Hablamos de todo aquello que nos interesa, sobre todo Literatura y sobre todo Fantástica. Lo nuestro son reseñas, no crítica literaria. Sólo razonamos nuestras opiniones, subjetivas y particulares, de lo que nos gusta y de lo que no.
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jueves, 29 de octubre de 2009
Lanzamientos: Alamut presenta "Hôtel Transylvania"
martes, 27 de octubre de 2009
Noticias: Premios Nocte de Terror
jueves, 22 de octubre de 2009
Reseña: Bruja mala nunca muere
Rachel Morgan 1.
Kim Harrison.
Reseña de: Jamie M..
Pandora Romántica. (La Factoría de Ideas). Madrid, 2009. Título original: Dead Witch Walking. Traducción: Elena Castillo Maqueda. 343 páginas.
En una realidad paralela a la nuestra, donde los EE.UU. nunca llegaron a la Luna, Rachel Morgan es una bruja que trabaja en Cincinnati para la Seguridad del Inframundo, una agencia oficial de seguridad que trata con los crímenes cometidos por las criaturas paranormales. Pero últimamente parece que la mala suerte se ceba con ella y, además, todas las misiones que le encargan se le antojan muy por debajo de sus capacidades, cosas que cualquier novato podría realizar. Cuando la envían a capturar a un leprechaum evasor de impuestos siente que ha tocado fondo y que su única salida es pasarse al sector privado. Pero romper su contrato con la SI significa que la agencia va a poner precio a su cabeza y que tendrá que hacer frente a todos los cazarrecompensas que vayan a por ella. Por “suerte” la vampira Ivy decidirá abandonar también Seguridad del Inframundo, irse con Rachel y formar un equipo cuando menos paradójico.
Kim Harrison sitúa a sus personajes en una realidad que diverge de la nuestra en la década de los ’50 del siglo pasado. Tras el descubrimiento del ADN humano, la experimentación genética llevará a la creación de un devastador virus biológico transmitido por los tomates que arrasará con gran parte de la población, aunque pronto se descubrirá que los inframundanos —los seres paranormales: brujas, hechiceros, vampiros, hombres bestia, pixies, hadas…—, que habían estado viviendo de incógnito entre nosotros desde tiempos inmemoriales, son inmunes al mismo, propiciando un equilibrio en el número de individuos de ambos grupos que llevará a estos últimos a salir a la luz, produciéndose desde entonces una tensa convivencia, una tregua inestable entre humanos e inframundanos.
Si algo destaca en Bruja mala nunca muere es el humor algo socarrón que salpica gran parte del texto, la buena exposición del uso de la magia y el desarrollo de los dos compañeros de Rachel, que en muchos momentos se imponen por encima de la propia protagonista. Despojada de su apartamento y con él de todas sus pertenencias, la bruja inicia una nueva andadura junto a la vampira Ivy y el pixie Jenks. Ivy es un personaje ambiguo, que guarda para sí sus secretos, como el auténtico motivo para acompañar a Rachel en su nueva andadura laboral, y que ha renunciado recientemente al consumo de sangre. En el mundo descrito por la autora existen tres tipos o niveles de vampirismo: por un lado estarían los vampiros no-muertos en su versión más “tradicional”, con su imposibilidad de salir al sol, su fobia a los símbolos religiosos y una inclinación inmoral y malvada; por otro están los humanos que han sido transformados por uno de los anteriores, aunque siguen vivos; y en tercer lugar están los que, como Ivy, han nacido de una vampira afectados ya por el “virus” del vampirismo desde el vientre materno. En estos dos últimos casos el individuo afectado puede hacer una vida relativamente normal a pesar de su querencia por la sangre, saliendo de día y profesando cualquier fe religiosa —o incluso residiendo en una antigua iglesia—, gozando de ciertas ventajas de los inframundanos, y algunos inconvenientes, hasta el momento de su muerte humana en que pasan a formar parte del primer grupo.
La convivencia de Rachel e Ivy bajo un mismo techo llevará a un buen número de situaciones incómodas y a malentendidos bastante divertidos —como la lectura de la guía sobre el vampirismo ¡con ilustraciones! de Rachel en el autobús—. Ivy es el típico personaje misterioso, fuerte y contradictorio que puede llegar a dar mucho juego en posteriores entregas.
