Rodolfo Martínez.
Reseña de: Santiago
Gª Soláns.
Sportula. Gijón,
2013. Edición digital (epub). 92 páginas.
Cuando Rodolfo
Martínez publicó El adepto de la Reina, primera
novela de las aventuras de Yáxtor Brandan, lo hizo
presentando un personaje que se encontraba ya en la madurez de su
vida y que cargaba con muchas experiencias, no todas precisamente
gratas, a sus espaldas. Desde entonces, además de ofrecer una
historia posterior en El jardín de la memoria, el
autor ha emprendido la labor de ir rellenando huecos del pasado de su
personaje mediante relatos más breves glosando algunos de los
episodios de su «juventud» que forjarían la personalidad con la
que los lectores llegarían a conocerle: el perfecto espía sin
demasiados escrúpulos, el letal asesino, duro e implacable, al
servicio del trono de Alboné. En esta ocasión, inmerso
todavía en un proceso de aprendizaje, Martínez sumerge a su
personaje en una trama que auna la trama detectivesca con el thriller
político, con la muerte siempre rondándole, añadiendo un toque
romántico con la presencia de cierta adepta de la curación que
habría de cobrar gran relevancia en la vida posterior de Yáxtor.
Situada temporalmente
entre los anteriores relatos Embrión y Amistad,
en esta ocasión, se presenta un joven Yáxtor, de 16 años,
que acaba de ser recientemente nombrado adepto, pero a quien todavía
le queda mucho por aprender, con lo que se encuentra realizando
prácticas en los archivos bajo la supervisión del anciano adepto
retirado Shércroft, un hombre acostumbrado a hacer las cosas
de una manera un tanto diferente a la de aquellos que le rodean y que
intentará imbuir al joven de muy concretos conocimientos, aunque de
una forma un tanto indirecta. Así, entre paseos y consejos
crípticos, el joven adepto empezará a aprender el valor de la
observación y la deducción en ciertos momentos por encima de la
confianza ciega en sus mensajeros, sin renunciar a sus habilidades
innatas.
Es éste un Yáxtor
ya no tan ingénuo como el que se podía encontrar en Embrión.
Ha crecido y empieza a recorrer un camino que no va a estar sembrado
de rosas, pero que aquí se viste con un toque de romanticismo en su
torpe y casi involuntario «cortejo» de Ámber, la adepta
de la curación que habría de adquirir un importante papel en su
futura vida. Acostumbrado a usar sus mensajeros para que cualquier
mujer caiga rendida a sus pies sin voluntad, el joven deberá luchar
contra sus más primarios instintos para no sucumbir a la tentación
y presentarse ante ella tal y como es.
A su vez, en compañía
de Shércroft, deberá hacer frente a un intrigante, y
peligroso, caso, al encontrar un cadáver y ser atacado por varios
desconocidos en un suceso que pondrá a su mentor y a Yáxtor en la
pista de una compleja conspiración hacia el poder establecido de un
país aliado. Martínez plantea a la perfección el juego de
los intereses de la alta política, debiendo hacer frente al dilema
de elegir entre la acción o la inacción según resulte más
beneficioso para la propia Alboné. El tomar partido,
simplemente desenmascarando a los implicados en el complot, debe
sopesarse según muy diferentes baremos. Y no es una cuestión
baladí.
Yáxtor tendrá
que poner en práctica sus dotes deductivas, «aprendidas» de un
maestro literariamente influenciado por los hermanos Holmes, y
convertirse de alguna manera en un «detective» para resolver el
caso cuyo desenlace bien podría costarles la vida a ambos.
Acostumbrado a depender y confiar en todo momento en su innato y
enorme dominio de los mensajeros, deberá comprender que hay ciertos
momentos en que se debe utilizar otro tipo de habilidades, pero sin
desdeñar lo que ya se tiene. Y es que hay un momento para usar la
cabeza y otro para la fuerza, aunque lo importante es saber dilucidar
cuál es cada uno.
Pincelada a pincelada,
aunque tan sólo sea a través de breves comentarios o referencias,
el mundo en que se desarrollan las aventuras de Yáxtor Brandan va
adquiriendo una mayor profundidad geográfica y política, dando
cuenta de la existencia de otros reinos y naciones que perfilan el
difícil equilibrio de la zona. Las alianzas, las costumbres, las
razas… poco a poco van conformando un gran tapiz que dota de vida y
complejidad el rico mundo imaginado por Martínez.
Detective es otro
buen añadido a ese puzzle que, poco a poco, va desvelando a los
lectores el pasado y las razones de quien habría de convertirse en
una perfecta máquina de matar tal y como lo conocimos en El
adepto de la Reina. Este relato, atractivo, intrigante,
revelador y bien escrito y agradablemente narrado, es un capítulo
más, un episodio más en la construcción del «héroe» y por ello, como los
anteriores, resultará más interesante y satisfactorio para los
degustadores de la serie, ya que ciertas claves del relato ―como
pudiera ser el funcionamiento de un elemento tan vital como los
propios mensajeros― se dan por conocidas. Sin duda, un buen
«entretenimiento» a la espera de la publicación de Adepta,
de Felicidad Martínez, con el protagonismo de Ámber,
secundaria precisamente en esta que nos ocupa, o la prometida tercera
entrega del personaje a cargo del propio autor asturiano.
==
Reseña de otras obras del autor:
Sherlock Holmes y la Boca del Infierno.
Sherlock Holmes y el heredero de nadie.
El adepto de la Reina.
El carpintero y la lluvia. Ciclo de Drímar 1.
Cabos sueltos. Ciclo de Drímar 2.
Sondela.
Fieramente humano.
Embrión. Una historia de Yáxtor Brandan.
El Jardín de la Memoria. El adepto de la Reina /2.
Amistad. Una historia de Yáxtor Brandan.
Porciones individuales.
Reseña de obras relacionadas:
Occidente. ¿Una historia de Yáxtor Brandan? Chema Mansilla.
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