VV.AA. Selección de
Marcheto.
Reseña de: Santiago
Gª Soláns.
Cuentos para Algernon.
Edición digital (epub). Traducción: Marcheto. 230 páginas.
En noviembre de 2012
nació en la red el blog Cuentos para Algernon con el
propósito de publicar traducciones de relatos anglosajones que
permanecieran inéditos hasta ahora en español (principalmente de
ciencia ficción, fantasía y terror). Doce meses y doce cuentos
después, traducidos primorosamente y subidos al blog de forma totalmente
desinteresada, su encargada ha recopilado los mismos en una antología
que se puede descargar gratuitamente en http://cuentosparaalgernon. wordpress.com/2013/10/30/ antologia-cuentos-para- algernon-ano-i/.
Si no se ha seguido mes a mes el blog ―mal hecho, por otra parte―, se pueden encontrar reunidos en este volumen que recoge la gran variedad de relatos del blog, con unas magníficas
traducciones y acompañadas de una pequeña introducción a cada
relato ―aunque aquí aparece el único «pero» que se puede poner a toda la
edición; y es que estas introducciones no se han adaptado para la ocasión, y algunos
detalles en los mismos pueden «chocar» un tanto, como la felicitación de año nuevo en
uno de ellos, que podrían haber sido fácilmente corregidos― y
algunos «extras» realmente de agradecer. El resultado es, sin duda, una antología magnífica.
Recopilados según el
orden cronológico de publicación original en el blog, el primer
cuento que los lectores van a encontrarse es Quedarse atrás,
de Ken Liu, donde la autora aborda un tema
tan querido por el género de la ciencia ficción como es el «volcado» de la personalidad de los
humanos en constructos informáticos para alcanzar la inmortalidad, añadiendo el detalle además
de nombrar la tan traída Singularidad. Liu presenta a
través de sus personajes el debate sobre la toma de decisión entre
seguir habitando el cuerpo natural o transferir la consciencia a un
entorno virtual, jugando con la recurrente pregunta sobre qué es
lo que nos hace «ser» humanos, sobre el libre albedrío, el
significado del alma o la rendición a todo adelanto tecnológico y científico, con un relato tan emotivo como emocionante.
Continúa con el muy
interesante Un diez con una bandera, de Joseph Paul
Haines, donde unos padres primerizos se van a ver enfrentados a
una muy difícil decisión antes de que nazca su hijo. Un niño que,
debido a los adelantos tecnológicos del futuro, saben que está
destinado a grandes cosas dentro de su sociedad, pero que requerirá
un gran sacrificio por su parte. Una hábil aplicación de la
paradoja de la profecía autocumplida, donde si no existiera la
advertencia posiblemente no existiera tampoco la consecuencia.
Irónicamente divertido provoca también la reflexión.
Otro final del
imperio, de Tim Pratt, es precisamente otra vuelta
precisamente al tema de la profecía autocumplida en corte de
fantasía en esta ocasión. Un tirano, Lord Mogrash, el Señor
Oscuro, descubre que su imperio peligra ya que: «En Mentón
Infeliz, un pueblo en las provincias montañosas del este, mora un
niño. Si llega a alcanzar la edad adulta, él te arrebatará tu
imperio, derrocará tu régimen y te expulsará para siempre de las
estancias del palacio.» ¿Qué hacer? ¿Cómo evitar semejante
destino y no provocarlo precisamente al intentar evitarlo? Las
respuestas a estas preguntas llevarán a los lectores a través de un
tan divertido como acertado relato.
Con un enfoque muy
diferente ―una de las características de la antología es
precisamente su eclecticismo― Radiante mañana, de
Jeffrey Ford, es un cuento, sin duda, muy kafkiano; no tanto
por su extrañeza, que también, sino por el protagonismo indirecto
que recae sobre el escritor de Praga o, más bien, sobre uno de sus
cuentos. Escrito en primera persona el lector asiste a la obsesión
que un escritor siente por un cuento recopilado en una muy limitada y
antigua edición y titulado precisamente Radiante mañana.
Cargado de un fino humor este relato a leer, o releer, al Kafka más
allá de su obra más célebre, al tiempo que dispara ciertos dardos
contra los estamentos literarios, la crítica y los escritores con
demasiadas ínfulas.
A La hija de
Frankenstein, de Maureen McHugh, le acompaña un muy
interesante comentario de Ted Chiang sobre el mismo. Es este
un relato sobre la aceptación de la responsabilidad y la
culpabilidad de nuestros actos, que habla de clonación y rebeldía.
Según se lee, el final deja un tanto descolocado, pero conforme se
deja reposar el recuerdo va alcanzando mucha más profundidad y
significado. Todo un acierto, además, el haber incluido el certero
comentario de Chiang con una reflexión sobre sus razones para
incluir este cuento dentro del género de la ciencia ficción.