Lanzamientos: La Factoría presenta "Pacto con el vampiro"
miércoles, 21 de octubre de 2009
Eventos: 3º Informe de progresos Hispacon 2009
martes, 20 de octubre de 2009
Noticias: Finalistas de los Premios Ignotus 2009
lunes, 19 de octubre de 2009
Lanzamiento: Revista SABLE especial NOCTE
jueves, 15 de octubre de 2009
Reseña: Los juegos del hambre
Suzanne Collins.
Reseña de: Santiago Gª Soláns.
Molino (RBA Libros). Barcelona, 2009. Título original: The Hunger Games. Traducción: Pilar Ramírez Tello. 396 páginas.
En ocasiones la originalidad de una novela no se encuentra tanto en lo que se cuenta sino en cómo se cuenta. Los juegos del hambre es una distopía en la que vernos exageradamente reflejados. Es la historia de lo que viene después de un gran desastre: en una fecha futura inconcreta los EE.UU. fueron devastados por un conjunto de desastres naturales, inundaciones, hambrunas, desórdenes sociales, guerras… y sobre las ruinas posteriores se levantó la nación de Panem, con una todopoderosa y tiránica ciudad central llamada Capitolio que rige los destinos de doce distritos productivos, aunque antaño fueron trece, pero el decimotercero fue arrasado como castigo por rebelarse contra ese dominio y como ejemplo para los demás. Como parte de ese castigo, los doce restantes deben enviar a dos “tributos”, chico y chica, para participar en los «Juegos del Hambre», un sangriento «reality show» retransmitido por televisión en el que los 24 jóvenes se enfrentarán a muerte hasta que solo quede uno vivo. Mientras el ganador recibirá una vida de lujo por encima de la miseria imperante en los distritos, los perdedores no sobreviven. Katniss será, junto con Peeta, la designada como tributo del empobrecido distrito
Desde el mito griego de Teseo y el Minotauro de Creta, donde Atenas debía de sacrificar anualmente a 14 de sus jóvenes como pago para garantizar su tranquilidad, hasta la hiperviolenta Battle Royale, enfrentamiento estudiantil en que solo puede quedar uno, del escritor japonés Koushun Takami —novela trasformada luego en manga y un par de películas—, pasando por las novelas de Richard Bachman (seudónimo de Stephen King) El fugitivo (The Running Man) —con una película de mismo título en el que Arnold Schwarzenegger hacía precisamente de un “concursante” en un reality show televisivo en el que los participantes debían enfrentarse hasta la muerte— o La larga marcha (The Long Walk), la idea desde luego no se antoja en absoluto novedosa. De esta manera, el interés del lector radica en descubrir los derroteros por los que la autora ha decidido llevarla, que es precisamente donde se encuentra el acierto de esta primera novela de lo que se ha anunciado como una trilogía dedicada a Panem.
El libro está claramente dirigido hacia un público “joven-adulto” y eso se nota bastante en el tratamiento de temas como, por ejemplo, la sexualidad, intuida, pero apenas tratada, o, especialmente, en la forma de mostrar la violencia. Dada la particular temática del libro parece obvio que la narración se va a ver vista salpicada de combates y fallecimientos; sin embargo, a pesar de las cámaras que retransmiten en directo los juegos y que las muertes violentas se suceden una tras otra, ninguna de ellas se muestra más que de forma indirecta a los ojos del lector, evitando así los detalles y descripciones más escabrosos y sangrientos.
