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viernes, 27 de abril de 2007

Reseña: El Mesías. El niño judío.

El Mesías. El niño judío.

Anne Rice

Reseña de: Amandil

Ediciones B - Círculo de Lectores. 2006. Título original: Christ the Lord: Out of Egypt. Traducción: Luis Murillo Fort. 293 páginas.

Para los que conozcan de Anne Rice su vasta producción literaria vinculada a las series de vampiros y brujas, este libro supondrá un verdadero apocalipsis literario. El giro que la autora ha dado a su producción literaria como consecuencia de la muerte de su marido y de su retorno al catolicismo la ha llevado a abandonar (y casi renegar) todo lo relacionado con su etapa anterior.

Por eso este libro viene a ser una especie de renacer al cristianismo de una escritora ya consagrada y muy conocida por algo radicalmente opuesto. Pero este nuevo rumbo no es a traición o sin avisar. Anne Rice, al menos en Estados Unidos, ha avisado del cambio en su registro literario y ha invitado a sus lectores y fans a dar unos pasos en este camino que ha decidido recorrer desde el año 2002.

Dicho esto, y avisado este cambio en la autora y su obra, paso al libro en sí.

Anne Rice nos cuenta en esta novela un año en la infancia de Jesús. En concreto sus últimos días en Alejandría y su retorno a Palestina para vivir entre sus parientes y la tribu de su madre en Nazaret. Jesús, el Hijo de Dios, no es consciente de su especial naturaleza ya que su madre, la Virgen María, y José han evitado siempre hablar del tema y se lo han prohibido a sus parientes. Pero eso no impide que el pequeño Yosua sospeche que tiene peculiaridades que los distinguen del resto de los niños de ocho años que viven en su entorno. Finalmente su familia decide volver a Nazaret y el jovencísimo Jesús descubre las realidades de la tierra de sus ancestros con un rey Heródes despótico, una ocupación romana sangrante y una convulsa guerra civil entre diversas facciones judías. Y encima comienza a tener sueños extraños y sensaciones inquietantes que parecen estar señalándole un camino que sólo él puede recorrer.

Aunque el relato abarca poco más de un año de la vida de el Mesías, describe su paso de una infancia relativamente normal al descubrimiento pleno y abrumador de sus orígenes divinos, dejando el camino preparado para una segunda novela que desarrolle una adolescencia previa a los años más conocidos de Jesucristo.

El relato se abarca desde el punto de vista del propio Jesús. Sus miedos, temores, alegrías y sospechas se convierten en el recursos que usa la autora para describirnos los cruciales descubrimientos que el Hijo de Dios debe afrontar desde la perspectiva de un niño de ocho años.
Hay que reconocer que el reto que Anne Rice se ha propuesto en esta novela es doblemente difícil. Por un lado asumir y describir el mundo desde el punto de vista de un niño judío cuyo nacimiento y muerte habrán de marcar un cambio radical en el mundo. Y por otra parte ser capaz de conectar al lector con ese niño que es, ni más ni menos, que Dios encarnado.

La autora consigue ambos objetivos. Se nota que es una escritora experimentada y que se ha documentado profusamente para evitar, en la medida de los posible, errores de carácter histórico que puedan debilitar el desarrollo del argumento y le resten credibilidad a la narración. Sus fuentes además de ser historiográficas son canónicas y muy avanzadas en los aspectos relativos tanto a la parte religiosa (datos sobre como vivían los judíos de la época, sus divisiones, sus celebraciones y rituales, etc.) como a la meramente histórica.

Todo este sólido armazón de base, pese a todo, no consigue enganchar durante todos los capítulos al lector. Diversas partes parecen más una simple acumulación de datos eruditos que una sección de la novela y aunque siempre queden enlazados con el personaje principal en algunos momentos se nota que han sido añadidos para aportar información adicional no relevante. Pese a ello no suelen desmerecer en conjunto y además aportan una especie de sección de "curiosidades históricas" que a un lector con inquietudes históricas le puede parecer hasta un regalo añadido.

El libro se queda corto aunque tampoco avanza mucho en el tiempo. Engancha por momentos pero no es capaz de mantener la tensión in crescendo que se podría esperar de un relato sobre el propio Jesús. Pese a ello su amenidad y facilidad para contar las cosas (no olvidemos que la narración se produce desde el punto de vista del mismo Cristo) acercan de un modo más "humano" la terrible complejidad de un asunto meramente teológico.

Al final uno quiere más. Aunque ya sepa como va a terminar (o empezar) la historia de Cristo.

jueves, 26 de abril de 2007

Reseña: Harry Potter y la cámara secreta

Harry Potter y la cámara secreta.

J.K. Rowling.

Reseña de: Santiago Gª Soláns.

Salamandra. 2006 (38ª edición). Título original: Harry Potter and the Chamber of Secrets Traducción: Adolfo Muñoz García y Nieves Martín Azofra. 286 páginas.

Harry Potter, después de pasar un horrible verano con sus tíos y ser rescatado de su infortunio por Ron y sus hermanos, se dispone a asistir a su segundo curso en Hogwarts a pesar de las advertencias en contra que ha recibido. Durante el curso se producirán importantes hechos que llenarán de temor a los estudiantes, pondrán a Harry en el disparadero de los rumores y las sospechas de sus compañeros, y le forzarán a embarcarse junto a sus amigos en un intento de desbaratar los malévolos planes de quienes (o de quien) desean perjudicar a la escuela de magia.

Como ya sucediera en la primera entrega poco hay de original en lo que nos ofrece este Harry Potter y la cámara secreta, pero es en la forma en que se cuenta, el cómo se cuenta lo que importa. ¿Un coche volador, un árbol consciente, arañas gigantes, un libro que se escribe a sí mismo, personas que se transforman en otras, serpientes parlanchinas…? No, me parece que poco hay de original; pero los elementos están espléndidamente presentados para que su público natural, los niños y adolescentes, mucho menos “resabiados” (o leídos) que sus mayores, disfruten a rabiar con las aventuras del trío protagonista. La coctelera vuelve a funcionar y, aunque el resultado no está a la altura de su predecesor, quizá porque ya no llama tanto a la sorpresa, lo cierto es que se lee con mucho agrado.

