriga política sigue
cobrando de esta manera gran importancia entre batalla y batalla,
llevando a sus rivales a redoblar sus intentos de acabar con su éxito,
fama y buena opinión aún a riesgo de dejar sin opciones de retorno a
buena parte de la flota.
En
definitiva, si se ha disfrutado hasta aquí por la emoción de los
combates espaciales, por las desesperadas maniobras de la flota frente a
fuerzas superiores, por la intriga bélica que supone esta huida ciega
donde los implicados no saben qué les estará esperando al otro lado de
cada salto y que con tanto acierto ha venido ofreciendo esta particular space opera militar,
es prácticamente seguro que se seguirá disfrutando de la presente
entrega sin dificultades. Si en cambio se buscan giros sorprendentes o líneas
argumentales novedosas, grandes revelaciones que acerquen el final de la
serie, evolución palpable en los protagonistas, algún atisbo de
resolución en los misterios planteados en la trama o muestras de una
mayor cercanía a obtener su objetivo, es muy posible que se quede un
tanto defraudado, pues lo cierto es que existe poco avance —aunque algo
sí— en esta novela. Campbell sigue demostrando un pulso firme y un dominio de la acción bélica que hace, a poco que te guste el género, de Valiente
una lectura amena y entretenida, que hace que se quede a la espera de
la aparición del quinto volumen, pero que también conlleva el deseo de
que la trama, con el regreso de la flota a territorio de la Alianza,
hubiera avanzado de forma firme hacia su resolución algo más de lo que
aquí lo ha hecho. Algo que, tal y como se cierra la presente, queda para
las próximas novelas —todavía dos antes de empezar una nueva serie—.
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Reseña de otras obras del autor:
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