Le sigue un cuento que se
lee con una sensación de melancolía inexplicable. 26 monos,
además del abismo, de Kij Johnson, relato ganador del
Premio Mundial de Fantasía en el 2008, es una divertida, y optimista
―a pesar del toque oscuro de las reflexiones de la protagonista y
de cierto suceso―, historia de magia y fantasía. Una mujer con una
vida anodina obtiene un objetivo al visitar cierta fera y asistir al
extraordinario número de desaparición de un grupo de primates en
una bañera. No hay forma de explicar cómo tal cosa puede ser
posible, pero es que a veces un truco de magia no tiene explicación,
ni la necesita. Entrañable.
Y triste, muy triste, es
Las siete pérdidas de Na Re, de Rose Lemberg.
Una dura historia de antisemitismo en la antigua Unión Soviética
―¿o un trasunto de la misma?―. Una mujer que ni siquiera tiene
un auténtico nombre, que sus padres querían que hubiera empezado
por R, reflexiona sobre la historia de su familia, de la memoria y
del coste de la pérdida. Deja con un nudo en la garganta
Dura también, aunque
de otra manera, es Cerbo un Vitra ujo, de Mary
Robinette Kowal, una dolorosa historia de ciencia ficción de
amor truncado, de búsqueda, pérdida y liberación. Aterradora en su
contexto y en sus implicaciones. Un joven, Kaj, sale de la estación
orbital en la que vive con una beca para estudiar en la Tierra, y su
novia, Grete, al no tener un mes después noticias suyas, sale a
buscarlo. Contiene algunos momentos ciertamente duros ante la
presentación de lo que un ser humano es capaz de hacerle a otro ya
sea por ambición, por avaricia, por estética o por simple lujuría.
Impactante cuando menjos.
En Halo, de
L. Annette Binder, un niño ve halos negros en torno a ciertas
personas, y aunque le cuesta saber qué significan supone que tiene
que ver con la cercanía de la muerte. Ese don o maldición le
provoca un trastorno obsesivo compulsivo que le lleva a contar cosas
de forma continuada para mantener la muerte a raya.
Caída de una
mariposa al amanecer, de Aliette de Bodard, viene
acompañado de un texto de introducción al universo de Xuya
escrito por la propia autora quien lleva varias obras
desarrollando una ucronía donde los chinos llegaron a la costa oeste
de norteamérica antes de que Colón hiciera lo propio en la otra
orilla, cambiando radicalmente la Historia tal y como nosotros la
conocemos. El texto que explica la historia y cronología de su mundo
permite situar la acción de este relato en medio de un contexto
mucho mayor y fascinante. Por medio de la investigación de un
posible asesinato, permite a la autora hablar del desarraigo de las
personas cuando se han visto obligadas a abandonar su hogar natal, de
la melancolía por la tierra abandonada y de los duros recuerdos de
la guerra presentando un ambiente tan exótico como atractivo que,
sin duda, deja con ganas de leer más de este particular universo
literario.
Con Los ojos de
Dios, de Peter Watts, confieso haber tropezado. Me
encanta este autor, disfruté mucho de Visión ciega y me gustó lo
poco más que he podido leer suyo. Sin embargo este relato me ha
aburrido profundamente, culpa mía supongo, dejándome con la
sensación de haber leído un mero panfleto al servicio de las fobias
de Watts envuelto en una muy prometedora especulación científica.
Es un relato duro, que denuncia muchas cosas, principalmente
los abusos de la pedofilia, pero que no ha conseguido «atraparme»
salvo en la parte más de ciencia ficción, con la plasmación de
esos «cajones» del programa PajaS que adelantan un futuro sin
delitos, un poquito en la línea de Minority Report.
Cierra el volumen
Loup-garou, de R. B. Russell. Al igual que
algunos críticos dicen de la película que ve el protagonista,
marcándosele a fuego en la mente, y que según aquellos no entra
dentro del canón de hombres-lobo, estrictamente este cuento tampoco
lo hace, lo que no impide que sea tan inquietante como estresante,
con una fuerte carga de desasosiego en la mente del lector ante las
visicitudes del protagonista.
Como se puede apreciar,
esta particular antología recoge unos cuentos de gran calidad,
traducidos con mucho mimo, con gran variedad temática y genérica
―aunque todos bordeen o se sumerjan profundamente en el
fantástico―. Cuentos de una fantasía sutil, que busca la
extrañeza en lo cotidiano, de realismo mágico, de ciencia ficción
mestiza, de terror, de universos paralelos… dando cuenta de un
blog, imprescindible, muy recomendable, con unos textos
introductorios que transmiten ilusión y cariño por los cuatro
costados y unos relatos muy interesantes traducidos con una perfecta
factura, me atrevería a decir que con encomiable «profesionalidad»
―de hecho, con más calidad que algunas propuestas profesionales
que podemos encontrar en el mercado― sino fuera porque Marcheto no
cobra nada por su tarea, lo que le da un valor mayor todavía a esta
obra. La verdad, no sé qué hacéis leyendo todavía esta reseña,
deberíais estar ya descargando Cuentos para Algernon: Año I
y sumergiéndoos en su lectura. No lo lamentaréis.
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