Rowling va poco a poco dando mayor consistencia al mundo en que se mueve Harry, dotándolo de nuevos y reveladores detalles, de nuevos recodos, de nuevos personajes que van dando más entidad al conjunto, al tiempo que va caracterizando con una mayor profundidad (no demasiada eso es cierto, pero algo más al menos) a los que ya conocíamos.

Se intuyen, además, ciertos temas o ideas que podríamos considerar más de adultos y que nunca sobran en un libro juvenil. Sigue adelante, como en el primer libro, con su particular exaltación de la amistad, del compañerismo, del trabajo en equipo como la mejor forma para solventar los problemas; pero además, se puede entresacar en la narración una lectura muy interesante contra el racismo en esa división que se intenta fomentar por parte de los “malos” dentro de la escuela entre los alumnos “puros” (aquellos cuyos padres son ambos magos, al igual que el resto de su antepasados) y los de “sangre sucia” (los que tienen algún muggle entre sus progenitores y ancestros). División a la que Harry, por supuesto, se opondrá (al fin y al cabo, su mejor amiga Hermione es una sangre sucia), aunque él mismo se verá envuelto en problemas por ese tema. Siempre es bueno que los jóvenes vayan de alguna forma reflexionando sobre unas problemáticas que afectan de manera importante a la sociedad que les rodea y que por tanto de alguna manera les afecta a ellos mismos.

Por ello la lectura, aunque muy lejos de dar lecciones morales, sí que sirve para ir concienciando a los jóvenes en aspectos concretos más allá de la lucha algo genérica contra el mal, personificada en Lord Voldemort, en la que está embarcado Harry, presentándoles ejemplos más específicos de donde extraer la lección de que no es inteligente el odiar o descalificar al que es diferente tan sólo por el hecho de serlo. La cooperación siempre es mejor que la confrontación, y Harry y sus amigos son el mejor ejemplo para que los Voldemort y Malfoy del mundo no triunfen sobre los corazones limpios.

Es sólo literatura infantil/juvenil, sin duda, pero con contenido y mensaje, y sin tomar por estúpidos a sus lectores. Y hasta los adultos pueden aprender algo del libro. No está mal en el mundo en que vivimos.

Reseñas del resto de la serie:

Harry Potter y la piedra filosofal.

Harry Potter y el prisionero de Azkaban.

Harry Potter y el cáliz de fuego.

Harry Potter y la Orden del Fénix.

Harry Potter y el misterio del príncipe.

Harry Potter y las Reliquias de la Muerte.

miércoles, 25 de abril de 2007

Convocatorias: Premios Gandalf 2007

Nos han llegado las bases para los Premios Gandalf 2007, el certamen literario convocado anualmente por la Sociedad Tolkien Española:


“PREMIOS GANDALF 2007”

La Sociedad Tolkien Española, fiel al cumplimiento de sus fines (art. 5 de sus Estatutos) y animada porque la consolidación de su Concurso Literario, que con ésta llega a su XIII Edición, es un hecho, por medio de su Comisión de Literatura, convoca los “Premios Gandalf 2007”, que se regirán por las siguientes Bases:


Primera.- Puede participar cualquier persona de cualquier nacionalidad, sea o no miembro de la Sociedad Tolkien Española, a no ser que forme parte del jurado de la presente edición.


Segunda.- Los relatos, escritos en castellano, deberán ser inéditos y estar ambientados en la Tierra Media. El jurado será, en último término, quien decida si cumplen este requisito, de acuerdo con la Base Undécima.


Tercera.- Los relatos contarán con una extensión máxima de 10.000 palabras y se presentarán escritos a doble espacio y a una sola cara, con tamaño de letra de 12 puntos.


Cuarta.- Cada participante podrá enviar cuantos relatos desee bajo un mismo seudónimo, aunque sólo podrá optar a un premio.


Quinta.- Los textos deberán presentarse bajo seudónimo no reconocible. Se tendrá que remitir el relato impreso, acompañado de un CD-ROM con el relato en formato electrónico. Se aceptarán únicamente archivos en formato DOC o RTF. Los archivos podrán enviarse, opcionalmente, comprimidos en formato ZIP. En un sobre cerrado deberán adjuntarse los datos personales del autor: nombre y apellidos, domicilio, teléfono y dirección de correo electrónico si se dispone de ella. Alternativamente, se podrá optar por el envío mediante correo electrónico, bajo las condiciones especificadas en la Base Decimotercera.


Sexta.- La fecha límite de entrega de los trabajos será el 15 de julio del 2007.


Séptima.- El resultado se fallará el 9 de septiembre del 2007 en la Estelcón, a celebrarse en Uclés (Cuenca), y será comunicado con la debida antelación a los ganadores.


Octava.- Los premios serán los siguientes:

- Primer Premio, 150 euros, diploma acreditativo y una estatuilla de Gandalf;

- Segundo Premio, 75 euros y diploma acreditativo;

- Tercer Premio, una suscripción gratuita a la Sociedad Tolkien Española durante un año y diploma acreditativo.


Novena.- El jurado podrá declarar los premios desiertos.


Décima.- La Sociedad Tolkien Española se reserva el derecho de publicar los relatos ganadores. Podrá, igualmente, publicar los relatos no premiados, solicitando siempre y en todo caso el consentimiento previo y por escrito del autor.


