The Big Bang Theory
Chuck Lorre & Bill Prady
Reseña de: Amandil
Chuck Lorre & Bill Prady
Reseña de: Amandil
¿Qué puede salir de una comedia que mezcla jóvenes, genios asociales, fans de todo tipo de juegos (rol, tablero, ordenador, videoconsola, paintball) y una vecina guapa y un tanto ingenua? O un trasto inservible, humillante y lleno de tópicos insultantes o una maravilla como The Big Bang Theory.
La historia global es bien sencilla: una chica que pretende triunfar como actriz en California, Penny (Kaley Cuoco), se muda al apartamento que está enfrente del que habitan dos "geeks", el físico teórico Sheldon Cooper (Jim Parsons) y el físico experimental Leonard Hofstadter (Johnny Galecki). Desde el primer instante Leonard, movido por la cercanía de una mujer guapa, establece una amistad interesada (en el sexo, principalmente, pero también en el deseo de conseguir tender puentes con gente que no sea como el resto de sus amigos) a la que arrastrará al especialmente asocial Sheldon y a sus dos amigos científicos, el astrofísico indio Raj Koothrappali (Kunal Nayyar) y el ingeniero aeroespacial judío Howard Wolowitz (Simon Helberg).
A lo largo de la serie se nos van mostrando las especiales aptitudes y limitaciones de todos los personajes convirtiéndose, en muchas ocasiones, en los motores de gran parte de los gags e incluso de algunos episodios. La simpleza de Penny, arrastrada a no entender la mayor parte de las cosas que le dicen Leonard y sus amigos pero por los que siente una creciente ternura al comprobar que son un grupo de auténticos trozos de pan, bondadosos y, con sus rarezas, unidos entre sí por la pertenencia a una especie de élite intelectual que les hace divertirse de un modo distinto (el juego de cenar pizza esquivando lasers) o llegando a extremos divertidísimos en cosas como los juegos online (la adicción de Penny es tan verídica como esperpéntica), el piedra-papel-o-tijera (lagarto y Spock) o los experimentos químicos que recuerdan a las sesiones del Quimicefa.
Junto a Penny, que hace las veces del "ciudadano americano medio", destacan las rarezas que se convierten en las señas de identidad de los demás personajes. Raj y su incapacidad para hablar delante de mujeres salvo si toma una droga experimental o si bebe alcohol, junto con todos los tópicos del inmigrante en EE.UU. y su punto exótico que consigue darle algunos éxitos insospechados. Howard y su enfermiza salidez que le convierten en algo así como el eterno adolescente pajillero e infantil que, además, explota a conciencia el humor basado en su estatus de judío renegado de sus costumbres y que vive con su madre (aunque él afirme que es su madre la que vive con él). Leonard, adopta el papel de personaje consciente de que su grupo de amistades, y él mismo, son considerados "raros" y trata de tender puentes con el resto de la humanidad tanto por el mero hecho de ser aceptados como por intentar mantener relaciones sexuales con alguien que no sea Leslie Winkle (Sara Gilbert). Y por último, Sheldon, el personaje que, según pasan los capítulos, se está convirtiendo en el eje de la mayor parte de los grandes puntazos humorísticos debido a padecer algo parecido al síndrome de Asperger (algo negado por los guionistas) y atesorar una gran cantidad de manías derivadas de su concepción de que el resto de la humanidad está muy por detrás y muy por debajo de su nivel (salvo en el caso de la madre de Leonard, Beverly, interpretado por la veterana actriz Christine Baranski).
En definitiva, una parte considerable del humor de la serie se basa en las especiales características de los personajes mezcladas con un apabullante número de guiños al mundo de la ciencia ficción, la fantasía, los juegos de ordenador y consola, los cómics y la ciencia. De hecho, para entender la mayoría de los chistes es necesario conocer, al menos superficialmente, algunos de los grandes mitos modernos de los géneros citados (Star Trek, Star Wars, El Señor de los Anillos, los universos Marvel y DC y algo de Física). Sin embargo, los guionistas son plenamente conscientes de que si no amplían las referencias humorísticas más allá de ese ámbito la serie no podrá triunfar ante una audiencia que no sólo está formada por conocedores de esas parcelas del entretenimiento y los conocimientos. Así que, la acidez e ironía alcanzan puntos comunes a cualquier televidente estadounidense, aunque siempre desde la perspectiva de los protagonistas de Big Bang, llegando de ese modo a enredarse en temas tan prosaicos como la religiosidad creacionista, la sexualidad desenfrenada, la competitividad como motor de la investigación o las relaciones madres-hijos.