En este contexto, Katniss es un personaje muy bien construido y plasmado. Una mezcla de contrastes con la que el joven lector puede empatizar y sentirse identificado (desde la lejanía del escenario, claro). Es una adolescente hábil y agradable, capaz de los mayores sacrificios por el bienestar de sus seres queridos, que se hace simpática desde un principio por su comportamiento a pesar de sus imperfecciones y limitaciones, pero que también se muestra fría y calculadora cuando su supervivencia entra en juego, muy capaz de sentir y provocar odio, de hacer daño, con una veta manipuladora atemperada no obstante por una naturaleza básicamente bondadosa. Como cualquier adolescente, en una edad difícil y en unas circunstancias extremas, es un cúmulo de contradicciones, llena de rechazo y desprecio hacia los capitolinos, sintiéndose sin embargo en cierta forma halagada por el trato recibido —desde estilistas a entrenadores personales— como preparación al “show”. Katniss de esa forma no solo luchará por la victoria, por su supervivencia, sino también por la aprobación de los que la rodean y del mismo público al que odia. Es un personaje muy logrado y el mayor acierto de la novela. Inmersa sin opciones en medio de una sociedad totalmente fracturada entre los obsesionados por la riqueza, la celebridad y el poder —los habitantes de Capitolio— y los cuasi esclavos productivos de los distritos —sobre los que penden otros terribles castigos como se muestra en esa sirviente a la que han arrancado la lengua por intentar huir—, Katniss se sumergerá casi sin querer en el frenesí de los medios de comunicación, dejándose llevar pos sus consejeros y llegando a utilizar todas las armas a su alcance para ganarse el favor del público y los patrocinadores —que pueden hacer mucho más llevaderos los combates en la Arena—.
Los juegos del hambre es así una novela violenta no solo en el plano físico, del mata o muere, sino también en el psíquico, mostrando a la perfección el proceso por el que los tributos van perdiendo su propia humanidad conforme va reduciéndose su número y los combates se alargan sin mostrar ningún tipo de piedad. De hecho, existen distritos que entrenan durante toda su vida a sus tributos para vencer a toda costa, ganando mejores prerrogativas si lo consiguen, y se unen así en el pozo, junto a los ricos capitalinos, de los que irónicamente parecen haber perdido su humanidad hace ya mucho tiempo, disfrutando tan solo con el sufrimiento ajeno retransmitido en directo por la televisión.
A lo largo de la novela el lector asiste primero a la presentación de Katniss, a la selección de los tributos, a la preparación y entrenamiento para los combates, para entrar posteriormente a fondo en los juegos del título, donde la narración se dispara, mostrando un mundo extraño y familiar a un tiempo. Entre todo ello queda un pequeño hueco para el romance y los equívocos amorosos, dentro de una historia marcada sobre todo por el suspense y la acción, con la tensión de las estrategias de los diferentes tributos marcando el ritmo. De fondo muchos temas interesantes, como la doblegación y aborregamiento de las masas por los medios de comunicación o su control por parte de los gobiernos; las muestras apenas vislumbradas de un futuro tecnológicamente avanzado con la manipulación genética de ciertos animales y depredadores; el reflejo de hechos pasados de nuestra propia Historia, de ciertas jerarquías de poblaciones dominadas colaborando con los opresores para mantener el estatus (¿los afrancesados con Napoleón o el colaboracionismo con los nazis en la II Guerra Mundial?) o esa dominación de una “minoría” poderosa sobre zonas o países satélites (¿la antigua URSS?); la naturaleza dual del ser humano, capaz de lo mejor y lo peor de un momento a otro, con una innata y cruel tendencia a la propia supervivencia caiga quien caiga unida a una innegable capacidad de sacrificio que llega a poner la vida de otros por encima de la de uno mismo; o cómo el oropel y las atenciones pueden llegar a cegar y a cambiar a una persona o de cómo las privaciones pueden llevar a valorar mucho más las pequeñas cosas que ofrece la vida…
Al final, mientras avanza la acción, al estar narrada en primera persona, el lector espera, e intuye fácilmente, que Katniss sobrevivirá a la ordalía; lo importante entonces es descubrir el cómo lo hace o lo que tendrá que pagar a cambio de su vida y si el precio no será excesivo. ¿Podrá Katniss pasar por la experiencia con su alma intacta o tendrá que dejar retazos de sí misma por el camino? Habrá que esperar al siguiente libro, Catching Fire, para descubrirlo.
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Reseña de otras obras de la autora:
En llamas. Los juegos del hambre 2.miércoles, 14 de octubre de 2009
Libros recibidos. 14/10/2009
domingo, 11 de octubre de 2009
Lanzamientos: Novedades de Minotauro y Timun Mas para noviembre de 2009
Reseña: Luna nueva
Stephenie Meyer
Reseña de: Amandil
Alfaguara, Madrid 2009. Título original: New moon. Traducción: José Miguel Pallarés. 574 páginas.