Undécima.- El Jurado estará formado por Adela Torres Calatayud “Morwen”, Francisco José Sánchez-Monge Alonso “Mornalome Avaesse”, Delia Martin Garwood "Narya-Mithrandir", Pablo Ruiz Múzquiz “Aranarth”, y Sonia Morales Caballero “Altáriel”, y se reserva el derecho a resolver cualquier situación no prevista en estas bases, siendo su decisión inapelable.


Duodécima.- Los relatos deben enviarse a la siguiente dirección:

PREMIOS GANDALF

Antonio Rodríguez

C/ San Atilano 10, 2º

49003 Zamora


Decimotercera.- Podrán enviarse igualmente a través de correo electrónico desde una dirección no identificativa, a la dirección premiosgandalf@sociedadtolkien.org. El cuerpo del mensaje estará vacío y se incluirán los siguientes adjuntos (no se admiten otros formatos):

"seudónimo"-"título del relato".DOC/RTF

"seudónimo"-datos.DOC/RTF

EJEMPLO:

Relato aislado: Celebrinnir-De la Pena en los Caminos.rtf

Relato (de varios): Celebrinnir-01.rtf (01 o número que proceda).

Datos: Celebrinnir-datos.rtf


Decimocuarta.- A esa misma dirección de correo electrónico, premiosgandalf@sociedadtolkien.org, podrán enviarse dudas relacionadas con el funcionamiento de este concurso. En ese caso, deberá especificarse en el Asunto del mensaje de la siguiente forma:

"Gandalf: Duda".


Decimoquinta.- La participación en el concurso implica la aceptación de todas estas bases.


martes, 24 de abril de 2007

Reseña: Wicked

Wicked. Memorias de una bruja mala.

Gregory Maguire.

Reseña de: Santiago Gª Soláns.

Planeta Internacional. Barcelona, 2007. Título original: Wicked, the life and times of the wicked witch of the west. Traducción: Claudia Conde. 508 páginas.

Antes que nada, para los que no estén advertidos, como fue mi caso, y para los que después de leer la sinopsis de contraportada no hayan caído en el detalle (hay muy pocas pistas, la verdad), este es un libro que se desarrolla en el mágico mundo de Oz y que prepara de algún modo la llegada de Dorothy al mismo para su crucial enfrentamiento con la Malvada Bruja del Oeste.

La narración se enmarca dentro de una corriente, que últimamente se está poniendo de moda, de revisar la historia previa para tratar de demostrar que no todo es como se nos ha contado, reivindicando muchas veces las figuras de los “malos” como las víctimas inocentes de quienes escriben la Historia. En este caso, la obra en cuestión a revisar es El mago de Oz y la figura a ensalzar es la Malvada Bruja del Oeste. Asistiremos al desarrollo de toda su vida, desde su nacimiento, su dura infancia, su aleccionadora juventud, su combativa madurez y su desgraciada muerte (no destripo nada, al fin y al cabo quien más quien menos ha visto la película, ¿no?). El caso es que la figura de Elphaba, la niña que más tarde será llamada a convertirse en la Bruja, se nos presenta como un juguete en manos del destino, predestinada a convertirse en el arquetipo malvado por el que es mundialmente conocida gracias a los libros de L. Frank Baum, a pesar de su buen corazón y sus acciones a favor de la justicia y el bien social.

En una azarosa vida que la llevará de una punta a la otra del país de Oz, a través de sus muy diferentes regiones y conociendo a multitud de gentes a cual más especial, asistiremos a su crecimiento como persona, a los momentos decisivos que irán conformando su imagen y a los actos que terminarán colocándola en el lugar en el que todos la conocimos. El autor no parece dar oportunidad al libre albedrío y mediante las figuras de un enano y una vieja que aparecen recurrentemente en la trama conduce a la protagonista hasta su inevitable final. No se puede luchar contra un destino que ya está escrito, parece decirnos Maguire, pero sí matizar la visión que historias anteriores han dado sobre los caídos.

Y es que la Malvada Bruja no era tan malvada. Todo lo contrario. Las circunstancias se confabularon para que el mundo tuviera esa visión de ella, pero nada más lejos de la realidad. A lo largo de las páginas iremos conociendo la verdadera personalidad de Elphaba, miembro de una familia cuando menos disfuncional, aislada y ridiculizada por los demás debido al tono verde de su piel, activista por los derechos de los Animales (animales dotados de conciencia y habla), defensora de la justicia, contraria al régimen dictatorial del Mago y empujada al fin por las circunstancias a asumir el rol que la Historia le tenía reservado desde un principio como la mala del cuento.

Dejando de lado lo que pueda parecernos esta corriente de reescritura de los clásicos (¿es que estos autores no tienen acaso ideas nuevas?) la novela se deja leer bastante bien, aunque peca de cierta pesadez en algunas ocasiones. El intento de convertir el enfrentamiento entre la bruja y el mago en una cuestión política, lleva a Maguire a perderse en divagaciones morales, sociales y políticas de escasa entidad dentro del contexto en el que son narradas y que poco ayudan en la trama dada la imposibilidad de modificar lo que ha de venir. Sean cuales sean las acciones de Elphaba tan sólo servirán para acercarla más a su papel de bruja malvada, así que toda discusión se antoja superflua, además de a veces tediosa.

El mundo es el que ya conocemos, con su Camino de Baldosas Amarillas, su Ciudad Esmeralda, sus Munchkins, sus Animales parlantes y sus hombres mecánicos entre otras maravillas. Las peripecias serán muchas y variadas y tratarán de cambiar la percepción previa que el lector podría llevar consigo sobre la protagonista. Lo que sucede es que el autor la pinta por un lado demasiado ambigua, demasiado cambiante y, por otro, la existencia de un destino que se nos muestra inevitable lastra en exceso el desarrollo de la trama. Hay demasiados elementos forzados, demasiados personajes que tan sólo llevan a justificar que se cumpla lo escrito. En ningún momento da la impresión de que Elphaba pueda escapar a su “maldición”, de que ni siquiera lo desee, y así la cosa no termina de resultar “creíble”. ¿Otra ocasión desperdiciada? ¿Quién lo sabe?

sábado, 21 de abril de 2007

Reseña: Ocean

Ocean.