Cabe mencionar que una parte creciente del humor de la serie se basa en las rarezas innatas al personaje de Sheldon Cooper, magistralmente interpretado por Jim Parsons, quien ha logrado que asistamos al nacimiento de uno de los futuros iconos del mundo de la comedia de situación y que, a la postre, es probable que se convierta en el motor Big Bang Theory desplazando a los otros personajes principales (Leonard y Penny) a un papel levemente por encima de los de Raj y Howard. De hecho, la poco creíble relación sentimental entre Leonard y Penny amenaza con terminar de manera abrupta (y esperemos que mejor cerrada que las anteriormente finiquitadas con la doctora gordita, la camarera católica y la pobre Leslie Winkle) o bien sacando oro del filón que puede ser un proceso de desamor entre vecinos con Sheldon interviniendo como celestino o como crítico atroz. Lo veremos.
La historia global es bien sencilla: una chica que pretende triunfar como actriz en California, Penny (Kaley Cuoco), se muda al apartamento que está enfrente del que habitan dos "geeks", el físico teórico Sheldon Cooper (Jim Parsons) y el físico experimental Leonard Hofstadter (Johnny Galecki). Desde el primer instante Leonard, movido por la cercanía de una mujer guapa, establece una amistad interesada (en el sexo, principalmente, pero también en el deseo de conseguir tender puentes con gente que no sea como el resto de sus amigos) a la que arrastrará al especialmente asocial Sheldon y a sus dos amigos científicos, el astrofísico indio Raj Koothrappali (Kunal Nayyar) y el ingeniero aeroespacial judío Howard Wolowitz (Simon Helberg).
A lo largo de la serie se nos van mostrando las especiales aptitudes y limitaciones de todos los personajes convirtiéndose, en muchas ocasiones, en los motores de gran parte de los gags e incluso de algunos episodios. La simpleza de Penny, arrastrada a no entender la mayor parte de las cosas que le dicen Leonard y sus amigos pero por los que siente una creciente ternura al comprobar que son un grupo de auténticos trozos de pan, bondadosos y, con sus rarezas, unidos entre sí por la pertenencia a una especie de élite intelectual que les hace divertirse de un modo distinto (el juego de cenar pizza esquivando lasers) o llegando a extremos divertidísimos en cosas como los juegos online (la adicción de Penny es tan verídica como esperpéntica), el piedra-papel-o-tijera (lagarto y Spock) o los experimentos químicos que recuerdan a las sesiones del Quimicefa.
Junto a Penny, que hace las veces del "ciudadano americano medio", destacan las rarezas que se convierten en las señas de identidad de los demás personajes. Raj y su incapacidad para hablar delante de mujeres salvo si toma una droga experimental o si bebe alcohol, junto con todos los tópicos del inmigrante en EE.UU. y su punto exótico que consigue darle algunos éxitos insospechados. Howard y su enfermiza salidez que le convierten en algo así como el eterno adolescente pajillero e infantil que, además, explota a conciencia el humor basado en su estatus de judío renegado de sus costumbres y que vive con su madre (aunque él afirme que es su madre la que vive con él). Leonard, adopta el papel de personaje consciente de que su grupo de amistades, y él mismo, son considerados "raros" y trata de tender puentes con el resto de la humanidad tanto por el mero hecho de ser aceptados como por intentar mantener relaciones sexuales con alguien que no sea Leslie Winkle (Sara Gilbert). Y por último, Sheldon, el personaje que, según pasan los capítulos, se está convirtiendo en el eje de la mayor parte de los grandes puntazos humorísticos debido a padecer algo parecido al síndrome de Asperger (algo negado por los guionistas) y atesorar una gran cantidad de manías derivadas de su concepción de que el resto de la humanidad está muy por detrás y muy por debajo de su nivel (salvo en el caso de la madre de Leonard, Beverly, interpretado por la veterana actriz Christine Baranski).
En definitiva, una parte considerable del humor de la serie se basa en las especiales características de los personajes mezcladas con un apabullante número de guiños al mundo de la ciencia ficción, la fantasía, los juegos de ordenador y consola, los cómics y la ciencia. De hecho, para entender la mayoría de los chistes es necesario conocer, al menos superficialmente, algunos de los grandes mitos modernos de los géneros citados (Star Trek, Star Wars, El Señor de los Anillos, los universos Marvel y DC y algo de Física). Sin embargo, los guionistas son plenamente conscientes de que si no amplían las referencias humorísticas más allá de ese ámbito la serie no podrá triunfar ante una audiencia que no sólo está formada por conocedores de esas parcelas del entretenimiento y los conocimientos. Así que, la acidez e ironía alcanzan puntos comunes a cualquier televidente estadounidense, aunque siempre desde la perspectiva de los protagonistas de Big Bang, llegando de ese modo a enredarse en temas tan prosaicos como la religiosidad creacionista, la sexualidad desenfrenada, la competitividad como motor de la investigación o las relaciones madres-hijos.
