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domingo, 20 de octubre de 2013

Reseña: El océano al final del camino

El océano al final del camino.

Neil Gaiman.

Reseña de: Alb Oliver.

Roca editorial. Barcelona, 2013. Título original: The Ocean at the End of thr Lane. Traducción: Mónica Faerna. 236 páginas.

Última novela escrita por Neil Gaiman, que me produce la sensación de haber leído antes. Lejos de encontrarnos con algo completamente novedoso, nos trae lo que no sabría si calificar como novela adolescente u otro cuento al estilo de Coraline o El Libro del Cementerio (con mucho menos infantilismo), y a pesar de ello, me ha enganchado y ha hecho que la leyera del tirón.

De visita al pueblo en el que creció, al que ha tenido que volver para asistir a un entierro, el protagonista acaba visitando una vieja granja que se encuentra al final del camino en el que vivía. Allí, se reencuentra con un estanque, que parece haber jugado un papel importante en los acontecimientos que ocurrieron cuando tenía siete años, y empieza a recordar.

En parte podría decirse que hay algo de influencia de It de Stephen King, muy dado a incluir en sus relatos a adultos recordando sucesos extraordinarios que ocurrieron en su infancia mientras se encuentran visitando sus pueblos/ciudades natales, pero afortunadamente la novela de Gaiman guarda el tono fantástico por el que lo conocemos.

El protagonista era un niño sin amigos, hasta que conoce a Lettie Hempstock, una niña tres años mayor que él. Cuando el coche familiar es robado, y encontrado cerca del hogar de Lettie, ésta lo lleva a su granja mientras su padre habla con la policía. Allí conocerá a la madre de la chica y a su abuela, y comenzará la parte extraña de la historia. La niña parece tener habilidades especiales, y el protagonista la acompañará en un pequeño viaje, del que parece haber vuelto en perfectas condiciones, hasta que más adelante descubriremos que ha tenido consecuencias.

Son estos elementos fantásticos los que nos llevan a reconocer el estilo de Gaiman. La mezcla de mundos a través de portales, la magia y lo esotérico, criaturas sorprendentes… Todo narrado y orquestado de la forma a la que el autor nos tiene acostumbrados, con personajes que parecen saber más de lo aparente y criaturas que parecen ocupar una sola función en su existencia, y las hace bastante planas.

Para la ocasión Gaiman vuelve a crear su propia mitología, o posiblemente la reinventa, creando unas reglas que siguen los personajes que aparecen en la historia (algo a lo que nos acostumbró en Sandman y continuó con American Gods o Los hijos de Anansi).

El libro en sí nos cuenta cómo vive un niño todos estos sucesos, consciente de la existencia de monstruos en el mundo real y cómo piensa que reaccionarán los adultos si les cuenta lo que ocurre. Por otro lado, se añade un punto de humor del autor, cuando comenta alguna situación que un niño no sabe interpretar, y resulta obvia para los lectores.

La acción apenas transcurre en unos días, lo que quizás haya ayudado a que la lectura se me haya hecho corta, aparte de que la narración es simple y bastante lineal a la hora de organizar la historia, de ahí mi impresión de que la obra se encuentra más cerca de la novela juvenil que de otras novelas a las que nos tiene acostumbrados, con diálogos muy directos, que no dan rodeos a la trama, pero sí ocultan información al protagonista. Todo esto ayuda a crear la sensación de que el chico es simplemente un viandante que pasa por la historia, que se deja llevar por cosas que no comprende y no se le explican, quizás porque un simple niño no llegaría a entenderlas. Sin embargo, con su narrativa crea un efecto muy visual, sin necesidad de apenas describir las escenas.

Ahora llega la parte difícil, valorar en conjunto. Obviamente, me ha gustado, soy seguidor de sus obras, y no recuerdo ninguna que haya leído y me haga disgustado. Mi crítica inicial de “sensación de no haber leído nada nuevo” la justifico con lo reseñado, Neil Gaiman se ha movido de nuevo dentro de los círculos que domina, (y obviamente los domina bien). Poco a poco ha ido introduciendo el elemento fantástico sin darnos cuenta, mientras ha ido ofreciendo el punto de vista de un niño con sus rarezas, egoísmos y filias. Yo creo que ésto provoca un agradable cruce de lo real-cotidiano con el elemento sobrenatural, que además deja con las ganas de saber más sobre los elementos que no se terminan de explicar del todo.

Quizá haya sido mi lado “fan” el que me haya hecho leer el libro casi del tirón, pero me he encontrado con una lectura agradable y que como viene siendo habitual en sus relatos suele guardar lo mejor para el final, con sorpresas para el lector en las que sabe jugar con la fibra sensible, jugando con los momentos de revelaciones.

Por lo tanto, si sois lectores habituales posiblemente os llevéis una sensación parecida, y si queréis descubrir al autor, podría ser una buena toma de contacto antes de leer otras más densas como pudieran ser Neverwhere o Los Hijos de Anansi. Apuesto a que veríais el cambio en la narración.

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Reseña de otras obras del autor:

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