Guión: Warren Ellis.

Dibujo: Chris Sprouse.

Reseña de: Jamie M.

Norma Editorial. Barcelona, 2007. Título original: Ocean (recoge los núm. 1-6 USA). 160 páginas.

La verdad es que utilizar más de 150 páginas para contar esta historia es un poco tomadura de pelo. Utilizar seis comic-books en una anécdota que daba para mucho menos es o un indicativo de genialidad o un abuso para el lector. En este caso yo me quedo con la segunda hipótesis, y es que la trama, que no deja de ser atractiva e interesante, está estirada cual goma elástica casi hasta más allá de su punto de rotura. Hablando de comics con un amigo me comentaba que para él Warren Ellis es un guionista completo, porque es capaz de lo mejor y de lo peor, pasando por todos los sustratos intermedios; en esta ocasión se ha quedado sin duda en lo intermedio por querer alargar lo narrado hasta el doble de lo que fácilmente habría sido su longitud natural. Sigue haciendo gala de algunos diálogos estupendos, cargados de ironía y de mala baba (los del café de la jefa de la estación o los de la ingeniera Siobhan, una especie de marine espacial siempre a la espera de acción, no tienen desperdicio); y se maneja muy habilidosamente dentro de los parámetros de la ciencia ficción, bebiendo de multitud de fuentes (¡Ay! Esas reminiscencias a Atmósfera Cero del principio que tan poco duran, con esos mineros y esa doctora…) y presentando una propuesta a pesar de todo original.

Pero un cómic se compone de mucho más que eso y en este caso le falta mucha concreción.

La historia viene facturada con el dibujo de un buen artista como es Chris Sprouse, quien cumple perfectamente con el diseño y plasmación de todo ese mundo futuro plagado de elementos tecnológicos (desde las naves y las estaciones espaciales hasta las propias armas, ropas y gachets de los protagonistas), que domina correctamente la figura humana y que falla un tanto en los retratos de los rostros, cargándolos a veces de líneas innecesarias. En general es un dibujo muy agradable, que sirve a la perfección a la historia; aunque seguramente le hubiera venido muy bien que Ellis se hubiera centrado más y no hiciese falta recurrir a un buen montón de páginas con apenas un par de viñetas enormes o a una secuencia de seis páginas seguidas con los resultados de una explosión; que sí, que puede quedar muy espectacular, pero que ciertamente no es lo que uno espera después de haber pagado el precio de este volumen.

En resumen, es una buena historia desaprovechada por haber querido estirarla en demasía. Con la mitad de páginas y un buen ejercicio de síntesis seguramente este Ocean hubiera sido bastante mejor.

sábado, 14 de abril de 2007

Reseñas: Médula

Médula.

Robert Reed.

Reseña de: Santiago Gª Soláns.

La Factoría de Ideas. Col. Solaris ficción # 85. Madrid, 2007. Título original: Marrow. Traducción: Marta García Martínez. 347 páginas.

A pesar de haber leído un par de reseñas sobre la novela que ofrecían unas opiniones sobre la misma que podríamos calificar desde tibias hasta francamente negativas, decidí darle una oportunidad a Médula, bien porque sea que ya la tenía o porque el tema esbozado en la sinopsis parecía interesante. Una vez terminada la novela debo decir que mis sensaciones sobre ella son bastante ambivalentes: no me siento estafado en absoluto por lo que ofrece, pero tampoco es que me haya gustado especialmente.

Existe una regla de todo buen escritor que viene a decir que en cada novela hay que ofrecer siempre al menos a un personaje (y si son varios mejor) con el que el lector pueda llegar a identificarse (tanto da que sea por sus aspectos positivos o negativos) para mantener su atención a lo largo de la trama, para implicarle de alguna manera en la narración. En Médula no existe tal personaje. Los “humanos” protagonistas de la novela son no sólo inmortales en el sentido de eternamente longevos, sino que son inmortales también en el sentido de que son prácticamente imposibles de matar. Pueden recomponer perfectamente sus cuerpos después del más brutal accidente o intento de asesinato a partir de la caja “cerámica” de su cráneo que protege sus cerebros manipulados, sin demasiado esfuerzo ni trauma, ni secuelas aparentes, incluso después de siglos de estar separados de su cuerpo y, por tanto, de cualquier soporte vital que sustente y alimente sus funciones cerebrales.

A mí, personalmente, me ha resultado totalmente imposible sentir ningún tipo de empatía por ninguna de los o las protagonistas que pululan por la novela. Lo cierto es que no termina de importarme lo que les suceda, si consiguen o no sus objetivos, o cuál de ellos se llevará el gato al agua y triunfará sobre los demás. No existe una implicación emocional con lo narrado, y ese distanciamiento del lector se traduce en una falta de interés que lastra la lectura.

Por otra parte, esto tampoco tendría que ser en sí mismo un problema. Novelas ha habido, muchas, en que los protagonistas eran difíciles de asumir por el lector, ya sea en sus sentimientos o comportamientos, en su fisiología o en sus ideales, y que, sin embargo, le embarcaban en una acción tal que todo lo demás poco importaba. Médula tenía una buena base para haber sido una de ellas, pero creo que se ha quedado por el camino.