Es todo un detalle que esta segunda entrega de la denominada saga Crepúsculo comience con una cita de Romeo y Julieta porque, en muchos aspectos, la autora ha recurrido con bastante descaro al argumentos de esa obra teatral para dar fundamento a su libro. De hecho, por momentos, es preferible recurrir a la obra de Shakespeare que seguir leyendo la de Meyer porque, al menos, la historia está mejor hilvanada en Romeo y Julieta que en Luna nueva.
El argumento es muy sencillo y excesivamente repetitivo con respecto a la anterior entrega. Bella Swan, la protagonista, debido a una de sus tradicionales torpezas provoca una situación tremendamente violenta en casa de los Cullen, la familia vampírica Edward. Como consecuencia de ello se ve expuesta a un peligro inesperado que parece convencer a su novio de que es mejor romper la relación y desaparecer de su vida que exponerla continuadamente a una muerte violenta por un desliz. Como consecuencia de esa decisión Bella se hunde en una depresión salvaje que la hace replantearse su propia existencia y la aletarga hasta convertirla en lo que ella misma denomina "una zombie viva". No sabe vivir sin Edward pero no quiere algo la impide dar el paso al suicidio por desesperación.
Esta oscuridad, con una narración muy intimista y excesivamente repetitiva volviendo una y otra vez sobre las mismas líneas de razonamiento y de autoflagelación, sólo se verá rota por un descubrimiento interior y un reencuentro exterior. El descubrimiento implica una manera de volver a escuchar la voz de su amado en su cabeza, al precio de tener que exponer su vida a situaciones límite. Y el reencuentro se plasma en el personaje de Jacob Black, el hijo de Bill, ambos residentes en la cercana reserva india de La Push y vinculados al padre de Bella, el jefe de policía Charlie, por una sólida y antigua amistad. Jake, debido a su bondad natural, su carácter afable y su más que evidente enamoramiento por la protagonista, se convierte en algo así como su único foco de luz ante la desesperación que la atenaza día tras día.
La historia de amistad con Jacob se convierte en el motor principal de los dos primeros tercios del libro, aderezado por la entrada en escena de un nuevo peligro emanado del primer libro de la serie. Victoria, la vampiresa, ha regresado a los alrededores de Forks con intención de vengar la muerte de su novio, el rastreador que casi asesina a Bella en Crepúsculo. Y con ella parece haber llegado algo peor, amenazante, inquietante. Un animal mayor que un oso que ronda en los bosques y dará pie a que la amistad de Jake y Bella se vea sometida a peligros nacidos de las leyendas de los indios y a la presentación de unos nuevos seres sobrenaturales inesperados y amenazantes.
Finalmente, el libro dará un giro argumental brutal, que rompe la trama y la acción desarrolladas hasta ese momento, y dirigirá al lector hacia un final tan previsible como lleno de tópicos, en el que las cosas parecerán volver a su curso normal y dejarán sin resolver todas las líneas argumentales que la autora presentó a conciencia durante trescientas páginas.
Hasta aquí el desarrollo de la trama con el menor número de spoilers posible pero con algunas de las claves que nos darán pistas sobre los fallos flagrantes que Stephenie Meyer comete a la hora de dar una continuación coherente a Crepúsculo.
La segunda parte del libro, que da comienzo con la aparición estelar de Alice (la hermana de Edward que tiene visiones sobre acontecimientos que podrían pasar en el futuro) y el súbito giro argumental que abandona por completo todo lo desarrollado hasta ese momento, mete al lector en una nueva novela, sin conexión con Jacob, Victoria ni los lupinos, que bien podría haberse empalmado con los tres primeros capítulos reduciendo la extensión de Luna nueva a un folletín de 120 páginas a lo sumo. De golpe, y fusilando la ceremonia de confusiones que cierra Romeo y Julieta (los enamorados que terminan suicidándose por una serie de errores de percepción), la acción se centra en Italia y la relación entre los Volturi (algo así como el clan vampírico más antiguo) y Edward y la alocada carrera contrarreloj para cambiar el final de la obra de Shakespeare.