Cabe mencionar que una parte creciente del humor de la serie se basa en las rarezas innatas al personaje de Sheldon Cooper, magistralmente interpretado por Jim Parsons, quien ha logrado que asistamos al nacimiento de uno de los futuros iconos del mundo de la comedia de situación y que, a la postre, es probable que se convierta en el motor Big Bang Theory desplazando a los otros personajes principales (Leonard y Penny) a un papel levemente por encima de los de Raj y Howard. De hecho, la poco creíble relación sentimental entre Leonard y Penny amenaza con terminar de manera abrupta (y esperemos que mejor cerrada que las anteriormente finiquitadas con la doctora gordita, la camarera católica y la pobre Leslie Winkle) o bien sacando oro del filón que puede ser un proceso de desamor entre vecinos con Sheldon interviniendo como celestino o como crítico atroz. Lo veremos.
En cualquier caso, es destacable el frescor se está logrando imprimir en la serie gracias la combinación de unos guiones magníficos con un elenco que se está asentando de un modo magnífico en unos personajes tan atractivos como enloquecidos y a los que se les está explotando sus rarezas sin llegar (por el momento) a la exageración casi enfermiza que se dio en otras series similares como Friends, dónde en las últimas temporadas personajes como Joey o Mónica se habían convertido en parodias de sí mismos (él parecía un tonto funcional y ella una maníaca obsesiva compulsiva). De hecho, Penny ha evolucionado desde una simpleza bastante paleta (sonrisa bobalicona y no enterarse de nada) hasta una especie de estado de dominio de los frikis amigos de su novio.
En todo caso, la línea que está siguiendo The Bing Bang Theory en éxito de audiencia en EE.UU. (pero aún de un modo mínimo en España, dónde sólo la podemos disfrutar en canales sujetos a plataformas de pago) augura un futuro brillante en el que la diversión estará asegurada gracias al reflejo de la actualidad que nos encontramos en los guiones (en los últimos episodios hay comentarios sobre la película Avatar, por ejemplo) y al buen resultado que está cosechando entre los televidentes que sin ser necesariamente "geeks" o fans de la ciencia ficción, los ordenadores, los juegos de rol o la literatura fantástica (o la astrofísica, la física o las matemáticas ya puestos) ven reflejados en los cinco protagonistas un reflejo del mundo del entretenimiento que nos rodea y, en ocasiones, nos absorbe.
En definitiva, Big Bang es una serie que merece ser tenida en cuenta a la hora de dedicar tiempo al mundillo de las comedias desenfadadas y con tirón. No te defraudará lo más mínimo.
4 comentarios:
Pues a mi Friends me encantó cuando iba a la universidad, pero con Big Bang no paro de reirme y creo que si siguen así van a superar con creces los mejores momentos de Friends.
A mí Friends, en su momento me encantó, pero me he dado cuenta de que un factor importante era que tenía la misma edad que se supone tenían los protagonistas y fui creciendo con ellos viéndome reflejado en muchas de las situaciones. Hace poco me ví unos cuantos episodios de la última temporada y había envejecido mal, la verdad; al final los personajes eran una parodia de sí mismos.
De todas maneras creo que la serie heredera de "Friends" sería más bien, por temática y enfoque, "Cómo conocí a vuestra madre". Lo de Big Bang lo veo más llevado al extremo, aunque desde luego me parece genial (sobre todo para los que hemos vivido de primera mano el fenómeno de los fanáticos a los cómics, los juegos de rol, los videojuegos y todo ese mundillo tan maravilloso). Me falta por ver la tercera temporada, pero en cuanto tenga un hueco me pongo a ello ;-)
A mi Friends también me gustó, pero Big Bang usa como base de su humor un ámbito diferente: el de los "tipos algo raros y sus filias y fobias".
Quizá el heredero sea "Cómo conocí a vuestra madre" al tener un "target" mucho más genérico que Big Bang, pero habiendo visto algunos episodios de esa serie, creo que me sigo quedando con BBT.
Me encanta este programa, desde el primer episodio la amé y en general me parece que es la mejor serie geek de todos los tiempos, amo a todos sus personajes pero definitivamente Shedon y Amy son los mejores.
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