El punto de partida con una inmensa nave esférica que cruza la galaxia sin que nadie sepa de dónde proviene, que es colonizada por humanos inmortales que se hacen con su control luchando contra otras razas galácticas y la reconvierten en una especie de “crucero” interplanetario para los distintos alienígenas que decidan visitarla, es francamente atractivo. Pero la exploración de la nave, el giro narrativo hacia ese corazón planetario que es Médula, con la difícil supervivencia en su superficie, y todos los manejos político-militares que se producen después no atrapan tampoco del todo la atención del lector. Perdida la inicial fascinación por ese mundo-nave, cuya exploración se nos hurta hábilmente tras la excusa de la inmortalidad de tripulación y pasajeros y el socorrido “tropocientos mil años después…”, la novela, sin perder del todo su interés, sí se encuentra carente de un pulso narrativo que nos meta de cabeza en lo narrado. Como ya he dicho no existe una implicación en los sucesos; ocurren cosas y ya está, y van pasando páginas con algún ocasional repunte, un pico que da esperanzas de que la cosa eleve su tono, para luego volver al valle un tanto plano en el que generalmente se mueve.

Médula es una novela para pasar el rato, con unas cuantas teorías científicas (incluso metafísicas) que podrían resultar llegar a parecer interesantes si el ropaje hubiera sido otro; con un mundo (nave en este caso, aunque sea mayor que muchos planetas), en principio fascinante, desaprovechado para una narración que se pierde en disquisiones sobre el poder, su búsqueda y su pérdida, con algunas batallitas curiosotas y unos personajes que a pesar de su nominal “humanidad” no podrían resultar más alienígenas.

Eso sí, la teoría final que plantean unas de las protagonistas a unas IA que podríamos calificar de “filosóficas” para que reflexionen acerca de lo qué es auténticamente la nave, a mí al menos me hizo recoger la mandíbula del suelo, por increíble y peregrina. Un magnífico broche final a lo que de otra manera hubiera sido una entretenidilla pero perfectamente olvidable novela de aventuras espaciales (no me atrevo a calificarla de Space Opera); de esta manera hasta se puede decir que es humorística. [¿Se me ha notado demasiado la ironía?]

viernes, 13 de abril de 2007

Reseña: Castle Waiting 1

Castle Waiting 1.

Guión y dibujo: Linda Medley.

Reseña de: Jamie M.

Norma Editorial. Barcelona, 2007. Título original: Castle Waiting. 264 páginas.

Muchas veces se ha hablado ya de la “edulcoración” de los cuentos tradicionales a manos de los Hermanos Grimm y compañía. Pues he aquí una revisitación a lo que podría haber sido el origen de muchos de ellos, con una visión nueva y desenfadada, llena de humor y plagada de referencias sutiles (o no).

Debo confesar que si esta historia me lo hubiera comprado en comic-books sueltos, seguramente no le habría dado demasiadas oportunidades. Los tres primeros capítulos de este tomo, narran una versión retocada de La Bella Durmiente, mucho menos amable que la que nos ha llegado normalmente, pero que, salvo en su final, tampoco se aparta tanto de aquella. El dibujo acompaña con perfección a la narración; es resultón, en blanco y negro, con un trazo suave y fino, muy limpio, sin ningún exceso, sin rayas superfluas y bastante expresivo. Pero la historia tampoco es que sea un dechado de originalidad; es correcta, entretenida, con algún ramalazo de mala uva y un humor dosificado en pequeñas dosis, pero no nos cuenta nada que no hayamos visto ya en otras ocasiones. Supongo que llegado hasta aquí el asomo de indiferencia en el que me movía me habría llevado a dejar tranquilamente de comprar su edición en comic-books por otras series que me llenasen más.

Pero, como fuere que la edición de Norma es en tomo, que tampoco es que me estuviera disgustando en absoluto y que el dibujo merecía la pena, me adentré en el cuarto capítulo de Castle Waiting, y así descubrí que lo anterior tan sólo había sido un prólogo, una introducción, y que se podía decir que la verdadera serie empezaba allí, cuando acompañamos a Lady Jain en su camino hacia el castillo, convertido en un refugio para seres un tanto marginados después de que La Bella Durmiente lo abandonara. La historia toma un nuevo pulso y se hace mucho más interesante, se despega de los cuentos (aunque no los abandona) para adquirir una entidad propia.

Lady Jain, que escapa de un marido maltratador, arrastra un secreto que se irá haciendo patente conforme avance en su empresa hasta llegar a Castle Waiting. Allí la más asombrosa panoplia de personajes, incluidos algunos animales antropomorfizados, la recibirán con enorme hospitalidad y la harán sentirse por fin protegida, a pesar de la plaga de “alimañas” que infesta la fortaleza: Lutines, brownies, duendes, hobgoblins, piskies, kobolds… y, tal vez, algún fantasma. La vida, desde luego y pese a lo que ella misma temerá en un principio, no será aburrida para Lady Jain en Castle Waiting.

A partir de ese mismo cuarto capítulo, donde comienza la historia del viaje, el mismo dibujo se hace algo más vigoroso, más fuerte, con una nueva carga expresiva que dota a cada rostro de unos gestos plenamente reconocibles cargados de significado. La trama discurre sin demasiados sobresaltos, en una narración muy agradable, casi suave, con mucho humor y unas pequeñas gotas de acción. A lo largo de toda ella se pueden ir rastreando las referencias a otros cuentos tradicionales, no tan evidentes como el de La Bella Durmiente (al fin y al cabo, es el que era su castillo donde conviven los protagonistas), pero sí muy famosos, como podrían ser Los músicos de Bremen, El gato con botas o La gallina de los huevos de oro entre otros; y a su vez la autora plaga la historia de detalles que nos retrotraen o recuerdan algunos de los títulos más famosos de la Literatura Fantástica.

Es una historia para paladear con tranquilidad, para descubrir que hay mucho amor puesto en esas páginas, mucho humor, que entra suavemente, sin estridencias, y que conquista el corazón a poco que uno se deje.

Una nueva vuelta de tuerca a los cuentos tradicionales con una visión positiva. ¿Alguien había dicho que estaba ya todo escrito?

miércoles, 11 de abril de 2007

Reseña: El arca de la redención

El arca de la redención.

Alastair Reynolds.