Meyer consigue de ese modo que el lector se sienta sorprendido, decepcionado y estafado ya que se desprende de todo esto que la autora parecía impelida a cerrar el libro en X páginas dejando colgada la acción en aras de volver a encauzar el verdadero motor de la saga (el amor entre Edward y Bella por encima de todo) de cara a la tercera entrega. El desarrollo argumental del principio se queda en nada con la conclusión. El ritmo pausado con que se va desgranando la relación con Jacob salta por los aires con el sprint final que supone el viaje a Italia. En definitiva, asistimos a una nueva historia juvenil que sólo aporta un nuevo giro sobrenatural y una ampliación del trasfondo vampírico de cara al futuro (quizá sea determinante en los dos siguientes libros, pero en Luna nueva no da más de sí).
En cuanto a los personajes, su desarrollo y sus motivaciones, surgen una serie de incoherencias en torno a la protagonista que debilitan su credibilidad a pasos agigantados. En especial las referidas a sus deseos en convertirse en vampiresa por amor pero también por el gustazo de sentirse por encima de los demás, aderezas por la suprema incoherencia y memez que supone su "debate final con Edward" estableciendo las condiciones para que la conviertan, que sacan a la luz que Bella, además de torpe es bastante tonta y con un puntito creciente de soberbia que no casa con lo que se nos ha presentado hasta el momento. En todo caso destaca sobre los demás protagonistas por el mero hecho de que estos se mueven entre el estereotipo y el perfil plano. Edward sigue en un pedestal aglutinando perfecciones; Jacob es el estereotipo de "amigo para llorarle las desgracias con los otros chicos"; Charlie es el ideal de padre que no se inmiscuye en los asuntos de su hija y la deja espacio e intimidad suficiente; Bill no pasa de ser una voz al otro lado de la línea telefónica en este libro; los Cullen son todo amor, comprensión y vegetarianismo vampírico; y los compañeros de instituto prácticamente desaparecen y quedan relegados a figurantes.
En definitiva, Luna nueva es una réplica de Crepúsculo que parece servir más como presentación de nuevas situaciones que como avance real en el argumento general de la saga. Los protagonistas quedan encuadrados en una especie de triangulo sentimental (la mortal insegura el vampiro perfecto y el hombre lobo amoroso) que será, probablemente, uno de los ejes sobre los que gire el (esperemos que mucho mejor) argumento en el siguiente libro.
miércoles, 7 de octubre de 2009
Lanzamientos: La Factoría presenta "TRAKATRÁ", nueva colección de NOVELA JUVENIL
lunes, 5 de octubre de 2009
Reseña: Donde los ángeles no se atreven
Allen Steele.
Reseña de: Santiago Gª Soláns.
Grupo Ajec. Col. Albemuth # 26. Granada, 2009. Título original: Where Angels Fear to Tread / The Death of Captain Future. Traducción: Claudia de Bella. 130 páginas.
Allen Steele es autor de un par de docenas de novelas y colecciones de relatos, pero permanece prácticamente inédito en nuestro país. Tan solo se han publicado en español la novela Descomposición orbital (en Ultramar, primera entrega de su serie del Espacio Cercano) y algunos relatos en la revista Asimov Ciencia Ficción; por eso es especialmente de agradecer la inclusión de la «Presentación» de Pablo Almécija Lusón que abre el presente libro y repasa la carrera y antecedentes del autor.
Este volumen se compone de dos novelas cortas, ambas galardonadas con el Premio Hugo, el de 1998 para la que le da título, Donde los ángeles no se atreven, y el de 1996 para la que cierra la publicación, La muerte del Capitán Futuro.
Una cita de Alexander Pope, entresacada de su Ensayo sobre la crítica, sirve a Steele para colocar en situación al lector respecto a la primera narración: «Los necios se apresuran a entrar donde los ángeles no se atreven», y viene muy a cuento de lo que vamos a encontrar en esta historia de viajes temporales y realidades paralelas. A finales del siglo XX, el Dr. Zack Murphy, una persona bastante racionalista y escéptica atrapada en su trabajo para la gubernamental Oficina de Ciencias Paranormales estadounidense, se verá inmerso en una investigación a cargo del ejército que hará que tenga que replantearse una buena parte de las cosas que había creído hasta el momento. Mientras tanto, dos crononautas del siglo XXV se introducen en el último viaje del Hinderburg para documentar la catástrofe. Sin embargo, los peligros de trastear con la corriente temporal pronto se harán evidentes viéndose su misión gravemente comprometida, incluyendo el secreto de su existencia.
