y otros gritos camuflados de relato.
Víctor Guisado Muñoz.
Reseña de: Santiago Gª Soláns.
Ediciones El Transbordador. Col. Módulo bolsillo # 3. Málaga, 2018. 201 páginas.
En formato de libro de bolsillo, con las páginas bien repletas de texto, el volumen recoge cinco relatos de muy diferente longitud —dos de ellos prácticamente novelas cortas, uno que no llega ni a las dos páginas— marcados por un hálito común, un mensaje subyacente en torno al espíritu humano, al ansia de conocer nuevos confines, de trascender lo más evidente que nos rodea, de ver qué hay más allá de cualquier horizonte, burbujeando bajo la superficie de todos ellos. Guisado vuelve a hacer gala de una prosa tan poética como recargada, que no farragosa ni difícil de interpretar, que tanto marca su estilo, que lo hace tan personal y característico. Cinco gritos, en efecto, desgarrados y emotivos, pero de voz perfectamente modulada, nada estridente y sí muy inspirada, cargados de preguntas y significados.
Abre la recopilación un relato tan inspirador como breve, ¿Vencerá la noche?, y que casi se podría afirmar que se trata de una introducción al resto. En el frío y la oscuridad de las largas noches del principio de la humanidad nada calentaba más, incluso mejor que el fuego, que una buena historia contada por el poeta de la tribu. La inspiración de los cuentacuentos sirve para iluminar el futuro e inspirar todos sus avances, calentando los corazones que dudan. Toda una luz que ilumina lo que ha de venir.
A continuación ¿Dónde están las naves espaciales? es una novela corta en forma casi de monólogo en primera persona del joven protagonista, un joven estudiante, un muchacho de la Tierra que sueña con otros planetas mientras viaja hasta ellos a través de la holored, una conexión virtual que se ha extendido prácticamente a todos los rincones del Sistema Solar. Mediante la parafernalia de un transhumanismo con modificaciones corporales que adaptan al ser humano a los nuevos entornos en los que ha de vivir, personificado en una chica radicalmente adaptada por ingeniería genética para realizar trabajos en el espacio, el autor factura un hermoso cuento que encierra un canto al espíritu humano que busca mirar siempre hacia adelante, hacia las estrellas, hacia el progreso, sin rendirse, frente a una denuncia del inmovilismo de muchos de los estamentos de la sociedad, tanto políticos como educativos, donde los abusones siempre están al orden del día. Se trata de un homenaje lleno de admiración por las grandes mentes científicas y filosóficas que con sus sueños y logros han hecho avanzar a la humanidad, y un lamento por todos aquellos que se han perdido por el camino. Una invitación a seguir mirando hacia arriba hasta descubrir dónde están aquellas naves espaciales que nos lleven a nuevos mundos.
Magnífico resulta también Los sueños de Alema, la historia de un combatiente humano en un mundo remoto que muere víctima de una error de principiante: dejarse embelesar por la belleza de una de las criaturas del planeta Kilmoa. Muchos temas en un relato impresionantemente profundo y a la vez bello. La muerte, el amor y su ausencia, la clonación. El aprender a mirar con una nueva mirada. La pisada destructora de los invasores ajenos al ecosistema. El endurecimiento de los sentimientos ante las situaciones más extremas. La armadura de dureza quebrada por lo inesperado. La creación de la identidad, ajena a los deseos de quien le rodea —¿puede llegar convertirse de forma fehaciente un clon en la persona clonada? ¿Podrá satisfacer, soportar los anhelos ajenos?—.
Le sigue El supermercado errante, un cuento de lo más desconcertante y elusivo. Aún después de dos lecturas permanece bastante hermético. Tulika y el narrador llegan a una isla. Alojados en una urbanización, al poco de llegar ella sale a explorar y no regresa, así que su pareja también sale a buscarla en medio de la incertidumbre y la zozobra de la situación. Y el supermercado errante le sale al paso, lleno de maravillas y de trampas irresistibles. Lo que sucede entonces navega entre lo onírico y lo surrealista, con un prosa repleta de imágenes y metáforas difusas, líricas, de significado críptico y fuerza desgarradora. ¿Una crítica a la desaforada sociedad de consumo, al turismo desatado sin control, a no renunciar a los sueños y al amor? Que cada lector extraiga su lectura.
Cierra el volumen una segunda novela corta, El jugador impasible que viene a dar título a toda la recopilación. Un relato de interpretación cambiante conforme se van desgranando sus capítulos, conforme se van desvelando sus capas de misterio. Un hombre, en un faro, en una Tierra vacía, sin pobladores, que anhela saber si hay alguien más, que decide buscar a otros seres humanos. Y mientras camina recuerda ecos del pasado, un viaje a Lisboa, una profesión, una mujer. Pero los recuerdos se agolpan y tal vez muchos no sean lo que parezcan. Otra vida parece estar acechando, más real que la real, haciendo que el protagonista se esfuerce por encontrar la verdad, por mucho que la posibilidad de conseguirlo duela. Un juego de realidades virtuales, de diferentes existencias entre las que se extiende el misterio de saber cuál es la vida real, la identidad y el objeto de la búsqueda del protagonista. Guisado juega muy bien con las posibilidades que la trama le permite, mostrando poco a poco, anticipando y recreándose en unas situaciones que esconden más que muestran las claves de la resolución del misterio, y creando por el camino un mundo de lo más sugerente, aunque no sería capaz de decir si atractivo para habitarlo.
El autor lanza cinco gritos hacia las estrellas, al firmamento que se anhela alcanzar, invitando a la superación, a seguir soñando, a nunca rendirse. Para ello hace gala de una escritura de lo más peculiar y personal, llenando los textos de largos, larguísimos párrafos ininterrumpidos, algunos de tres y cuatro páginas, que puede chocar de inicio pero que no se hace indigesto en absoluto. Guisado impone una fuerte carga poética a cada descripción y acción, a cada diálogo, llenando de singulares e impactantes imágenes todo el texto, con una prosa rica y profusamente elaborada. Es una lectura para saborear despacio y con atención, que habla directamente al espíritu humano, tañendo cuerdas cuya música resuena entre los astros.
Voy por la mitad y por ahora tiene buena pinta, ya me pasaré cuando lo terminé y publiqué la reseña, para así poder comparar notas.
ResponderEliminarSaludos