Reseña de: Santiago Gª Soláns.

La Factoría de Ideas. Col. Solaris ficción # 83. Madrid, 2006. Título original: Redemption Ark. Traducción: Aitor Solar / Isabel Rosell / Marta García. 599 páginas.

Este es tanto el tercer libro escrito por Reynolds como el tercero que nos ofrece La Factoría de este autor y a su vez el tercero de la serie de los inhibidores. Se trata, siguiendo la estela de los anteriores, de una space opera aventurera, no exenta de ciertos toques “hard” y algo de política. Junto a nuevos protagonistas, Reynolds recupera para la ocasión a algunos de los personajes que ya aparecieran en las anteriores entregas, sobre todo en Espacio Revelación, novela de la que es mucho más continuación (a pesar de que fuera la primera de la serie) que de Ciudad Abismo, aunque esta también tenga su importancia e influencia en la trama de la que nos ocupa.

La amenaza de los inhibidores reaparece con todo su peligro, pudiendo llevar a la total extinción de la humanidad como ya sucediera en el remoto pasado con el resto de las culturas inteligentes que trataron de extenderse por la galaxia. Las armas que contiene la bodega de la Nostalgia por el infinito, la nave de los ultras que ya aparecieran en Espacio Revelación y que sigue orbitando el planeta Resurgam, cobran una vital importancia, hasta el punto de provocar una cruenta carrera en pos de conseguir y asegurar su posesión de cara a la lucha que se avecina. Diferentes facciones de la dividida humanidad en guerra, tratarán de asegurarse su control, lo que provocará diversos enfrentamientos espaciales donde el autor da muestras una vez más de una prodigiosa imaginación y su buen hacer en las tareas descriptivas para hacer verosímiles los combates en el espacio. Mientras tanto los inhibidores, o los lobos, como son conocidos por la facción de los combinados, emprenden en el sistema solar de Resurgam su callada tarea genocida de titánicas proporciones, lo que llevará a plantearse la evacuación del planeta, con apenas medios y con poca cooperación por parte del gobierno o la población.

El voluminoso tamaño del libro le sirve al autor para contar muchas cosas, plantear algunas nuevas preguntas y resolver, aparentemente, el misterio de los inhibidores, explicando, de forma algo peregrina quizá, la razón que empuja a estas máquinas asesinas de culturas a realizar tal tarea a lo largo de miles de años y de toda la galaxia.

Es curioso que precisamente el libro más largo de la serie, con sus casi 600 páginas de letra muy menuda, sea el que más colgado deja su final. Si en los anteriores la trama, dejando dudas y cabos sueltos en el aire, se cerraba de forma bastante aparente, por lo menos en cuanto a lo planteado en los propios libros, en esta Arca de la redención todo queda “colgado” al terminar la última página. Los protagonistas, aunque alcanzan una serie de objetivos, sobre todo en torno a la carrera por las armas de destrucción masiva, quedan desperdigados y embarcados en diversas misiones de importancia considerable en vistas de vencer la amenaza de los inhibidores y asegurar la continuidad de la existencia de la raza humana en la galaxia. El autor deja así todo preparado para Absolution Gap, novela en la que, al parecer, se cerrará la serie y, suponemos, se desvelará el destino final de la humanidad y los inhibidores.

A pesar de que, como a mí me ha pasado, cuando uno cierra un libro de este tamaño y se pregunta si de verdad la historia se merecía tantas páginas, es que algo ha fallado (en una historia “redonda” todas las páginas son pocas), lo cierto es que con sus altibajos y todo la novela es interesante, llena de acción, misterios, amenazas galácticas y hombre y mujeres (aunque algunos apenas los reconoceríamos como humanos) ¡y cerdos! dispuestos a enfrentarse al destino con las peores cartas posibles pero resueltos siempre a salvar el día. Aventura con alto contenido tecnológico, mucha especulación, y el futuro de la humanidad en juego. No da más de lo que promete, pero a veces eso no es poco.

sábado, 7 de abril de 2007

Reseña: Puente de pájaros

Puente de pájaros.

Una novela de la antigua China que nunca existió.

Barry Hughart.

Reseña de: Santiago Gª Soláns.

Bibliópolis. Col. Bibliópolis Fantástica # 52. Madrid, 2007. Título original: Bridge of Birds. A Novel o fan Ancient China That Never Was. Traducción: Carlos Gardini. 244 páginas.

Empiezo a leer y surge en mí de nuevo el resquemor de que los premios literarios y yo estamos peleados. Puente de pájaros recibió el Premio Mundial de Fantasía (ex aequo con Bosque Mitago) y el Premio Mythopoeic, lo cual debería ser una garantía, pero lo cierto es que me cuesta entrar en la narración. No es que carezca de interés, en absoluto, lo cierto es que lo que está narrando es, cuando menos, curioso e intrigante, pero la forma de narrarlo no me atrapa, no me conquista. No hay empatía con los personajes y el intento de narración orientalizante no me termina de convencer, no me cuaja. Sin embargo, a no mucho tardar, conforme pasan los capítulos me descubro inmerso en la trama, con una sonrisa en la boca gracias al no tan sutil humor (a veces bastante negro, siempre muy irónico) del autor, atrapado por unos personajes que finalmente se revelan muy humanos e intentando desentrañar los misterios de una búsqueda épica acompañando a los protagonistas a través de los fascinantes paisajes de una China que, en efecto, nunca existió.