Los personajes están tratados de una forma muy humana, consiguiendo que sus reacciones sean muy cercanas al lector —Murphy odia la idea de lo que significa su trabajo, pero sin embargo no puede permitirse perderlo— y los cambios en la Historia se encuentran coherentemente explicados e introducidos en la narración, consiguiendo evitar las paradojas y abriendo la posibilidad de los múltiples universos paralelos, tan parecidos y, no obstante, tan diferentes en los pequeños detalles. Es precisamente la cuestión de cómo las pequeñas cosas, los cambios minúsculos, podrían ser el desencadenante de cambios radicales en el curso del devenir futuro lo que se plantea para solaz y reflexión del lector. Y cómo los humanos acorralados, fuera de su propia línea, ven como la concepción del mundo varía según se modifican los parámetros que creían inamovibles.
La segunda novela corta, La muerte del Capitán Futuro, es un claro homenaje a las novelas pulp que en la primera mitad del siglo XX publicara sobre este personaje —sobre todo— Edmon Hamilton. En aquellas novelas de un Space Opera ingenuo y lleno de aventuras, el Capitán Futuro recorría el espacio en su nave, desfaciendo entuertos y saliendo victorioso de las más peligrosas situaciones. Al enfrentarme a la lectura, tuve algo de miedo de que fuera imprescindible poseer un conocimiento previo de la serie original —que yo no tengo—, pero no es en absoluto necesario. Gracias a las citas que abren cada capítulo el lector se puede hacer una idea clara de por dónde iban los derroteros de las novelas, los escenarios e, incluso, la personalidad del protagonista original; y la actual narración enlaza con aquellas a través de un megalomaniaco personaje enamorado de los pulps originales y que en su aparente locura ha tomado sobre sí el manto del Capitán Futuro, de forma que ya no responde a otro nombre.
Cuando Rohr Furland se enrole en su nave obligado por las circunstancias adversas y en contra de lo que el buen sentido le recomienda, la aventura empezará a rodar de forma casi desapercibida e involuntaria hacia un desenlace trágico, épico y cargado de emotividad que pondrá un brillante y magnífico punto final a la carrera de tan singular personaje. ¿O tal vez no es todo lo que parece?
A pesar de lo alienado de los protagonistas y a pesar de que de los tres tripulantes de la nave tan solo el propio Furland podría considerarse un representante “normal” de la humanidad, el relato se muestra tiernamente humano. Lleno de pinceladas de humor que tan solo hacen aumentar el sentimiento implícito de nostalgia, la narración pasa de la monotonía de la vida en la nave a la emoción del descubrimiento y la misión espacial, hablando de la confrontación entre los sentimientos y la razón, de la locura romántica que inunda los corazones y cierra las mentes cuando la fealdad de lo que nos rodea es tan insoportable que obliga a evadirse, de la responsabilidad más allá del deber cuando nada se debe y de cómo incluso en las peores situaciones —o sobre todo en ellas— el ser humano es capaz de dejar atrás los prejuicios y sacar a flote lo mejor de si mismo.
Siendo quizá más “redonda” la primera novela, es sin embargo esta segunda la que me ha llegado ciertamente al corazón consiguiendo emocionarme. Muy interesante. Habría que darle un tirón de orejas al Grupo Ajec, no obstante, por una edición que deja algo que desear en cuanto a la presentación, pero que tampoco impide ni influye en exceso en el disfrute de su lectura.
Dos historias bastante redondas contadas en su longitud justa. Se leen en un suspiro, en una tarde tranquila, pero es un suspiro ciertamente agradable.
Lanzamiento: 65 INSTANTES, en AJEC. Edición Digital Gratuita
En esta ocasión, la antología se distribuye gratuitamente a través de internet en formato PDF.
Ya a la venta: "Drácula, el no muerto", en Roca Editorial
A través de un exhaustivo proceso de investigación y contando con la aprobación de los herederos del autor irlandés, Ian Holt y Dacre Stoker han conseguido dar vida de nuevo a estos personajes clásicos en una novela electrizante, digna de la primera parte.