El libro pasa en un suspiro, ayudado eso sí, también por su brevedad (no llega a las 250 páginas), cuestión que por otra parte se agradece, pues cuando una historia da para esa longitud, alargarla con añadidos innecesarios tan sólo sirve para devaluarla, desvirtuarla y hacerla tediosa. Hughart supo evitar tal tentación y factura su historia en el tamaño justo, no sobran ni faltan páginas, lo que, como ya he dicho, siempre es de agradecer. Lo que también es cierto es que en 1984, año de escritura de la novela, el mercado editorial era bien diferente del actual y escrita hoy en día esta novela bien podría haberse convertido en uno más de lo mamotretos que fácilmente podemos encontrar en cualquier librería con lo que los lectores habríamos perdido una magnífica historia: concreta, llena de poesía, con las pinceladas justas de magia, con un humor que a nadie ha de dejar indiferente, con acción, amor y entregas desinteresadas.

Esta es la historia de la búsqueda que emprenden Buey Número Diez, un campesino de corazón puro, y Li Kao, un sabio que tiene un ligero defecto en su carácter. En la aldea de Buey Número Diez, Ku-fu, todos los niños de una determinada edad han caído en una especie de coma del que no pueden despertar y que les arrastra lentamente a una muerte inevitable si los dos protagonistas no consiguen hallar el antídoto para el veneno que les ha causado su estado. A través de esa China fantástica, curiosa, un poco anacrónica y poblada de personajes fascinantes, los dos recorrerán un largo camino valiéndose de sus propios medios, siempre apoyándose de su buen corazón, pero muchas veces rozando lo ilegal y poniendo su propia vida en peligro; un camino que les llevará finalmente a sumergirse de lleno en la resolución de un misterio mitológico que traerá reminiscencias de la creación de la misma China.

Los protagonistas se valen en todo momento de la picaresca para conseguir avanzar en su búsqueda, cruzándose con otros personajes a cada cuál más curioso y que les irán ayudando, de buen grado o engañados vilmente, en la consecución de sus fines. Desde los comerciantes avariciosos y tramposos que irán reapareciendo en los momentos más inesperados de sus vidas hasta el infame duque de Ch’in, quien tratará de impedirles encontrar el objeto de su búsqueda, serán muchos los que aportarán su granito de arena a la resolución de la casi imposible tarea. Pero el destino parece que juega a su favor por muy mal que se les pongan las cosas, los acontecimientos no suceden porque sí, las casualidades, se nos dice, no existen. Habrá muchos obstáculos en su camino, pero de una forma u otra, internándose cada vez más en terreno mitológico y, por tanto, bastante inescrutable y resbaladizo, irán superando las pruebas en una misión que se antoja imposible, sin desfallecer, pero viendo cada vez más lejos la conclusión de su tarea.

Hacia mediado el libro éste ya no se puede soltar. La resolución de ambos misterios, el ya sabido del despertar de los niños de la aldea y el mayor que se intuye escondido en la búsqueda de la raíz del Ginseng, atrapa la atención en cuanto uno se hace con la especial forma de narrar la trama. El humor se une a la tragedia, la picaresca da paso a la épica individual en muchas ocasiones, las ambiciones prohibidas esculpen la historia, el amor, casi siempre soterrado pero en ocasiones en primer plano, impregna las páginas… porque al final es de esto de lo que se trata, de la mayor historia de amor de China y de la ambición que la truncó. Y la poesía aparece en los momentos más insospechados, sobre todo hacia el final, en la historia de ese Puente de pájaros que a nadie puede dejar indiferente.

Si he de ser sincero, a mí Bosque Mitago, que compartiera el Premio Mundial de Fantasía con esta novela, quizá me gustó un poco más, pero sin duda Puente de pájaros fue, y es, una muy digna compañera en tal galardón.

viernes, 6 de abril de 2007

Reseña: Fábulas 6. Tierras natales.

Fábulas. Tierras natales.

Guión: Bill Willingham.

Dibujo: David Hahn, Mark Buckingham y Lan Medina.

Reseña de: Jamie M.

Planeta DeAgostini. Barcelona, 2007. Título original: Fables: Homelands (contiene los número 34 a 41 de la edición original en comic-book).

Sexto tomo recopilatorio de las andanzas de las “fábulas” en nuestro mundo (cuarto de Planeta), se abre con una historia en dos partes, titulada “Jack sé listo”, que cuenta a qué se dedicó Jack (el de las judías) cuando abandonó Villa Fábula tras obtener la alcaldía el Príncipe Azul. A pesar de que obviamente se trata de lo que los americanos llaman un “fill in”, o sea, unos episodios de “relleno” con un dibujante invitado para dar tiempo al habitual a cumplir los plazos de entrega sin resentirse en su arte, la historia no deja de ser curiosa, aunque no está a la altura del resto de la serie, empezando por un dibujo resultón pero algo plano, y terminando por un guión más flojo de la habitual. Es original la forma en que está contado, en pequeños capítulos narrados en primera persona por diferentes personajes, dando cada uno de ellos su visión particular sobre Jack y su empresa, y creando así un complejo puzzle en que todas las piezas terminan encajando, pero el problema es que tal empresa deja un poco indiferente (la creación de un estudio de cine y el rodaje de una trilogía espectacular basada en las andanzas, reales e inventadas, del propio Jack).

A partir de la tercera entrega, la historia se reconduce y empieza propiamente el “Tierras natales” que da título a todo el volumen. Vuelve el habitual Marck Buckingham, con ese dibujo tan preciosista y lleno de detalles, fiel heredero de Bachalo, aunque hace ya mucho tiempo que abandonó su sombra y, me atrevería a decir, lo superó en cuanto a narración y comprensión de las viñetas. En la historia el Chico de Azul, quien también abandonara Villa Fábula en el anterior tomo, cruza una de las puertas y se interna en las Tierras natales en busca de su perdido amor y de una “cura” para su amigo Pinocho. Su periplo, de mundo en mundo y de peripecia en peripecia, le llevará finalmente a enfrentarse y a desvelar la identidad del malvado Adversario, aunque el resultado final de su misión no sea del todo el esperado. Retoma aquí Willingham toda la poesía, la emoción y el firme dominio de los cuentos que ya demostrara en las anteriores entregas, y aprovecha además para presentar e introducir en la trama a nuevos personajes que, sin duda, darán mucho juego.

Entre medio, justo en un momento álgido de la aventura, con el Chico de Azul en un peligro certero, se incluye un nuevo episodio de descanso para el dibujante que, sin embargo, está mucho más pegado a la historia de Villa Fábula y a las tramas que se nos habían ofrecido con anterioridad y donde, además de suscitarse nuevos misterios, se descubrirá finalmente quién era el espía que tenía el Adversario infiltrado entre las fábulas. El dibujante cumple con oficio el encargo y deja paso de nuevo a la historia de las Tierras natales para las espectaculares revelaciones y sucesos que tienen lugar a continuación.

En definitiva, si estás siguiendo ya Fábulas este es un tomo que no puedes perderte, y si no lo estás haciendo no sé a qué esperas. Fantasía en estado puro, jugando con los personajes de los cuantos antiguos y modernos, y dándoles una visión nueva, pero fiel a la esencia que cada uno de ellos ha mantenido a lo largo de los años. Recomendable, sin duda.

lunes, 2 de abril de 2007

Reseña: Papá Puerco

Papá Puerco.

Una novela de Mundodisco.

Terry Pratchett.

Reseña de: Santiago Gª Soláns.

Plaza & Janés. 2007. Título original: Hogfather. Traducción: Javier Calvo Perales. 366 páginas.

Terry Pratchett nos ofrece un cuento de Navidad (perdón, de Vigilia de los Puercos) en el Mundodisco. El año está a punto de terminar y ha llegado el momento en que Papá Noel (perdón, Papá Puerco) reparte sus regalos a los niños, pero algo ha fallado y la figura que baja por las chimeneas se parece más a un escuálido esqueleto que a un adorable viejecito regordete y de poblada barba blanca. ¿Qué ha sucedido para que la Muerte haya tomado el lugar de Papá Puerco, y qué otros extraños acontecimientos están sucediendo que incluso perturban los sagrados preparativos del Banquete de La Noche de la Vigilia de los Puercos de los hechiceros de la Universidad Invisible?

A lo largo del libro se nos desvelarán este y otros misterios con el habitual tono humorístico, muchas veces sardónico, siempre satírico, pero en esta ocasión mucho más “dulce” de lo que es habitual. Pratchett demuestra su enorme conocimiento de la psique del ser humano, de sus motivaciones, de los impulsos que le mueven a actuar, a relacionarse con los demás, y de la verdadera naturaleza de los niños, de sus temores, de sus ansias, sus miedos y sus anhelos, de sus deseos tantas veces tan diferentes de lo que los adultos nos pensamos. En ese sentido es ejemplar, e hilarante desde luego, la reflexión que se puede extraer de la escena de la recepción de este peculiar Papá Puerco en los Grandes Almacenes; es mucho lo que se puede entresacar del comportamiento de niños y adultos y de cómo es reflejo de lo que muchas veces podemos observar en nuestra realidad.

Pratchett es un maestro y en esta ocasión demuestra ser casi un filósofo, dando unas pinceladas a la historia que invitan a ser digeridas con cuidado, meditadas y estudiadas siempre con una sonrisa en los labios. Hay ocasiones, nos dice, en que las creencias no sólo son una buena cosa, sino algo necesario y vital. No está mal creer en algo, mantener la ilusión, mirar el mundo con los ojos de un niño y permitirse a uno soñar, aunque los sueños nos parezcan algo absurdo y sin sentido, carentes de valor para el día a día cotidiano. Al fin y al cabo, si para la Vigilia de los Puercos no creen las suficientes personas en Papá Puerco el sol no saldrá por la mañana, y eso es algo que no se puede permitir, ¿verdad?

Más allá de una historia en la que el autor une dos de sus grandes grupos temáticos (la Muerte y la Universidad Invisible con sus demenciales residentes) esta novela trata sobre la naturaleza del ser humano, sobre lo que al final importa y sobre las fuerzas que después de todo mueven verdaderamente el mundo, y lo que sucede cuando alguna de ellas falta. No es cosa baladí, en absoluto, y Pratchett consigue vestirlo con un ropaje tan atractivo como divertido que hace que se deguste con auténtico placer. Tan atractivas son las acciones bordeando el absurdo de los hechiceros como los motivos demasiado humanos de esa figura carente de humanidad que es la Muerte. A través de sus actos podemos vernos reflejados con una terrible ternura, aunque a veces no salgamos demasiado bien parados de esta visión deformada. No es una lectura intrascendente más, sin duda. Hay mucho trasfondo en su aparente simplicidad.

En el libro Pratchett recupera además a personajes de anteriores entregas como Susan, la nieta de la Muerte o a algunos miembros de la Guardia de Ankh-Morpork que van apareciendo en diversos “cameos”, al lado de otros de nueva creación que no hacen sino enriquecer el amplio cosmos del Mundodisco.

Una nueva entrega, y con esta van veinte, que mantiene el tipo perfectamente, sin hacerse cansina en absoluto a pesar de que algunos de los chistes ya nos los haya contando antes, y que acrecienta su disfrute con la familiaridad que el lector va adquiriendo después de tanto tiempo con sus protagonistas. Puede parecer un tópico, pero desde luego el Mundodisco es adictivo y a mí todavía no ha conseguido dejarme sin una sonrisa en el rostro.

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Otras reseñas de obras de Terry Pratchett:


Pies de barro. Una novela de Mundodisco.

¡Voto a bríos! Una novela de Mundodisco.

Carpe jugulum. Una novela de Mundodisco.

El último héroe. Una fábula del Mundodisco.

Nación.

Sólo tú puedes salvar a la Humanidad. Una aventura de Johnny Maxwell..

Johnny y los muertos. Una aventura de Johnny Maxwell.

Johnny y la bomba. Una aventura de Johnny Maxwell.